Cultura del saber: Concurso numero tres

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1. zefir,

¡Saludos, jugadores y jugadoras de la sala!

Nos encontramos de nuevo para... ¡un nuevo concurso! Efectivamente, este es el tercero. Como siempre, me gustaría recordaros, difundid la apertura de este nuevo concurso, para que el mayor número posible de personas pueda participar en esta gran aventura. Así que, sin más dilación, vamos con las instrucciones, las expectativas y la última palabra.

Instrucciones :
Aquí hay un cuento. Por fin, un comienzo, de cuento. ¿Recuerdas cuando eras niño, o quizá incluso un poco más mayor, aquellas maravillosas historias que te contaban o te leían por la noche? ¿No era infinitamente agradable escuchar con tu mente infantil estos maravillosos cuentos, estas pequeñas y encantadoras fábulas? Si lo echas de menos, o si los sigues leyendo, te sugiero que te pongas del lado del escritor, que lo veas de otra manera.
Voy a poner a tu disposición las primeras líneas de un cuento, para sentar las bases sobre las que puedes construir tu historia. Tendrás que usar tu imaginación, sacando de nuevo a relucir tu espíritu infantil para proponer una continuación a esta breve introducción. También te recomiendo que pongas un título a tu escrito, para hacerlo más personal, aunque esto es opcional. Aparte de este comienzo del texto, no impongo ninguna otra restricción editorial. En el formulario, te pido que hagas un mínimo de 5 líneas, con un máximo de dos páginas. No estás obligado a terminar la historia, escribirás según tu inspiración, según tus deseos.

El texto:
Te cuento.
Te escuchamos.
Había una vez, en los viejos tiempos, un rey. En este gran imperio que era entonces Feldunost, este monarca reinaba de forma suprema. Estas tierras se extendían desde la costa del gran cedro, en el norte, hasta el pie de las Montañas de los Lamentos, muy al sur, incluso más allá del Desierto de las Lluvias, que ya está a una distancia fantástica de la capital, puedes creerme. Dirigido por Berthero el Luminoso, este reino fue gobernado por una mano maestra. Sin ser tan sanguinario como muchos déspotas de la época, Berthero, conocido como "el luminoso", no soportaba la más mínima molestia, la más mínima contradicción, y el flujo de sirvientes era incesante con él, éste perezoso, éste no lo suficientemente rápido para obedecerle, éste torpe... Cualquier pretexto era bueno para devolver a esta pobre gente, no a sus casas, sino a la muerte, en el circo de la grada de plata, la infame atracción de la capital.

Los criterios de selección serán los siguientes:
-Ortografía razonablemente correcta.
-La calidad de la historia como cuento, nos hace, te hace soñar.
-No te bases únicamente en lo que ya has leído, intenta escribir algo que hayas producido tú, no se trata de reciclar otra historia, aunque, por supuesto, los procesos utilizados puedan ser idénticos.

Tienes 2 semanas para enviar tu contribución, el tema se cerrará el viernes 5 de marzo por la noche.

No me olvido de la última palabra: Anatidaefobia.
Los individuos que la padecen se aterrorizan ante la idea de que un pato (un animal de la familia Anatidae, como los gansos y los cisnes, de ahí el nombre de la fobia) les observa de forma insana, en algún lugar del mundo... Es una fobia ficticia que se inventó un tal Gary Larson, pero me divertí mucho con ella.

¡Estoy deseando leerte y te deseo un gran rato con este escrito!

Artísticamente tuyo,
Zefir

P.D: Sólo aclarar que la palabra final sea tomada como anécdota. No cuenta para el relato, me pareció curiosa y quise compartirla.

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Última edición por charlie20, 19.02.2021 15:09:42

2. Franco-Escamilla ,

aquí va mi escrito que sinceramente no creo que esté bien, pero de igual forma lo mando :D

La lección.

Había una vez, en los viejos tiempos, un rey. En este gran imperio que era entonces Feldunost, este monarca reinaba de forma suprema. Estas tierras se extendían desde la costa del gran cedro, en el norte, hasta el pie de las Montañas de los Lamentos, muy al sur, incluso más allá del Desierto de las Lluvias, que ya está a una distancia fantástica de la capital, puedes creerme. Gobernado por Berthero el Luminoso, este reino fue gobernado por una mano maestra. Sin ser tan sanguinario como muchos déspotas de la época, Berthero, conocido como "el luminoso", no soportaba la más mínima molestia, la más mínima contradicción, y el flujo de sirvientes era incesante con él, éste perezoso, éste no lo suficientemente rápido para obedecerle, éste torpe... Cualquier pretexto era bueno para devolver a esta pobre gente, no a sus casas, sino a la muerte, en el circo de la grada de plata, la infame atracción de la capital.
Un día, Berthero yacía en la habitación real de su castillo esperando a que uno de sus tantos sirvientes le llevara el desayuno, pero en el momento en el que se le iba a servir, al desgraciado lacayo sin tener la más mínima intención de hacerle una maldad al rey, se le derramó el café sobre sus pantalones. Berthero siendo tan intolerante con este tipo de actos mandó a matar al pobre sirviente al ya maldito circo de la grada de plata donde una vez hecha la ceremonia pre asesinato este fue ejecutado con la guillotina.
Pasaron los días y algo raro sucedía en el circo; los verdugos al intentar ejecutar a los sirvientes que desobedecían al rey caían fulminados al suelo haciendo imposible que pudieran efectuar su labor haciendo así, que el rey mandara a ejecutarlos a ellos por incumplir con sus mandatos. Verdugo que caía, verdugo que era asesinado hasta que un día todos los ejecutores del reino murieron.
De repente uno de los sirvientes más obedientes de Berthero comenzó a actuar de una forma muy grosera. le respondía de muy mala manera, no le hacía caso, etc; entonces el rey ya molesto por las actitudes de esta persona mandó a ejecutarlo pero se topó con la sorpresa de que ya no había verdugos en el reino, así que cegado por su ira él mismo se encargó de llevar a matar al pobre sirviente al infame circo.
Como el luminoso era muy perezoso y no sabía preparar la guillotina hizo una hoguera donde iba a lanzar a su víctima, pero cuando se iba a consumar la ejecución, el rey cayó al suelo como lo hicieron antes los verdugos. entonces el sirviente con una gran sonrisa demoníaca en su rostro cargó en brazos a su soberano y se acercó al fuego que estaba en su más fuerte punto y sin pensarlo dos veces lo lanzó para que este ardiera junto con la materia prima que alimentaba las llamas infernales.
Así el reino quedó liberado de las presiones y las injusticias que cometía antes Berthero en contra de sus sirvientes teniendo también, una oportunidad de elegir a un mejor gobernante que no fuera tan mala persona como lo fue en su momento el luminoso.
fin.

