¡Hola a todos!
Aquí vengo con una de mis excentricidades, que es sábado por la tarde, estamos en plena ola de calor y no tengo otra cosa que hacer. Vamos a jugar a "Continúa la historia". La dinámica es la siguiente: yo voy a comenzar una historia (vamos a ver si escribo bien, que el otro día algunos decían que tenían ganas de más después de lo de la antimateria). En un punto concreto, la voy a dejar. El siguiente debe continuarla, y dejarla para que el que vaya después la siga, y así sucesivamente. Se permiten cambios de estilo, porque no todos escribimos igual. También cambios de género, giros de los acontecimientos y flashbacks o cualquier otra estrategia. La única regla es la que he dicho: dejar la trama abierta en un punto para que el próximo siga, y comenzar exactamente donde lo dejó el anterior. Para discutir sobre este hilo, se puede usar el exprésate o crear otro hilo específico, pero en este hilo sólo tiene que haber historia. Se puede aportar con una sencilla frase, o con varios párrafos. A ver dónde y cómo acaba esto, espero no arrepentirme. ¡Empezamos!

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Juan caminaba por una calle solitaria de vuelta a casa. Había sido otro día duro de trabajo, mapeando direcciones ip. Dirección a dirección, puerto a puerto, buscaba con sus compañeros alguna señal, algún servicio del pasado que todavía funcionara. Tenían que hacerlo a la vieja usanza, sin herramientas automáticas y poniendo tanto esfuerzo en las máquinas como las máquinas ponían en ejecutar las operaciones solicitadas. A su espalda, cargaba con dos ordenadores portátiles y los "trastos de mear", que aquel día, con el sol cayendo a plomo, las temperaturas disparadas y la máscara filtradora de aire, le pesaban como rocas macizas.
Recordaba el día en que le compraron los trastos de mear, consistentes en una enorme garrafa de 6 litros, y diversos utensilios para beber agua de ella por un sitio, y orinar el agua sobrante en otro. Fue en un Media Markt, poco antes de que cerrara para siempre. Cuando cada gota de agua empezaba ya a contar. De eso habían pasado años, y sin embargo, todavía funcionaban. Y esperaba que lo hicieran muchos años más, por su propio bien.
Mientras pasaba al lado de la iglesia del Cristo Crucificado, construida en la época colonial y ya en ruinas por falta de mantenimiento, pensó en las historias que le contaba su abuelo, y en la parte que él mismo había vivido.
Hubo un tiempo en el que la gente vivía conectada a algo llamado nube. Un tiempo en el que 8000 millones de personas habitaban la Tierra, y consumían todo lo que podían en un lado, mientras morían de hambre en otro. En aquella época existían visionarios que alzaban la voz, pero la inercia de la sociedad era demasiado grande como para producir el brusco cambio necesario para estabilizar las cosas. Así que, cuando la temperatura global empezó a subir, le dieron importancia, pero no mucha. Cuando el coronavirus recorrió el mundo de punta a punta y lo puso patas arriba le dieron importancia mientras estuvo ahí, pero no mucha. Cuando se produjeron guerras entre países y comenzaron a escasear los recursos, le dieron importancia, pero sólo en las zonas afectadas. Y un buen día, gran parte de la población comenzó a morir de cáncer. Un cáncer que no se sabía al principio de dónde procedía, hasta que se descubrió que era provocado por la alta tasa de microplásticos en el agua. El agua estaba contaminada. Los peces estaban contaminados. Las personas, los animales terrestres y las plantas, también. Los microplásticos se evaporaban con el agua, llegaban a las nubes con el agua y caían otra vez con el agua. El agua potable y limpia se convirtió en un recurso de valor incalculable.
Al mismo tiempo, el carbón, el petróleo y el gas comenzaron a agotarse. Las energías renovables no eran suficientes, y no llegaron a tiempo. Y fue cuando Europa, rememorando viejos tiempos, decidió invadir el norte de África para apropiarse de lo ajeno. El conflicto, por uno u otro motivo, escaló hasta convertirse en guerra mundial. La nube cayó, seguida por todo Internet. Se perdieron datos, recuerdos y conocimiento. Cundió el caos en las calles. Y cuando Juan y su abuelo abandonaron España en avión, se libraron por poco de una lluvia radiactiva que acabó con toda la vida en ese país. Los padres de Juan, reclutados a la fuerza por el estado, no tuvieron tanta suerte. Y su abuelo no se habría librado, si no fuera porque había recuperado la vista hace poco mediante edición genética y alegó que todavía no sabía ver.
