la sala de hogwarts!

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1561. goten,

yo lo tengo, hablame al privado

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1562. r-althor,

sacando que hp va cayendo cada vez más en mi ranking personal de sagas, lo único que a mi me parece oficial son los 7 libros principales, nada más. El legado maldito me pareció un intento estúpido de una escritora pasada de moda por volver a figurar en portadas, incluso diciendo que técnicamente toda la idea no es de ella, cubriéndose por si le explotaba en la cara, que es simplemente lo que pasó.

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1563. kirito,

¿El niño maldito? que es eso?
Nunca escuché hablar de él saca una escopeta

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1564. el-dios-cinderace ,

para mi también solo los 7 libros solo son cannon,el legado maldito es un intento de fanfic de mierda hay mejores fanfic qe esa basura de el legado maldito

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1565. Ronald-Weasley,

¡Saludos amigos!
Solo paso por acá para comentar algo. "Un intento de una autora ridícula por acaparar nuevamente portadas"... más o menos eso fue lo que leí.
No diré nada sobre la calidad o no de Harry Potter y el legado maldito, no va por ahí mi comentario. La cuestión es, si hay alguien que no necesita acaparar portadas esa se J.K Rowling. Cuando eres la autora de un universo como HP, prácticamente ya puedes jubilarte sin tener que hacer nada más. El mundo siempre te recordará y te tendrá presente como la promotora inicial de una historia que se ha expandido por todo el mundo, atrallendo la atención de todo tipo de públicos.
Pero el caso tampoco es ese. A pesar de que no tenía la necesidad de continuar escribiendo, Rowling ha continuado su carrera literaria, diversificando el tipo de géneros al que dedicaba esfuerzos. Luego de HP, salió a la luz "La Última vacante", un libro del género polisiaco que publicó al final de la primera década del 2 mil. Su recibimiento fue digamos que complicado, no contó con toda la aceptación que ella hubiese esperado, sin embargo fue escogida en Inglaterra para realizarle una serie, así que con el tiempo sí que encontró público al que dirigirse.
No obstante, escarmentada Rowling, desidió ponerse un seudónimo para sus próximas obras, pues en su opinión el recibimiento de las siguientes historias que hiciera, estaría influenciado por la sombra de lo que fue HP. Así surge Galbraith, Robert, un supuesto desconocido escritor británico. De aquí salió la saga polisiaca que ha escrito en los últimos años, con 5 entregas de libros que han sido muy bien recibidas por el público que lee los polisiacos en el idioma inglés. Nuevamente se escogió su obra para realizar otra serie de televisión, hasta que al final se rebeló su identidad detrás del ceudónimmo. Recientemente, su actividad ha estado centrada en publicar los libros que cuenta la historia de la saga cinematográfica de Animales Fantásticos y donde encontrarlos, con lo cual luego de más de 10 años se puede decir que ha regresado al universo HP.
Así que no, no hizo el Legado maldito en búsqueda de portadas, porque no lo necesitada, no las ha abandonado jamás. Es un referente en la literatura inglesa y en la economía mundial, y su influencia se ha extendido más allá de los libros, al mundo del cine, la televisión, los videosjuegos, etc.
Tampoco es real que lo único oficial sea los 7 libros de la saga original. También son canon los pequeños libros que hizo, Quidditch a través de los tiempos, Los Cuentos de Beedle el bardo, Animales fantásticos y donde encontrarlos, Hogwarts, una guía fiable e incompleta, Historias breves de Hogwarts tomo 1 y 2, y desde luego, lo último que ha hecho, las dos entregas de la saga de animales fantásticos y donde encontrarlos. El legado maldito definitivamewnte no ha calado en el público de HP, pero bueno, aún así ers otro libro que ha hecho, esta vez en colaboración con otro autor, para extirar los 7 libros.
Así que amigos, les recomiendo que antes de pasar por acá y comentar juicios apresurados,, investiguemos de lo que hablamos, para poder emitir un criterio más acertado.

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Última edición por Ronald-Weasley, 16.09.2022 04:38:53

1566. kirito,

si si si, se todo eso.
Pero no puedes negar que la calidad del legado maldito es más que cuestionable.

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1567. Ronald-Weasley,

Vale, pero el mensaje no iba por ahí, iba por la parte de creer que surgió el legado maldito por un afán de protagonismo, por un deseo de volver a los primeros planos. Eso es lo que es falso. Quisás en el mundo ispano es cierto que ha pasado algo más desapercivida, pero en Inglaterra, cada cosa que hace es noticia solo por ser quién es.

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1568. ithuralde,

de hecho, leí hace tiempo ke HBO max estaba preparando una serie de hp, pero no sé si es cierto o si es un bulo, sobretodo porke rowlin siempre ha trabajado todo lo ke tiene ke ver con hp con warner, y ke de pronto cambie de productora...

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1569. Ronald-Weasley,

YO igual he escuchado esos rumores, pero no sé cuánto hay de cierto en todo eso.

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1570. goten,

@ron te equivocas de animales fanntásticos no son dos, son tres...

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1571. Def-Leppard,

hey chicos que eso es cuestión de pagar derechos. otra cosa es la fijación que tiene esta señora de que no toquen su universo. me recuerda a roddemberry, solo que a roddemberry cuando flaqueo la cosa muy amablemente le dieron una patadita en el culo y se acabó, tienes voz, pero no boto. de todos modos no creo que halla serie en HBO, con lo mal que están ahora, necesitan remontar y si, les vendría bien, pero el monto de derechos que pide la colega es... astronómico

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1572. r-althor,

Buenas. Está clarísimo que no lo decía en sentido literal, con lo que ha sacado Rowling en su tiempo en cuanto a fama, dinero y prestigio tiene para jubilarse una y 1000 veces más, me refiero a que intentó ese manotazo de ahogado para volver a estar en boca de todos, con algo que al final a la mayoría del público no le gustó.
Con lo del tema de la serie, a mi me parece que es más un rumor que otra cosa, de hecho hace poco HBO sacó el documental este que paso de verlo, pero ahí está.
pd: @ronald-weasley, entiendo tu fanatismo por hp, yo lo tuve en su tiempo, pero luego cuando vas expandiendo tu universo de sagas de fantasía y ficción, te das cuenta que no todo es tan perfecto y comienzas a idealizarla menos. Insisto que también estuve en tu lugar, hasta hace 8 9 años para mi hp era lo mejor en cuanto a este estilo de libros, y ahora tengo por lo menos 6 o 7 colecciones más que le pasan el trapo.
Un saludo.

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1573. CristianLeon,

HBO es parte de Warner

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1574. Ronald-Weasley,

Alitas de poyo, pero ya salió el tercer libro de Animales Fantásticos, yo solo tengo dos. Confírmamelo para si es así buscarlo.

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1575. Zory21,

¡Hola! Me leí esa obra de teatro y bueno, pudo ser mejor.

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1576. Def-Leppard,

concuerdo con rand. bueno que yo no lo tuve tanto, pa cuando empecé a leer hp había caído ya matatrolls, matademonios y matadragones, de warhammer. y claro. pos no había punto. pero tuve mi época freak. pero a medida que espandes lecturas, intereses, sagas que te llegan y tal dices: pos veo esto pelín flojete… y si, te sigue gustando pero ves que le falta ser una saga mucho más elavorada y densa, que toquue ciertos puntos, que hp toca pocos, y va bajando, va bajando.