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3. sandrius,

Había una vez, en los viejos tiempos, un rey. En este gran imperio que era entonces Feldunost, este monarca reinaba de forma suprema. Estas tierras se extendían desde la costa del gran cedro, en el norte, hasta el pie de las Montañas de los Lamentos, muy al sur, incluso más allá del Desierto de las Lluvias, que ya está a una distancia fantástica de la capital, puedes creerme. Dirigido por Berthero el Luminoso, este reino fue gobernado por una mano maestra. Sin ser tan sanguinario como muchos déspotas de la época, Berthero, conocido como "el luminoso", no soportaba la más mínima molestia, la más mínima contradicción, y el flujo de sirvientes era incesante con él, éste perezoso, éste no lo suficientemente rápido para obedecerle, éste torpe... Cualquier pretexto era bueno para devolver a esta pobre gente, no a sus casas, sino a la muerte, en el circo de la grada de plata, la infame atracción de la capital.
Un día, una de sus esposas le comentó que iba a tener una hija. El rey, cansado de tener hijos, ya que tenía por lo menos 6 mujeres le dijo a Ania que tenía que abortar, pues en el reino ya no cabían más niños y daban mucho dolor de cabeza. ¿las razones del rey? él pensaba que iba a ser otra mujer y él necesitaba más barones por si algún día le pasaba algo y su hijo mayor barón no pudiera reinar por alguna razón, lo hiciese el barón pequeño pues el rey tenía 29 hijos, de los cuáles solo uno era barón.
Ania no quería abortar pues uno de sus sueños era tener un bebé, ya que tenía un gran instinto maternal.
Tras preparar su equipaje, y con mucho sigilo y tiento para que el rey no supiese de sus intenciones, una noche de luna llena se escapó de palacio prometiendo nunca más volver. Es cierto que allí había pasado los mejores años de su vida, había aguantado compartir a su hombre con cinco mujeres más, pues sabía que a cada una le tenía un cariño distinto pero lo que no iba a soportar era que no le dejaran tener a su bebé ya que las otras mujeres si habían tenido a los suyos.
Siete meses después nació una bella niña llamada Yiyi la cuál era rubia como los rayos del sol.
Al ir creciendo la niña Ania notaba que la chiquilla hacía cosas raras, se movían objetos a su paso, hablaba con los animales como si se entendieran... en fin, cosas que no son muy normales.
Ania estaba muy preocupada pero una noche Yiyi se despertó muy agitada y gritando:

Muy a su pesar, dejó marchar a su pequeña hija. Era hora de que todo estuviese en su lugar.
La mañana del 1 de julio Yiyi llegó a Feldunost. Ella realmente no sabía por donde empezar así que llegó al palacio y le dijo a los guardias si podía hablar con "el luminoso". Poco después estaba frente a su padre.

El rey no se creía ni una palabra así que intentó con ella de todo. Ahorcarla, degoyarla, quemarla, trocearla... pero Yiyi gracias a sus poderes siempre volvía a la vida, además cada vez volvía más fuerte. Yiyi se dejó hacer todo esto por dos motivos: porque cada vez que le hacían daño sehacía más fuerte y porque necesitaba ver hasta donde era capaz su padre de llegar para con ella.
Cansada de todo esto, una semana después incendió el trono real y por muy fuerte que era el rey, nadapudo hacer, así que cayó calcinado en varios minutos.
Pocos días después la hazaña de Yiyi ya había corrido como la pólvora por todo el mundo y nombraron reina a Yiyi.
Las otras esposas del rey le dieron todas sus riquezas a Ania ya que no era justo por lo que había tenido que pasar y dijeron que se quedarían pobres como ella había sido, que no importaba pero como Ania era tan buena, dejó que vivieran las 6 con la misma riqueza pues únicamente el rey es el que había tenido la culpa de lo que pasó, no ellas.
Fin

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Última edición por charlie20, 19.02.2021 19:05:28

4. Rayo.bgtr ,

Había una vez, en los viejos tiempos, un rey. En este gran imperio que era entonces la cocina, este monarca reinaba de forma suprema. Estas tierras se extendían desde la costa del gran refrigerador, en el norte, hasta el pie dela alacena, muy al sur, incluso más allá del Desierto de las Lluvias, que ya está a una distancia fantástica de la capital, puedes creerme. Dirigido por pelapapas el grande, este reino fue gobernado por una mano maestra. Sin ser tan sanguinario como muchos déspotas de la época, pelapapas conocido como "el “grande", no soportaba la más mínima molestia, la más mínima contradicción, y el flujo de sirvientes era incesante con él, éste perezoso, éste no lo suficientemente rápido para obedecerle, éste torpe... Cualquier pretexto era bueno para devolver a esta pobre gente, no a sus casas, sino a la muerte, en el circo de la grada de plata, la infame atracción de la capital.
el pelapapas se encontraba mirando desde la parte más alta de la alacena como todo su reino funcionaba sin problemas, oh, eso es lo que él creía.
En la nevera se encontraba un grupo de rebeldes, que no estaban nada conformes con el trato de su rey. Asique decididos a tomar justicia por sus propias manos, prepararon una revolución que duraría tiempo en planear, si querían triunfar.
Por más duro que era el reinado de pelapapas el grande, si ha durado tanto tiempo, es porque saben hacer bien el control de masas.