Ahora, iba andando hacia casa en un extraño país, donde el sol se elevaba por el norte a mediodía en vez de hacerlo por el sur. A su izquierda quedaba la escuela abandonada. Una escuela que sus hijos, Héctor y Antonio, no habían pisado, por la sencilla razón de que ya no estaba abierta. Ellos habían estudiado en casa, recurriendo a una biblioteca pirateada de más de 100000 libros y películas de todas las temáticas que su abuelo había recopilado en un servidor.
En el día a día de Juan y su familia, apenas había momento para descansos y juegos. Por la mañana, tocaba bajar al patio comunitario y evaluar el estado del huerto, los animales, los filtros de aire y la previsión meteorológica. Una vez se duchaba y cargaba los trastos de mear en la habitación de la depuradora, iba al trabajo en Accessible Industries, una empresa que en otra época vendía materiales para personas con discapacidad, y que se había reconvertido por orden del gobierno en una "reconstructora de Internet". A media tarde, vuelta a casa, un seguimiento de la formación de los críos, una cena ligera con lo que hubiera, evaluación de placas solares y estado de las baterías, y a dormir. Sin vacaciones, sin fines de semana.
Aquel día había sido relativamente bueno en el trabajo.
-Mirad chavales, ¡he encontrado la web de Telecinco!
-¿La web de Telecinco?
-Sí, ¡por el culo te la hinco!
Puto Pedro, siempre le encantaba gastar bromas. Era lo único que todavía quedaba de aquellos gloriosos días en los que sus antepasados salían a tomar cervezas. Eso de compartir comida, bebida y baño con otras familias se acabó. Cada uno tenía su provisión de agua limpia, y conseguir más costaba tanto que era fácil fallecer en el proceso.
Igual que el día era bueno en la oficina, prometía ser malo en casa. Aquella mañana, Juan había visto que una de las gallinas no parecía encontrarse bien. El calor había apretado durante el día, por lo que las placas no funcionaron a pleno rendimiento. Y una de las baterías parecía que tenía ganas de fallar. Y sin baterías no hay depuradora, y sin depuradora no hay agua para higiene, ropa, animales, plantas y bebida.
Cruzó una calle y se adentró en un parquecillo, donde había una escasa mata de hierba seca y bastante arena. El sol se acercaba al horizonte, pero todavía le quedaba un buen rato hasta ocultarse. Finalmente, llegó a la puerta de su edificio y situó la palma de la mano en el sensor de huella. La puerta no se abrió. "Mierda, otra vez rota, tendré que usar la llave", pensó.
-¿Te ayudo? -se oyó una voz de mujer a su espalda. Aquella voz le sobresaltó, en el silencio de la tarde.
-No hace falta, Lucía, puedo yo solo.
-Ya ya, eso dices siempre. Anda, trae.
Lucía, la mujer de Juan, cargaba con una pesada bolsa, y no iba exenta de máscara y "trastos de mear". A pesar de todo, metió la llave en la cerradura con una facilidad sorprendente, y la puerta se abrió por sí sola sin apenas hacer ruido.
Una vez dentro, con las garrafas en la depuradora y sin sus pesados equipos de salida al exterior, Lucía puso cara triste.
-Juan, antes de que vayas a ver a los niños, tengo una noticia que darte.

--¿Qué sucedió?-- dijo el, volviendo su cara para mirarla.
--la gallina que oy por la mañana no se encontraba bién, ¿la recuerdas?--dijo ella, con voz apesadumbrada.
--por supuesto, ¿no me digas que...?--dijo juan, con algo de pesar en la mirada.
--si.--ella asintió, y le dio a entender a juan todo lo que necesitaba entender.

• Vale, Vale - dijo Juan, que con su habitual entusiasmo no se dejaría vencer por las circunstancias.
• Ya sabemos qué comeremos hoy, festejaremos estar vivos.
Lucía, conmovida, lo abrazó. Ambos sabían que la gallina era uno de los modos de alimentarse que tenían. Sin embargo, la vida les enseñó que era mejor sonreír que dejarse ganar por algo que ya había ocurrido.
Ambos, de la mano, subieron al cuarto de sus dos hijos. Sin embargo, no los encontraron por ninguna parte.

