Más que su mano derecha.
Te cuento.
Te escuchamos.
Había una vez, en los viejos tiempos, un rey. En este gran imperio que era entonces Feldunost, este monarca reinaba de forma suprema. Estas tierras se extendían desde la costa del gran cedro, en el norte, hasta el pie de las Montañas de los Lamentos, muy al sur, incluso más allá del Desierto de las Lluvias, que ya está a una distancia fantástica de la capital, puedes creerme. Dirigido por Berthero el Luminoso, este reino fue gobernado por una mano maestra. Sin ser tan sanguinario como muchos déspotas de la época, Berthero, conocido como "el luminoso", no soportaba la más mínima molestia, la más mínima contradicción, y el flujo de sirvientes era incesante con él, éste perezoso, éste no lo suficientemente rápido para obedecerle, éste torpe... Cualquier pretexto era bueno para devolver a esta pobre gente, no a sus casas, sino a la muerte, en el circo de la grada de plata, la infame atracción de la capital.
Pero lo que no sabía el rey luminoso, era que cada que mandaba a matar a algún desdichado esclavo, algo extraño sucedía.
Cuando estaban a punto de clavarle las lanzas y hachas a la persona condenada a muerte, uno de los verdugos, que era como la mano derecha del rey, rápidamente, con unos extraños movimientos con sus manos, hacía desaparecer a la desdichada persona, y en su lugar aparecía un cuerpo exactamente igual sin que nadie se diera cuenta.
Y así transcurrían los años, y siempre fue así sin que nadie sospechara ni un poquito.
El rey siempre confió en Storm, ese era el nombre de aquel verdugo y su mano derecha.
El era su más fiel y leal sirviente, nunca le reprochaba nada, siempre cumplía al pie de la letra sus órdenes sin importar que.
¿Cómo llegó hasta ese puesto?
Pues, por esa misma razón, se ganó su confianza muy rápidamente, cuando el rey le dijo que fuera, junto con los demás ayudantes, a matar a su familia, ya que estos habían desobedecido las órdenes del rey. Y Storm, sin titubear ni un segundo, ordenó que se les claven las lanzas y hachas a aquellas personas, que alguna vez fueron su familia, pero como desobedecieron al rey, según él, ya no los consideraba como familia y ordenó que se consumara el acto.
Y así fue. Los verdugos, deseosos de sangre, clavaron sus instrumentos de matanzas, sin remordimientos a la familia de uno de sus superiores.
El rey, después de eso, gritaba el nombre de su mano derecha, Storm. Storm, una bulla para Storm, y todos empezaron a clamar al ahora mano derecha del rey.
El rey, personalmente, le dio algunas pepas de oro, y le dijo. Te lo mereces por tener la valentía de matar a tu propia familia.
Además, serás, de ahora en adelante, mi mano derecha y comandarás a los verdugos, cuando les toque hacer su trabajo.
Gracias, mi rey, fingía agradecimiento hacia a este.
Pero, ni el rey, ni nadie sabía, que, como ya había hecho con las otras personas, Storm, también hizo lo mismo con su familia, solo que los mandó a otra parte más cómoda y espaciosa que donde tenía a las otras personas.
Sí, Storm, a toda persona que ayudaba, las enviaba a un lugar de entrenamientos. Y es que este los estaba entrenando para una revolución contra el rey, y quedarse con ese territorio.
Pasaron los años después de que Storm matara a su familia, bueno, según el rey, y todos los que lo seguían.
Después de muchos años, Storm ya solo no era el mano derecha del rey, si no su asistente personal.
Fue desde que se convirtió en su asistente personal, que se dio cuenta que ya no tenían que ser violentos para conquistar el reino. Bueno, talvez sí, si el caso lo amerite.
Una mañana, como todas, desde que Storm se convirtió en Asistente personal del rey, Storm le llevaba su desayuno a su habitación.
Tocó la puerta. Pasa, Storm dijo el rey con amabilidad.
MI rey, aquí le he traído su desayuno como me lo pidió que se lo hiciera. Su batido de frutas, y sus pasteles de queso.
Está bien, ponlo en la mesa.
Está bien mi rey.
Storm dejó la comida en la mesa, la tapó con una servilleta, y salió de la habitación.
El rey, todavía adormilado, se levantó de su cama, y se sentó a comer.
Devoró rápidamente sus pasteles de queso, y se tragó de un solo su batido de frutas.
El rey se volvió a acostar en la cama, cuando, después de unos minutos, se empezó a sentir mareado, luego empezó a sentir retorcijones en el estómago, y empezó a llamar a todos sus empleados de confianza, llamando primero a Storm.
El primero en llegar fue Storm, fingiendo preocupación. MI rey, mi rey, que le sucede, que le sucede, rápido, gritó Storm, traigan un ataúd.
