1741. little_fox,
A mi esos fics de leyendo los libros los pjs me parece una pelotudez. Por cierto, buenos francotiradores y a la mierda los magos.
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A mi esos fics de leyendo los libros los pjs me parece una pelotudez. Por cierto, buenos francotiradores y a la mierda los magos.
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llevo muy poco en este mmundillo de los fics, pero, buscando en el fanfiction.net, me encontré, al menos lo leí por encima, no me acuerdo como se titula, pero, pone a Harry y draco como pareja. xd. Ahora me he alejado un poco con los fics, pero en cuanto tenga un tiempillo me sigo leyendo los que dejé pendiente.
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Jol_Rael: Si, hay muchos de esos. La mayoría son repugnantes. Mal desarrollados, una ortografía que da asco y ni hablemos de una trama fundamentada. De un día para el otro se aman y punto. A, y no pueden faltar las peleas estereotipadas. Los odio a la mayoría de estos fics que pretenden representar una relación distinta a la del canon. Todos van al mismo recurso. Esto es utilizar la poción de amor y ya está.
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o lo típico de. fuiste un matón por 7 años en la escuela, pero resulta que todo es actuado y soy tu amigo y te amo. hago una reunión de 3 minutos, te digo eso, me lo creo y como si nada.
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creo que la misma escritora dejó claroq ue un mago tiroteado es igual a mago muerto. teniendo esto en cuenta, una pistola es más rápido. pa cuando quieres decir speliar… te han volao la cabeza si el tirador es medianamente diestro y sabe lo que está buscando, dato importante. una cosa es ver a un tipo reventar puertas de un puñetazo o que a una piva le crezcan garras estilo lobezno de las manos, que haí yo creo que si, dispararía hasta dejar el cargador seco. que a un chaval o adulto con un palito apuntándote. no sinceramente a mi en vez de una navaja me sacas un palito y me parto el pecho en tu puta cara, cosas como son.
bueno, el entrenamiento de combate físico de los magos de faerun… prefiero no discutirlo, sinceramente. pero vamos, todos hemos tenido 14 años. toooodos hemos liado burradas en casa, o en el colegio, o en cualquier sitio y si, nos podeos aturullar 3 segundos, 5 los lentos, pero reacciones para salvar tu culo lo antes posible con el mínimo de daños posible toooodos tenemos. y las de harry en general son impulsivas y poco pensadas. no digo que se saque un dlt19 y mate mortífagos. harry matando, por el amor de dios! que ojo, hay que saber hacerlo también. de echo la muerte en hp se trata... mal, no se. si es trágica pero nadie dice lo fácil que es quitar una vida, y si, es muy fácil hacerlo.
bueno con respecto a star trek. ni idea porque dudo que halla gente tan freak como para juntar esos universos. quien podría relacionarse con harry y pandilla de la nave estelar enterprise? deanna troy? will ricker? mongomery Scott? sinceramente son dos universos que no pegan ni con cola. per de todos modos eso no es cierto en el 95% de l serie, orden general 15, ningún oficial de mando a de ser transportada a una zona considerada segura sin una escolta armada, y esto lo vemos en la serie, aunque no en las pelis, porque son pelis. en tos también se lo pasaban un poco por el forro pero picard y janeway, por citar dos, pisaban pocos planetas, iban sus segundos, que pa eso estaban, y siempre acompañaos de un camisa roja, que acababa muriendo. se podría transportar peña a Hogwarts? pos sinceramente, es otro sin sentido. hogwarts en teoría está protejida contra magia, osea que la enterprise... no lo podría detectar, pero aquí está nuestra consejera que si podría al ser telépata. o yo que se tienen detectores para todo, algo los detectará. en todo caso no dejan de ser ruinas para los muggles y haí puedes transportar peña, al final no es tecnología solo un rayo de energía verde o azul, según el modelo. lo que si tengo claro que un tripulante del enterprise con un faser se ventila medio colegio. si llevan los campos portátiles... ni dios los para. y siempre queda el recurso de dejar caer un torpedo de fotones de la órbita, muy tranquilamente, o usar los fasers. en fin, totalmente incomparables, digo. y por cierto si bueno faerun es verdad que tiene, como siempre digo, una magia mas adulta, detinada a la autodefnesa, al ataque, y a muchas tareas más que el mago desempea como comprender idiomas, purificar agua, respirar bajo esta y mas cosas. lo pero sus hechizos ofensivos son ofensivos de verdad xddd.
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Hombre, una cosa es hacer estupideces en casa y otras es tu vida estar en riesgo. La mayoría de la gente (en especial no acostumbrada a ello) no reacciona para nada bien, aún más si uno es un adolescente.
Y si, no se trata del todo bien, pero en pocos lugares lo he visto hacer correctamente, y menos en la fantasía.
Hay un fanfic crosover de marvel y HP vastante importante en inglés, te apuesto lo que sea a que hay uno de star trek y Harry Potter.
El tema es que tampoco los segundos deberían irse. Estamos hablando de mandar a los oficiales más importantes (por más escolta armada que tengan) a zonas de peligro y desconocidas. Y recuerdo de cuando mi hermano se tiró una maratón de todas las series de star trek de netflix que había como cada rato picard o archer y su segundo y no se quien más bajaban juntos a un planeta o a no se donde dejando otros oficialitos al mando. Un sinsentido total.
Lo del tripulante, lo dudo. La cosa mágica rara de hogwarts se terminaría ventilando el faser y el arma por sus propiedades antielectrónicas, y el tripulante sin ayuda sufriría la compulsión esa que le hace querer irse. Lo del torpedo si, RIP hogwarts.
¿Magia más adulta? a que te refieres con eso?
El sistema mágico de faerun está más desarrollado, pero porque sale de los juegos y es un eje de reinos olvidados en general. El de hp es solo algo de fondo, no tan relevante en cuanto a como funciona exactamente. Y hombre, yo no subestimaría la magia de HP, tiene hechizos simples vastante útiles y peligrosos
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pero si ponen a un muggle en los terrenos de Hogwarts con runas que repelen la magia? en el fic james poter y creo que era... va, no sé, pero era el primer libro de la saga de james potter escrita por lipert Norman g, creo que se escribía así.
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runas que repelan la magia? wtf...
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Bueno, no se si existan, no tenemos puta idea de que hace las runas en HP.
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si, porque si nos metemos en otros universos como cazadores de sombras, son parte de la magia y osea, no quedaría que existan runas contra la magia, porque son magia
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yo sólo me acuerdo que tenían una asignatura llamada traducción de runas antiguas...
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siii no me acwerdo de el nombre de la profesora,pero ermione le encantava
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Se llama James Potter y la encrucijada de los mayores, la primera parte de la saga de James Sirius Potter de George Norman Lipert.
Pero hoy vengo por acá no presisamente para comentar lo que se ha debatido en los últimos tiempos en el foro, si no para dejarles la actualización del fic James Potter y el váculo de los tiempos. Cada vez queda menos para el final. Ya estamos por el capítulo 13, y es un capítulo muy interesante. A mi me sorprendió un poco cuando lo leí xd, y me resultó atractivo. Haber si a ustedes les parece igual.
Capítulo 13
El Colgante de Bast
James trataba de ver su reloj mientras corría por el pasillo. Todavía tenía quince minutos antes del toque de queda. Esquivando a Peeves, que estaba tratando de dejarle caer una pila de gráficos lunares en la cabeza, voló por cuatro tramos de escaleras, deslizándose con sus zapatillas deportivas en el vestíbulo para bajar por un pequeño pasaje con poca luz.