El primer ataque sería lidereado por Juan, la lechuga, y Pedro, la zanahoria. A su mando tendrían a un pelotón de 25 limones, y 4 huevos. La misión era fácil. Entrar y salir al cuartel con un prisionero del reinado.
El ataque se había estado preparando por más de 3 meses. Estudiando el comportamiento de los humanos que habitaban en tierras cercanas. Una vez, tuvieron que retrasar un operativo, porque descubrieron que el humano más joven, se acercaba a sus dominios para exterminar a uno de los suyos. Normalmente las salchichas. Es por esto que la jefa de los humanos decidió moverlas de lugar, para tratar de evitar los ataques de su agresor nocturno.
Se llegó el día. Los humanos no se encontraban cerca, y la zona a atacar se encontraba desprotegida. Juan salió rodando a gran velocidad, mientras que a sus costados 4 limones lo seguían. Y un huevo le cubría la espalda.
Exactamente 3 minutos después, partió el segundo grupo. Pedro salió dentro de una caja de mantequilla, cargado por 2 huevos, adelante y atrás, mientras que 4limones custodiaban las esquinas.
Habían llegado a su destino. Todo estaba callado, como si la vida los hubiera preparado para ese momento. Uno de los huevos abrió la caja, donde se veía el rostro de Pedro, muy calmado. Mientras el huevo le dice.
- Estás seguro de esto.
- - Sí, Frank. Es necesario, y por favor, deben terminar lo que hoy yo comenzaré. Deben liberar al pueblo. Deben traerle tranquilidad a la gente. Todo depende de ustedes.
- Frank lo mira con rostro serio, y asiente con la cabeza.
- Se marchan del lugar, dejando a Pedro y la caja en ese mismo sitio. La noche cae cada vez más fuerte, y la zanahoria sale de la caja con 2 pares de cerillos, mientras los encaja en su cuerpo, y gesticula de dolor.
- Con el cuerpo envuelto en llamas, Pedro comienza a estrellarse contra la puerta de la alacena, mientras esta comienza a arder en fuego.
- Rápidamente varios cuerpos de seguridad del rey salen a detenerlo. Pero los limones y Juan llegan para evitarlo.
- Pedro logra entrar mientras es seguido por Frank, caminan por los pasillos, y observan una puerta a lo lejos.
- Pedro corre hacia ella, y causa una gran explosión. Pues dentro había más fósforos, y varias cosas flamables.
- Frank corre hacia el lado contrario, e intercepta al príncipe tratando de escapar.
- El hijo mayor del rey, un extractor de jugos aún en construcción. Rápidamente lo inhabilita, y sale corriendo con el como escudo.
- Al llegar a la entrada, mira un panorama que no esperaba.
- Jugo de limón esparcido por todas partes. cáscaras verdes regadas, compañeros huevos auxiliando a los limones. Plátanos rebanados por pedazos, naranjas correando jugo. Y ahí lo vio.
- Su hija pequeña que escapó de casa para ir con su padre. La razón de su existir. El motivo de su decisión para luchar estaba ahí, en el campo de guerra.
- Cuando la pequeña Juliette miró a su padre corrió hacia el con una enorme sonrisa. Frank vio todo en cámara lenta. Sabía que estaba terriblemente mal.
- Cuando la pequeña estaba a escasos metros, un enorme y filoso tenedor atravesaba su frente. El líquido amarillo salía sin parar. La niña calló de espaldas, y por la fuerza del impacto se hizo añicos.
- Frank no podía creer lo que veía. Su pequeña hija estaba muerta, y aún más que eso. Hecha pedazos.
- Todo era su culpa, todo por querer jugar al héroe, su esposa se lo advirtió. Él no la escuchó, y ahora su hija se había ido, se había ido para siempre.
- Con lágrimas en la cara, salió y con una gran furia comenzó a repeler los ataques con el cuerpo del inútil príncipe.
- Juan a lo lejos lo miró, y comprendió lo que pasaba. El plan había fallado. No lo lograrían. Ordenó la retirada.
- Pero Frank no obedeció́. Mientras todos se marchaban, la muerte asechaba a Frank, sin saberlo. Desde la cima. El mismísimo rey le apuntaba con un arco, cargado con un cuchillo.
- Mientras decía.
- - nadie amenaza mi reinado.
- Con un corte fino, el huevo calló, partido en 2 partes. Y la zona donde tanto ruido había, ahora estaba sumido en un silencio sepulcral. Con los cadáveres de los limones, y los guardias de la alacena.
- Sin duda un fracaso, pero esto aún no terminaba.
Los que lograron escapar del campo de batalla se aproximaban a la nevera, mientras veían a lo lejos y un escuadrón tremendamente armado, que venían a destruirlos cáscara por cáscara, pedazo por pedazo.
Y así fue, como el reinado del pelapapas el grande, se extendió por 6 años más.

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Última edición por charlie20, 19.02.2021 21:14:09

5. bartolomeo ,

Había una vez, en los viejos tiempos, un rey. En este gran imperio que era entonces Feldunost, este monarca reinaba de forma suprema. Estas tierras se extendían desde la costa del gran cedro, en el norte, hasta el pie de las Montañas de los Lamentos, muy al sur, incluso más allá del Desierto de las Lluvias, que ya está a una distancia fantástica de la capital, puedes creerme. Dirigido por Berthero el Luminoso, este reino fue gobernado por una mano maestra. Sin ser tan sanguinario como muchos déspotas de la época, Berthero, conocido como "el luminoso", no soportaba la más mínima molestia, la más mínima contradicción, y el flujo de sirvientes era incesante con él, éste perezoso, éste no lo suficientemente rápido para obedecerle, éste torpe... Cualquier pretexto era bueno para devolver a esta pobre gente, no a sus casas, sino a la muerte, en el circo de la grada de plata, la infame atracción de la capital.
Sucedió entonces una calurosa tarde de verano, cuando el rey se disponía a darse un chapuzón en su piscina, llamada también, por él mismo, la sensacional. Agarró su trage real y su tohaya real, y se encaminó hacia ella, ubicada a unos 500 metros de su modesta habitación forrada en oro. Al llegar, clavó de cabeza en el agua cristalina y, cuando se aproximaba al fondo, pudo sentir que la temperatura estaba más caliente de lo normal. Emergió a la superficie y pudo ver que, un sirviente borracho y despreocupado, yacía en el agua mirando al infinito con cara de placer y la cabeza tirada hacia atrás.
Esto solo puede significar una cosa, pensó el rey. ¡Se está meando en la sensacional! Maldito sea él y toda su descendencia, al igual que sus abuelos, primos, y todo aquel que comparta su tan repugnante sangre de plebello! Van a conocerme esos malnacidos, se van a enterar de quién es berthero el luminoso, del reino el más hermoso. Inmediatamente mandó a vaciar la piscina y agarró al sirviente borracho de los cabellos, diciéndole: ¡volveré a llenar la sensacional con tu sangre, animal! Sacó su navaja del bolsillo, y recordó que su maestra y tutora personal, cuando él era niño, le había enseñado que uno de los sitios por donde más fluía ese líquido rojo era la arteria femoral.
¡bájate los pantalones! Le gritó el rey al sirviente, que asombrado le respondió riendo: ostras, creí que la homosexualidad estaba prohibida en tu reino, verthero el brillantino! Colmado de paciencia, verthero el luminoso le succionó por debajo de la ingle y lo colocó bocaabajo sobre la piscina vacía, siendo estos los primeros litros de la roja que iniciarían a llenar la sensacional.
¡Quiero nadar en sangre! Gritaba el rey mientras sacudía el cuerpo del sirviente ya totalmente seco. ¡Tráiganme más plebellos como este! Uno a uno, el rey les succionaba la arteria a todo aquel que iba llegando sin saber qué era lo que ocurría. La excitación del rey era tal, que había quedado con un tic nervioso y movía la mano en el aire aún sin tener la navaja en ella.
Tardaba no menos de 10 segundos en hacer la macabra operación. Si nos ponemos matemáticos, en 5 minutos ininterrumpidos ya había desoyado y escurrido a más de 30 sirvientes, y en una hora a 360. El nivel de la sangre ya era el suficiente como para nadar, por lo que el rey se introdujo con una sonrisa que fue desvaneciéndose a medida en que intentaba desplazarse. -Espesa, espesa y de mala calidad al igual que sus miserables vidas, pensaba, mientras poco a poco detenía su lento andar y quedaba inmovilizado. ¿seca? Por los calcetines de mi abuelo, ¡La maldita sangre se seca! Fueron estas las últimas palabras del rey en la sensacional mientras la piscina se solidificaba cubriendo al pobre verthero el luminoso, del reino el más gracioso.