• Jorge, Jorge! - gritó Lucía desesperada al ver que lo único importante que les quedaba a ambos faltaba.

La preocupación de Lucía empezaba a crecer a grandes niveles, ya que pronto sería de noche y estar fuera de casa era un deporte de alto riesgo para quien quisiera estar fuera del hogar.
Juan al ver la preocupación de su esposa sin pensar en las consecuencias dejó su cansancio a un lado y salió de casa. empezó a caminar, miraba hacia todas partes de la propiedad pero no veía ni escuchaba nada de sus hijos.
Se mordió un poco el labio inferior (cosa que hacía cuando estaba inquieto) y sabía que tenía que tranquilizarse y pensar en la mejor solución para empezar a buscarlos antes de que la luz del día terminara por completo.

juan se rindió, y volviendo a casa en la pared se encontró una nota escrita con sangre

Curioso, la analizó más de cerca, y por su experiencia, pudo deducir que podría ser de su gallina fallecida. O, eso creía el.
La toma con cuidado, y se la lleva consigo.

rápidamente corre y suve las escaleras a la habitación de sus hijos que era donde se encontraba lucía.
hey, hey lucía. Mira esto...

_¿que quieres que mire, Juan? el le enseña la nota con sangre, _¿que es esto? dijo lucía asombrada

La nota reza lo siguiente. Bienvenido al primer día de tu muerte. O de tu nueva vida, como lo quieras ver. Si yo creé este mundo... ¿yo también puedo destruirlo, qué no? Cada una de las notas que recibas será un indicativo. Algo nuevo que debes hacer. Y dependiendo de tus acciones, entenderás que yo tomaré una decisión. Hoy fue tu gallina, y decidiste comértela. Si no piensas mejor qué harás, mañana pueden ser tus hijos, tu esposa... todo lo que tu quieras. Estais en mis manos. el puntito to mono que está señalado más abajo es donde están tus hijos. Tienes veinte minutos para hallarlos antes de que me arrepienta de ser bueno y los corte en pedacitos. Igual y te los comes, como a la gallina.
Están amarraditos con amor. Así no dices que soy mala persona.
Besos.

Juan apenas podía creer lo que sus ojos leían, ¿Quién se atrevía a desafiarlo? Como impulsado por un rayo, bajó rápidamente las escaleras, creía que su enemigo invisible podía encontrarse muy cerca.

Juan Corrió a la puerta de la casa, salió, sin saber lo que le esperaba ahí afuera. apenas salió, algo… algo que simplemente no puede ser posible pasó. Una gigantesca criatura, salió de un agujero en el piso. Era tan irrealista, tan fantasioso, algo que simplemente no podía pasar. ¿Quién eres? Preguntó juan horrorizado. Pobre humano, sonrió la criatura. Mortal, no necesitas tantas explicaciones. Soy el creador de la vida, y claramente el destructor de esta. ¿eres dios? Dijo Juan, mientras un gran escalofrío cruzaba toda su espalda. No, dijo la criatura. Cómo se le dice al final de la vida? La muerte, ¿no es así? ¿Eres la muerte? Preguntó Juan. Adivinaste, mortal. Sonrió la criatura. ¿qué quieres de mi familia? Eso lo veremos, dijo esta aberración. Simplemente sigue las notas y las señales…

