CLUB DE LECTURA: Hablemos de escritores, nuestros libros favoritos y sus aportes en nuestra vida

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4351. Exink,

Po yata, manolete, ya vi que yo zoy e único raruno que le gutan tené too lo libro en un zolo archivo. Claro que cuando pagas los libros te vienen por separado, pero en algunos casos, puedes comprar packs de libros que hacen eso. Pues nada, que el mío es un vicio tan raro como comer helado con papas a la francesa.

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Última edición por Exink, 02.11.2024 23:59:19

4352. Def-Leppard,

joder no se he comprado hace poco una saga de 12 y no man dao la opción, a dios gracias, porque separarlos podría ser un coñazo. además que leerlos a la vez, no se. pero si, pa gustos colores.

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4353. Markk,

Qué onda la espada de la verdad, cuántos libros tiene ya?

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4354. Def-Leppard,

la verdad que ni idea. me leí 4, me ambientaron una campaña de 12 sesiones en ese mundillo y dije: se acabó, no more, gracias.

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4355. Exink,

Para los amantes de las secuelas, vi por ahí que cierta saga de unos tales juegos del hambre, está cerca a tener su quinto libro. Ahí nomás. Me dan ganas de retomarla, aunque temo que me pase lo mismo que con Divergente, pero ya veremos.

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4356. arielfmeza,

yo igual soy de tener los libros en solo archivo. amo el pega epubs :D

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4357. Ronaldo-Nazario,

Hola gente. Recién me suscribo a este ilo, así que me pressento. Mi nombre es Ronaldo Ortega y soy de Colombia, la tierra de Gabriel García Márquez, uno de los mejores escritores del siglo XX. Qué bueno que la sala tenga espacios como estos, donde se puede conversar de libros; uno aprende bastante. Espero hacerlo también aquí.