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Última edición por charlie20, 21.02.2021 14:09:04

6. EFRAIN ,

El gran cambio.
Había una vez, en los viejos tiempos, un rey. En este gran imperio que era entonces Feldunost, este monarca reinaba de forma suprema. Estas tierras se extendían desde la costa del gran cedro, en el norte, hasta el pie de las Montañas de los Lamentos, muy al sur, incluso más allá del Desierto de las Lluvias, que ya está a una distancia fantástica de la capital, puedes creerme. Dirigido por Berthero el Luminoso, este reino fue gobernado por una mano maestra. Sin ser tan sanguinario como muchos déspotas de la época, Berthero, conocido como "el luminoso", no soportaba la más mínima molestia, la más mínima contradicción, y el flujo de sirvientes era incesante con él, éste perezoso, éste no lo suficientemente rápido para obedecerle, éste torpe... Cualquier pretexto era bueno para devolver a esta pobre gente, no a sus casas, sino a la muerte, en el circo de la grada de plata, la infame atracción de la capital.
Los habitantes del reino de Feldunost, artos por esta forma sanguinaria de gobernar de parte de su rey Berthero, decidieron reunirse en secreto en el bosque de la privacidad, para acordar qué hacer con él, o, al menos, cómo hacer cambiar su actitud, pero se dieron cuenta que no podían con ello, por lo que decidieron hablar con el sabio Carlos, conocido como el brillante, a fín de que les ayude a encontrarle una solución a ello.
Él les dijo: Si les digera por qué pasa esto, no me creerían, por lo que ustedes mismos lo van a ver con sus propios ojos.
Unos días después, uno de los soldados del rey Berthero, cansado de la horrible forma de castigo que ejercía su señor, decidió escaparse del palacio, así que esperó hasta la noche y sin que nadie lo viera, con mucho sigilo, logró su objetibo y sin darse cuenta, también escapó del reyno.
Al día siguiente, una anciana encontró al soldado tirado en el césped de un bosque fuera del reyno.
Ella le preguntó: ¿Qué le trae por aquí, joben? ¿Me imagino que usted está desamparado porque su rey actúa de mala manera, y biene a preguntarme por qué el reyno pasa por esa situación?
El soldado se quedó paralizado y se preguntó a sí mismo, ¿Cómo esta anciana supo de esto?
Antes de que el soldado respondiera que sí, la anciana le dijo: vas a seguir mis instrucciones, y así verás el por qué de ello. Lo que tienes que hacer, añadió, es ocultarte aquí y venir cuando todo esté solucionado, déjame que yo me encargo del resto. Y así lo hizo.
Horas después, los guardias le digeron al rey Berthero que una anciana se ofrecía como su sirvienta. Este, al escuchar aquello, ordenó que la hicieran pasar.
Luego de que ella le digese al rey Berthero de que quería ser su sirvienta y que este aceptase su petición, se le advirtió de que si es que no obedeciera solo una de sus órdenes, o si es que le contradigera, sería condenada a la muerte pública.
Pasaban los días y al parecer todo seguía igual, hasta que un día la sirvienta por accidente derramó el jugo, una vevida la cual el rey tomaba como desayuno cada 2 veces al mes. Él, al ver aquello, ordenó rápidamente su ejecución a través de la decapitación.
La hora ya havía llegado. El reyBerthero el luminoso, los avitantes, los berdugos y la decapitada, todos ellos ya estaban en el circo, en sus posiciones. El rey estaba en la banca mayor, los avitantes en las de los espectadores, los berdugos al lado de la condenada y ella, a su vez, estaba parada en las columnas de los que morían decapitados.
Justo cuando Berthero dio la orden a los berdugos, la que hiva a ser decapitada se quitó el disfraz que tenía de anciana y en el momento en el que hizo eso, todo el público se asombró al ver a una mujer bien vestida. Berthero empezó a derramar lágrimas, mientras se acercaba a los berdugos y ordenaba, ¡parad, parad!
Los decapitadores tiraron las armas blancas al piso al escuchar la orden. Berthero se acercó a la mujer y llorando le dijo, ¡Charlotte, ho hija mía! El público se asombró más al escuchar aquello.
Padre dijo ella, ¡no savía que llegarías hasta este punto! ¿acabando con gente inocente? ¡mira hasta dónde llegaste! ¡no padre, así tampoco! A quienes con cualquier arma mata, morirá con la misma arma. Luego ordena: ¡decapitadlo!
¡No hija, no hagas esto! dijo el rey Berthero. ¡Dame otra oportunidad, por favor!
¿Y por qué no hiciste eso con los que mataste? respondió Charlotte.
Justo cuando los decapitadores estaban a punto de ejecutarlo, una voz se escuchó desde fuera. ¡No haga eso, alteza! ¡no lo haga!
¡Demasiado tarde! respondió la princesa Charlotte.
Justo en el momento en el que él gritó y sintió el corte mortal, en vez de aparecer en el infierno, el lugar donde las condenadas almas de los malos pagan eternamente, apareció en su cama. Se dio cuenta de que todo ello havía sido un sueño, pero un sueño que le serviría para cambiar.
Desde ese día, Berthero no fue más sanguinario. Ahora, al sirbiente que no le ovedecía ya no lo mataba, sino que lo mandaba a las mazmorras, y si ya no le servía como devía ser, lo expulsaba del palacio a ser un habitante más del reino. Feldunost pudo finalmente vivir en paz gracias al misterioso, pero gran cambio de actitud por parte de su rey Berthero el luminoso.