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1577. Ronald-Weasley,

¡Saludos amigos!
Bueno, mientras se me pasa el tiempo del entuciasmo entonces aprovechémoslo al máximo xd. Capítulo 5 del fan fic, James Potter y el váculo de los tiempos.
Capítulo 5
El Báculo de los Tiempos
Después de su arrebato en la sala común, Sirius estuvo inusualmente tranquilo. No se presentó a cenar esa noche, y en la clase de Astronomía (a la medianoche de esa noche), ubicó su telescopio al otro lado de la torre, lejos de James, Remus y Peter. Su mal humor también se extendió a las clases de la mañana siguiente. Durante la mayor parte del día, no habló a menos que fuera absolutamente necesario, y aun así, fueron sólo una o dos palabras a la vez. A las cuatro en punto de la tarde, luego de Defensa Contra las Artes Oscuras, los Gryffindor y Slytherin de primer año se apresuraron hacia el campo de Quidditch para su primera lección de vuelo.
Una vez que las escobas de la escuela (las cuales habían estado mucho mejor en otros días) fueron distribuidas, y a James se le permitió levantarse de la hierba, estuvo encantado de descubrir que no era el peor en clase de Vuelo… en realidad era todo lo contrario. A él no se le escabullía la escoba para atrás como a Remus, ni se le movía erráticamente alrededor como a Sirius, o se le quedaba suspendida al revés como a Peter. El peor en clase de Vuelo, por mucho, fue Severus, quien incluso no pudo descifrar cómo montar su escoba correctamente.
Primero se puso en frente en la dirección equivocada, y el extremo erizado de la escoba se inclinó hacia arriba y le dio un golpe en plena cara. Entonces, después de que se las arregló para averiguar de qué manera era hacia delante, al parecer no pudo conseguir que la escoba se levantara del suelo. De hecho, James pensó que vio a Severus estrellarse contra el suelo más veces de lo que lo vio despegarse del mismo. Sirius, en particular, pareció estar disfrutando del espectáculo, y por suerte, al final de la lección, parecía casi totalmente él mismo de nuevo.
Mientras caminaban golpeados y magullados de regreso al castillo, con Sirius charlando sobre un golpe particularmente duro que Severus había recibido en su trasero, James trató de llamar la atención de Lily. Ella debió haber sabido lo que él estaba tratando de hacer, porque de repente aceleró el paso, entablando una intensa conversación con Gwen mientras lo hacía. Todo el día James había estado tratando de encontrarse con ella a solas. Quería explicar apropiadamente lo que pasó en Defensa Contra las Artes Oscuras el día anterior, pero ella parecía decidida a evitarlo. No fue hasta la cena que finalmente logró arrinconarla.
—¿Lily? —James se sentó a su lado en la mesa. Ella rápidamente se puso de pie y se colocó el bolso sobre su espalda. —Lily espera, quiero disculparme.
Tal vez sonó bastante patético por hacer que ella sintiera pena por él, porque se detuvo y esperó, aunque todavía no lo miraba.
—¿No tienes una detención qué cumplir? —preguntó con frialdad.
—Sí, es por eso que estoy aquí temprano, —dijo James, sintiéndose contento de que había venido sin Sirius, Remus o Peter. En realidad, era la primera vez que hablaba con Lily, y se sentía bastante nervioso.
—Bueno, entonces dime lo que quieres decir, —dijo con enfado.
—Sólo quería decirte que yo no te llamé Sangre Sucia, —dijo James rápidamente, las palabras cayendo de su boca en un apuro. —Realmente le dije a Severus que no maldijera a mis amigos cuando estuvieran de espaldas.
Lily frunció el ceño y lo miró larga y detenidamente, tratando de decidir por sí misma si estaba diciendo la verdad. Entonces, para alivio de James, su expresión se suavizó.
—Tenía la sensación de que no lo hiciste. Simplemente ha sido duro. Nunca supe cómo miran a la gente como yo por aquí.
—Sólo por esos Slytherin podridos. Los ojos de James se movieron hacia la mesa de Slytherin. Severus, todavía desaliñado y amoratado de las lecciones de vuelo, estaba mirándolo de modo penetrante sobre su plato. Lily se apresuró a salir en su defensa.
—¡Tendrás que saber que mi mejor amigo es un Slytherin, y no creo que él piense que soy inferior!
—¿Además, por qué eres amiga de él Lily? —preguntó James, odiando más a Severus a cada minuto. —¡Él es vil y mentiroso! Tienes que ver que... ¿estás segura que él no te dio una poción o algo así?
—¡No! —ella respondió con enojo, cruzando sus brazos frente a su pecho. —¡Y no es asunto tuyo con quién me junte!
Ella de repente giró sobre sus talones y se alejó, justo cuando Sirius, Remus y Peter llegaron. Ellos se sentaron en el banco alrededor de James.
—¿Qué fue eso? —preguntó Sirius, mirándola alejarse.
—Nada, —murmuró James. —Sólo quería preguntarle algo de clase.
Sirius y Remus intercambiaron miradas de complicidad.
—Oh, ya basta. No es como si yo... yo no… Remus se adelantó a cambiar de tema.
—¿Estás listo para tu detención con Turnbill? —preguntó. —Me pregunto qué te va a poner a hacer.
—Tal vez te va a poner a escribir líneas, —Sirius sugirió. Levantó la mano y fingió escribir en el aire. —No... atacaré... a… grasientos ... cretinos.
Todos se rieron. James se alegró de escuchar a Sirius sonando como él mismo nuevamente. Remus especialmente parecía aliviado.
Después de que comió su ración de carne asada, James recogió sus cosas y se fue a la oficina del Profesor Turnbill, a pesar de que estaba unos minutos antes. Tenía la esperanza de que podía tener la oportunidad de mirar a su alrededor antes de que Turnbill llegara, para buscar cualquier evidencia de conexiones Mortífagas. La oficina de Turnbill estaba en el segundo piso. La puerta estaba abierta y la luz estaba encendida. Cuando James se acercó, se puso a escuchar fragmentos de una conversación en voz baja pero agitada entre dos personas. Había una voz familiar que hablaba.
—Albus tiene sus fuentes. Él sabe que Voldemort lo está buscando, y al parecer le ha dicho a sus Mortífagos que las piezas están aquí… ¡en la escuela, Edrian!
James se quedó helado. ¿Voldemort quería algo de Hogwarts? A continuación, oyó la voz calmada y sostenida del Profesor Turnbill.
—Minerva, sé que esto fue asunto de Anna, que en paz descanse, pero yo soy un especialista, y puedo asegurarte que no hay absolutamente ninguna posibilidad de que todas las piezas aún estén en el castillo. Después de que se rompió, se dice que las piezas se han esparcido por toda Europa. Es probable que una o más están incluso en otro continente por ahora.
—¡Voldemort no es un tonto, Edrian! —dijo la profesora McGonagall con insistencia. —Él puede saber algo que nosotros no. Si las piezas están aquí o no, él enviará Mortífagos para buscar en la escuela… tal vez incluso llegar él mismo, y con el nuevo pasaje que conduce a nuestros jardines desde Hogsmeade, sólo nos estamos haciendo más vulnerables a los ataques. Sé que Dumbledore insistió en que uno de mis nuevos alumnos se encargara, pero no creo que realmente se detuviera a considerar cómo afectaría a la seguridad de la escuela…
—Minerva, no hay necesidad de preocuparse. Voldemort no se atrevería a venir aquí mientras Albus Dumbledore siga siendo el director. Nuestra escuela está muy bien protegida, y no hay posibilidad de que encuentre lo que está buscando, ya que las piezas han estado, irónicamente, perdidas en el tiempo.
—Por favor Edrian, usted es el miembro más experto del profesorado en la búsqueda de artefactos mágicos. Dele a la escuela una búsqueda, sólo para asegurarse de que no hay nada aquí.
—Me gustaría poder ayudar, pero no voy a actuar a menos que el mismo Albus Dumbledore me pida hacerlo, lo cual no hará. Ahora me disculpo, pero tendrás que perdonarme, estoy esperando a un estudiante por detención.
Los pasos ligeros de la profesora McGonagall se acercaron a la puerta, y James se dio cuenta que tenía que actuar con rapidez. Mirando a su alrededor frenéticamente, se escondió detrás de una armadura a unos pies de distancia. Fue justo a tiempo. La profesora McGonagall pasó por la puerta y salió por delante de su escondite, murmurando para sí misma airadamente todo el camino por el pasillo. Cuando se fue, él salió y entró en la oficina. Estaba decepcionado de ver que Turnbill llevaba mangas largas de nuevo.
—Ah, James, —dijo Turnbill, haciéndole señas. —Me temo que Severus no se nos unirá esta noche. El Profesor Slughorn lo está ocupando. En lugar de eso, él se reunirá conmigo mañana por la noche. James no se sintió totalmente enojado. Severus podía tener tantas fiestas de postre con Horace Slughorn como quisiera, siempre y cuando no tuviera que pasar su noche con él.
Contentándose con una imagen mental de Severus ahogándose con su helado, James cambió su atención a la oficina en sí. Las paredes de la oficina de Turnbill estaban incluso más cubiertas con fotografías de sus viajes que su salón de clases. Había montones y montones de libros, un surtido de estatuas de piedra y metal, coronas, copas y espadas. Se veía como un pequeño museo, todo hacinado en un espacio pequeño. James examinó el objeto más cercano, una pila de piedra poco profunda con runas talladas alrededor del borde. Estaba vacía.
—Veo que estás admirando mi colección, —dijo Turnbill, uniéndose a él en la pila. —Estos sólo son unos pocos de mis artefactos. Albus tuvo la amabilidad de permitirme guardar algunas de mis más raras y valiosas piezas en algún otro lugar de aquí en el castillo. Ahora bien, no debemos olvidar por qué estamos ambos aquí.