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4358. Markk,

Hace pocas semanas recibí un mensaje. «Hola, seño. Soy Patri, la mamá de Dante. Este es mi nuevo número, perdí todos los contactos. ¿Me agregarías al grupo de madres?».
Estuve a punto de contestarle que se había equivocado, pero en cambio escribí: «¿Dante, de tercero A?».
La doble tilde se pintó de azul enseguida. «Dante Lozano, de quinto B», corrigió la mujer.
Volví a la pantalla principal de la aplicación, deslicé hasta el chat «Atragantados con la de Scaloni» y mandé:
—Muchachos, ¿están?
La mayoría contestó con una inmediatez que me emocionó.
La idea era muy básica, muy atada con alambre, sin demasiada proyección. Pero cuando la comenté, en pocos segundos el aporte de mis amigos la convirtió en un plan maestro, sin fisuras, digno de admiración de los autores del robo del siglo al Banco Río.
Tarta puso la foto de perfil: obvio, la bandera argentina flameando, alta en el cielo. Pinocho, vivo, nombró al grupo «Madres de 5to», algo neutro: teníamos pocas pistas. Peto, fiel a su estilo, mandó un sticker de una dama con un pene monstruoso rozándole la comisura de la boca.
Leo, Galupo y Molleja, al igual que varios más, aceptaron participar de forma testimonial, aportando algún emoji cada tanto, solo para hacer número, con un desinterés que de igual manera se parecía bastante al de muchos padres de verdad.
Juanchi, el único bautizado, nos preguntó si no nos parecía «demasiado». Todos lo ignoramos y ocultamos nuestros nombres y avatares. Algunos pusieron fotos de sobrinitos. Y yo fui el encargado de agregar y de darle la bienvenida al grupo a Patricia, mamá de Dante de quinto B.
Patri mandó un emoji de una mano saludando, y mis amigos contestaron con pulgares para arriba, caritas sonrientes o, en el caso de Peto, una berenjena ambigua. Era viernes por la tarde, por lo que teníamos todo el fin de semana por delante para dejar que los hechos fluyeran.
En paralelo, nos tomamos el insólito trabajo de repasar notas ridículas de portales sobre los nombres más populares elegidos diez años atrás. Si pegábamos algunos de ellos, no despertaríamos sospechas. Cuando estuvimos seguros de no pisarnos, empezamos a presentarnos.
El Tarta era la mamá de Isa. Juanchi, de Valentina. Pinocho, papá de Lauta. Peto eligió ser mamá de Jennifer. Molleja, de Michael, el estudiante de intercambio.
Increíblemente, ninguno llamó la atención de Patricia. Pero, ¿qué padre conoce a todos los compañeritos de su hijo?
El sábado, por error, Tarta preguntó quién estaba «para unos tragos». Lo borró al instante, pero Patricia lo vio.
—Me encantaría, pero no puedo —se excusó.
No teníamos margen de error, así que armé un grupo paralelo para juntadas, fútbol y los stickers de grueso calibre de Peto.
El primer ataque oficial fue el domingo a la noche. A las 22:32, envié:
—¡Mamis! Perdón la hora: era para recordarles que es muy importante que mañana los chicos lleven cuatro cartulinas de colores primarios, voligoma, tijera, fibrón, papel maché y purpurina violeta. ¡Gracias!
El grupo paralelo se llenó de vítores y mensajes de festejos. Peto me honró con el título de «Auténtico Hijo de Puta». Minimicé los laureles e intenté acallar la voz de mi consciencia: estaba mal, pero de solo imaginar la desesperación de Patricia no podía evitar la carcajada.
Casi todas las madres contestaron de inmediato: Leo, Pinocho, Molleja, Galupo. Hasta Juanchi, en disidencia, mandó un pulgar para arriba. Pero Patricia tardó demasiado. Entonces dudé. ¿Y si Dante iba al turno tarde? Concha. No lo había pensado. Si era así, la broma perdía peso.
Pero, por gracia otra vez del destino, Patri era la mamá de Dante, del quinto B y del turno mañana. Lo supimos cuando empezó a escribir. Y a borrar. Y a escribir, y a borrar. Patri está grabando un audio. Patri Mamá De Dante está escribiendo…
—Lo voy a matar —puso al fin.
Ese mismo día, en el grupo paralelo, sopesamos la chance de que a la joda le quedaran pocos minutos de vida. Apenas Dante llegara a su casa y contara que no habían usado ni cartulinas ni purpurinas ni un choto, la mentira se caería como un piano.
Pero nada de eso sucedió.
Adoptamos la estrategia del silencio. Ninguna madre, ni siquiera Peto que era bastante de hacer cagadas, mencionó lo contento que estaba su hijo o hija por la actividad de la mañana. Esperamos estoicos la reacción. Pero Patri Mamá De Dante no volvió a escribir.
En la segunda semana de junio tuvimos la primera complicación. Atento al calendario escolar, comprobé que los actos del Día de la Bandera se realizarían el viernes previo al 20, por el fin de semana largo. El jueves a la mañana, escribí:
—¡Mamis! Recuerden que mañana es el acto.
Nada más. Ningún dato extra. Era una comunicación formal, un recordatorio, sin ninguna instrucción. Patri Mamá De Dante, seguro algo temerosa por la experiencia de las cartulinas, preguntó:
—¿Tienen que llevar algo?
Empecé a tipear que no, que solo se cantaría el Himno y presenciaríamos la jura de los alumnos de cuarto cuando llegó un mensaje de Peto, la mamá de Jennifer.
—¡Sí, Patri! Tiene que aprender el verso de las empanaditas calientes, pintarse con corcho e ir disfrazado de Granadero.
Abrí el grupo paralelo.
—Peto, ¿sos pelotudo? Borrá ya.
Peto escribía «Jajajajaja» como un imbécil, pero no borraba el mensaje.
—Pajero —lo definí—: es el Día de la Bandera, no de la Revolución de Mayo.
Peto dejó de escribir y voló al otro grupo a eliminar el mensaje. Nunca supimos si Patri había llegado a leerlo. Nos resignamos a creer que, a lo sumo, pensaría que se había tratado de una burrada de una mamá aplazada en Historia. Y tendría, al menos, la mitad de la razón.
Así de signados al azar, era cuestión de tiempo que el grupo con Patricia estallara. La mañana del miércoles me desperté con ocho llamadas perdidas de la mamá de Dante. En el grupo parecía haberse gestado un caos de dimensiones incalculables. Tenía 152 mensajes sin leer.