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Última edición por charlie20, 21.02.2021 21:43:26

7. saco-de-papas,

Más que su mano derecha.

Te cuento.
Te escuchamos.
Había una vez, en los viejos tiempos, un rey. En este gran imperio que era entonces Feldunost, este monarca reinaba de forma suprema. Estas tierras se extendían desde la costa del gran cedro, en el norte, hasta el pie de las Montañas de los Lamentos, muy al sur, incluso más allá del Desierto de las Lluvias, que ya está a una distancia fantástica de la capital, puedes creerme. Dirigido por Berthero el Luminoso, este reino fue gobernado por una mano maestra. Sin ser tan sanguinario como muchos déspotas de la época, Berthero, conocido como "el luminoso", no soportaba la más mínima molestia, la más mínima contradicción, y el flujo de sirvientes era incesante con él, éste perezoso, éste no lo suficientemente rápido para obedecerle, éste torpe... Cualquier pretexto era bueno para devolver a esta pobre gente, no a sus casas, sino a la muerte, en el circo de la grada de plata, la infame atracción de la capital.

Pero lo que no sabía el rey luminoso, era que cada que mandaba a matar a algún desdichado esclavo, algo extraño sucedía.
Cuando estaban a punto de clavarle las lanzas y hachas a la persona condenada a muerte, uno de los verdugos, que era como la mano derecha del rey, rápidamente, con unos extraños movimientos con sus manos, hacía desaparecer a la desdichada persona, y en su lugar aparecía un cuerpo exactamente igual sin que nadie se diera cuenta.
Y así transcurrían los años, y siempre fue así sin que nadie sospechara ni un poquito.
El rey siempre confió en Storm, ese era el nombre de aquel verdugo y su mano derecha.
El era su más fiel y leal sirviente, nunca le reprochaba nada, siempre cumplía al pie de la letra sus órdenes sin importar que.
¿Cómo llegó hasta ese puesto?
Pues, por esa misma razón, se ganó su confianza muy rápidamente, cuando el rey le dijo que fuera, junto con los demás ayudantes, a matar a su familia, ya que estos habían desobedecido las órdenes del rey. Y Storm, sin titubear ni un segundo, ordenó que se les claven las lanzas y hachas a aquellas personas, que alguna vez fueron su familia, pero como desobedecieron al rey, según él, ya no los consideraba como familia y ordenó que se consumara el acto.
Y así fue. Los verdugos, deseosos de sangre, clavaron sus instrumentos de matanzas, sin remordimientos a la familia de uno de sus superiores.
El rey, después de eso, gritaba el nombre de su mano derecha, Storm. Storm, una bulla para Storm, y todos empezaron a clamar al ahora mano derecha del rey.
El rey, personalmente, le dio algunas pepas de oro, y le dijo. Te lo mereces por tener la valentía de matar a tu propia familia.
Además, serás, de ahora en adelante, mi mano derecha y comandarás a los verdugos, cuando les toque hacer su trabajo.
Gracias, mi rey, fingía agradecimiento hacia a este.
Pero, ni el rey, ni nadie sabía, que, como ya había hecho con las otras personas, Storm, también hizo lo mismo con su familia, solo que los mandó a otra parte más cómoda y espaciosa que donde tenía a las otras personas.
Sí, Storm, a toda persona que ayudaba, las enviaba a un lugar de entrenamientos. Y es que este los estaba entrenando para una revolución contra el rey, y quedarse con ese territorio.
Pasaron los años después de que Storm matara a su familia, bueno, según el rey, y todos los que lo seguían.
Después de muchos años, Storm ya solo no era el mano derecha del rey, si no su asistente personal.
Fue desde que se convirtió en su asistente personal, que se dio cuenta que ya no tenían que ser violentos para conquistar el reino. Bueno, talvez sí, si el caso lo amerite.
Una mañana, como todas, desde que Storm se convirtió en Asistente personal del rey, Storm le llevaba su desayuno a su habitación.
Tocó la puerta. Pasa, Storm dijo el rey con amabilidad.
MI rey, aquí le he traído su desayuno como me lo pidió que se lo hiciera. Su batido de frutas, y sus pasteles de queso.
Está bien, ponlo en la mesa.
Está bien mi rey.
Storm dejó la comida en la mesa, la tapó con una servilleta, y salió de la habitación.
El rey, todavía adormilado, se levantó de su cama, y se sentó a comer.
Devoró rápidamente sus pasteles de queso, y se tragó de un solo su batido de frutas.
El rey se volvió a acostar en la cama, cuando, después de unos minutos, se empezó a sentir mareado, luego empezó a sentir retorcijones en el estómago, y empezó a llamar a todos sus empleados de confianza, llamando primero a Storm.
El primero en llegar fue Storm, fingiendo preocupación. MI rey, mi rey, que le sucede, que le sucede, rápido, gritó Storm, traigan un ataúd.
Los empleados y guardias que venían detrás, se detuvieron en seco y se miraron los unos con los otros.
¿Cómo que un ataúd?
Sí, el rey ha muerto por razones desconocidas, rápido, traigan un ataúd.
NO estoy muerto susurró el rey, hincándose de dolor. Si, si lo está mi rey dijo Storm con una amplia sonrisa.
Déjeme ver si puedo hacer algo dijo Storm, dirigiéndose hacia el baño real.
Entró al baño, buscó un desintoxicante, lo abrió, sacó un frasco de su chompa, abrió el frasco.
Dentro había un polvo de color negro, y lo vertió todo en el remedio, para posteriormente, hacer desaparecer el frasco, y a cerrar el remedio, para después salir del baño real.
MI rey, resista, que traigo una medicina, para ver si lo puede ayudar, resista, por favor.
¿No que ya estaba muerto?
Hablaron las personas, que ya se encontraban dentro de la habitación con el ataúd, listo para usarse.
NO, lo dije para anticiparnos, dijo Storm, para posteriormente, abrir el frasco. Vertió un poco del remedio en la tapa de este, y se lo dio de tomar al rey.
Luego de unos minutos, el rey, de repente cerró y abrió los ojos, para después, mostrar mucho dolor, y empezó a gritar. Hagan algo, montón de inservibles.
Las personas que se encontraban allí, estaban a punto de salir de la habitación para ir a ver a un doctor. Pero el rey dio un grito desgarrador, y luego de ese grito, cerró sus ojos, para ya nunca volverlos a abrir.
Está muerto, dijo el más viejo de los presentes, Vamos, pongámoslo en el ataúd.
Se hizo un funeral, con muy poca gente, 100 para ser exactos, cuando en el reino, habían más de 18000 personas.
Bueno, dijo el más anciano de todos, como yo soy el más viejo, y con más experiencia, yo seré el nuevo rey.
Si alguien no está de acuerdo con mi decisión, que hable ahora, o calle para siempre.
Todos callaron, menos Storm. De ninguna manera. Al yo ser su mano derecha, es obvio que yo sea el rey.
Todos se opusieron, incluso, salieron como 200 personas de quien sabe dónde, De ninguna manera, gritaron todos, apuntando sus hachas y lanzas hacia donde estaba Storm.
Este los miraba divertido. ¿Seguros que quieren hacer esto más difícil?
Se miraron extrañados, de pronto un gran sonido los alertó, se escucharon sonidos de todas partes, sonidos de hélices de avión.
Se quedaron mirando al cielo, cuando, después de unos minutos, los aviones que se escuchaban, salieron a la vista, descendiendo muy despacio en el reino.
Cuando todos los aviones descendieron, los que tripulaban los aviones salieron con armas, armas de fuego. Eran más de 1000 los que salían del avión.
Apuntaron a los presentes, menos a Storm, y Este gritó.
¿Están con migo, o serán mis enemigos, o se quieren ir en paz y no provocar ningún tipo de alboroto?
Se miraron, y todos, agacharon sus cabezas y sus armas, y gritaron. Larga vida a Storm, el nuevo rey de Feldunost.
Después los habitantes, supieron por las propias palabras de Storm, lo que él había hecho, a lo largo de su vida como mano derecha del rey, y antes de eso.
Supieron que todas las matanzas, resultaron en un ejército para Storm, y se empezaron a reír.