Hizo un gesto a una pila de libros en la esquina, junto a un estante vacío.
—Esta noche, voy a pedirte que alfabetices mis libros de aquí, y los pongas en este estante. No debe tomar más de un par de horas. Puedes irte cuando hayas terminado. James esperaba que él pudiera salir de la oficina para que pudiera echar un vistazo alrededor, pero en lugar de eso, se sentó en su escritorio y comenzó a calificar las tareas.
Dale a Severus una D, pensó James. Obligado a hacer el conjunto de tareas frente a él, se puso de rodillas y comenzó a pasar por la pila más cercana de libros. Después de una hora y media de desplazar, insertar y reorganizar, el estante se veía mucho más ordenado. Encima del escritorio, Turnbill se levantó, mirando hacia abajo detenidamente a un libro viejo. Luego lo empujó a un lado, sacudiendo la cabeza. Como si de pronto recordara que James estaba allí, le miró por encima.
—Luce muy bien, James, —dijo, asintiendo con aprobación. —Eres un buen trabajador. Voy a visitar las cocinas por un momento… me perdí la cena porque estaba hablando con... es decir, estaba ocupado. ¿Vas a estar bien por tu cuenta durante unos minutos?
James no podía creer su suerte.
—Sí señor.
—Bueno, ya regreso. James lo vio salir, y luego se quedó quieto durante todo un minuto más, estirando el cuello para asegurarse de que realmente se había ido.
Cuando estuvo seguro de que estaba solo, se puso de pie y se acercó a la mesa de Turnbill. Estaba salpicada de cientos de documentos, los cuales sabía que no tenía tiempo de leer. Abrió un par de cajones, con la esperanza de encontrar algo incriminatorio, pero no había nada más interesante que un par de plumas viejas, algunos pergaminos en blanco y una vieja bolsa de Granos de Bertie Botts. El libro que Turnbill había empujado a un lado todavía estaba abierto en la parte superior de la mesa. En sus secas y amarillentas páginas había una pintura medieval de un guerrero coronado a caballo. James leyó el libro.
Alejandro Magno fue uno de los magos más poderosos de la historia. Invicto en la batalla, Alejandro conquistó todo el Imperio Persa, que en ese momento incluía Anatolia, Siria, Fenicia, Judea, Gaza, Egipto, Bactria y Mesopotamia. La leyenda sugiere que la razón de este triunfo era un cetro que él forjó de un metal enviado a la tierra por los dioses.
James frunció el ceño. No sabía que Alejandro Magno era un mago, ni había oído hablar de ningún cetro forjado por él. ¿Podría ser lo que Voldemort estaba buscando? ¿Cómo podría un cetro como ese haber terminado en Hogwarts? Sin duda no había más información al respecto en el libro. Sonidos desde el corredor anunciaban que Turnbill ya estaba de vuelta. Preguntándose cómo había ido a la cocina y regresado tan rápidamente, James corrió de vuelta a la pila de libros, apoderándose del más cercano. Su título estaba escrito en peculiares símbolos que no podía leer.
—¿Cómo te va James?
—Bien, señor, —respondió James, preguntándose cómo diantres alfabetizaría el libro con los símbolos desconocidos. Turnbill miró su reloj, el cual tenía los planetas y las estrellas girando en lugar de las manecillas.
—Supongo que esta tarea está tomando más tiempo de lo que pensé que sería. Voy a decirte una cosa, regresa a tu sala común. Tendré a Severus recogiendo donde lo dejaste mañana en la noche.
James dejó caer el libro con los símbolos peculiares de nuevo en la pila. Severus podía averiguar qué hacer con él.
—Gracias Profesor, —dijo, colgándose al hombro su bolso. —¡Lo veré mañana en clase!
De vuelta en la sala común, James puso a Sirius, Remus y Peter al día sobre lo que había sabido de la conversación entre los profesores McGonagall y Turnbill. También les habló de Alejandro Magno y el cetro. Remus se quedó pensativo.
—Nunca he oído hablar del cetro de Alejandro Magno tampoco. Voy a ir a la biblioteca mañana y ver si hay alguna información sobre eso.
—¡¿Mañana?! Sirius saltó de la ventana, donde había estado descansando. —Si Voldemort quiere esta cosa de cetro, ¿no crees que deberíamos conseguirlo antes de que tenga la oportunidad de encontrarlo? Especialmente si ninguno de los profesores va a buscarlo. Creo que hay que ir ahora.
La mandíbula de Remus cayó, con los ojos tan amplios como si Sirius hubiera sugerido robar en Gringotts.
—¿Ahora? ¡Es demasiado tarde para salir de la sala común! Sirius se rió, con sus ojos oscuros brillando.
—¿Realmente vas a dejar que esas reglas tontas te detengan? ¿Realmente crees que las reglas son más importantes que detener a Voldemort de encontrar un arma que podría destruir el mundo?
Remus puso los ojos en blanco con una sonrisa.
—Sirius, ni siquiera sabes lo que eso hace aún.
—¡Bueno, ese es el punto! —Sirius dijo obstinadamente. —¡Tenemos que encontrarlo!
James no pudo evitar estar de acuerdo. Se volvió hacia Sirius.
—Iré contigo.
—¡Yo también! —chilló Peter.
Remus parecía estar luchando una batalla interna, destrozado entre seguir las reglas o a sus amigos. La esquina de su labio se torció hacia arriba, y levantó las manos con un suspiro de exasperación.
—Ustedes tres van a hacer que me expulsen.
Con profesores y prefectos patrullando los pasillos, tomó mucho tiempo caminar de puntillas hasta el cuarto piso. Al principio, el ambiente era alegre, y con todo el susurro y la risa ahogada, para James se sentía casi como si sólo estuvieran escabulléndose por un buen rato. La diversión terminó, sin embargo, cuando Peter soltó un chillido estridente después de ver sus reflejos en un espejo grande fuera de la oficina del profesor Flitwick. Luego de unos momentos de tensa espera, se sentían lo suficientemente seguros para continuar, pero no hablaron de nuevo hasta que llegaron a las pesadas puertas dobles de la biblioteca de Hogwarts.
—Peter, —James susurró, —necesitamos que montes guardia aquí en la puerta. Si oyes a alguien que viene, tienes que venir a advertirnos.
Algo contrariado por ser asignado a ese trabajo, Peter se quedó en la puerta mientras los otros se arrastraron más profundamente en la biblioteca.
—Encuentren todo lo que puedan sobre cetros famosos y Alejandro Magno, — dijo Remus, y se desplegaron para buscar en la oscura biblioteca. James, dándose cuenta de que la bibliotecaria no estaba allí para protestar, sintió un estremecimiento de emoción mientras daba un paso más allá de la cuerda de terciopelo que separaba la sección restringida. Veinte minutos después, habían recogido una pequeña montaña de libros sobre una de las mesas de estudio, y estaban hojeando las páginas a través de la tenue luz de las varitas.
—Ni una sola mención de Alejandro Magno en éste, —dijo James, haciendo a un lado Bastones y Cetros de la Antigüedad.
—Alejandro Magno, también conocido como Alejandro III, conquistó toda Persia... bla, bla... exitoso rey de Macedonia, bla, bla... nada nuevo en éste. —Sirius tiró una enciclopedia pesada a lo lejos.
Macedonia, pensó James. ¿Por qué suena familiar?
—¡Lo tengo! —Remus gritó emocionado. James y Sirius apresuradamente lo hicieron callar y todos pusieron sus cabezas juntas. Remus leyó en voz alta el enorme tomo frente a él, titulado Mitos y Leyendas Antiguas del Viejo Mundo Mágico, a la luz de su varita.
—Alejandro Magno, el guerrero invicto y rey de Macedonia, se dice que ha forjado un cetro del metal de un meteorito, arrojado a la tierra por el propio Zeus. Blandiendo este cetro, se convirtió en el maestro y comandante del tiempo. Mientras que el simple movimiento del tiempo permite viajar sólo dentro de unas pocas horas en el presente, este cetro permitía al usuario viajar a través de eones en el espacio tiempo. Con este poder, expandió su imperio a tierras más allá de Anatolia, Siria, Fenicia, Judea, Gaza, Egipto, Bactria, Mesopotamia, e incluso tan lejos como Punjab. —Celosos del poder que proporcionaba el cetro, los hijos de Antípatro, un general macedonio bajo el mando de Alejandro, conspiraron para robárselo. Una noche lo envenenaron y tomaron el cetro, renombrándolo el Báculo de los Tiempos. Por muchos años, el Báculo de los Tiempos se borró de la memoria viva. En el año 987 D.C., un mago con el nombre de Thackary Petrie encontró el cetro, mientras realizaba una excavación en la ciudad de Alejandría, nombrada así por su fundador, Alejandro Magno. —Cuenta la leyenda que Petrie llevó el cetro con él de regreso a Gran Bretaña, donde suplicó al consejo de los cuatro fundadores del Colegio de Hogwarts de Magia y Hechicería, que abrieran sus puertas en el 990 D.C. Juntos, Salazar Slytherin, Godric Gryffindor, Helga Hufflepuff y Rowena Ravenclaw decidieron que nadie debía permitir abusar del poder del cetro nuevamente. Dividieron el cetro en cuatro piezas, las cuales fueron ocultas por cada uno bajo un fuerte encantamiento dentro de la escuela que acababan de fundar. Petrie, quien asistió a cada fundador, fue la única alma que alguna vez conoció los lugares de descanso final de las cuatro piezas. —Temiendo que el secreto del cetro se perdería para siempre, Petrie escribió a mano una copia de un diario que tituló El Legado del Rey Macedonio, que dice al detalle la ubicación exacta de cada pieza del cetro. El diario desapareció después de su muerte en Londres en 1001 D.C. Muchos estudiosos creen que en los siguientes cien años, se encontraron una o más piezas del cetro, y se llevaron a África, Asia, y tal vez incluso, a través del océano hacia el Nuevo Mundo, donde se perdieron para siempre. Remus había llegado al final del capítulo.