La oficina del celador era una pequeña habitación con una sola lámpara de aceite que colgaba del desmoronado techo. Había muchos archivadores cubriendo las paredes, con sus cajones rebosantes de elementos de valor confiscados por años y registros de malas acciones de estudiantes. El extraño olor a pescado frito parecía permanecer en el aire. La señora Norris se sentaba directamente en el centro del desordenado y mohoso escritorio, acicalándose a sí misma.
James dio un suspiro de alivio al ver que ni Pringle ni Filch estaban allí, porque no habría sabido explicar su repentina aparición.
—¿Señora Norris? Me preguntaba si podía preguntarte algo...
La gata asintió.
—¿Puedes ver a través de las Capas de Invisibilidad?
La señora Norris no respondió de inmediato. Ella se sentó por un momento, estudiando a James cuidadosamente, como decidiendo si responder o no a la pregunta.
—Por favor, señora Norris... Esto es muy importante, —declaró James, mirando su reloj. Todavía tenía diez minutos.
La señora Norris se levantó y se estiró. James lo tomó como la forma educada de despedirlo.
—Gracias, de todos modos, —dijo, con su corazón en un puño de decepción. — Siento haberte molestado.
Justo cuando estaba dando media vuelta para salir, la señora Norris saltó ágilmente por encima del escritorio. Tal vez lo estaba imaginando, pero parecía que estaba apuntando con su pata a algo cerca del borde. James dio unos pasos hacia adelante para mirar. Era un viejo ejemplar de El Profeta. Su pata estaba descansando en el título de un artículo, por debajo de una imagen de una hermosa y nueva escoba. Los equipos de Quidditch y apasionados de las escobas, esperan con impaciencia el lanzamiento Mundial del nuevo modelo Estrella Fugaz. ¿Por qué la señora Norris pensó que esto era importante? James no tenía ni idea, porque el modelo Estrella Fugaz del que el artículo hablaba, salió hace casi un año y medio. Miró hacia arriba, desconcertado.
—¿Me quieres mostrar un artículo sobre una escoba?
La señora Norris sacudió la cabeza con impaciencia, la punta de la cola se movió de lado a lado. Ella estampó la almohadilla de la pata nuevamente en la parte superior del artículo, y James finalmente se dio cuenta de que ella no estaba apuntando a todo el artículo, estaba apuntando a una sola palabra en el título del artículo… esperan.
—¿Esperar? —preguntó James, sorprendido de que la gata también podía leer.
La señora Norris asintió con entusiasmo, pero James todavía no entendía.
—¿Esperar para qué?
La señora Norris se movió alrededor del desordenado escritorio, escaneando rápidamente los títulos de los otros papeles, cartas y revistas que cubrían la superficie. Pronto, ella se sentó encima de una revista llamada El Quisquilloso, y dejó caer la almohadilla de la pata en el título de otro artículo. Las diez mejores maneras de atraer a un Middleburger. Su pata estaba descansando en la palabra Diez.
—Esperar… diez… —James dijo lentamente. —¿Esperar diez minutos?
La señora Norris maulló triunfalmente.
—¿Esperar diez minutos, dónde? ¿Aquí?
Ahora que James entendía el sistema, era mucho más fácil para la gata explicar su mensaje.
—Esperar diez minutos... ... afuera… sala… común, —James leyó. —Es toque de queda señora Norris. ¿Pringle o Filch no me atraparán si estoy fuera de la sala común?
La señora Norris sacudió la cabeza, y asintió con insistencia hacia la puerta. Sin estar seguro en qué pensar, James salió de la mal ventilada oficina. En su camino de vuelta a las escaleras, miró por encima del hombro, preguntándose por qué ella no se limitó a deletrear una respuesta allí mismo. Sería mucho más difícil para ellos hablar fuera de la sala común de Gryffindor, donde no había diarios de El Profeta o de El Quisquilloso para ella usar.
Wump.
En su momento de distracción, James se dirigió directamente a algo grande y abultado que olía ligeramente a pescado frito.
—¡Tú! Filch estaba por encima de James, con su dedo torcido apuntando a su rostro. Miraba con demencia. —¡Estás haciendo algo con mi gata! No me puedes engañar, ¡te tengo en la mira!
Antes de que James pudiera negarlo, la cara de Filch se retorció en algo que podría haberse parecido a una expresión de alegría. —Ya es tarde y lo sabes.
—No, no lo es, —dijo James rápidamente, extendiendo su reloj. —Todavía tengo cinco minutos.
Los engranajes del cerebro de Filch parecía que estaban trabajando furiosamente, tratando de encontrar algún otro delito para acusarlo, pero James ya no quiso oírlo. Se apartó y subió hasta el séptimo piso. Una vez allí, esperó tan pacientemente como pudo, pero pronto se puso a caminar de un lado a otro con nerviosismo. La Señora Gorda dormía rítmicamente, ya fuera consciente de él o ignorándolo.
Mientras paseaba, James intentó no pensar en su última conversación con Lily, que había terminado tan desastrosamente allí hace casi tres meses. Por supuesto, cuanto más trataba de olvidarlo, más vívidamente lo recordaba. Cuando las palabras de enojo de ella volvieron a él, trató de centrarse en la imagen que recordaba de Severus tendido en el suelo, con un moratón alrededor de uno de sus oscuros y feos ojos. Eso le hizo sentirse al menos un poco mejor.
Transcurrieron cinco minutos. Luego ocho. Por último, pasaron diez minutos, pero no había ninguna señal de la Señora Norris. James estaba a punto de darse por vencido y despertar a la Señora Gorda para que lo dejara entrar, pero entonces oyó el sonido apenas audible de las patas acolchadas en la piedra. La señora Norris surgió de entre las sombras, sus relucientes ojos amarillos aparecieron un momento antes que el resto de su cuerpo. Al principio simplemente se miraron el uno al otro, pero luego ella ladeó la cabeza como diciendo “sígueme”, y despegaron de nuevo por el camino en el que ella llegó.
James tropezó después de que la pequeña forma de ella lo condujo por un tramo de escaleras y dentro del corredor occidental del sexto piso. No le gustaba el ruido que hacían sus pasos, pero confiaba en la señora Norris para mantenerlo al margen de cualquiera que se acercara. Al final del pasillo, ella se metió por un oscuro y estrecho túnel, donde había un menor número de puertas. Ahora James se vio obligado a encender su varita, porque estaba luchando por mantener a la vista la pequeña forma de ella.
Justo cuando pensaba que iba a perderla por completo, y que él se quedaría atrapado y solo en una parte desconocida del castillo después de la hora, la señora Norris, finalmente, se detuvo frente a una gran estatua de dos magos idénticos unidos por la cadera. El de la izquierda sostenía un libro abierto, y el de la derecha una especie de orbe. Ella dio un salto en el regazo del mago de la derecha, y sus dos patas tocaron el orbe. La pared al lado de la estatua, tenía colgada una pintura de un campo rústico, la cual se abrió como una cortina para revelar una escalera que conducía hacia la oscuridad.
—¿Vamos allí abajo? —preguntó James, inseguro de cómo se sentía al respecto. La señora Norris asintió, y con un chasquido de su cola, desapareció por las escaleras.
James la siguió, tendió su varita iluminada muy por delante de él en caso de caer. Después de sólo unos pocos pasos llegaron al fondo. La pequeña sala de piedra estaba completamente vacía, y no tenía ventanas. ¿Por qué la señora Norris le había traído hasta aquí? James estaba a punto de preguntarle, pero no pudo encontrarla.
—¿Señora Norris?