-!Y..... descanso! -Las pantallas de todos los ordenadores pasaron a negro, mientras las palabras guardando desfilaban por la pantalla. El técnico de la terminal 57.25, cuya tarjeta identificaba como Arturo, apartó las manos de su teclado, se reclinó contra el respaldo de su silla y elevó los brazos por encima de su cabeza, desperezándose, mientras dirigía una sonrisa a su comañera de mesa. -Uf, menos mal, me había quedado sin ideas.
-Sí, se hace complicado continuar. Para la próxima... que dices, algo más macabro?
-No sé, ya hemos tenido sangre en la pared, y la amenaza de muerte a los niños. ¿Crées que necesitaríamos más cosas así? -Mientras la joven pensaba que responder, una conocida voz anticipó la entrada de Don Camilo, el jefe de departamento. Con aquella voz de Han Solo que tenía, era imposible no percatarse de su presencia. -Bien, bien! ¿Nota en la pared, eh? Llevábamos tres días pensando en como continuar la historia. Ha sido un toque magistral. ¿Ha quien se le ha ocurrido?
-Bueno, señor, la verdad es que fue Elisa. -Dijo Arturo mirando a su compañera. -Se le ocurrió ayer durante la comida. Yo solo me he encargado de introducirlo en la historia.
-Perfecto. Enserio, perfecto. Me gusta este tipo de iniciativa. Necesitamos causar emoción, y este tipo de cosas... bueno, funcionan. Seguid así quizá luego... -Otro hombre entró apresurado en el cubículo. -¡Don Camilo, hay un problema! Es en la sección de Jameson.
-¿Jameson? ¿Ese no estaba con muerte en la escuela japonesa?
-Sí, ese. Bueno, ah...
-¿Qué?
-Bueno, Jameson puso en práctica su idea de los tritones en la escuela, y... bueno... resulta que en vez de estar a punto de morir, las niñas de la escuela han empezado a cantar hay un amigo en mí, en shinto, con los tritones. En dirección están como locos señor, exijen que se resuelva ahora mismo.
-Vale, vale. voy para ayá, tranquilo. Yo lo soluciono.

Poco después, una gigantesca criatura se presentó en el lugar. ¡wow! ¿me llamaban? Dijo la criatura con una sonrisa macabra. Bueno, casualmente me dieron ganas de volarlos a todos, mortales. Seré el que causará el fin de la humanidad. ¡justo después de eso, las personas que estaban en el área se desintegraron. Menos Arturo, el cual miraba a la criatura con rabia. Inmediatamente sacó una glock 17 de su pantalón, la cual estaba cargada. Apuntó a la cara de la criatura y le gastó el cargador entero. Pero Arturo no se percató de algo. La criatura, de alguna manera, ¡había logrado evitar todos los disparos! ¿sorprendido, mortal? Tus juguetes de mierdas humanos no sirven para una mierda, ¡valla! Necesitan más inteligencia, dijo la criatura justo antes de acabar con Arturo

con una súbita bocanada de aire, Arturo abrió los ojos, casi derramando el contenido de la taza que se hallaba frente a él. -¿Oye, te encuentras bien? Esos cinco minutos de cabezada, no parecen haberte sentado nada bien.
-La criatura de la historia, que es... creo que por fin has conseguido darme un susto de muerte, Elisa.
-¿Bueno, de eso se trata, no?
-Sí, creo que sí. En fin, volvamos al puesto. El descanso debe estar acabándose.

* * *

Juan se alejó de la puerta de su casa a toda velocidad, sin tener muy clara la dirección a seguir. La situación normal en su vida cotidiana ya era para enloquecer, la desaparición de su hijo había estado a punto de matarlo en el sitio y las notas con sangre, esta criatura que decía ser la muerte... era demasiado para cualquiera.
Necesitaba acudir a alguien, alguien que pudiera aclararle todo lo que ocurría, que pudiera darle alguna señal más clara a seguir. No podía ser que su futuro lo definiesen unas notas ensangrentadas y una criatura que por lo que él sabía, bien podía ser parte de una alucinación, producto de una mente demasiado sometida al estrés. -¿Está usted perdido? -Juan se detuvo de pronto al escuchar la voz que venía de su derecha.
-¿Disculpe? ¿Quién es?
-Aquí, junto a la pared. -Juan se volvió, y miró en la dirección de la voz. contra la pared, sentada en el suelo con las piernas cruzadas, se hallaba una figura femenina, de rasgos juveniles, casi infantiles, de larga melena pelirroja y algo extraño, una venda negra que le cubría los ojos. -Disculpe, no la había visto.
-¿Eso podría considerarse una mala broma, no cree?
-Yo... yo no... disculpe, esque…
-Huía de su destino, eso es todo. De uno de ellos, almenos. ¿Quizá... para caer en brazos de otro?
-No entiendo. ¿Qué quiere decir? Disculpe, no tengo tiempo para esto. Tengo que...
-Sí, sí. Las notas, ya. Y sus hijos. Sí, sí, muy importante todo. Pero escúcheme. -Por un momento, mientras hablaba, a Juan le pareció que la joven crecía, y ahora erguida sobre él, parecía estar dotada de la majestad que transmitían las estatuas de las diosas griegas. -Su destino final se haya en la mesa, y es el premio de una partida en la que muchos juegan para ganar. Le harán promesas, le engañarán o le obligarán, pero sepa que cada uno quiere lo mismo que todos. A usted. No confíe en ninguno, y no crea que alguno es más poderoso que el resto. Solo así conseguirá sobrevivir a lo que se le viene.
-Y en ese momento, Juan volvió a verse solo en medio de la calle, mirando una pared vacía. Extrañado, y no menos asustado que antes, comenzó a andar, de forma titubeante, con los puños apretados por el miedo y los nervios. Solo tras unos minutos andando, se percató de la sensación extraña que tenía en su puño derecho. Y al abrirlo, descubrió un pequeño trozo de papel enrollado. Al principio pensó en tirarlo, pero la curiosidad le pudo, y finalmente desplegó el papel. "Visíteme, la séptima esfera. Yo solo quiero destrozar la partida"