—¡Vaya!... —Sirius se echó hacia atrás en las dos patas de la silla. —El poder de controlar el tiempo. Te dije que era algo serio.
—Muy bien, tenías razón, —Remus espetó. —Pero, ¿cómo podemos saber si las piezas fueron dispersadas o no?
—Bueno, es obvio ¿no? —dijo Sirius. —¡Tenemos que encontrar el diario de Petrie y seguir sus instrucciones para ver por nosotros mismos!
—¿Cómo? —preguntó Remus, mirando dudoso. —El diario está perdido, no sabríamos ni por dónde empezar a buscar.
James estaba pensando mucho. El título sonaba tan familiar. El Legado del Rey Macedonio... ¿dónde había oído ese título antes? De repente, se le ocurrió.
—Yo sé dónde está, —dijo en voz alta.
Remus dejó caer el libro al suelo con un grito ahogado que resonó con fuerza alrededor de la biblioteca. Sirius miró boquiabierto.
—Bueno... ¿te gustaría compartir con la clase?
—Está en Flourish y Blotts, en el Callejón Diagon. Lo vi allí cuando compré mis libros para la escuela, en julio.
La cara llena de cicatrices de Remus se contorsionó con incredulidad.
—James, el diario perdido de Petrie no está en un estante de una librería en el Callejón Diagon. ¡No por novecientos setenta años! ¡Alguien lo habría notado, alguien lo habría comprado!
—No, si no sabían lo que era...
James giró su mano entre sus dedos mientras pensaba en voz alta. —Desde luego, nunca habían oído hablar de él antes. Hay miles, sino millones de libros en esa tienda. Creo que es muy posible que ese libro se quedara en silencio en ese estante desde que Petrie murió en 1001. Después de todo, algunas de las tiendas de allí se remontan al 382 D.C. Dejando todo eso a un lado, lo vi por mí mismo. Sé que está ahí.
—Entonces, ¿cómo podemos llegar allí? —preguntó Sirius.
—¿Qué tal el Autobús Noctámbulo? —dijo Peter en voz alta, justo detrás de Remus.
Los tres se sobresaltaron, casi tirando la pila alta de libros justo al lado derecho de la mesa de la biblioteca.
—¡Peter! —Sirius susurró. —¿Qué estás haciendo? ¡Se supone que debes estar vigilando en la puerta! ¿Cuánto tiempo has estado aquí escuchando?
—He escuchado todo el asunto. Después de diez minutos en la puerta, me empecé a sentir nervioso, así que vine a buscarlos.
James cambió rápidamente de tema antes de que Sirius pudiera decir cualquier cosa desagradable que parecía que iba a decir.
—¿El Autobús Noctámbulo? No estamos autorizados a salir, y el autobús no nos puede recoger justo en frente de la escuela. ¿Cómo podemos salir de los terrenos? Las puertas están protegidas por encantamientos que garantizan que ningún estudiante se escabulla sin permiso.
El rostro de Remus se iluminó.
—¡Hogsmeade! Hay un pasaje… Se detuvo a media frase, desinflándose en su asiento como un globo con un agujero en él.
Sirius dejó que su silla se cayera de nuevo en sus patas delanteras.
—¿Un qué? Remus parecía muy tenso e incómodo. James casi podía ver los engranajes girando en su cabeza. —Hay una... una manera de llegar a Hogsmeade desde la escuela... ¡los botes! Los botes, en la parte inferior del acantilado, los que nos llevaron a través del lago en nuestro primer día. Podemos cruzar el lago a Hogsmeade y llamar al Autobús Noctámbulo allí.
James tenía más que una sospecha de que este plan no era el que Remus originalmente iba a sugerir.
—¿Cuándo? —preguntó Sirius, quien no pareció darse cuenta.
—No podemos interrumpir las clases, —dijo James. Hizo una mueca al imaginar el castigo que la Profesora McGonagall infligiría sobre ellos si se enteraba. Sirius pensó por un momento.
—Vamos a tener que ir el sábado.
El rostro de Remus cayó.
—No puedo ir con ustedes, —dijo.
Sirius suspiró con exasperación.
—¡Oh, por favor, no me digas que tienes miedo de romper las reglas otra vez!
—No. —Remus parecía herido. —Tengo que... visitar a mi madre, está muy enferma.
—Ah... Sirius y James se miraron el uno al otro. Estaba claro que ninguno de ellos sabía de esto. Sirius presionó.
—¿Sin embargo, no crees que esto es importante? Quiero decir, siempre puedes visitarla en domingo, ¿verdad?
—No. Tengo que visitarla el sábado, —dijo Remus con frialdad. — Probablemente estaré fuera por unos pocos días. Lo siento.
James suspiró, sintiendo la incomodidad de Remus.
—Entonces debes visitarla, Remus. Está todo bien. Sirius, Peter y yo encontraremos el diario.
Peter habló.
—¿Qué vamos a decirle a Frank? ¿No creen que se preguntará por qué es el único estudiante en el dormitorio este fin de semana?
—Podemos decirle que todos juntos vamos a visitar la madre de Remus, —dijo Sirius.
De repente, hubo un fuerte SLAM cuando la puerta de la biblioteca se abrió. Los cuatro se congelaron sin apenas atreverse a respirar, escuchando detenidamente mientras sus corazones golpeaban.
—Tal vez fue Peeves, —susurró Remus.
—Como si eso fuera mejor que un maestro, —Sirius susurró.
No fue Peeves, porque un momento después, pasos pesados entraron en la biblioteca. Sirius le lanzó a Peter una mirada enojada de “esto es tu culpa”. Ellos comenzaron a dispersarse, pero James se volvió.
—¡Oculten los libros! Sirius lo agarró por el brazo.
—¡No hay tiempo!
James apenas logró voltear y cerrar la tapa de Mitos y Leyendas Antiguas del Viejo Mundo Mágico antes de que Sirius lo arrastrara hacia las sombras. La voz de Lucius Malfoy arrastrando las palabras, llegó por encima de los estantes.
—¿Hay alguien aquí? Si eres un estudiante, te vas a arrepentir que te haya cogido fuera de la cama...
Caminó por el pasillo central de la biblioteca con su varita iluminada en lo alto. James y los otros simplemente fueron capaz de colarse en la periferia, a través de la puerta abierta y de nuevo en el pasillo. Después de un viaje tenso hasta tres tramos de escaleras, por fin se atrevieron a respirar de nuevo en la sala común de Gryffindor. Sirius se rió como si nunca hubiera tenido más diversión en su vida.
—¡Qué idiota! James se dio cuenta que también se estaba riendo. —¿Vieron su cara? —Tenemos que hacerlo de nuevo…
—¿No creen que descubrió lo que estábamos leyendo?, ¿Verdad? — interrumpió Remus.
—¡Deja de preocuparte Remus! —dijo Sirius, con los ojos todavía brillando con alegría. —Probablemente es demasiado tonto como para diferenciar la parte de arriba de la parte de abajo del caldero.
—Cerré el libro antes de irnos, —dijo James a la defensiva.
—Y además, —dijo Sirius, —Él no sabe dónde está el diario, y James sí.
Remus todavía no parecía muy convencido.
—Él es un prefecto Sirius, tiene que tener una cabeza decente sobre sus hombros si él es… Remus se interrumpió a media frase cuando una brillante nube blanca y ligeramente transparente salió de la pared y flotó directamente a través de él.
—¿Una cabeza decente sobre sus hombros? No es posible que ahora estés hablando de mí ¿verdad?
La nube era un hombre, o al menos, el fantasma de un hombre. Tenía el pelo largo y rizado, llevaba pantalones, una camisa y una túnica, y tenía un collar atado al cuello. Remus farfulló como si alguien le hubiera rociado agua helada.
—¡Quién eres!
—Digo que ustedes deben ser estudiantes de primer año. ¡No nos han presentado correctamente! Sir Nicholas de Mimsy-Porpington, fantasma de la torre de Gryffindor, a su servicio. El fantasma hizo una reverencia, pero cuando se inclinó, su cabeza accidentalmente se cayó a un lado de los hombros, apenas aferrada por una delgada tira de piel. —Pobre de mí, me disculpo... qué poco digno de mí. Mientras el fantasma luchaba por cambiar la posición de la cabeza, la cara de Sirius se iluminó con reconocimiento.
—Oye, ¡eres Nick Casi Decapitado! ¡Kingsley nos habló de ti!
—Preferiría que me llamaran Sir Nicholas de Mimsy…
—¿Qué le pasó a su cabeza? —Peter interrumpió.
—Lo mismo de todos los años... —Nick murmuró malhumorado. —Uno pensaría que la gente entiende lo que significa un corte recto a través del cuello. Fui casi mutilado por un hombre lobo... Remus se estremeció e hizo un extraño ruido de asfixia.
—¿Fuiste ejecutado? —preguntó James.
—De hecho lo fui, ahora, si prefieren detener sus propias ejecuciones, les sugiero a los cuatro volver a su dormitorio, donde deben estar a esta hora.
James y los otros a regañadientes hicieron lo que se les dijo. Peter tropezó con el flojo y chirriante entarimado cuando entraron en la habitación y casi cayó al suelo, pero Remus lo cogió a tiempo.
—Shh, —Sirius les hizo callar. —¡No despierten a Frank!
Por suerte, Frank no se había movido. Todavía estaba roncando suavemente en su dosel. Siendo más cuidadosos, los cuatro se pusieron silenciosamente sus pijamas. Antes de entrar en la cama, James se volvió hacia Sirius y Peter.
—Salimos el sábado a las cinco de la mañana… antes de que salga el sol. Nos colamos hasta el muelle, tomamos los botes a través del lago a Hogsmeade y convocamos el Autobús Noctámbulo al Callejón Diagon. Entonces, encontramos el diario.
Sirius y Peter asintieron en acuerdo, pero Remus se subió miserablemente en la cama y arrastró las cortinas sin comentarios. Se preguntaba qué enfermedad podía tener la señora Lupin que era lo bastante urgente como para requerir a su hijo para volver a casa. James se metió en su cama y cerró las cortinas.
Hasta aquí llega. Por fin sabemos de qué estamos hablando con el váculo de los tiempos, y como no, los merodiadores tenían que meter sus narices en todo el asunto. Desde temprano James y sus amigos haciendo de las suyas, típico de ellos.