Oyó su suave maullido en respuesta, pero aún no podía ver dónde estaba.
—¿Dónde estamos? —preguntó, girando alrededor en un círculo.
Ella se movió de nuevo, y James finalmente la localizó. Estaba en un pequeño agujero en la esquina. Tan pronto la había visto, ella se dio la vuelta y desapareció. Arrodillándose, James miró dentro. No podía ver nada. Rezando por no quedarse atascado, puso su varita en sus dientes y entró en el agujero tras ella. Estaba completamente negro en el interior. Las paredes raspaban la espalda, el estómago, y los lados de James mientras se arrastraba a lo largo. Se esforzó por escuchar cualquier sonido de la señora Norris por delante de él, pero no pudo escuchar nada por sobre el sonido de sus propios movimientos y respiración. Después de un tiempo, finalmente emergió en una habitación cálida y muy iluminada. Poniéndose de pie, se quedó asombrado con lo que estaba delante de él.
La habitación era enorme, y cada pulgada de ella estaba llena de tesoros. Había barras de oro del tamaño de ladrillos apiladas en una pirámide brillante, cofres llenos de monedas de oro y piedras preciosas del tamaño de sandías. Relucientes cotas de mallas y armas forjadas por los duendes, apilándose en montones y más altas que Hagrid. Bandadas de pavos reales de oro macizo con ojos de zafiro brillantes y colas de piedras preciosas pavoneándose entre las montañas de oro y plata, mientras brillantes águilas de plata se cernían alrededor del techo a una buena altura. La señora Norris no se detuvo a esperarlo. Ni siquiera parecía estar sorprendida por el hallazgo que los rodeaba. Ella sólo corrió a través de la habitación con propósito, zigzagueando alrededor de vasos de oro con piedras preciosas y tiaras de diamantes.
James la siguió tan rápido como pudo. Los montones de tesoros eran maravillosos a la vista, pero si tropezaba con algo, o perturbaba cualquiera de las pilas colocadas precariamente, pensó que la avalancha que seguiría lo podría enterrar para siempre. Estaba haciendo con cuidado su camino alrededor de una estatua de tamaño natural de un león de oro con ojos de rubí, pero entonces vio algo que le hizo congelarse en seco. Había una niña de pie a una corta distancia por delante. Se cepillaba el largo cabello de color rojo y le sonreía con los ojos, como si hubiera estado esperando ansiosamente a que él llegara.
No tiene sentido, pensó James, ¿Qué estaría haciendo Lily aquí abajo? Sin embargo, él se le acercó con cautela. A medida que se acercaba, James se dio cuenta de que ella estaba de pie en un gigantesco marco dorado… como un espejo que no mostraba su reflejo. A través de su parte superior había una inscripción en un idioma que no entendía.
Oesed lenoz aro cut edon isara cut se onotse.
James volvió su atención nuevamente a Lily. Ella no decía nada, pero no le quitaba los ojos de encima. Llevó su mano a través del cristal, como si estuviera tratando de llegar a él, tratando de tocarlo, y James levantó la mano para satisfacerla. Ella sonrió.
Por razones desconocidas, una frase vino a través de la conciencia de James. Era una que había intentado, pero había sido difícil olvidar, y hasta ahora, pensaba que podría. Tu hijo nunca te conocerá. ¿Qué tenía eso que ver con Lily?
James trató de empujar el pensamiento de su mente, pero ahora sabía que la pequeña cadena de palabras, tan terrible como sonaba, era inolvidable. Se quedaría con él para siempre. Este conocimiento debería haberle asustado. Debería haber querido volver a la comodidad de la sala común de Gryffindor en ese mismo momento, para no volver a este lugar, pero sentía exactamente lo contrario. Podría haber permanecido allí frente a ese espejo durante días, incluso semanas.
Lo haría, si no fuera por la señora Norris. La gata le rozó los tobillos, recordándole que había una razón por la que estaban allí. Claramente, el espejo no la era. Se obligó a apartar la mirada del rostro de Lily y siguió a la gata. A medida que se alejaban, la cabeza de James se sentía más despejada. Quedó con una sensación de que el espejo enmarcado con extrañas marcas era peligroso, por lo que desde ese momento en adelante, se decidió a sacarlo de su mente. Llegaron a la esquina de la habitación (que pudo haber tomado cualquier cantidad de tiempo, porque James estaba tan cautivado por las vistas a su alrededor), y la señora Norris desaceleró al pararse a los pies de una estatua. Era una diosa egipcia, alta y delgada, pero tenía la cara de un gato. Labrada en oro macizo, tenía que ser por lo menos treinta pies de altura.
—¿A eso me has traído aquí? —preguntó James. La señora Norris asintió, mirando a algo por encima.
James siguió su mirada para ver un colgante que pendía alrededor del cuello de la estatua.
—¿Quieres que lo baje?
Ella asintió con la cabeza por segunda vez. James respiró profundo, y comenzó a escalar la estatua. Este fue un proceso laborioso. Los brazos y las piernas empezaron a arder con la fatiga, y sus palmas se pusieron peligrosamente sudorosas. Algunas veces subía una pequeña distancia, sólo para deslizarse hacia atrás aún más antes de que lograra algún agarre con las suelas de goma de sus zapatillas. Se preguntó cuánto tiempo se tardaría la ayuda para encontrarlo si se caía y se rompía el cuello. Nunca, supuso.
Decidiendo que sería muy útil aprender algunos hechizos que podrían curar los huesos rotos, se obligó a seguir moviéndose hacia arriba, pulgada por pulgada. Por último, James alcanzó el hombro de la estatua, sentándose a horcajadas con alivio. Se tomó la ocasión muy necesaria para limpiarse las manos sudorosas en el pantalón. Entonces, acercándose hacia adelante, llegó a apropiarse de la cadena del colgante, y tiró de ella sobre la parte superior de la cabeza de la diosa. El colgante era más grande de lo que parecía inicialmente desde el suelo, pero todavía podía caber en la palma de la mano de James. Estaba tallado de oro sólido con la forma de la cara de un gato, pero se sentía más ligero de lo que parecía. Recordando las advertencias de sus padres a no confiar en extraños objetos mágicos, se resistió a la tentación de ponérselo, y en su lugar se lo guardó en uno de sus bolsillos.
La bajada fue mucho más rápida que la subida; James simplemente se deslizó la mayor parte del camino. Una vez que tuvo ambos pies firmemente en el suelo, la señora Norris se movió de su lugar y saltó hacia atrás en dirección al agujero en la pared. James no pudo evitar sentirse decepcionado. Él quería un poco más de tiempo para explorar la habitación. La señora Norris no tenía paciencia para esto. Ella parecía muy decidida a salir, y siseando le devolvió la mirada, como diciendo “date prisa”.
James la siguió a través del laberinto de tesoros y en el túnel. Una vez que estuvieron a salvo por las escaleras y afuera en el pasillo, la señora Norris se detuvo, tocando con sus patas el bolsillo de él. Extrajo el colgante para mostrárselo, y se sorprendió al ver que la cadena se había reducido a su tamaño. —¿Quieres que me lo ponga? Ella asintió, y James levantó la cadena y la dejó caer sobre su cabeza. No se sentía diferente, e iba a preguntar si algo tenía que suceder, pero de repente una voz fresca y femenina lo sobresaltó. Se hizo eco a través del pasillo vacío.
--No es nuestro para tenerlo.
James saltó, sus ojos barrieron el corredor buscando la dueña de la voz. Estaba preparado para ser detenido por cualquier maestro, incluso del profesor Turnbill, con tal de que no fuera el espía de Voldemort viniendo a matarlo.
