Hola a todos y todas los miembros y miembras de este hilo y hebra ubicado en este foro y fora. Vamos a ver (no en el sentido literal, claro), voy a dar mi punto de vista.
La vista es un sentido que, según los videntes, aporta el 80% de la información que el ser humano recibe. Vaya tela, ¿no? Nos perdemos un 80% de las cosas que pasan! Lógicamente, al ser ciegos, no sabemos si es cierto eso o no. Si sirve de algo, a nadie que haya perdido la vista lo he escuchado jamás decir que recibe un 80% menos de información. A la gente que ve, sí. Divagaciones aparte, el mundo que nos rodea gira en torno a la vista, y es un hecho que afecta al lenguaje de forma irrevocable. A nivel de género, es normal que cambie. Estamos en una sociedad cada vez más igualitaria donde por fin se reconoce que la mujer está al nivel del hombre, y eso es bueno. De ahí que expresiones tales como "No llores, pareces una niña" queden cada vez peor. El tema del racismo es otro en el que estamos avanzando. Ya no oiremos frases como "trabajas más que un negro" provenientes de gente decente. ¿Tener otro color de piel te hace ser menos persona? No. Pero ¿qué pasa con la discapacidad?
Estamos en una sociedad que intenta ser inclusiva, acoger a todo ser humano tenga la discapacidad que tenga, aceptar la diversidad. El problema es que está gobernada por políticos. Ya sabemos que los políticos en muchas ocasiones tienen una inteligencia nula, y cuando aparece alguien verdaderamente inteligente lo echan rápido, a no ser que robe y se corrompa. A alguno de estos seres inteligentes se le ocurrió que para mejorar la inclusión de personas con discapacidad hay que cambiar el lenguaje. ¡Eso está genial! Lo digo en serio. Es una idea buena, lo que falla es el proceso de aplicación.
Primer cambio, introducido cuando muchos de nosotros no existíamos todavía: cambiar subnormales por minusválidos. Me parece bien, y seguro que a vosotros también. Supuso un avance. Somos normales, pero menos válidos que el resto.
Segundo cambio: minusválidos por discapacitados. La cosa mejora, no somos menos válidos que el resto.
Tercer cambio: discapacitados por personas con discapacidad. Llegamos al término ideal. Tenemos una discapacidad, un algo que supera un umbral que nos permita llevar una vida igual que la de la mayoría. Se nos reconoce como personas que tenemos esa cualidad. Por desgracia, la estupidez humana es infinita, y siempre gana la batalla. Paralelamente, la inclusión no llega. ¡Hay que hacer algo!
Cuarto cambio: personas con discapacidad por personas con diversidad funcional. Cuarto cambio, y primera cagada. Diversidad funcional tenemos todos, con discapacidad y sin ella. Capacidades diferentes es más de lo mismo, con la diferencia de que nos hace parecer superhéroes, disparando rayos por los ojos y eso.
Sea como fuere, nunca llueve a gusto de todos. El cuarto cambio llegó porque hay personas con discapacidad que se quejaban del tercero, y personas sin discapacidad que también lo veían como un disparate. El disparate lo veo yo ahora con los términos actuales, no sé vosotros.
¿Y con la vista, qué pasa?
Desde que el ciego es ciego, los ha habido que aceptan su discapacidad, los ha habido que reniegan de ella, y el término medio: los que intentan aceptarla pero se ven impulsados a rechazarla por culpa del entorno. En los 2 últimos grupos, eso de que te llamen ciego es una bajeza, o incluso un insulto! Pero claro, acompañando al "insulto" directo está el indirecto: que apelen a la vista que no tienes. "Nos vemos mañana", "te veo luego", "¿Qué tal lo ves?". Al principio lo ves como parte del lenguaje, hasta que llega alguien y te dice: "Mira, ese se ha burlado de ti porque eres ciego. Te ha dicho que si os véis mañana". Ese alguien suele ser un vidente, y además de los que no tienen ni idea y se encargan de impulsar estas modificaciones.
El cambio en el lenguaje que se propone en el post 1 ya existe, y resulta chirriante, cuanto menos. He escuchado a gente decir cosas como "Nos escuchamos luego" porque pensaban, en su ignorancia o tal vez debido a su experiencia previa, que nos ofenderían. ¿No suena fatal decir "Nos tocamos mañana" o "¿Qué tal lo oyes?"? O frases acompañadas de la palabra ver, y seguidas automáticamente por una disculpa porque "es lo que digo siempre, perdona".
Esa modificación al hablarnos, en una sociedad que usa mayoritariamente la vista, casi siempre es forzada, y yo diría que genera más discriminación, ya que nuestro interlocutor no se siente cómodo. En ese sentido, yo no creo que el lenguaje deba cambiar, ni que lo haga (a no ser que un político o varios digan lo contrario).
Un saludo.