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1578. kirito,

concuerdo con def, excepto con lo de warhammer.
Aunque por mi parte nunca como que le perdí esa maravilla, porque nunca la tuve desde un principio xd. Me encanta el universo y algunos personajes, pero no la pongo en un pedestal ni nada.

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1579. Def-Leppard,

que le pasa a warhammer? xdd. que yo empecé por aí, no se. la ambientación me gusta y fuera de las novelas es muy espectacular. cosa entendible porque la mayoría de novelas no respeta canon, pero lso libros de rol si y molan . luego vino la piedra filosofal hasta el cáliz de fuego, creo xd. luego llegó dragonlance. y con raistlin, se me quitó todo. los magos han de ser así, decía mi mente xddd

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1580. kirito,

Nada, solo la base de fans. Para mi está bien, y aunque a veces parece escrita por un otaku calenturiento de 15 años o un edgelord de 15 años está genial. Intenta compensar un poco demasiado hacia el otro lado del idealismo, pero de nuevo, está genial.
Como star wars, creo. Fantasía con navecitas, y mientras menos mire uno de cerca las batallas y cosas de esas mejor.
Los fanáticos del emperador a veces son algo pesados, por no hablar sobre los del caos. Amo a los orcos nuevos, y me gustan los eldar.
Pero eso, warhammer 40k está bien, aunque prefiero un poco más el de la edad de sigmar.

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1581. Def-Leppard,

ps. es como tdo. si te quedas en las pelis de sw, barcos luchando contra barcos. luego ves un poco de táctica en juegos y dices: po esto barcos... no son. prefiero la edad de sigmar, si. aunque de referencia la edad donde empecé, gotreck y Félix, me encanta a y otra saga muy maja para leer es mass effect. los juegos son alucinantes y las novelas tres cuartos

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1582. kirito,

¿Que molaría jugar warhammer o 40k? cojones si!
Pero bueno, país tercermundista socialista.
Sinceramente hubiese preferido que comiks y libros tratasen de seguir con las mecánicas establecidas en las pelis de star wars, distancia, como se lucha y eso. Eso si, viendo como pueden armar estrategias y batallas con tales limitaciones.
No se, cuando veo a los escritores intentar hacerlo realista me saca del universo. Intentamos decir que combaten desde muy lejos y dándole miles de km de alcance a las armas en las naves pero por algún motivo tienen puentes de mando con superventanas, por ejemplo. Y no vemos a alguien usar las armas nucleares, proyectiles cinéticos gigantes. O combaten a tales distancias pero tenemos cazas?
Mass effect. también me la recomendaron, pero me da paja empezar.

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1583. Def-Leppard,

bueno, lo de warhammer… necesita explicación. porque sinceramente, ni he visto anime, ni voy a verlo más hallá de las primeras de dragon ball, mazinger z y caballeros del zodiaco. y sinceramente no entiendo la comparación.

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1584. kirito,

Con lo de otaku me refiero a lo... este... curvilíneas que se suelen hacer unidades como las sororitas, por ejemplo. O las eldar. WTF las sororitas vienen con tacones que carajos.
Quiero decir, andando por subreddit y comunidades de Facebook de warhammer descubrí que eso es casi un meme. Las sororitas y las eldar o son tetonas o parecen chicas de anime.
Eso si, me gustan las sororitas. Las prefiero por encima de los marines xd.
Lo de edgelord... bueno, mucha de la construcción del mundo pasa de ser realidad de mierda exajerada a ridiculez sin sentido (cargar la munición de las naves a mano con montones muriendo en el proceso, lo mismo para repostar hipercombustible, que los templarios negros tengan que matar a un inocente para bendecir cada vala, que todotodotodotodo esté en guerra todo el tiempo, cosas de esas)

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1585. JairoGames,

¿qué los Tamplarios negros qué? Aquello no me suena, pero vamos. Tendría que leer más. Ya digo, no me suena aquello de los sacrificios.
Y lo de las Eldar y las Sororitas como chicas Anime, pues... hay gente que mejor no... mejor no pensar en las necesidades que no tiene cubiertas.

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1586. Def-Leppard,

jajajajajaj! grandioso.
a ver el tema de la munición a mano es que toda la tecnología se perdió, no queda manera de replicarla, y los torpes intentos dan como resultado... lo que hay. sinceramente la ambientación tipo primera guerra mundial de 40k me dejó absolutamente flipado y encantado, que cojones. lo que cada pardo quiera ver en chicas pechugonas que salen por todas partes.. pues mira. si nos ponemos así, hp también tiene su lado otacu, que la enma watso gasta unas berzas.... notables. bien notables, por cierto.

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1587. kirito,

Hombre. Pueden hacer superarmaduras hiperchuladas y meganaves que viajan por el espacio y el warph sin problema, armas que son el sueño húmedo de nuestros ejércitos, mierdas mecánicas de cyborgs pero no un sistema de carga que no sean tíos tirando de la munición que pesa toneladas y muriendo o tíos tirando el combustible a mano y muriendo también?
Hmm, lo de la ema Watson no creo que fuese a posta, dudo que tuviese tetas a los 12 xd. Pero el diseño de las sororitas... como dijo el tío anterior, GW tiene una clientela muy específica, y supongo que tienen que satisfacerla.

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1588. Def-Leppard,

pero si te fijas las naves están contadas con los dedos. no hay capacidad de hacer otra nave. cuando una nave se pierde. fin. no hay plantillas para construir otra, al igual que las servoarmaduras, y los titanes. un titán cuando cae es irrecuperable, y su mecánica steampunk hace que sea así. es simplemente el universo, al igual que las semillas de los marines espaciales son irremplazables.. gw tiene un público muy amplio tío. hombre, no más que hp, pero tiene su público, y bastante amplio, no solo obseso por ver a una piva en tacones y tetorras. simplemente, las seldar están muy putamente buenas. que sea cuestión de memes pues. quien se libra hoy en día¿?

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1589. kirito,

Hombre, tienen la tecnología para crear un bólter, meltas y espadas motosierra, pero no algo para cosas que podemos hacer nosotros?
Un sistema de carga automática o menos peligroso no debería ser tan difícil de hacer.
Tiene su público si, pero parecen correlacionarse un tanto con el animé y las waifus xd. Solo digo. Y parecen ser un objetivo más específico, aunque gw parece que quiere ampliarse, si eso de que sacaron cuentos para niños es verdad.