Quien lo diría, el más fiel y leal de los precentes, escondía un gran secreto.
Y eso no es todo. Continuó Storm.
YO soy uno de los 7 magos de las cumbres que quedan.
Los magos de las cumbres, son personas muy poderosas, tanto que moviendo unos cuantos dedos de sus manos, el mundo caería a sus piés.
Pero estas personas son vondadosas.
Uno de los jefes que quedaban vivos, ordenó matar al rey luminoso, ya que el, de alguna manera descubrió que existían estas personas, y una noche, mandó a más de 4000 personas a matar a todo ser vivo que se encontrara en las cumbres.
Y así fué, todos los magos que se encontraban en las cumbres, fueron acesinados con bombas explosibas, y otros artilugios explosivos.
Solo se salvaron 7 personas, 4 miembros de la familia real entre los magos, y 3 guardianes de los sueños.
Storm, era el hermano mayor de la familia. Su padre fué quien le encomendó el trabajo de matar al rey.
Lo del dis que acesinato de la familia de Storm, no fué más que una pantalla. Todo era parte del plan para que Storm se convirtiera en mano derecha del rey.
Todos se quedaron asombrados, y desde allí, ya no huvieron más traidores, ni reveldes, ni matanzas de ningún tipo.
El rey Storm dirigió el reino por casi 300 años. Bueno, fueron 250 años para ser exactos. Luego se fué a descanzar junto a su familia, a su antiguo lugar. Las Cumbres.

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Última edición por charlie20, 22.02.2021 02:41:24

8. Elaine,

Me muero de bergüenza, pero ahí va mi texto.