--Soy yo, tonto. Aquí abajo.
Con sorpresa, James miró a los brillantes ojos de la señora Norris, similares a linternas. Comprendió al caer en la cuenta.
—Señora Norris... ¿Este colgante me deja oír tus pensamientos?
--Sí, James.
James estaba impresionado.
—¿Qué es? ¿De dónde vino?
--Es conocido por los egipcios como el Colgante de Bast. Bast es la protectora y diosa patrona de los gatos. Viste su estatua. He sabido de esta habitación desde que era una gatita, y pensé que nadie más sabría su ubicación. Este otoño la encontré llena de los objetos que viste hace unos momentos. Puedes imaginarte mi sorpresa, especialmente cuando vi a Bast, y el colgante alrededor de su cuello. Cualquier gato lo habría reconocido.
James examinó con cuidado la cara del gato en el colgante.
—¿Por qué no se lo has dado a Filch?
--Como he dicho, no es nuestro para tenerlo. He decidido mantenerlo en secreto de Argus porque sabía que sería difícil para él dejarlo. Él me ama, y sería doloroso para él en extremo. Cuando viniste a mí esta noche, creí que esto era lo suficientemente importante como para pedir prestado el colgante por un corto tiempo. James, debes entender, vamos a devolver este colgante cuando hayamos terminado con él.
James casi le preguntó a quién pertenecía el tesoro en la habitación secreta, pero entonces un poco de la distante información de septiembre se agitó en su memoria. El profesor Turnbill había mencionado que Dumbledore le había permitido almacenar su tesoro en el castillo.
—Esas cosas... ¡Son de Turnbill!
--Sí, creo que tienes razón. Dumbledore debió haber sabido de la habitación, y se la ofreció para que guardara su colección en ella cuando comenzó a enseñar en otoño.
James quería hacer tantas preguntas, acerca de otros lugares secretos o escondidos en el castillo, pero en cambio le preguntó por lo que había ido a ella en primer lugar.
—Señora Norris, ¿puedes ver a través de las Capas de Invisibilidad?
--Sí.
El corazón de James saltó, pero luego se encontró tratando de decidir cómo proceder. ¿Podría decirle todo sobre el Báculo de los Tiempos? ¿Ella arruinaría todo? Era la única que podía ayudarlos ahora. La necesitaban, y James lo sabía. Sin ella, no podían hacer nada. Tomando su decisión, James llevó su voz hasta un susurro.
—Señora Norris, ¿has oído del Báculo de los Tiempos?
Por un momento ella no dijo nada, pero entonces empezó a hablar muy rápidamente.
--No. James, no debes volver a la habitación del tesoro de Edrian para buscarlo. A pesar de que lo necesitamos, tomar este colgante ha sido robar. No hay que tomar cualquier otra cosa.
James sacudió la cabeza.
—Turnbill no lo tiene. Le contó todo a la señora Norris. Le habló de la charla secreta de Turnbill con McGonagall que oyó por casualidad, la excursión a la biblioteca, el viaje a Flourish y Blotts y la adquisición de las dos primeras piezas. Ella escuchó pacientemente, con la punta de la cola moviéndose ocasionalmente cuando oía un detalle que encontraba interesante. —Por favor, —terminó James. —No se lo digas a nadie, o nunca encontraremos el resto de las piezas. Necesitamos tu ayuda para asegurarnos que el espía de Voldemort no nos siga con mi Capa de Invisibilidad.
La señora Norris se mantuvo en silencio durante unos segundos. James tuvo la impresión de que estaba pensando detenidamente.
--Está bien. Te ayudaré. Mañana por la noche, justo después de la hora, me reuniré nuevamente contigo y tus amigos afuera de su sala común. Quédate con el colgante por ahora. Sin darle a James la oportunidad de agradecerle, ella se escabulló rápidamente.
De regreso a la sala común, James se encontró con Sirius, Remus y Peter esperando con ansiedad alrededor de la chimenea. Sirius se levantó de la silla.
—¡¿Dónde has estado?! —exigió. Le recordó a James tan fuertemente a su madre que tuvo que contener la risa.
Remus dejó caer El Profeta, el cual destacaba otra Marca Oscura brillando en la primera página. Ahora parecían ser una ocurrencia diaria.
—James, no es seguro para cualquiera de nosotros pasear solo. Lo sabes, —dijo.
—Lo siento, no les dije a dónde iba, —dijo James, hundiéndose en la silla desocupada al lado de Peter. —Tenía que llegar al piso de abajo antes del toque de queda.
Él les explicó que estuvo consultando El Libro Invisible de la Invisibilidad, la capacidad de la señora Norris para hablar, leer y ver a través de las Capas de Invisibilidad y el cuarto del tesoro de Turnbill. A continuación, les pasó el Colgante de Bast a cada uno de ellos. Sirius lo miraba críticamente.
—Creo que lo debes conservar, —dijo con amargura. —Él tomó tu capa, así que tú tomas su colgante.
James estaba demasiado agotado para corregirlo diciéndole que el espía de Voldemort no era Turnbill.
—James, —Remus dijo en voz baja, —¿Te das cuenta que acabas de exponer todos nuestros planes a la mejor amiga de Filch?
—Ella lo va a mantener en secreto, —dijo James, y él lo creyó. —Además, sin ella, no es como que vayamos a estar en cualquier lugar de todos modos.
Nadie podía negarlo, así que los demás, finalmente (y de mala gana) aceptaron que ella los guiaría. Si Remus todavía estaba molesto por eso, no lo dijo. Después de algunos comentarios acerca de las clases y de la particular broma larga subida de tono de Sirius, sobre dos gnomos de jardín y una vieja, Peter comenzó a cabecear en su silla, por lo que decidió ir a la cama. James se quedó despierto mucho después de que todos se habían dormido. Sabía que debía sentirse agotado; ya era casi medianoche, pero demasiados y concurridos pensamientos lo mantenían despierto. Un pequeño rincón de su corazón aún sufría por la pérdida de su Capa de Invisibilidad, pero, ante todo, en su mente lo que ahora se estaba convirtiendo en una sensación familiar…era el miedo y la emoción que acompañaban a encontrar otra pieza del cetro.
Antes, había sido el temor el que dominaba, pero ahora era la emoción. Ya habían demostrado su eficacia contra dos habitaciones, ¿no? Juntos, podrían asumir cualquier reto que Hufflepuff tenía reservado para ellos. Sintiéndose seguro y confiado, James finalmente se durmió. Mañana, a esta hora, estarían a tres cuartas partes del camino de convertirse en los maestros de tiempo.
Hasta aquí llega. Ya saben entonces lo que se viene en el siguiente.