pero antes de poder reaccionar, otra visión lo tomó por sorpresa.
Los muertos se levantarán, y caminarán entre nosotros. la mayoría de la población que murió a causa del cáncer, se levantará como muertos vivientes a la orden del líder muerte. Caminarán por las calles, y a los humanos devorarán. Justo al terminar la visión, Juan empezó a temblar de forma incontrolable. Zombis? Séptima esfera? Muerte? Fin del mundo? Notas con sangre?

Y antes que Juan pudiera si quiera darce cuenta, muchos cadáveres empezaron a inundar las calles. Muchos cuerpos pestilentes de enormes ojos blancos, manos cadavéricas ya habían empezado a cobrar sus primeras víctimas en la ciudad donde Juan se encontraba.

Para que justo después todo vuelva a la normalidad. Juan, percatándose de lo sucedido dejó de temblar. ¡basta! ¡basta con tus jodidas visiones de mierda! Exclamó juan. dios, creo que me estoy volviendo jodidamente loco. Dijo Juan, pero no se había dado cuenta de que una cámara pegada en la pared mostraba una luz que demostraba que esta estaba prendida. Mientras tanto... bueno, nuestro juguete tiene muy interesantes efectos, Dijo Arturo Mientras que miraba todo por la pantalla de las computadoras. Ya se nota, dijo Elisa con una gran sonrisa

Todo aquello lo había trastornado sobremanera. No cabía duda que todo pareciera ser un sueño hórrido, de esos por los que agradeces la existencia de las alarmas. Pero era su realidad. De entre las masas amorfas de carne, tres familiares cobraron sentido para él. Sus hijos y su amada lucía se acercaban, ensangrentados, sin cabello y con dientes anormalmente grandes. Aún frescos y rosáceos, pero evidentemente, muertos

Bueno. Estamos logrando que el señor confunda la realidad con las visiones, dijo Arturo mirando a Elisa. Valla, nunca creí que nuestras tecnologías lograban tan buenos efectos. Dijo ella. Mientras tanto, Juan miraba perturbado a sus 3 familiares que alguna vez fueron humanos. Una risa se escuchó, y volvió a la realidad de repente. Bueno, encontrar a tus hijos no será tan fácil. Dijo una voz

Juan, enojado y trastornado por todo lo ocurrido, ya no supo más que hacer, pronto una nueva visión apareció, de nuevo los zombis, pero, esta vez lo rodeaban. Con su familia en la cabecilla. Empezó a tensar los puños, pero, antes de todo, un gran mordisco a su brazo izquierdo lo detuvo. con un fuerte grito, juan, intentó intimidar a los muertos, pero, fué inutil. de pronto, un gran dolor a su oído derecho le llegó, y algo muy helado sintió en la cara. Amor, amor, despierta cariño, y de pronto, una gran bofetada sintió. Había despertado. Empapado de agua helada, con un fuerte ardor en sus mejillas, despertó desconcertado. Entonces, todo fue un sueño, no hay zombis, mi familia no está muerta, no hay ninguna criatura grotesca, Rayos. Exclamó, mientras se levantaba a abrazar a su esposa contento. salió a la sala, y allí estaban sus hijos, los abrazó tan fuerte a todos, que se lo quedaron viendo extrañados por tal comportamiento.

