Esta historia está basada en una quinceñera que fui anoche.
Las Olimpiadas del Barrio estaban en pleno apogeo y este año los organizadores habían decidido agregar una nueva categoría: el lanzamiento de sillas plegables. Los vecinos estaban emocionados por participar y mostrar sus habilidades en el lanzamiento de sillas.
El día de la competencia llegó y el ambiente estaba lleno de emoción. Los presentadores de la competencia, Don Chuy y El Manotas, animaban a los competidores y al público. "¡Bienvenidos a las Olimpiadas del Barrio! Hoy tenemos una nueva categoría emocionante, el lanzamiento de sillas plegables. Los participantes competirán en cuatro categorías: altura, fuerza, distancia y tipo de blanco impactado. ¡Vamos a dar inicio a la competencia!"
Los jueces estaban listos para calificar cada lanzamiento. Uno de los jueces, El Chicarcas, se acercó al micrófono y dijo: "Bienvenidos a la competencia de lanzamiento de sillas plegables. Estamos buscando la mejor combinación de altura, fuerza, distancia y precisión. ¡Que comience la competencia!"
El primer competidor, Don Juan, se acercó al área de lanzamiento con una silla de plástico en la mano. Los presentadores lo alentaron: "¡Vamos Don Juan, tú puedes hacerlo! ¡A ver si puedes superar a la competencia!" Don Juan respiró profundamente y lanzó la silla con todas sus fuerzas.
La silla voló alto y lejos y el público se emocionó. "¡Eso fue impresionante!" dijo El Manotas. Pero la silla aterrizó un poco lejos del objetivo, lo que hizo que El Chicarcas se mostrara escéptico. "Parece que Don Juan no logró la distancia suficiente. Vamos a ver qué tan lejos llega la silla."
La competición continuó con otros participantes, cada uno lanzando sus sillas de diferentes maneras. Algunos lograron alturas impresionantes y otros mostraron una gran fuerza, pero ninguno había logrado la combinación perfecta.
Fue entonces cuando llegó el turno de la última competición: la pelea de sillas. Los organizadores habían decidido agregar esta categoría al último minuto. Los competidores se enfrentarían en una batalla épica de sillas, luchando por el último hombre en pie.
Los presentadores explicaron las reglas de la competición, mientras los vecinos se preparaban para la batalla. "¡La clave es tener una buena estrategia y una silla resistente!" dijo Don Chuy.
La competición comenzó y los vecinos se lanzaron sillas unos a otros, intentando golpear a sus oponentes y esquivar las sillas que venían en su dirección. El público se emocionó y aplaudió con cada golpe exitoso.
El Benjas fue el primero en caer, seguido por El Chicarcas y El Llantas. El Tlacuache parecía estar en problemas, pero logró esquivar una silla y contraatacar, dejando fuera de combate a El Chalequín.
Finalmente, solo quedaban dos competidores: Don Juan y El Tlacuache. Ambos estaban agotados, pero estaban decididos a ganar. Se lanzaron sillas el uno al otro, intentando golpearse y esquivar cada silla que venía en su dirección.
El público estaba en tensión, esperando ver quién ganaría la batalla épica. Fue entonces cuando Don Juan logró lanzar su silla con tanta fuerza que El Tlacuache no pudo esquivarla. La silla impactó en el blanco perfecto, dejando a El Tlacuache fuera de combate.
Los organizadores de las Olimpiadas del Barrio se acercaron a Don Juan y le entregaron su medalla de oro. "¡Felicidades Don Juan, eres el campeón del lanzamiento de sillas plegables y de la pelea de sillas!" dijo El Manotas.
Don Juan estaba emocionado y agradeció a sus oponentes por una competición emocionante. "Fue una gran competición y estoy muy feliz de haber ganado. Gracias a todos por venir y disfrutar de un día divertido en las Olimpiadas del Barrio".
Los vecinos se fueron a casa con una sonrisa en el rostro y con las marcas de los sillazos en la espalda hablando sobre la emocionante competición y preguntándose qué nuevas categorías habría el próximo año. Y mientras tanto, Don Juan se convirtió en una leyenda en el barrio, conocido como el campeón del lanzamiento de sillas y de la pelea de sillas.