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hay sistemas de magia donde las runas están firmemente ligadas a la magia, otras sirven para canalizarla, como la magia de los enanos en wh. otras veces simplemente son para leer y traducir vejos mensajes, yo en hp me inclino por esto más bien, ya que realmente no hemos visto el uso de dichas runas, y cuando ddigo no hemos visto el uso me refiero a libros,si? bien. de todos modos por la estructura que se atisba en el sistema de magia, no se si hay como en d&d regiones antimagia, o conjuros que pueden apartar la magia de los conjuradores. algo muy práctico para poner en muchos sitios, por cierto. pero no las hemos visto.
una cosa que comentaba kirito y me llama la atención, aunque el sistema no sea relevante para hp, que no lo es xdd, es que un faser podría desactivarse porque hay magia en el ambiente. pero no pasa lo mismo con la tecnología' si vale, supongo que la magia debería de anular todo porque... es magia. pero no se. para aislarse de los efectos se me ocurren algunos campos o estar fuera de fase un tiempo.
el segundo oficial está para eso. en enterprise esta regla no existía ya que es de la flota estelar, y no se puso en práctica hasta la formación de la federación, pero picard estaba mucho a bordo del enterprise, katrin tampoco bajaba a ningún sitio, incluso sisco era de quedarse en el puente y mandar a los segundos, que para eso están... reemplazar comandantes es fácil, solo ascienden tenientes xddd
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no sé, pueden ser runas que muevan la magia cuando la misma balla a tocar el... como decir, la computadora que hace que la cámara funcione. igual colin creebey tenía una cámara, que lo único que la pudo destruír fue el bacilisco
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No, no y no. Los segundos no están para eso. Los que mandas a tierra son los de menor rango, no al segundo ni mucho menos a los altos oficiales.
Ningún ejército con algo de sentido común moderno hace eso, y los medievales lo hacían con mucho cuidado.
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Incorrecto. Necesitas un oficial de graduación media, véase un capitán o un mayor (que en la flota su equivalente sería de Teniente comandante o comandante) para dirigir sobre el terreno. Sobretodo, si quieres mandar una fuerza tamaño batallón, compañía. Si tienes que coordinarte con la nave en órbita para tus operaciones en tierra, necesitas mandar un oficial que haya sido instruído en mando, y por tanto, se lo haya entrenado para conocer las distintas secciones y departamentos de la nave, así como su utilidad. Por eso mandas a tu segundo o a tu tercero. Desde luego no mandas al Capitán, o al oficial al mando de turno, pero tampoco mandas a uno de graduación baja, como un teniente, teniente junior o subteniente (alférez) estos oficiales, por lo que vemos en la serie, suelen estár al cargo de un único departamento, y no tienen porqué tener conocimiento del funcionamiento del resto, que para eso se encargan sus oficiales superiores.
Pero en fin, gente, que entre una cosa y otra, desviámos el hilo jajajajaj.
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ke parte no entienden ke aquí solo se abla de hp,i no de otras sagas?
Punteggio: +0
posi, si van a hablar que de flotas y no se que otras bainas creen un hilo referente a eso.
Punteggio: +0
¡Dios! perdón, pero es que no sabía dónde poner esto jajajaja.
Harry soñó que estaba otra vez en la sala del ED. Cho lo acusaba de haberla obligado a ir allí mediante engaños; decía que había prometido regalarle ciento cincuenta cromos de ranas de chocolate si se presentaba. Harry protestaba... Cho gritaba: «¡Mira, Cedric me dio cientos de cromos de ranas de chocolate!» Y sacaba puñados de cromos de la túnica y los lanzaba al aire. Entonces Cho se volvía hacia Hermione, que decía: «Es verdad, Harry, se lo prometiste... Creo que será mejor que le regales otra cosa a cambio... ¿Qué te parece si la obsequias con tu Saeta de Fuego?» Y Harry respondía que no podía darle su Saeta de Fuego a Cho porque la tenía la profesora Umbridge, y que todo aquel]o era absurdo, que él sólo había ido a la sala del ED para colgar unos adornos navideños que tenían la forma de la cabeza de Dobby...
se falopeó el man :V
Punteggio: +0
Pobrecito... el solo quería su escoba de nuevo y se mezcló con su gusto adolescente.
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Hola: quiero dar mi opinión acerca de algunas cosas que se han dicho por aquí, además de comentar otras cosas interesantes.
En lo que se refiere a que si las pistolas son más o menos rápidas que las varitas, desafortunadamente eso tiene que ver directamente con la habilidad de quien las usa. Al igual que con una pistola, es necesario tener habilidad para usarla, no es solo tomarla y disparar, se necesitan cosas como la puntería. También está el hecho de que, posiblemente, un mago no muriese al recibir un disparo, esto no se sabe bien a bien, ya que J. K. Rowlin no lo contempla en sus libros, pero sí sabemos, por ejemplo, que un mago no puede morir en accidentes de auto o en explosiones, digamos normales, puesto que en el primer libro, cuando Harry comenta que sus padres habían muerto en un accidente de coche, según lo que le habían dicho sus tíos, Hagrid se escandalizó. También es importante señalar que un mago no muere si se cae de una altura considerable, como cuando a Neville, por accidente, lo soltaron desde un segundo piso en su casa cuando era niño, dijo que cayó y fue rebotando por todo el jardín, así supieron que era mago.
Otra cosa es el hecho de si un mago tuviese que enfrentarse a gente con pistolas, posiblemente haría un encantamiento para desviar los proyectiles, o encantaría un objeto que pudiera llevar puesto para tal fin, como hicieron los gemelos Weasley cuando encantaron gorros que bloqueaban algunos hechizos. Así es que, no depende tanto si es más o menos rápido una pistola o una varita, sino las circunstancias, además del hecho de que, si se le disparase a un niño o adolescente, los resultados serían diferentes a que si se le disparase a un adulto.
En realidad no está muy claro cómo reaccionaría un mago a algunos problemas comunes, como el hecho de exponerse a agentes alergénicos o tóxicos, o que incluso, si pudiesen ser envenenados con las sustancias convencionales, ya que ellos viven un poco como en la edad media, con lugares polvosos o mohosos, y no parece que presenten problemas de salud.
Pasando a otra cosa, les comento que a mí realmente no me gustan los fanfiction que cambian la historia hasta tal punto que revuelven y mezclan lo que no debe mezclarse, parejas totalmente irreales, incluso apuntando ya a la homosexualidad o a las perversiones, que también hay historias así XD.
Hace tiempo leí una historia en donde una niña del futuro viaja al pasado para estudiar con Harry Potter, solo para presenciar el resurgir del señor oscuro, algo parecido a la historia de Delfini, seguramente se inspiraron, ya sea una en la otra jaja.
Tengo un libro de Harry Potter, es el último que salió, lo conseguí cuando estaba por salir el libro 7, Harry Potter y las reliquias de la muerte. Según esto, fue escrito por la autora original, pero el libro fue desechado. Estaba en inglés, pero alguien le pasó un traductor por encima y, en aquel tiempo, los traductores automáticos eran terribles, pero a pesar de que está muy mal escrito, que tiene cosas en inglés y en español, se puede entender muy bien. En este libro pasan muchas cosas diferentes a la historia oficial: si bien, muchos eventos también ocurren, como la boda de Fleur y Bill, en este libro no son solo los 3 amigos los que se unen en la búsqueda de los horrocruxes, sino que la hermana de Ron también va con ellos, por lo que son 2 parejas quienes desarrollan toda la trama. En esta historia, si bien, no hay una batalla en hogwarts, porque no hay actividad allí, la batalla se lleva a cabo en el ministerio de magia, y Harry tiene un duelo de verdad con Voldemort, un duelo en el que hay hechizos de ida y vuelta. También en esta historia, se descubre que Dudley, el primo de Harry, es mago, pero su mamá le pidió a Dumbledore que ocultara su magia, pero al morir él, eso se terminó.
Si quieren leer el libro se los dejo aquí, aunque como digo, realmente es pesado leerlo, por la forma en que quedó luego de pasarle el traductor, pero se entiende.
Vaya, qué lástima, la historia que les conté del fanfiction que leí, se llamaba, un amor fuera de época, estaba en potterfix.com, lamentablemente el dominio ya no existe. Bueno, aquí está el libro.
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aam a poco había un libro no oficial... donde lo encontraste en fanfic?