La pobre Lucía había notado aquel comportamiento tan errático en Juan durante los últimos 6 meses. Tal es así, que por mucho que buscaron ayuda, nada parecía resolverse más allá de una leve disminución de las pesadillas. Leve, sí, pero no duradera. Ya estaba cansándose de los delirios de su esposo, de sus abominables peyorativos y de sus autoleciones reiteradas. Sabía que era un problema para ella, sus hijos, su perro y sus tortugas. Y cuando todo se acumula y el amor surge de una esquina cual tubería rota, nada se puede hacer, y Lucía lo sabía con creces. Sólo quería sentirse mujer una vez más, y Salvador lo estaba consiguiendo, poco a poco

Juan, arruinado, sin el amor de su esposa ni de sus hijos tras 9 meces de aquella pesadilla que lo traumó, decide acabar con su vida. Apenas murió, un frío lo recibió en aquel hostil lugar junto a una visión totalmente obscurecida. Una voz se escucha. Todo lo que te dije en ese sueño fue una advertencia de lo que pasaría en el futuro. Perdiste el juego, Juan. Fuiste por el camino equivocado. Y ahora, tus seres queridos están sobreviviendo en aquel mundo infestado por los zombis. Nadie, nadie pudo pararlo. A pesar de los intentos de los gobiernos por detenerlo, simplemente no se pudo. La pandemia estalló en ese mundo, y tú fuiste condenado. Presta atención, y sigue mis notas. Las palabras resuenan en la cabeza de Juan. Mientras tanto…

El suicidio.
El perder a Lucía. A sus hijos.
Por lo más sagrado, eso no podía ser.
Ese era su mayor temor. Enoquecer. Perder el hilo de cordura. Él sabía que los zombies solo eran una mala invención absurda de su mente. No quería caer en esa red, sin más opción que entregarse a los delirios de su cabeza.
No permitió que los pensamientos lo atormentaran, que jugasen con él. Él era más fuerte. Los delirios, los monstruos, todo no era sino una mala jugarreta de su subconsciente, de su ansiedad. Quizás, de sus culpas. De todo lo que llevaba a cuestas.
Abrazó una vez más a su mujer, a sus hijos. Los miró y tomó la decisión de dedicarles la mañana completa. A Lucía, que ya no tocaba hacía meses de ninguna manera, a sus hijos a los que no había aprovechado ni escuchado en el último tiempo. Alejó a los zombies, a los adefecios, a todo aquello que solo era producto de su imaginación. Nunca imaginó que tomar ese tratamiento, que aceptar esa propuesta le llegaría a cambiar cada aspecto de su vida.
Se dedicó a vivir cada cosa en ese nuevo mundo que había creado junto a sus seres queridos, un castillo de cartas que podría caer en el momento menos esperado. Eso lo aterraba. Necesitaba seguir a salvo, lejos y a salvo.
Tras esa mañana en familia, esos ratos compartidos y vividos junto a quienes amaba, cuando se disponía a salir a tomar un poco de aire y decidir qué haría a continuación con lo que tenía, con lo que le estaba ocurriendo, fue que la segunda nota apareció. Escondida, un pequeño pétalo de papel en el profundo verde opaco que era su jardín sin vida, estaba apollada como dejada sin importancia en un sector cualquiera.
Tembló. El aire frío lo recorrió y caló dentro suyo.
Espero que entiendas, querido Juan, como ahora te gusta que te llamen, que yo lo controlo todo. Lo sé todo. Lo veo todo. Te repito, si yo creé este mundo, yo puedo destruirlo. Y vas a pagar, centímetro a centímetro, cada pedazo de mi castillo que decidiste derrumbar.
Bienvenido al segundo día de tu muerte.