Los empleados y guardias que venían detrás, se detuvieron en seco y se miraron los unos con los otros.
¿Cómo que un ataúd?
Sí, el rey ha muerto por razones desconocidas, rápido, traigan un ataúd.
NO estoy muerto susurró el rey, hincándose de dolor. Si, si lo está mi rey dijo Storm con una amplia sonrisa.
Déjeme ver si puedo hacer algo dijo Storm, dirigiéndose hacia el baño real.
Entró al baño, buscó un desintoxicante, lo abrió, sacó un frasco de su chompa, abrió el frasco.
Dentro había un polvo de color negro, y lo vertió todo en el remedio, para posteriormente, hacer desaparecer el frasco, y a cerrar el remedio, para después salir del baño real.
MI rey, resista, que traigo una medicina, para ver si lo puede ayudar, resista, por favor.
¿No que ya estaba muerto?
Hablaron las personas, que ya se encontraban dentro de la habitación con el ataúd, listo para usarse.
NO, lo dije para anticiparnos, dijo Storm, para posteriormente, abrir el frasco. Vertió un poco del remedio en la tapa de este, y se lo dio de tomar al rey.
Luego de unos minutos, el rey, de repente cerró y abrió los ojos, para después, mostrar mucho dolor, y empezó a gritar. Hagan algo, montón de inservibles.
Las personas que se encontraban allí, estaban a punto de salir de la habitación para ir a ver a un doctor. Pero el rey dio un grito desgarrador, y luego de ese grito, cerró sus ojos, para ya nunca volverlos a abrir.
Está muerto, dijo el más viejo de los presentes, Vamos, pongámoslo en el ataúd.
Se hizo un funeral, con muy poca gente, 100 para ser exactos, cuando en el reino, habían más de 18000 personas.
Bueno, dijo el más anciano de todos, como yo soy el más viejo, y con más experiencia, yo seré el nuevo rey.
Si alguien no está de acuerdo con mi decisión, que hable ahora, o calle para siempre.
Todos callaron, menos Storm. De ninguna manera. Al yo ser su mano derecha, es obvio que yo sea el rey.
Todos se opusieron, incluso, salieron como 200 personas de quien sabe dónde, De ninguna manera, gritaron todos, apuntando sus hachas y lanzas hacia donde estaba Storm.
Este los miraba divertido. ¿Seguros que quieren hacer esto más difícil?
Se miraron extrañados, de pronto un gran sonido los alertó, se escucharon sonidos de todas partes, sonidos de hélices de avión.
Se quedaron mirando al cielo, cuando, después de unos minutos, los aviones que se escuchaban, salieron a la vista, descendiendo muy despacio en el reino.
Cuando todos los aviones descendieron, los que tripulaban los aviones salieron con armas, armas de fuego. Eran más de 1000 los que salían del avión.
Apuntaron a los presentes, menos a Storm, y Este gritó.
¿Están con migo, o serán mis enemigos, o se quieren ir en paz y no provocar ningún tipo de alboroto?
Se miraron, y todos, agacharon sus cabezas y sus armas, y gritaron. Larga vida a Storm, el nuevo rey de Feldunost.
Después los habitantes, supieron por las propias palabras de Storm, lo que él había hecho, a lo largo de su vida como mano derecha del rey, y antes de eso.
Supieron que todas las matanzas, resultaron en un ejército para Storm, y se empezaron a reír.
Quien lo diría, el más fiel y leal de los precentes, escondía un gran secreto.
Y eso no es todo. Continuó Storm.
YO soy uno de los 7 magos de las cumbres que quedan.
Los magos de las cumbres, son personas muy poderosas, tanto que moviendo unos cuantos dedos de sus manos, el mundo caería a sus piés.
Pero estas personas son vondadosas.
Uno de los jefes que quedaban vivos, ordenó matar al rey luminoso, ya que el, de alguna manera descubrió que existían estas personas, y una noche, mandó a más de 4000 personas a matar a todo ser vivo que se encontrara en las cumbres.
Y así fué, todos los magos que se encontraban en las cumbres, fueron acesinados con bombas explosibas, y otros artilugios explosivos.
Solo se salvaron 7 personas, 4 miembros de la familia real entre los magos, y 3 guardianes de los sueños.
Storm, era el hermano mayor de la familia. Su padre fué quien le encomendó el trabajo de matar al rey.
Lo del dis que acesinato de la familia de Storm, no fué más que una pantalla. Todo era parte del plan para que Storm se convirtiera en mano derecha del rey.
Todos se quedaron asombrados, y desde allí, ya no huvieron más traidores, ni reveldes, ni matanzas de ningún tipo.
El rey Storm dirigió el reino por casi 300 años. Bueno, fueron 250 años para ser exactos. Luego se fué a descanzar junto a su familia, a su antiguo lugar. Las Cumbres.