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1590. Ronald-Weasley,

¡Saludos amigos!
Me encanta ver como se desvían los foros de la sala con debates completamente agenos al tema con el que se crearon. Supongo que es algo a lo que estamos tan acostumbrados ya, que cada que pasa no supone una gran diferencia.
Vamos a lo que me atañe en este mensaje. Capítulo 7 de James Potter y el váculo de los tiempos a continuación.
Capítulo 6
El viaje a Flourish y Blotts
La mañana del sábado, James fue sacudido por Peter para despertar, cuyo ruido en punta era apenas visible en la oscuridad.
—Son las 04:45. Deberíamos irnos.
James salió de la cama y se puso las gafas, la cama de Remus estaba vacía. No había vuelto a la sala común la noche anterior.
—¿Dejaste una nota para Frank? —preguntó James, poniéndose un par de jeans y un suéter que había preparado la noche anterior.
—Sí, lo dejé en su mesita de noche. La encontrará en cuanto despierte.
—Bueno —respondió James. Cruzó la habitación y corrió las cortinas de la cama de Sirius. —Despierta dormilón.
Sirius se dio la vuelta y tiró de las mantas hacia arriba por encima de su cabeza.
—Él puede tener el Báculo de los Tiempos. Yo solo quiero dormir —murmuró medio dormido.
—¡Despierta Sirius! —dijo Peter entre dientes, tratando de sacudirlo.
—¡Vuelve a tu armario, Kreacher! —gimió Sirius, dándole patadas.
—¿Quién es Kreacher? —preguntó Peter a James.
—Ni idea, pero ya es suficiente —James sacó las mantas y las tiró al suelo. Sacó su varita de su bolsillo trasero y la dirigió a Sirius — ¡Wingardium Leviosa!
Sirius se elevó en el aire, se suspendió por un momento, y luego flotó fuera de la cama. El Profesor Flitwick claramente no bromeaba cuando advirtió que el encantamiento de elevación no era para ser utilizado en las personas. La varita de James comenzó a tambalearse. Se sentía como si estuviera llevando una roca con un brazo. De repente, como si Sirius hubiera estado descansando en una rama de árbol que de repente se rompió, cayó con un ruido sordo en el suelo del dormitorio.
—¡Ay! ¡Ya iba, Ya iba!
Frank se movió en su sueño y dio un vago ronquido, pero no se despertó.
—Coge algo de ropa —dijo James. —Nos vamos.
Al cabo de diez minutos, James, Sirius y Peter se escabulleron a través del agujero del retrato por segunda vez en una semana. Aunque la luna llena todavía era visible a través de las ventanas oscuras, parecía que los profesores y prefectos que normalmente vagaban por los pasillos por la noche finalmente habían ido a la cama. De puntillas cuando sonaba como Peeves en el Gran Comedor, fueron capaces de deslizarse a través de las dos enormes puertas principales del castillo en la fría y oscura mañana, y por los escalones de piedra tallados que llevaban al muelle. Las pequeñas embarcaciones que les habían llevado a Hogwarts todavía estaban atadas allí.
—No enciendas la lámpara —James advirtió a Sirius, justo éste estaba levantando su varita para encenderla. —No queremos ser descubiertos.
Se subieron al bote y Sirius desató la cuerda. Luego, mirándose el uno al otro, se dieron cuenta que no sabían qué hacer a continuación.
—No hay remos —dijo Peter.
—No los necesitamos la primera noche que estuvimos aquí —dijo James, inspeccionando cada pulgada de la pequeña embarcación.
No había nada útil a la vista. Trataron cada hechizo que sabían (que, por cierto, no eran muchos), pero el bote aún estaba absolutamente inmóvil. Con gran exasperación, Sirius finalmente se puso de pie y levantó las manos en el aire.
—¡Por qué no simplemente le pedimos ir a Hogsmeade! ¡Es la única cosa que no hemos probado aún!
El barco se sacudió repentinamente, golpeando a todos a los pies, y luego estaban volando a través del túnel oscuro hacia la pared de hiedra. Peter iba tendido sobre Sirius.
—¡Mi varita! —la varita de Sirius salió disparada de la mano. Trató de agarrarla pero falló, y se cayó por la borda en el agua oscura con un chapoteo.
— ¡Iré por ella! —gritó violentamente.
—¡No Sirius! —gritó Peter, agarrando la parte posterior de su chaqueta. —¡No te permitirán entrar al Autobús Noctámbulo si estás mojado!
Sirius todavía parecía que estaba considerando seriamente la posibilidad de saltar por la borda, pero incluso él se dio cuenta que era demasiado tarde. El bote se movía muy rápido, y ninguno estaba tan seguro de donde había caído.
—Vamos camino al Callejón Diagon —dijo James, poniendo una mano en la espalda de Sirius. —Puedes conseguir otra en Ollivander.
Sirius se echó hacia atrás con tristeza y no dijo una palabra mientras el bote se deslizaba suavemente a través del resto del túnel oscuro. Pasaron a través de la cortina de hiedra, y cuando sentían la brisa en el rostro y vieron la luz gris en el horizonte, sabían que estaban casi fuera del lago. Una densa niebla se aferraba a la superficie.
—¿No es esto un Deja Vu? —dijo Sirius con sarcasmo.
¡Bump!. El bote dio un extraordinario estremecimiento. Peter, quien había estado mirando por la borda, se encogió hasta el suelo.
—¿Qué fue eso? —preguntó con voz aguda.
James se dio la vuelta, mirando por encima de ambos lados.
—Acabamos de golpear algo... tal vez una raíz de árbol sumergido, o una roca...
Sirius negó con la cabeza, con el rostro pálido.
—James, el lago tiene al menos cincuenta pies de profundidad aquí.
¡Bump!. Ahora los tres chicos estaban acobardados en la parte inferior.
—Tal vez deberías mirar por encima de la borda —susurró Peter.
James tragó saliva y se incorporó lentamente. Mientras miraba a un lado, de repente se encontró mirando su propio reflejo en algo grande y redondo. Era un ojo, y era del tamaño de un plato de comida.
—¡AHHHHHHH! Sirius y Peter se incorporaron rápidamente, y entonces ellos empezaron a gritar también. James se arrastró hacia atrás, tratando de escapar del ojo, pero para su horror, vio que había tentáculos gigantes que se levantaban de la niebla a su alrededor.
—¡Usa un hechizo! ¡Usa un hechizo! —gritó Peter, arañando a Sirius como si fuera un salvavidas.
—¡¿Qué le voy a hacer, un Colorocambium hasta la muerte?! —Sirius gritó hacia él. Retrocedió lo más lejos que pudo, hasta que estuvo casi cayéndose hacia el otro lado del bote.
—¡Entonces apuñálalo con tu varita! —gritó Peter.
—¡No tengo mi varita! —gritó Sirius. —¡Apuñálalo tú!
—¡Esperen! —gritó James. La criatura parecía estar esperando pacientemente a que se calmaran. —Ha tenido mucho tiempo para dar vuelta el bote y comernos... ¡No creo que quiera hacernos daño!
—Entonces... ¿Qué quieres? —preguntó Sirius.
En respuesta a su pregunta, un tentáculo tan alto y grueso como un tronco de árbol se levantó fuera del agua detrás de él. Suavemente comenzó a empujarlo hacia adelante.
—¡Oh, no...no, no, no, no! —¡Sirius!
James se lanzó hacia adelante para tirar de Sirius de vuelta a lo seguro, pero otro tentáculo se envolvió alrededor de su cintura, y se sintió arrastrado hacia atrás durante alguna distancia. Sirius trató de enterrar sus talones, pero no sirvió. El tentáculo lo empujó más y más a lo largo hasta que llegó al otro lado del borde, cara a cara con el ojo.
—¡¿Qué quieres?! —exigió.
La pregunta fue respondida casi inmediatamente. Otro tentáculo salió del agua frente a él sosteniendo algo largo y delgado. Sirius lo alcanzó con cuidado y la tomó. Era su varita.
—Er... gracias —dijo, sonriendo débilmente.
De repente, todos los tentáculos se retrajeron, incluyendo el que estaba envuelto en la cintura de James, quién aterrizó duramente en la parte inferior de la embarcación. Consiguiendo ponerse rápidamente de pie, miró a un lado y vio cómo el calamar gigante comenzaba a retirarse lenta y majestuosamente hacia abajo en el lago.
Mientras el último tentáculo se deslizaba por debajo de la superficie del agua. James creyó ver que les decía adiós. Una vez se movían de nuevo, una playa de grava y un largo muelle iluminado por linternas ardientes tenuemente, aparecieron a la vista en la orilla opuesta.
—No puedo creer lo que hizo —dijo Peter, mirando por encima del hombro hacia el lago. —Pensé que el calamar nos iba a comer con seguridad... o al menos a ti Sirius.
Sirius, que seguía admirando su varita, puso sus ojos en blanco.
—Sí, gracias por tratar de salvarme Peter.
A medida que el bote se detenía, se bajaron de un salto y lo arrastraron hacia la playa de grava.
—Entonces, ¿cómo llamamos al Autobús Noctámbulo? —preguntó James.
Peter miró a su alrededor.
—Probablemente deberíamos estar en una carretera. Como la que está junto a la estación de tren.
Juntos, respiraron valientemente y comenzaron a caminar hacia el bosque por el mismo camino que Hagrid les había llevado a la inversa en su primera noche. Todavía estaba oscuro y traicionero como lo había estado antes.
—Deberíamos haber tomado un poco de desayuno antes de salir —dijo Sirius con melancolía después de un rato.
—Dudo... que las cocinas... estén... abiertas —dijo Peter con voz entrecortada más atrás. Ya estaba sin aliento.
—¿Quién hace la comida en Hogwarts, de todas formas? —preguntó James, caminando deliberadamente un poco más lento para permitir a Peter que los alcanzara.
—Elfos domésticos, por supuesto —contestó Sirius, al parecer sin preocuparse de que Peter estuviera resoplando más que el Expreso de Hogwarts. —Ellos limpian el castillo también. Los elfos de Hogwarts deben ser muy astutos y tranquilos. En casa Kreacher está siempre murmurando y quejándose, derribando las cosas... Creo que se está poniendo viejo.
—¿Tienes un elfo doméstico? —preguntó James con incredulidad.
—Sí, pero confía en mí, no quieres un elfo doméstico como Kreacher. Es vil. Ahora... ¿Qué tan lejos es? No pareciera que hubiera sido tanto la noche que llegamos.
James miró hacia el camino.
—Me parece ver la luz más adelante, no pareciera ser tan lejos.
En conjunto, seguían caminando en silencio hacia la luz.
—Tal vez podamos conseguir algo de comer en el Callejón Diagon —dijo Sirius esperanzado.