No tardé en reconstruir el conflicto: en un mensaje inicial de audio, a los gritos, Patricia se preguntaba por qué motivo, razón o circunstancia Dante no había sido invitado al cumpleaños de Emma del día anterior, a sabiendas de lo mucho que le costaba a su hijo socializar.
Después de tres minutos de audio furibundos, reclamaba por escrito, en una catarata de insultos, que tuviéramos las agallas de darle una explicación, porque Dante era un nene bueno que no merecía ser excluido ya no sólo por sus compañeros, sino también por sus padres y madres.
Corrí al grupo de «Atragantados con la de Scaloni»: había más de 430 mensajes en los que sin duda discutirían cómo resolver la situación que se les había presentado mientras yo dormía. Pero no había tiempo: tenía que saber cómo había continuado el conflicto con Patricia.
Con el correr de los mensajes, las madres empezaron a interceder. Primero, con tímidas disculpas que lanzaron Molleja y Leo. Galupo había escrito «Te lo podemos explicar» pero nunca escribió una explicación. Rogué que por nada del mundo hubiera intervenido el subnormal de Peto.
Pero no lo había hecho: el que había dado en el clavo era nada menos que Juanchi, el principal y más obstinado opositor a la broma que estábamos perpetrando.
—Patri: qué vergüenza. Yo era la encargada de transmitir la invitación. Te escribí al número viejo. Me equivoqué.
El alma me volvió al cuerpo: Patricia podía permanecer enojada y la broma desvanecerse, pero el argumento que había esgrimido Juanchi era inobjetable. Después de todo, había sido ella quien había admitido el cambio de línea y su problema de incomunicación.
Pero Patricia no permaneció enojada. Se había tomado algunos minutos para responder, posiblemente para que le bajara la espuma, y finalmente había escrito que aceptaba las disculpas y que comprendía el malentendido.
Tan manipulador había sido Juanchi que, al rato, Patricia rogaba a todas las madres del grupo que la disculparan por su vehemencia, prometía que no volvería a pasar y confiaba en que tuviéramos a bien no comentar el episodio fuera de ese círculo.
Todas le dimos nuestra palabra.
Durante tres días el grupo careció de todo tipo de actividad. Recién al siguiente lunes, el Tarta, la mamá de Isabella, preguntó si habían encontrado una campera que había olvidado su hija imaginaria en un pupitre de la escuela.
En el grupo paralelo, el auténtico, el de los amigos, todavía celebrábamos ese tipo de ocurrencias, aunque cada vez con menos entusiasmo. Eran fundamentales para la continuidad de la joda, pero empezábamos a aburrirnos de los cuidados que requería administrar un grupo extra.
«¿Alguien vio la tablet de Lauta?», preguntó Pinocho, y Molleja le dijo que sí, que se la había prestado a Michael para que «learning pouco de espaniol», y exageraron frente a todos los integrantes del Whatsapp una cofradía entre padres empáticos de pueblos y culturas distantes.
En esas nimiedades transcurrió el grupo hasta la fatídica noche del martes 4 de julio. Ese fue el día que nos llegó el último mensaje de Patricia. El mensaje que envió unos diez segundos antes de abandonar, de una vez y para siempre, el grupo de WhatsApp «Madres de 5to».
Patricia escribió que, una vez más, no se había enterado por ningún medio del paseo educativo que los chicos de quinto grado tenían previsto para esa misma mañana. Y que por eso Dante concurrió al colegio sin autorización y debió pasar toda la jornada en la oficina del director.
Ella no había podido atender las llamadas del colegio: estaba en su reunión semanal. Pero ya no culpaba a ninguna de las madres del grupo. La ofensa de Dante con ella era tal que entendía que era hora de asumir las fallas que ella misma estaba teniendo sin culpar a los demás.
Es verdad que no había tenido suerte, agregaba Patricia: no había ayudado en nada que su hijo regresara tan decepcionado a su casa justo el primer martes del mes, día en que el asistente social evaluaba la relación de Dante y Patricia para definir la continuidad de la tenencia.
Dante le contó al funcionario el reto de su madre cuando debió comprar de urgencia cartulinas y purpurinas que al final ninguno de sus compañeros llevó al colegio. Y la vergüenza que pasó en el acto del 20 de junio, por no llevar la camiseta de Argentina que sí les habían pedido.
Lamentó perderse el cumpleaños de la nena que le gustaba tanto, Emma, porque su madre no se había siquiera enterado. Lloró al describir la decepción de pasar toda una mañana en la oficina del director Echagüe mientras los demás veían dinosaurios en el Museo de Ciencias Naturales.
Pero todo eso eran apenas detalles. A Dante, de hecho, le preocupaban más otras cosas.
Le preocupaba mucho más, por ejemplo, la insistencia con la que su madre le preguntaba una y otra vez por la historia de un supuesto estudiante de intercambio, llamado Michael, a quien él no conocía para nada, y que según había averiguado en otros cursos, no existía en absoluto.
Así que, cerraba dolida, ahora la Justicia confiaba en que su exmarido pudiera llevar la vida educativa de Dante con más responsabilidad, mientras investigaba si los desvaríos de Patricia obedecían a una recaída en su penosa lucha contra su adicción al alcohol y al sexo grupal.
Ya sin Patricia, el grupo permaneció un buen rato en silencio. «Les dije que era demasiado», reprochó al fin Juanchi, como si no hubiera tenido nada que ver. Molleja envió un resignado «Qué cagada». Peto empezó a escribir, pero antes de que llegara su mensaje eliminé el grupo.
No pasaron muchas horas más hasta que recibí un mensaje de un número desconocido. «Hola, seño: soy Diego, papá de Dante, de Quinto B, del turno mañana». Antes de que continuara escribiendo, le avisé que estaba equivocado de número y bloqueé su contacto.