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dato curioso, del libro 5 de Harry potter, la órden del fénix.
cuando Harry llega al cuartel general/casa de su padrino sirius, Harry lleva su escoba, por lo que se da a entender, al aterrizar en el parque. pero desde la escena del vestíbulo, hasta la del cuarto en el que se encuentra a sus dos mejores amigos, la escoba se desbanece. no hay más noticia de ella, ni por asomo.
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Hola. Yo creo que un mago sí puede morir perfectamente en un accidente de tráfico si las heridas son lo suficientemente graves. A lo mejor tardas más, pero mueres inevitablemente. Probablemente el hecho de que Hagrid se escandalizara fue por la mentira que los Dursley le contaron a Harry.
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Lo de Hagrid más me parece a la excusa dada, no a que un mago no pueda morir de esa forma.
Hemos visto a magos dañarse por impactos mucho menores (Harry rompiéndose un brazo, Ron siendo golpeado por la pieza de ajedrez, peleas a puñetazos).
Por otro lado, lo que protegió a Neville fue magia accidental que no puede controlar, por lo que perfectamente pudo morir.
Los hechizos de Harry potter parecen funcionar de tal forma que se tiene que hacer un hechizo específico para que haga algo, y bueno, no me suena ningún hechizo capáz de desviar fragmentos de metal a altas velocidades. Y al final del día sigue siendo necesario conjurar, incluso si se sabe hacerlo sin palabras falta el gesto de varita. Tirar de un gatillo es mucho más rápido.
Y sí, los magos pueden enfermarse de enfermedades normales, por algo está la poción de pimienta.
La verdad que la magia de hp no está hecha para combates, aunque puede usarse para ello y tiene cosas interesantes. Es más un recurso de la autora para llevar la trama.
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¡Saludos amigos del play room. Después de algún tiempo, les tragio por acá el capítulo 14 de James POtter y el váculo de los tiempos.
Capítulo 14
¿Cuál? ¿Dónde?
Las clases del viernes avanzaban. James apenas podía escuchar a los profesores, y juzgando por los espasmos de sus amigos, Sirius, Remus y Peter no estaban prestando atención tampoco. Después de una cena tranquila, donde ninguno quiso comer mucho, los cuatro regresaron a la sala común para esperar que todos se fueran a dormir, y debatir en voz baja sobre cuál pintura utilizarían para llegar a la habitación de Hufflepuff.
—La Señora Gorda está JUSTO aquí —dijo Remus con fuerza. —Esa sería la forma más segura para entrar y que nadie nos siga. Remus finalmente había aprendido a hacer referencia al espía de Voldemort en el más general de los términos, porque cada vez que mencionaba el nombre de Turnbill, James parecía perder los estribos inevitablemente.
—¿Estás bromeando? ¡No podemos dejarla saber! —dijo Sirius un poco alto. — ¡Podría decirle a cualquiera! ¡A otros estudiantes, profesores, incluso Dumbledore! Se detuvo, dándose cuenta de que un chico de segundo año que estaba leyendo un libro cerca de la ventana estaba viéndoles. —...y no queremos que Dumbledore se entere de lo que le tenemos para su cumpleaños! —agregó en una voz tan fuerte y abundante que James se encogió en sus mangas.
El chico decidió que ya no eran tan interesantes como había pensado, porque volvió a su lectura.
—Sirius tiene razón —dijo James cuando estuvieron seguros que el chico ya no estaba escuchando.
—¿Es el cumpleaños de Dumbledore? —preguntó Peter, con los ojos muy abiertos.
—No —dijo James —quiero decir que Sirius tiene razón en que no podemos dejar que la Señora Gorda sepa lo que estamos haciendo. De hecho, es probablemente mejor que ninguna de las pinturas lo sepa. Necesitamos una pintura que no pueda hablar, como un objeto o un animal, o algo. —¿Conoces alguna? —preguntó James.
James sacudió su cerebro. Veía pinturas todos los días, en los pasillos, en sus aulas, e incluso en los baños, pero las únicas que podía sugerir eran las que tenían gente. Quizás era porque estas eran las más memorables para él. Estaba el brujo de tres ojos que colgaba en la parte trasera de la sala de Historia de la Magia, la bruja de mejillas rosas que colgaba en el aula de Encantamientos (a veces susurraba una respuesta difícil durante un examen difícil), y estaba, por supuesto, Eloise. Por suerte, fue Peter quién encontró una solución.
—¿Alguno de ustedes ha estado abajo en las mazmorras en las clases de Slughorn? ¿Abajo en el almacén de Pociones?
James llamó la atención de Sirius, y los dos sonrieron.
—Yo diría que James y yo sí —dijo Sirius.
—Entonces sabrán que hay un pequeño callejón sin salida más allá de la última fila de los salones de clases —Peter dijo con entusiasmo. —Hay pinturas de comida ahí abajo. Recuerdo una gran fuente de fruta.
—¿Qué estabas haciendo ahí abajo? —preguntó Sirius.
—Bueno, ahí es donde están las cocinas... me da hambre a veces después de Pociones...
Sirius resopló. —Uh... Peter, Pociones está justo después del almuerzo.
—¡Ugh! —gimió Remus. —¿No puedes pensar en un cuadro más cerca del séptimo piso? ¡Los calabozos están tan lejos de aquí como puedes imaginar!
—¡Bueno, al menos yo pensé en uno! —dijo Peter.
—Está bien, Remus —dijo James, sintiéndose aliviado de que al menos tuvieran una pintura adecuada, independientemente de donde estaba. —Tenemos a la Señora Norris de nuestro lado. Ella va a asegurarse de que nadie nos atrape, ya sea el espía de Voldemort, un profesor, o incluso Filch.
—A menos que nos traicione —se quejó Remus en voz baja.
—¡Ella no hará eso! —dijo James, erizado. Se sentía muy a la defensiva con la Señora Norris. Ella había salvado su vida y la de Sirius, después de todo.—Ella nos llevará donde tenemos que ir y con seguridad. Eso lo concluyó.
Todos se sentaron sin hablar, cada uno de ellos flotando de excitación, o meditando sobre la larga lista de formas en que sus planes podrían ir mal. Remus no se detenía jugando con las mangas de su túnica, rodándolas hacia arriba y luego hacia abajo, y luego volviéndolas a subir. James estaba a punto de gritarle que se detuviera porque lo estaba volviendo loco, pero no tuvo que hacerlo, porque la última pareja de Gryffindors vagaron medio dormidos hasta los dormitorios, dejando la sala común vacía. Los cuatro se deslizaron hacia el pasillo lo más silenciosamente que pudieron, apoyándose en la oscuridad a lo largo de la pared y permaneciendo fuera de la vista de la Dama Gorda. Remus, el último en salir, dejó su retrato y permitió que se balanceara hasta cerrarse por sí solo. El golpe que se emitió fue lo suficientemente fuerte como para dejar el corazón acelerado de James bajo el Colgante de Bast.
—¡Quién hizo eso! —exclamó la Señora Gorda.
—Lo siento —murmuró Remus hacia ellos, una vez que estaban a unos pasos de distancia. —Si cerraba con cuidado, me habría visto. Supuse que la Señora Norris ya estaba garantizando que no seamos pillados fuera de la cama, así que era la mejor opción.
James asintió.
—Bien pensado. Sólo deseo que se haya callado.
La Señora Gorda estaba ahora gimiendo. Debe haber cubierto los sonidos que se aproximaban de las patas de la Señora Norris en la piedra, porque cuando ella apareció al lado de James, casi saltó fuera de su piel.