—Y podríamos visitar la tienda de baratijas —dijo James, recordando que no tuvo tiempo suficiente para ir en el verano.
—Y este bosque está empezando a asustarme —intervino Peter.
En respuesta a algo tácito, todos ellos empezaron a caminar un poco más rápido.
—¿Creen que haya helado? —jadeó Sirius.
—¿Nunca has estado ahí? —preguntó James.
—Por supuesto que no, Kreacher hace todas nuestras compras. Mamá y Papá van a veces si es que tienen negocios ahí, pero yo nunca he llegado a ir.
—Hay un Salón de helados de Fortescue, y todo tipo de vendedores ambulantes, yo le compré a uno un helado de arándano con regaliz el mes pasado.
Ahora estaban corriendo hacia la luz, ya sin preocuparse de que tan traicionero fuera el camino.
—¡Oh, espero que tengan helado de crema de chocolate y pimienta picante! — cantó Sirius.
De repente hubo un gruñido, y James se dio cuenta de que Peter ya no estaba detrás de él. —¿Peter? —miró a su alrededor, y en un momento de distracción, se tropezó con una enorme raíz de árbol.
—¡Ay! ¡Hey, ya no estamos en el camino!
—¿Qué? ¿Cómo que ya no estamos en el camino? La luz esta justo... —de repente aminoró el paso hasta detenerse. —¿Qué diab…?
Donde había una luz antes, ahora había dos. James se dio cuenta que más luces empezaron a aparecer alrededor. Eran suaves y grises, al igual que los bordes del cielo mañanero que había habido durante su oscuro viaje a través del lago. Algunas se balanceaban hacia arriba y abajo incitantes, otras parpadeaban, como si flotaran entre los troncos de árboles gruesos.
James encontró a Peter en la oscuridad. Estaba acurrucado como una pequeña bola y lloriqueando. Sirius volvió unos pasos y se puso en cuclillas con ellos.
—¿Qué son? —preguntó en voz baja.
—No lo sé —respondió James.
Sirius se aclaró la garganta.
—¿Hola? —llamó, alzando la voz tan alto como se pudiera.
De repente, todas las luces se apagaron. Luego, un segundo más tarde, la primera luz se encendió de nuevo justo adelante.
—Creo que quiere que le sigamos —dijo Sirius, parándose nuevamente.
James ayudó a Peter a pararse, y los tres se acercaron juntos, aunque con mucha más cautela esta vez. La luz se estremeció con emoción y rebotó más lejos en el bosque. Las otras luces comenzaron a unirse de nuevo, bailando y girando juntas después de la primera.
—¿Dónde crees que nos llevan? —Peter le preguntó en voz baja y temblorosa.
—¡Tal vez nos están llevando de vuelta al camino! —dijo Sirius en voz alta. Pareciendo olvidar la precaución, comenzó a galopar imprudentemente después de ellas. James y Peter tuvieron que alcanzarlo, saltando sobre grandes raíces de árboles y pasando por debajo de ramas bajas.
—¡Sirius, más despacio! —se quejó Peter.
Algo acerca de las luces estaba comenzando a molestar a James. Estaban afectando a Sirius de una forma extraña. Parecía dispuesto a seguirlas ciegamente a cualquier lugar... incluso si fuera dentro de una zarza... o un precipicio... o en una ciénaga...
—¡PARA! Era muy tarde. De pronto, el suelo bajo sus pies parecía desaparecer, dejándolos hundidos hasta el pecho en el frío y húmedo lodo. Sirius salió de su trance.
—¿Qué? ¿Qué pasó?
James escupió un poco de lo que se le había metido en la boca. Tenía un sabor horrible.
—¡Son esas cosas de las que Hagrid nos advirtió la primera noche! Que se llamaban... ¿Hunkerpinks? ¿Hankypanks? ¡Dijo que había un grupo de ellos, atrayendo a la gente a los pantanos!
Pobre Peter, que era una cabeza más bajo que todos los demás, el lodo le llegaba hasta el cuello.
—¿Qué es lo que le hacen a la gente que los atraen hasta aquí?
Por mucho que James quería que se rieran todos y se fueran de ahí, ya podía ver a las luces de vuelta, y ahora estaban convergiendo hacia atrás de ellos.
—¡No sé, pero a menos que queramos averiguarlo, tenemos que salir de aquí!
Los tres movían sus brazos y piernas violentamente pero no lograban moverse más de unas pocas pulgadas.
—¡Están cada vez más cerca! —advirtió Sirius.
Estaba en lo correcto. Las luces que iban adelante de la manada estaban a menos de treinta pies de distancia... Peter luchó furiosamente.
—¡James saca fuera el brazo con el que usas tu varita!
—¿Qué?
—¡Mis brazos están atrapados, levanta el brazo con el que usas tu varita!
—¡¿Por Qué?!
—¡HAZLO!
Sin saber qué estaba haciendo o por qué, James sacó su brazo izquierdo. Se oyó un golpe ensordecedor, y hubo una luz cegadora. Mientras se derramó a través del pantano, James sólo podía distinguir formas de criaturas pequeñas, gruesas y como humo, que ahora estaban gritando con rabia y retirándose hacia los árboles.
—¡JAMES, CUIDADO! —gritó Sirius.
James giró la cabeza para ver algo enorme y violentamente púrpura parando junto a ellos. Él levantó los brazos para protegerse del impacto, pero se desvió hacia la derecha locamente, flotó por un momento en el aire y luego se dejó caer en el pantano con un ruido fuerte de chapoteo.
James dejó caer las manos, y se dio cuenta que estaba conteniendo la respiración, exhalando fuertemente. El objeto violentamente púrpura era un autobús de tres pisos. Tenía letras doradas sobre el parabrisas. El Autobús Noctámbulo Insultos apagados comenzaron a salir del área alrededor de la puerta, que estaba un par de pies enterrada en el pantano. La puerta se sacudió, haciendo un poco de succión y sonidos aplastantes en el barro (James estaba mejorando su ánimo, hasta podría haber empezado a reír), pero entonces una ventana del primer piso se abrió. Una cara de aspecto muy maleducada de una muchacha de dieciocho o diecinueve años apareció.
—¿Qué creen que están haciendo ustedes tres? ¡¿Están locos?!
Otra voz, una mujer mayor por el sonido de la misma, salió desde más adentro.
—Jill, ¿Qué te he dicho sobre el saludo obligatorio?
Jill dejó escapar un suspiro de exasperación.
—Bienvenidos al Autobús Noctámbulo, transporte de emergencia para el mago o bruja varada —rápidamente recitó en una voz que sugería mucho que no eran bienvenidos. —Mi nombre es Jill Puddledip, y seré su conductora esta noche. Sólo paguen la tarifa nominal, suban a bordo y los llevaremos rápidamente con comodidad y estilo a cualquier lugar. Pónganse cómodos en una de nuestras camas de lujo. Cepíllense los dientes con uno de nuestros cepillos gratuitos. Por qué aparecerse, cuando pueden "siestaparecerse" en el Autobús Noctámbulo. Terminó el discurso y volvió a su mal humor de antes. —¡Casi nos matan llamándonos a un lugar como este!
—¿Nosotros casi las matamos? —preguntó James indignado, moviéndose con fuerza hacia delante lo más que podía hasta que casi alcanzaba el autobús.
—¡Oy, será mejor que no pienses que los recogeremos aquí! —gritó Jill.
—¿Quieres decir que no nos dejarás subir? —preguntó Sirius. —¡Tú dijiste que era el transporte de emergencia para el mago o bruja varado! ¡¿No lucimos lo suficientemente varados para ti?!
—¡Entonces es el transporte de emergencia para magos y brujas varados no cubiertos de lodo! —replicó Jill.
—¡Evanesco!
La puerta del Autobús Noctámbulo de repente se desvaneció, revelando a una mujer muy vieja en un sillón frente al volante. Sus ojos luminosos eran de 2 colores (amarillo y verde), y su pelo era salvaje.
—¿Eres una bruja o no, Jill? Deja que esos pobres chicos suban y podemos limpiarlos.
James uso la barandilla para tirar de sí mismo fuera de la ciénaga pegajosa, luego se giró para ayudar a Sirius y Peter. La vieja bruja sacó una corta y rechoncha varita y apuntó a los tres.
—¡Fregotego!
James sintió como si una gran aspiradora invisible estuviera succionando toda su ropa. Un instante después, todo el lodo había desaparecido.
—Gracias —dijo James, estremeciéndose al imaginar qué hubiera sido de ellos si Peter no hubiera sabido sobre el Autobús Noctámbulo.
—Oh, no hay problema querido —dijo la bruja. —¿Dónde van estas tres cabezas?
—Callejón Diagon —contestó Sirius, ahora excavando en su bolsillo para sacar dinero. Le entregó a Jill un galeón dorado y dieciséis sickles de plata, quien se tomó un momento para contarlo y gesticular con la mano para que se sentaran. El autobús estaba lleno de camas, todas vacías.
—¡Al Callejón Diagon! —dijo la bruja con entusiasmo, tirando de una gran manivela amarilla. El autobús entero comenzó a retumbar.
—Díganme, ¿Han estado antes en el Autobús Noctámbulo? —preguntó Jill, mirando hacia arriba con recelo.
Peter asintió, y agarró fuertemente el poste más cercano, pero James y Sirius negaron con la cabeza. Hubo otro ruido ensordecedor, y James y Sirius fueron arrojados al suelo. La varita de Sirius salió volando.
—¡Ya es la segunda vez! —dijo, trepando hacia esta.
James logró subirse a una de las camas, que estaban rodando por el interior del autobús locamente. Mirando a través de las grandes ventanas cuadradas, podía ver los árboles pasar volando en una alarmante velocidad.
—¿Cómo es que no estamos chocando con nada? —James preguntó a Peter, quien se limitó a sacudir la cabeza, con los labios fuertemente cerrados. Se veía muy verde.
—Miren —dijo Sirius, apuntando hacia la ventana frontal.
James siguió la dirección de su dedo para ver rocas y árboles saliendo hábilmente fuera del camino del autobús. Estaba fascinado, pero sólo tuvo un momento para mirar antes... ¡BANG! De repente habían desaparecido los árboles, y estaban volando a través del centro de Londres. Al igual como los árboles lo habían hecho, ahora los edificios y bancos del parque se exprimían a sí mismos fuera del camino del Autobús Noctámbulo.
—¡Creo que acabo de ver mi casa! —gritó Sirius, y James saltó a mirar, pero el autobús estaba moviéndose demasiado rápido.
De repente, la vieja bruja frenó de golpe, y el bus se deslizó hasta detenerse, mandando a volar a James y Sirius. James chocó contra un grupo de camas en la esquina, y Sirius voló de cabeza hacia el poste donde Peter se aferraba, por su parte Peter finalmente perdió el contenido de su estómago, pasando muy cerca de Sirius, e incitando otro montón de insultos por parte de Jill. Una vez que pudo ponerse nuevamente de pie, James pudo ver que estaban en las afueras de un bar de aspecto lamentable.