Te lo dije un día, y me tomaste por idiota: quien me las hace, me las paga. Tú, tu crueldad, tu desprecio, tu menosprecio, tu maldito afán de minimizarme, destruirme, apocarme... todas las umillaciones, las veces en que me maniataste, las que te comportaste como un tirano conmigo... Todas las veces en que fui sólo un adorno decorativo para ti, las que lloré por tu culpa, las que sufrí, las que me debí renunciar a cosas por ti, sólo para darme cuenta que mi talento nunca, nunca lo valorarías. Todas y cada una de esas cosas me las pagarás. Ahora, prepárate a sufrir poco a poco cada segundo de lo que te quede de vida, que me las cobraré. A ver si los estudios y conocimiento de los que tanto te jactas, pueden salvarte. No, querido, no busques nombres, caras, formas, voces o nada que entienda tu cerebro. Puedo ser cualquiera. Puedo ser tu esposa, tu vecino, esa muchachita de la aventura de la otra vez... Ser quien menos esperas. En fin, que tengas un buen día. Y por cierto, linda camisa.
Juan tembló más aún, y comenzó a moverse agitadamente hasta su auto. En él, atado con un pequeño hilo, otra nota, nota que no quiso abrir. Sólo la rompió, subió a su auto, condujo a su trabajo y llegó. Se sentó en su escritorio, encendió su computadora, y finalmente...

La computadora se apagó porque se fue la luz! Juan estaba muy asustado y es cuando recibe una extraña llamada de teléfono, pero él está dormido.
pero, he aquí que de la nada apareció un misterioso grupo de científicos formados por 100 chinos, 50 rusos y 30 africanos, además de antiguos egipcios, griegos y romanos expertos en mitología que recogieron gracias a una curiosa máquina del tiempo que lograron crear! Pero, la vida tampoco les sonreía mucho, por el apocalipsis zombie causado por Arturo y elisa. Ese grupo de científicos se propuso acabar con los zombies, de una forma muy curiosa! Primero, se hacían pasar por zombis, y luego mordían a los (supuestos camaradas) zombies, de forma que los convertían en canívales, o sea zombies que mordían a otros zombies y gracias a eso lograban deszombificar a los zombies a la vez que lograban gracias a la máquina del tiempo traer recursos del pasado desaprovechados y reconstruir la vida como era antes. Entonces entraron a la oficina de Juan y lo despertaron y le contaron su plan, por lo que él se unió a ellos. Pero, he aquí que, una vez, esos científicos se encontraron con Arturo y Elisa, pero por alguna razón, se veían de forma extraña, con lo que uno de ellos mordió a Arturo, y el otro mordió a Elisa. Arturo se desintegró, y Elisa empezó a combulsionar y levitar hasta que cayó desmayada al suelo!

¡suficiente! Dijo don camilo mientras veía que en la pantalla estaban sus propios empleados, Arturo y Elisa siendo atacados por unos… zombies.
-¿es en serio? Preguntó don camilo. Máquinas del tiempo, científicos del pasado… ¿tratan de gastarme una puta broma?
-señor, nosotros sólo estábamos… trató de decir Elisa pero, vio un marcado rostro de enojo que se estaba formando, y se calló.
-¡qué puta mierda están haciendo! Dijo don camilo al tiempo que su voz resonaba por toda el área del trabajo.
-en serio, metiéndose a ustedes en una historia llena de zombies y máquinas del tiempo para según morir? Qué pretendían. Que yo no los descubriera si se mataban en la historia?
-mire, señor. Dijo Elisa levantándose y alzando la voz. Yo fui la que le dio emoción a esto en primer lugar. Sin mí, la terminal 57.25 no habría sido nada! Así que por favor…
-por favor qué? Te atreves a pedirme algo luego de la mierda que acabas de causar? Interrumpió don camilo a Elisa y, a su vez, apartó la silla de arturo del frente de la computadora para ponerse él frente a ella. Si quieres hacer algo bien hecho, hazlo tú mismo. Don camilo se disponía a escribir algo en la computadora cuando, de repente uno de sus empleados aparece.

señor, señor! -gritó el empleado. ¡La oficina se está derrumbando! ¿Qué demonios pasa? Una bomba, un demonio, un zombi, un dinosaurio gigante o qué? ¡que alguien me explique pero ya qué demonios está pasando! -gritó el empleado muy enfurecido.