—¡Grindylows Galopantes! —gritó, pero afortunadamente los reclamos de la Dama Gorda los cubrieron también. Una vez que se recuperó, se arrodilló a su nivel para que pudiera escuchar. —Gracias por venir, Señora Norris. Tenemos que bajar a las mazmorras, cerca de las cocinas. ¿Nos puedes guiar?
Sí, ella respondió en su cabeza, pero tenemos que empezar a movernos ahora, ya que ese ruido no pasará desapercibido.
—Bueno. Si ves a alguien bajo una Capa de Invisibilidad, ya sabes qué hacer.
Lo sé, pensó, haciendo un gesto con la cabeza para que le siguieran.
Eran una extraña procesión. La Sra. Norris marchaba al frente con su cola erguida y las orejas alertas. James iba justo detrás de ella con Sirius trotando a propósito a su lado, Remus y Peter se arrastraban con incertidumbre unos pasos más atrás. La Sra. Norris tomó un camino complicado y poco familiar a los pisos inferiores, probablemente porque sabía que alguien que estuviera patrullando los pasillos, iría camino donde la Dama Gorda. Justo cuando iban pasando por el Vestíbulo, la voz de la Sra. Norris repentinamente cortó el silencio como un cuchillo.
Métanse en la alcoba de la izquierda. No se muevan. No hagan ningún sonido.
James agarró a Sirius y Remus por las espaldas de sus ropas y los arrastró dentro de la pequeña alcoba a su izquierda, refugiándose detrás del gigante reloj de arena que contenía puntos de la casa Hufflepuff. A pesar de que ellos no tenían la capacidad de escuchar los pensamientos de la Sra. Norris, Sirius y Remus tuvieron el buen sentido de permanecer en silencio. Infortunadamente, Peter no.
—¡¿Qué está pasando?! James apresuradamente llevó su mano a la boca de Peter. Ahora podía escuchar lo que le preocupaba a la Sra. Norris... habían pasos enérgicos viniendo desde su camino.
La voz de la Sra. Norris apareció de nuevo, pero esta vez había pánico en ella.
¡Oyó a su amigo! ¡Salgan de ahí!
El cuerpo de James reaccionó de forma automática.
—¡Síganme! —gritó, saltando la protección de la pequeña alcoba.
Sin necesidad de ningún otro estímulo, los demás saltaron tras él. Los pasos que se aproximaban se transformaron en un trote, y el terror estimuló a James para correr aún más rápido.
—Nos está siguiendo... —comenzó Peter.
—¡Lo sé! —interrumpió James.
De repente, el perseguidor gritó, y para sorpresa de James, la voz no era de un adulto, pero de un acento condescendientemente familiar.
—¡Ustedes! ¡Alto!
James se detuvo para mirar por encima del hombro. Lucius Malfoy se acercaba a ellos a toda velocidad, con su largo cabello rubio volando tras él. Incluso a cincuenta pies de distancia, lucía como la misma muerte viniendo hacia ellos.
—¡Malfoy! —siseó James. —¡Está oscuro, no lo dejen ver quiénes son!
—La sala común —dijo Remus entre respiraciones apresuradas. —¡Es un Slytherin... no puede seguirnos ahí dentro! Subieron el primer tramo de escaleras antes de que Malfoy llegara a la base, pero sus piernas eran mucho más largas que las de ellos. Podía subir mucho más rápido, de a dos escalones a la vez.
—¡Probablemente ha sido atendido toda su vida por elfos domésticos! ¡Nunca tuvo que correr para nada! —Sirius se rió entre jadeos. —¡Estoy impresionado que aún esté despierto!
James, quien de momento temía más a Malfoy que al espía de Voldemort, no estaba para risas. Malfoy estaba cada vez más cerca a cada segundo. Ahora estaba solo a medio escalón detrás de ellos. —¡Sigan subiendo! Justo en el momento que James subió el siguiente escalón, el piso bajo él se volvió inestable. Él y los demás cayeron con fuerza contra la barandilla de la escalera, corriéndose para evitar caer el uno sobre el otro. Como si sintiera la urgencia de la situación, la base de la escalera movediza donde estaban parados giraba desde la que estaba más abajo, dejando varado a Malfoy en el rellano. Los cuatro lograron trepar hasta la siguiente antes de que volviera donde Malfoy esperaba, con su rostro resplandeciente. La escalera truculenta les había comprado algo de tiempo; lograron conseguir estar a unos escalones más por sobre él... pero nuevamente las escaleras se movieron. Esta vez, fue el tramo por encima de James y los otros la que se movió, dejándolos atrapados en un callejón sin salida en el sexto piso.
—¡No! —gimió Sirius, llegando arriba con añoranza. —¡Sólo nos faltaba una!
Malfoy gritó algo desde el tramo debajo de ellos, y James tuvo solo un instante para comprender lo que era. —¡Immobilus! Un brillante rayo de luz azul iluminó el aire. James empujó a Sirius fuera del camino rápidamente, y se deslizó por el aire donde él había estado, impactando a un retrato en la pared detrás de ellos. Su ocupante, una bruja durmiendo con un sombrero de color naranja brillante, se congeló en medio del ronquido. Al verla repentinamente James recordó otra pintura en el sexto piso... una sin gente.
—¡Por este camino! —ordenó, agitándolos a todos.
Corrió por la línea de salones más cercana, tratando con todas sus fuerzas de recordar en cuál había entrado la Sra. Norris la noche anterior.
—¿A dónde vamos? —gritó Remus. —¡Peter no será capaz de mantener el ritmo mucho más tiempo!
Estaba en lo cierto. Peter estaba tosiendo horriblemente detrás de él.
—¡Confía en mí, sé lo que estoy haciendo! —dijo James por encima del hombro, pero de verdad, no lo sabía a ciencia cierta. Por fin, vio algo familiar... un túnel oscuro con muy pocas puertas que subía a su izquierda.
—¡Mantengan sus varitas apagadas y quédense quietos!
Los condujo a la oscuridad, deslizando una mano en la pared para mantener el equilibrio, y tendiendo la otra frente a él en caso de que entraran a la nada. Pasos lentos anunciaron que Malfoy estaba al alcance de la mano. Segundos después, su voz sedosa llegó por el pasillo, como haciendo eco hasta ellos.
—Si renuncian a esta persecución inútil ahora, podría ser indulgente con ustedes. Todos estos giros son callejones muertos.
A James no le gustó la forma en que hizo hincapié en la palabra "muertos". Tampoco le gustó que dijera que todos estos giros eran lo mismo. Eso podría significar que había muchos túneles al igual que el que recordaba, y que podría haber elegido el equivocado. En silencio, sin palabras, James repitió lo mismo una y otra vez en su cabeza, como si sólo pensar en ello lo haría realidad. Por favor que sea aquí. Por favor que sea aquí. Bump. La punta de la zapatilla de James tropezó con algo duro. Buscando en el aire delante de él, con las manos a tientas, encontró la misma cosa que estaba buscando... la estatua de los magos gemelos. Podía sentir el brazo extendido del hermano que sostiene el orbe, pero tuvo cuidado de no tocarlo, en caso de que se abriera la entrada a la pequeña habitación debajo. Eso podría haber sido un buen lugar para esconderse, pero que no sabía cómo cerrar la puerta detrás de él, y Peter nunca encajaría a través del espacio que conducía a la habitación del tesoro.
Era la pintura en la pared lo que James buscaba. Extendió la mano y palpó a lo largo de la fría y viscosa pared y se estremeció cuando sintió el borde de su marco de madera pesada. Desplegando el mapa, se apresuró a murmurar el encantamiento Aparecium, casi sin mover los labios.