Fuente:
https://eltercercajon.com/2023/07/20/patri-mama-de-dante/

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4359. r-althor,

fuerte si te lo pones a pensar. Pero los hilos de este señor me parecen sublimes, nunca me fijé que tenía su propio blog.

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4360. kaladin-bendito-por-la-tormenta,

jajajjajajaj oye, está buenísimo. la creatividad y la genialidad con la que está confeccionado el texto es magistral. me imagino en esas, mosqueando a una pobre señora. no tendría cesos para continuar por tanto tiempo. no soy bueno haciendo bromas. se me caería el teatro en cuestión de horas xd.

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4361. Sefi_La_Silenciosa,

saludos chicos, hoy vengo a compartirles una página para los que gustan de audiolibros. Todo legal, buena calidad, catálogo variado y fácil la descarga.
https://audiolibrosgratuitos.com/
Como les digo tiene un catálogo bastante amplio, y habitualmente hay novedades cada día; a la hora de descargar eso sí, cuidado conla publicidad, cierren la ventana si les aparece alguna. si se atoran o algo pueden escribirme al privado, disfruten!

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4362. Exink,

Eso de "todo legal" teniendo enlaces de publicidad... no lo sé, está como para pensarse, ¿eh?

Y ojo que yo soy de los menos indicados para decir eso, pero ahí nomás, para que tengas cuidado.

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4363. bibliotecaria81,

Me quedé completamente enganchada y reflexionando con la historia que compartieron.
Ahora, ¿Cómo que hay nuevo libro de los Juegos del Hambre? ¿Qué más saben?

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4364. Sefi_La_Silenciosa,

no era el de balada de pájaros cantores y serpientes? hasta donde tengo entendido

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4365. Exink,

No, se llama Amanecer en la cosecha. Ya dije, las secuelas venden. Pero en fin.

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4366. Def-Leppard,

otro más? bueno, no se que más se nos puede contar, pero... puede hasta ser interesante. el de la serpiente cantora y el pájaro espino estuvo muy bien. de echo yo diría que es de los mejores. lo único que podría mantener el interés tal vez sea el tipo más odiado de esa saga. snow, si. que pese a ser un mamonazo, en el cuarto libro a mi me encantó. sigue siendo un rastrero que está mejor con una flecha en el pecho? pues si

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