—El Callejón Diagon está por allí —dijo la vieja bruja, haciendo un gesto hacia la puerta del lugar. Miró expectante hacia Jill, y cuando ella no dijo nada, le pegó fuertemente con su codo.
—Gracias por viajar en el Autobús Noctámbulo —dijo Jill ácidamente. — Esperamos que hayan tenido un buen viaje, y que pronto viajen de nuevo con nosotros. Recuerden, si necesitan una forma de salir de la ciudad, háganos parar.
James, Sirius y Peter dieron un paso fuera y en un abrir y cerrar de ojos, el Autobús Noctámbulo desapareció con otro sonido ensordecedor.
—Gracias Peter —dijo James, viendo el pequeño ciclón de hojas giratorias y basura que el Autobús Noctámbulo dejó atrás. —Nos has salvado.
—No hay de qué —dijo Peter débilmente, con el rostro todavía delicadamente verde.
Cuando se acercaron a la puerta de la taberna, el letrero que colgaba por encima se encendió.
—El Caldero Chorreante —leyó James. Él y sus padres siempre usaban Polvos Flu para poder llegar al Callejón Diagon, por lo que el nombre le era desconocido. —¿El Callejón Diagon está aquí?
—Sí —dijo Peter. —Está en la parte de atrás, por las papeleras.
Se aventuraron al interior, y luego salieron a un pequeño patio donde se guardaban los contenedores de basura. Recuperándose de su enfermedad por el movimiento, Peter golpeó tres lugares en la pared de ladrillos con su varita. Un pequeño agujero se abrió, para luego ensancharse y ampliarse hasta que pudieron ver la vista tranquila de la calle de adoquines del Callejón Diagon, bañado por la mañanera luz cálida. Algunos magos y brujas ya estaban correteando por las calles, y los comerciantes estaban abriendo ventanas y barriendo puertas.
—¿Por dónde está Flourish y Blotts? —preguntó Sirius.
—Por aquí —dijo James, ahora tomando la delantera.
Pasaron por delante de la botica, la tienda de suministros de Quidditch, y la tienda de artículos de papelería antes de llegar.
—Por favor, que todavía esté aquí —resopló.
Entraron en silencio. Las filas y filas de libros polvorientos se veían igual que como James las recordaba.
—Está en uno de los rincones más lejanos, en la sección Mitos y Leyendas.
Era difícil recordar exactamente dónde estaba, pero después de un poco de búsqueda, James finalmente encontró el mismo estante con la placa de metal deslustrada.
—Está aquí en alguna parte, más o menos al nivel de mi vista...
Buscaron entre los estantes en silencio durante unos minutos, pero luego Sirius de repente se puso rígido, como un perro de caza al escuchar un zorro.
—Creo que hay alguien aquí —susurró.
James estaba demasiado absorto en la búsqueda para escuchar. Tenía miedo de que pudiera haber recordado mal y que todo el viaje podría haber sido para nada, pero finalmente, por suerte, lo vio. Era un desmoronado y sucio libro pequeño con tinta verde con manchas en el lomo.
—¡Lo tengo! ¡Está aquí!
James lo tiró hacia abajo y pasó rápidamente a través de las páginas quebradizas y amarillentas escritas a mano.
—¡Esto es!
—¿Lo estamos robando? —preguntó Peter.
—Esperemos que no —dijo una voz vieja y jadeante detrás de ellos.
El mismo comerciante que James conoció en julio salió de detrás de una estantería. Tendiendo una mano áspera pidiendo el diario, y James, sintiéndose como si hubiera sido atrapado con algo que no debería tener, de mala gana se lo entregó.
El tendero sacó un par de gafas viejas del bolsillo del pecho, y con atención examinó el diario. No parecía reconocerlo como algo importante. Al parecer, decidiendo que podía deshacerse de él, se lo devolvió a James.
—Quiero quince galeones por este.
La cara de James cayó. Sirius tenía cantidades exorbitantes de dinero en su baúl, y había tomado dos grandes puñados de monedas en la mañana, pero no tenía mucho. Rápidamente, James comenzó a pensar en todas sus opciones. Volver en la noche y robarlo, quitárselo de las manos y correr... cada idea sonaba peor que la anterior.
—¡¿QUÉ?! —explotó Sirius. —¿Por ese pedazo de basura? ¡Devuélvelo James, podemos hacer nuestro informe de otro libro! Vamos a otra tienda. Tomó el libro y con fuerza lo metió de nuevo en las manos del tendero. Luego, se marchó sin mirar atrás. James le siguió, desconcertado.
—Sirius, ¿Qué estás haciendo?
—¡Sshhh! —dijo entre dientes.
—¡Esperen! ¡No vayan a Spine Binders!
El tendero, aparentemente horrorizado ante la perspectiva de perder su negocio frente a un vendedor de libros llamado Spine Binders, estaba corriendo detrás de ellos. Dio una mirada crítica al andrajoso diario en sus manos.
—Está bien, niños desgraciados. Llévenselo por ocho galeones o déjenlo.
Sirius metió la mano en su bolsillo.
—Sólo tengo tres.
James sabía que estaba mintiendo. Tenía más que eso.
—Tres entonces —concedió el tendero.
Finalmente pareció aceptar que no iba a conseguir un buen negocio con ellos. Sirius le entregó el dinero y tomó el diario.
—¡Gracias, un placer hacer negocios con usted!
Antes de que el tendero pudiera decir algo más, los tres corrieron hacia la puerta. Una vez fuera entre la multitud bulliciosa, Sirius abrió el diario.
—Sirius, no —dijo James. —Debemos esperar hasta que estemos solos en la sala común.
Sirius lo cerró a regañadientes y lo empujó hacia el fondo de uno de los bolsillos de su chaqueta.
—Bueno, ¿Qué tal un helado de chocolate picante? —preguntó esperanzado.
Después de una ronda de helados de Fortescue's (chocolate picante no estaba disponible, por lo que Sirius se conformó con zarzamora y cacao), caminaron de regreso a la pared de ladrillos, y salieron de vuelta a Londres a través del Caldero Chorreante. Ahí, se reembarcaron en el Autobús Noctámbulo (Jill estaba muy disgustada de tener que decir sus líneas de nuevo), y pidieron ser llevados de vuelta a Hogsmeade, esta vez en la carretera cerca de la estación de tren. Una vez allí, entonces comenzaron a bajar el sendero del bosque cuando Sirius hizo una pausa, sonriendo maliciosamente.
—Saben, Hogsmeade es el único asentamiento totalmente mágico en Gran Bretaña. Como magos en entrenamiento, ¿No creen que sería... educativo que echemos un vistazo? Con un guiño, partió hacia la otra dirección, hacia el pequeño pueblo no lejos de la estación.
Riendo, James corrió para alcanzarlo. Peter tropezó después de ellos desesperadamente.
—Sirius, James, esperen, ¿Qué hacen? ¡Es fin de semana de Hogsmeade!
—¿Un qué? —Sirius preguntó sobre su hombro, sin detener el paso.
—¡Fin de semana de Hogsmeade! —repitió Peter, luchando para alcanzarlos. —¡Los estudiantes mayores están autorizados a venir a Hogsmeade! ¿Qué pasa si alguien conocido nos ve?
—¡Oh, vamos Peter, no seas un miedoso! —dijo Sirius con desdén. —¿Qué hay de ti James, te parece?
James lo consideró, pero sabía que la expresión en su rostro ya estaba mostrando lo que pensaba.
—Creo que podemos permitirnos un vistazo a Zonkos.
Era una mañana alegre. Los chicos llenaron sus bolsillos a rebosar con dulces en Honeydukes, y se probaron ropa cara y de lujo en Gladrags Wizardwear. Se burlaron de las parejas mayores que estaban cariñosos a través de la ventana del Salón de Té de Madame Puddifoot's, y se rieron hasta que les dolieron las costillas en Dominic Maestro's, donde Sirius les hizo una demostración de sus pobres habilidades en violín (el único producto de las lecciones que su madre le obligó a tomar cada verano. El violín los echó al final). Trataron de comprar cerveza de mantequilla en una animada taberna de la calle principal llamada Las Tres Escobas, pero cuando vieron a los Profesores Slughorn, Flitwick y Dearborn en una mesa cercana al bar, decidieron no tentar su suerte.
Zonkos era tan maravilloso como habían oído decir por otros estudiantes. James estaba impresionado con las imponentes pantallas para desaparecer asientos de inodoros, bombas fétidas auto detonantes y orejeras que pican. Estaban tan absortos que casi se encontraron con la Profesora McGonagall que flotaba cerca de la puerta cuando iban saliendo. James se preguntó si se había puesto ahí a propósito para controlar de cierta forma la mercancía que volvía a Hogwarts.
Obligados a encontrar una salida diferente, Sirius los condujo por la puerta trasera hacia un callejón. Continuaron por el callejón durante mucho tiempo, hasta que las tiendas se hacían escasas, y finalmente, se terminaron. Pronto, se aproximaron a una amplia colina sobre la que se situaba una casa solitaria, en ruinas. Todas sus ventanas estaban tapiadas, excepto por una en la parte superior, la que James decidió que era probablemente el ático. La habitación más allá de la ventana estaba oscura, oculta por una tela rallada y de jirones que servía como cortina. El jardín exterior de la casa estaba húmedo y cubierto, rodeado por una valla de hierro forjado. Una señal recién pintada en la puerta decía.
LA CASA DE LOS GRITOS La casa más embrujada de Gran Bretaña, gritos aterrorizados y gemidos inhumanos de tormento se escuchan frecuentemente emanados desde dentro de las paredes de este lugar. Algunos se pueden escuchar desde el Salón de Té de Madame Puddifoot's.
—¿Suponen que alguien todavía vive ahí? —preguntó Sirius, subiendo lo suficiente para poner su cara entre las barras.
—Lo dudo —dijo James, observando que la puerta principal estaba cerrada y clavada. —Al menos, no creo que nadie vivo viva ahí.
De repente, hubo una ráfaga de movimiento en la ventana abierta. Entonces, repentinamente se cerró de golpe. Peter salió hecho un rayo en dirección a la estación de tren, y James y Sirius, aunque intrigados, se giraron y le siguieron.
Hasta aquí llega. Finalmente los merodiadores haciendo de las suyas. Vaya escapada tan loca de Hogwarts, y vaya talento de Sirius para los negocios. La cuestión es, qué información contendrá el diario que acaban de adquirir referente al famoso váculo de los tiempos? Seguramente se explicará en el próximo capítulo.

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