Había una vez, en los viejos tiempos, un rey. En este gran imperio que era entonces Feldunost, este monarca reinaba de forma suprema. Estas tierras se extendían desde la costa del gran cedro, en el norte, hasta el pie de las Montañas de los Lamentos, muy al sur, incluso más allá del Desierto de las Lluvias, que ya está a una distancia fantástica de la capital, puedes creerme. Dirigido por Berthero el Luminoso, este reino fue gobernado por una mano maestra. Sin ser tan sanguinario como muchos déspotas de la época, Berthero, conocido como "el luminoso", no soportaba la más mínima molestia, la más mínima contradicción, y el flujo de sirvientes era incesante con él, éste perezoso, éste no lo suficientemente rápido para obedecerle, éste torpe... Cualquier pretexto era bueno para devolver a esta pobre gente, no a sus casas, sino a la muerte, en el circo de la grada de plata, la infame atracción de la capital.
No, esta historia no comienza así, al menos para mí que desde que tengo memoria vivo en esta cárcel de muros impenetrables, donde el oro reluce, donde el amor palidece, y realmente amigos, lo único que quiero es volar, como cuando podía ser libre y yo era dueña del aire o el aire era mi dueño.
Feldunost, solía ser un paraíso, donde los árboles daban frutos enormes, humanos y criaturas convivíamos en armonía en un círculo de bondad, abundancia y diversión. Incluso Berthero, el que ahora sólo tiene la muerte en los ojos, era un ser tan digno de admiración, que no me creerías si te dijese que aquel y este, son la misma persona.
En las mañanas, desde la rama más alta de aquel manzano, yo le observaba tomar la fruta más grande y roja, y después de compartirla con Mireya, la de la sonrisa tierna, contaba historias hasta que vencida por el sueño de algún mago encantado, ella se dormía en sus piernas. Por las tardes, correteaba como un niño detrás de esa chiquilla de trenzas infinitas, hasta que el cansancio de su edad un poco avanzada, le rogaba por un respiro. Las noches eran las mejores. Cuando creían que sólo la luna les observaba, yo me escondía, para escuchar desde la ventana del castillo, alguna vieja historia de terror, traqueteando en la voz del que entonces era el "luminoso".
Pero el tiempo es cruel y no perdona: cuando menos lo esperas se prepara para girar y llevarte por delante.
Mireya, que siempre era como mariposa revoloteando, comenzó a debilitarse. Pronto, ya no salía por su mitad de manzana, ni por sus carrerillas traviesas, ni esperaba a su padre para escuchar un nuevo cuento.
Se durmió un día de mayo y hasta el árbol que no era un sauce llorón, lo hizo. El cielo enmudeció desde entonces y el monarca ya no fue el mismo. Su trato dejó de ser cortés con sus más fieles sirvientes y no bastó mucho, para que su corazón, corroído por el dolor y la impotencia, se volviera el más hostil y frío del planeta.
Nadie pudo entender jamás, como es que aquel que un día les dio paz, casa y trabajo, ahora les daba tormento, castigos sin sentido y oscuridad. Pero yo lo sabía. Lo sabía porque todas las tardes venía a contármelo, porque ya me conocía y yo era su "golondrina favorita" o eso pensé.
Extrañaba tanto a su hija, que después de que la luz de sus ojos se apagara, sin mujer a su lado, solo sentía que la vida se lo había quitado todo y que, si él no podía ser feliz, después de haber sido tan bueno y generoso, entonces probablemente algo estaba haciendo mal.
Yo era su confidente, porque lo escuchaba sin juzgar, porque no le reclamaba, porque cantaba al alba para que él tuviese algo de calma.
Pero un día, solo dejé de hacerlo. Desperté en una habitación y el cuerpo me pesaba demasiado. Entendí que eso no podía ser normal, que seguramente era un sueño demasiado real y que al desplegar mis alas eso se iría.
Nunca sospeché que ser humano era tan horrible, tan sofocante y que daba tanto miedo; porque sí, ahora era una persona igual a todas las que veía desde mi manzano, igual que Mireya, igual que el rey.
Se solía decir, que bien hacia al norte, escondida entre grandes plantaciones misteriosas, vivía Hiria, una vieja bruja que curaba todos los males, cuyos sortilegios eran tan rebuscados y efectivos, que podía lograr cosas que erizaban la piel del más incrédulo.
Berthero, harto de su soledad, fue a buscarla. Le habló de mí, de cómo deseaba que yo fuese una joven doncella que iluminara su vida con mi alegría, que le pudiese responder, que pudiese devolverle con risas algo de lo que ya no tenía. La anciana le advirtió que todo en esta vida, tiene sus consecuencias y que cambiar el orden natural, era algo que podía salir demasiado caro. Pero él no escuchó, nunca lo hacía y ésta no tuvo más que obedecer a la autoridad.
No importaba cuantas veces el llamara a mi cuarto repitiendo que sólo quería que yo lo acompañara, que podría ser yo más feliz que siendo un simple pájaro. No importaba cuantas flores me dejara junto a la cama, ni cuantas joyas envueltas me ofreciera. Ahora entendía por qué algunas personas solo tienen ganas de escapar, aunque su vida a lo lejos se vea hermosa.
Ya no sé cuantos meses llevo aquí. Extraño mi árbol, extraño el sol sobre mis plumitas, la lluvia bañándome por completa, la libertad, y Sé que él lo sabe, sé que, aunque no diga nada me entiende. Pero aprender a dejar ir nunca ha sido algo fácil, y menos cuando ya ha despedido a quienes amas tantas veces.
Me he levantado. Caminar es algo trabajoso y lento, pero lo intentaré. Tengo que buscar la forma de volver a mi mundo y que este hombre aprenda una lección.
La cara de urgencia de los empleados me ha despabilado. No fue difícil convencer a un par de que me dejaran salir y más temprano que tarde, he logrado que me trajeran a los dominios de Hiria. Ella sabía que vendría, sabía que alguien que a surcado los cielos no puede permanecer presa tanto tiempo.
--Lo siento, pequeña golondrina, pero no puedo ayudarte. -Dijo masticando unas hojas extrañas- las pociones para revertir mi hechizo se me han prohibido. El airado monarca no pretende despedirte a ti también y me amenazó de muerte a mí y a los míos si te auxiliaba. Es más, ha mandado a quemar todas las plantas que nos proporcionaban hierbas mágicas, por si no habíamos entendido. La persecución a los brujos se ha llevado a varios de los nuestros y no permitiré que haya una extinción, pero puedes ir hasta el puente del lago de la luna: ella blanca y sabia, desde su reflejo escucha y transforma los corazones, y si le pides un deseo con toda tu alma, te lo concederá.
Algo pasó allí: recordé cuantas veces Berthero alegró mis días con sus historias fantásticas, cuantas veces pasamos horas reflexionando y que incluso cuando los demás emigraban, yo decidía no hacerlo por continuar al lado de mi buen compañero.
--No te pido que me devuelvas mi cuerpo de golondrina, ni que todo sea como yo quiera. Hay cosas que seguro no volverán. Pero ayuda a mi viejo amigo el rey, a recuperar su paz, a amansar su espíritu y encontrar el consuelo que necesita para ser feliz.
He pasado semanas fingiendo que había cambiado de idea, que amaba ser una mujer joven y bonita, sentía que tenía que hacerlo, que tenía que devolverle lo que él me dio al brindarme su compañía, pero no fue suficiente. Ya su corazón estaba roto y no tenía arreglo.

He despertado y el sol me ha sorprendido. Todo es más liviano ahora. He vuelto a ser yo. Sé que es hora de irme del jardín al que le he dedicado gran parte de mi tiempo, pero Berthero ya no está, y yo, estoy volando a conocer el sitio donde mis amigas emigran con tantas ganas, del que me sé todas las historias de principio a fin. Allá, donde anidan las golondrinas, donde esta moraleja me acompañará hasta el último sol:
No todo en la vida es como quieres que sea, hay piedras en tu camino que debes aceptar, y ríos de agua turbia que debes dejar fluir, por su cauce natural. Pronto algo aprenderás, pronto algo entenderás de lo que hoy te te parece una prisión obscura.

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Última edición por charlie20, 08.03.2021 22:19:10

9. Qhay,

Hola.
Mi cuento.
Más que una reina:

Había una vez, en los viejos tiempos, un rey. En este gran imperio que era entonces Feldunost, este monarca reinaba de forma suprema. Estas tierras se extendían desde la costa del gran cedro, en el norte, hasta el pie de las Montañas de los Lamentos, muy al sur, incluso más allá del Desierto de las Lluvias, que ya está a una distancia fantástica de la capital, puedes creerme. Dirigido por Berthero el Luminoso, este reino fue gobernado por una mano maestra. Sin ser tan sanguinario como muchos déspotas de la época, Berthero, conocido como "el luminoso", no soportaba la más mínima molestia, la más mínima contradicción, y el flujo de sirvientes era incesante con él, éste perezoso, éste no lo suficientemente rápido para obedecerle, éste torpe... Cualquier pretexto era bueno para devolver a esta pobre gente, no a sus casas, sino a la muerte, en el circo de la grada de plata, la infame atracción de la capital.
Un espléndido día, una joven hechicera deseosa de conocer mundo y aprender más sobre su magia se adentró en el imperio. Al entrar después de cabalgar por unas horas se empezó a encontrar a las personas habitantes de aquel lugar. La mayoría tenían la mirada hacia el suelo, y todos parecían desaliñados, sucios y cansados. A su paso las cabezas se levantaban y la miraban con una chispa de emoción. La joven hechicera se dirigió a la capital, y se encontró con una escena de horror. En un lugar muy amplio, con una plataforma de oro brillante en el medio, estaban dos hombres temblando, con la mirada en el suelo. Una multitud de gente estaban sentados en unas gradas de plata que rodeaban La plataforma que brillaba con la luz del día.
La multitud esperaba atenta, mirando a los dos hombres que temblaban de horror.
De repente, un hombre alto e imponente se puso en pie en la grada más alta de aquel lugar. Era Berthero, el gobernante de aquel lugar. Una mujer estaba a su lado, mirando a los hombres con una sonrisa.
La joven hechicera estaba atenta por lo que iba a pasar, aunque ya estaba casi segura de lo que sucedería.
El gobernante habló, con una voz grabe y profunda.
-Estamos aquí para determinar la condena de estos dos hombres. Se les acusa de a ver insultado a la reina y de haber tratado de dejarnos para irse a otro sucio imperio.
Después de a ver dicho esto, el hombre calló por unos segundos, mirando fijamente a los dos hombres.
-Su condena es la desmembración. –Finalizó el rey, mirando al público de aquel horrible lugar.
La joven hechicera que estaba a unos metros del lugar, miró impresionada como el público aclamaba la misma palabra en voz alta.
–¡Muerte!
De repente, la esposa del hombre movió una mano hacia la derecha, y un largo y agónico sonido inundó el lugar. Habían sido los dos hombres. La hechicera miró dos brazos en el suelo arrancados de golpe, con uno de sus extremos goteando sangre roja. Y entonces calló en cuenta. Eso había sido magia. Una magia muy oscura.
La joven dio media vuelta en su montura y se alejó rápidamente de aquel lugar, horrorizada, con los gritos de dolor y angustia de los dos hombres resonando en sus oídos.
**
La joven hechicera entró tranquilamente en el palacio del imperio. No tenía que ocultarse, sabía que ella ya la había detectado, y no lograría nada escondiéndose. La joven hechicera había descubierto bastantes cosas hablando con los habitantes del lugar. Sabía qué el rey antes no era de esa manera; sabía que el gobernante de Feldunost amaba a su reino y a sus habitantes con su corazón, pero con la llegada de la reina todo había cambiado. Y ella sabía por qué todo había cambiado. Porque la esposa del rey era una despiadada bruja que alimentaba a su magia con el horror y dolor. Era una bruja oscura.
**
-A si que aquí estás, -dijo la mujer frente a ella.
-No hablaré con Tigo, mujer oscura. Puedes hechizarme con tus palabras.
Dicho esto, la hechicera alzó las manos y creó una esfera de poder en sus manos, lanzándose a la reina.
Mientras que la bruja estaba distraída deteniendo su esfera de poder, la joven rompió la magia que el rey tenía a su alrededor, volviéndolo a dejar ser como era antes de que la bruja llegara.
La bruja rio con fuerza y creó unos lazos de fuegos y se los lanzó a la joven. La hechicera se rodeó con una barrera de poder, tambaleándose por el impacto de la magia de la bruja con la de ella.
La hechicera sabía que ella no podría contra la bruja, y esperó solo esquivando ataques, hasta que sucedió.
La reina bruja estaba tan concentrada en atacar a la hechicera que no se percató cuando la espada le atravesaba el pecho desde su espalda.
Berthero el luminoso le sonrió a la hechicera, y esta se enamoró de aquella sonrisa natural.
Después de un tiempo, el reino volvió a ser luminoso, como en los tiempos antiguos, y la joven hechicera se casó con el rey, y protegieron el reino hasta que sus hijos tomaron el trono.

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Última edición por charlie20, 09.03.2021 00:22:47

10. zefir,

Hola a todos.

Sé que lo lleváis esperando mucho tiempo, así que aquí tenéis los resultados del concurso número 3. Sentimos el tiempo que hemos tardado en publicar estas deliberaciones, pero algunos obstáculos han retrasado este mensaje. Nos disculpamos por el retraso. Sin más preámbulos, aquí está el podio establecido por el jurado, compuesto por Charlie20 y yo mismo, su servidor.

El tercer puesto es para... EFRAIN con su historia titulada "El gran cambio".
Se trata de una historia llena de giros y sorpresas. Al final nos enteramos de que se trata de un sueño que emana del inconsciente y que trastorna la vida de un reino sin previo aviso. El autor consigue un gran rendimiento en un espacio de escritura tan reducido, por lo que se gana este gran lugar en el podio.

El segundo puesto del podio es para... redoble de tambores... Qhay, con su relato titulado: "Más que una reina".
En primer lugar, me gustaría señalar que no es fácil introducir la magia en un texto tan breve, sin caer en el estereotipo. El autor supo dosificar su imaginación, lo que nos da un texto agradable de leer. Así, el criterio de originalidad se respeta bien. Además, el hecho de concentrar la trama en un periodo de tiempo tan corto, en el que las acciones se suceden rápidamente, nos permite permanecer atentos hasta el final de la historia. ¡Una bonita participación, a la que otorgamos el segundo puesto!

Por último y para concluir, en lo más alto de este podio, el lugar de honor es para... ¡Elaine!
Es un texto magnífico, lleno de delicadeza y poesía. Elaine ha elegido una historia un poco más larga. Se aleja mucho del texto inicial al comenzar con esta frase: "No, esta historia no comienza así, al menos para mí que desde que tengo memoria vivo en esta cárcel de muros impenetrables, donde el oro reluce, donde el amor palidece, y realmente amigos, lo único que quiero es volar, como cuando podía ser libre yo era dueña del aire o el aire era mi dueño. "Este proceso nos pareció muy interesante, ya que da mayor libertad al resto del texto. Elaine supo utilizarlo para dar a su historia un enfoque en el personaje principal, que, en nuestra opinión, no es el monarca, sino la bonita paloma en cuestión. Siguiendo el avance de la historia, tenemos una moraleja a la que nos parece que el autor ha querido llevarnos desde el principio: "No todo en la vida es como quieres que sea, hay piedras en tu camino que debes aceptar, y ríos de agua turbia que debes dejar fluir, por su cauce natural. Pronto algo aprenderás, pronto algo entenderás de lo que hoy te parece una prisión oscura. "Así que gracias Elaine por este texto, ¡y felicidades a ti por este primer puesto!

Concluyo este mensaje dando las gracias a todos los participantes que han tomado parte en este ejercicio, que ha sido un poco más complicado que los demás, y que para algunos de vosotros os ha sacado de vuestra zona de confort. Me gustaría dar las gracias a Charlie20, que se encargó de la traducción con talento y que aceptó componer este jurado conmigo.
Espero que disfrutéis de la lectura de estas palabras, os deseo un gran día y ¡nos vemos pronto en nuevas aventuras!

Zefir

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Última edición por charlie20, 28.04.2021 03:00:37

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