Don camilo, con el enojo ya por las nubes le grita a su empleado.
-escúchame, novato. Esos problemas de los supuestos derrumbes se reportan a las oficinas de arquitectura y construcción, ac. Si no tienes acceso vas con recursos de transporte, les explicas tu cargo y si te corresponde te darán la llave a la oficina que necesites. Ahora vete, asegúrate de que las oficinas ac se enteren del derrumbe para que lo acomoden, y nunca en la vida me vuelvas a interrumpir. Entendido? Ya tengo suficiente con los empleados que hacen mal su trabajo.
El empleado corre alejándose rápidamente de la terminal. Ahora, a lo que íbamos. Ah sí. Entonces, don camilo acerca sus manos a la computadora y con una gran agilidad escribe, ejecuta comandos en la pantalla, ETC. Veamos qué hay. Bien, las direcciones IP, los trastos de orina. Excelente. Las notas. Un poco de misterio. Bien. Los problemas con las alucinaciones. Fantástico. Pero, yo me pregunto, qué demonios les pasó a estos idiotas? Porqué de repente todo es fantasioso a un extremo muy alejado de nuestro objetivo? Oh, mierda. No puede estar pasando! Dice don camilo mientras escucha un sonido tintineante como un sintetizador con forma de onda. Qué mierda está… oh, dios. Estos idiotas en serio lo arruinaron! el sujeto comienza a… comienza a cuestionarse todo! Maldita sea. Arturo y Elisa impresionados ven como don Arturo corre hacia una máquina y se apresura hacia un panel del cual se desprende un teclado.
-señor, déjeme ayudar… dijo Arturo pero fue interrumpido.
-cállate. Espérenme tú y tu compañera justo donde están, ya tengo pensado lo que les voy a poner como castigo por arruinar una parte de nuestro… experimento.
-Pero señor… trató de decir Arturo , sin embargo Elisa lo detuvo.
-cállate Arturo, dijo Elisa. Ya veremos cómo nos divertimos viendo como la caga con los paneles. Cree que puede ensuciarse las manos por nosotros? Ja. Él solo es el jefe, no sabe lo que hacém…
Elisa se calla al ver que su jefe presiona cada cosa correctamente, maniobra el panel y toda la maquinaria de la terminal como si la conociera desde que nació, o incluso antes.
-don camilo dice. Niñita, niñita. En este mundo tú no llegas a ser jefe solo porque sí. Tienes que comer mucha mierda, presionar mucha mierda y con mucha, mucha suerte, sales de la mierda. Tú y tu amiguito ahora están en la mierda, y lo estarán más. Se largan ustedes 2 a la terminal 49.17. ahí con el personal que tengan, con el equipo que tengan y con las ideas que tengan crearán otra historia con otro más de nuestros juguetes, que será enviado allí inmediatamente. ah, y para postre, van a hacer que esa historia que se inventen en su nuevo espacio, se cruce con esta. no importa que se quejen, no importa ninguno de sus bla bla bla. ofrecemos emoción y emoción es lo que daremos. Ahora… déjenme. Largo de aquí. Voy a arreglar la mierda que ocasionaron.
Vista aérea de una cama. Se ve a juan envuelto en sus sábanas cuando de repente , se despierta. Sudoroso, tembloroso, abre los ojos y lo primero que ve es…

un enorme dinosaurio, que está acuclillado junto a su cama, es entonces cuando una vocecita le dice: móntate rápido! Él, sin pensárselo dos veces, se monta y el dinosaurio corre a la oficina de Camilo. Tras eso, entra a la sala de ordenadores y clava sus enormes colmillos en un panel y luego en una computadora, provocando que se oiga un fortísimo sonido como de electricidad, y haciendo que la computadora y el panel tengan un gran cortocircuito, con lo que la computadora y el panel se prenden fuego mientras el dinosaruio sale corriendo no sin antes tirar la enorme y pesada puerta de entrada sobre Camilo, el cual quieda aplastado mientras ve como todo su trabajo y su oficina se derrumba y arde.

Arturo y Elisa se encontraban viendo felizmente como moría el pobre don camilo. Y, de la nada se empezó a escuchar una alarma. Alerta. Alerta a todo el personal e informáticos de todas las terminales, se les solicita que abandonen el edificio inmediatamente. Comienza la cuenta regresiva para la activación del protocolo de contención: quedan 10 minutos.
Qué carajo? Dice Arturo, maldita sea! Dijo Elisa. ¡hola inútiles! Dice don Camilo. ¿Cómo estás vivo? ¿inútil? Dijo Elisa. Bueno, lo que pasa es que yo hice un script especial para estos casos, el cual activa un programa de combate y el protocolo de contención, que convertirá automáticamente el edificio en uno de antimateria, acabando con la vida de todos en el lugar. Dijo Don Camilo