—Todos pongan una mano sobre mí —susurró, con los ojos mirando hacia la esquina estando terriblemente seguro de que Malfoy aparecería de un momento a otro. Él sólo tendría un instante para iluminar su varita, mirar el mapa, y averiguar lo que se suponía que haría.
—¡Lumos! En la tenue luz, pudo ver que su efigie estaba justo donde esperaba que estuviera, en una esquina muy remota del sexto piso. Por suerte, lo que tenía que hacer era muy evidente. Una burbuja de diálogo apareció junto a la figura, conteniendo un encantamiento.
—¡Ostioportum! —leyó James.
Tan pronto como la palabra salió de su boca, cada pulgada de la línea en la pared se quemó con una cegadora luz blanca. Llenó el sucio túnel y se esparció por el pasillo más allá de donde Malfoy seguía rondando. Estaba seguro que lo vería y vendría corriendo. Su única posibilidad era desaparecer primero. James volvió su atención a la estructura y su luz cegadora. Era demasiado pequeño, demasiado alto... pero no había tiempo. Asegurándose de que tres manos agarraban su ropa, se lanzó. Para su deleite, la pintura se reunió con él a mitad de camino, lanzándolos a todos al aire y a través del marco.
Cayeron a través del espacio vacío, cayendo una y otra vez en una luz demasiado brillante para ver. Un ruido sordo... James sintió el viento saliendo de sus pulmones. El olor de la hierba seca llenó su nariz y a todo a su alrededor, podía oír el zumbido de las abejas. Todavía era absurdamente brillante, pero el mundo estaba empezando a entrar en foco. Poniéndose de pie, metió el mapa en el bolsillo.
Estaban en un campo abierto, y a juzgar por la temperatura, era mitad del verano. Aunque el calor era intenso, una suave brisa cálida onduló sobre la hierba y por entre el pelo de James. Había algo extraño en la escena, pensó. Era un poco borrosa, como si sus gafas hubieran sido derribadas, pero cuando levantó la mano para comprobar, se encontró que todavía estaban puestas en el tabique de su nariz. Entonces, se dio cuenta. No estaban en un campo real. Estaban dentro del campo de la pintura, y la borrosidad era debido a los patrones del movimiento de las brochas.
A la izquierda de James, la escena se desvanecía en la nada, pero al otro lado, pudo ver que la escena transitaba hacia un cuarto oscuro con luz de velas. Mirando hacia atrás a la dirección del túnel, se sorprendió al descubrir lo que parecía una ventana gigante, flotando en el aire de manera inquietante. Su extensión era oscura.
Sirius, Remus y Peter se pusieron de pie y miraron alrededor aturdidos.
—¿Dónde estamos? —preguntó Sirius, masajeándose el codo en el cual aterrizó.
—Estamos en la pintura —susurró James. —Tenemos que permanecer en silencio. Malfoy anda por ahí y no queremos que nos vean aquí. Justo cuando terminó la frase, la rubia cabeza de Malfoy pasó por la ventana, con su varita iluminando con su cara muy confusa. Esperaron un poco más, conteniendo la respiración, hasta que pasó por la ventana hacia la otra dirección, buscando aún más confundido que antes. Sirius se echó a reír, pero James apresuradamente le cubrió la boca. Esperaron en silencio hasta que estuvieron seguros que se había ido.
—¿Dónde está la pieza del cetro? —preguntó Remus en voz baja. —¿Dónde se supone que debemos ir?
Sirius se encogió de hombros, riendo.
—Podríamos encontrar una pintura de Hufflepuff y preguntarle. Todo el mundo se rió, pero James recordó el día que había hablado con Lily cerca del Correo Muggle. Había un retrato de Helga Hufflepuff encima de éste.
—Hay un retrato de ella en el Vestíbulo —dijo. —Podríamos preguntarle. Quién sabe, tal vez eso es lo que se supone que debemos hacer. Podemos caminar de pintura en pintura hasta alcanzarla.
—Espera —interrumpió Remus. —no hay forma que podamos mantener esto en secreto si vamos a tener que caminar a través de todas las pinturas.
—Vamos a tener que decirles a todos que somos una nueva pintura que está colgando en alguna parte del castillo —dijo James. —Podríamos decir que está aquí en el sexto piso. Por lo que puedo decir, nadie viene aquí. Eso sí, no hay que hablar con nadie lo suficiente como para que recuerden nuestra cara. Pónganse las capuchas de sus túnicas, eso puede servir.
Los cuatro se pusieron las capuchas, protegiendo sus caras. Luego, marcharon en dirección a la sala de luz de las velas. La escena que les rodeaba cambiaba lentamente a medida que se iban, los tallos de hierba parecían mezclarse con una muralla oscura de piedra, que, como el campo, estaba ligeramente texturizado por pinceladas. Adelante, un monje muy frágil estaba inclinado sobre una mesa de escritorio. Su mano temblaba mientras rascaba una pluma a través de un trozo de pergamino. Comenzó cuando los vio acercarse.
—Oh, hola, ¿Puedo ayudarles?
—Eh... sí —dijo James, mirando hacia los lados. Había una ventana flotando en el aire también en este caso, también mostrando oscuridad. —¿Dónde estamos?
—¿Cual dónde? —preguntó el monje con serenidad, dejando caer su pluma de nuevo en el tintero.
James y los demás intercambiaron miradas confusas.
—¿Cual dónde?... —preguntó Sirius.
—¡Cual dónde! —repitió el monje, pareciendo sorprendido de que no habían entendido la pregunta. —¿La ubicación en la pintura o la ubicación de la pintura?
—La ubicación de la pintura —dijo James rápidamente, sin querer parecer como que no pertenecieran allí.
El monje todavía parecía desconfiar, pero respondió de todas formas.
—En el sexto piso, en lo que es actualmente la clase de Estudios Muggles. —¿Cómo podemos llegar al Vestíbulo? —preguntó Remus.
El monje miraba cada vez más cerca hacia ellos, con una poblada ceja levantada.
—¿Son nuevos por aquí?
Sirius lo interrumpió.
—Nuestra pintura estaba colgada justo a la vuelta de la esquina. Realmente nos gustaría bajar al vestíbulo lo más rápido posible.
La conducta del monje cambió de repente.
—¡Ah! —dijo, levantándose de su asiento, su boca se ampliaba cada vez más mostrando una gran sonrisa. —¡Bienvenidos a Hogwarts! ¡Una nueva pintura, por Júpiter! Perdón por no presentarme, soy Rulf y esta es la Tarea Divina. ¿Cuál es el nombre de su pintura?
Le había preguntado a Peter, pero claramente no estaba preparado para la pregunta.
—Es eh, eh... bueno, es...
—¡Los Merodeadores de Medianoche! —dijo Sirius, salvándolo.
James sonrió. El nombre era perfecto.
—Los Merodeadores de Medianoche, un buen nombre, ¡Puede que su pintura nunca se desvanezca! —dijo Rulf, aplaudiendo. —Ahora, debo presentarles a todo el mundo...
—Oh, no, no... está bien —dijo James rápidamente. —Parece que estás muy ocupado aquí, haciendo un trabajo importante...
Rulf asintió con tristeza.
—Sí, sí, supongo que tienes razón... no tengo muchos amigos de todos modos. No mucha gente viene por aquí, por desgracia... no con él, bueno, no importa... Está bien creo. Tengo muchos textos que copiar, mucho trabajo por hacer, como siempre...
—Entonces.... ¿el Vestíbulo? —impulsó Sirius.
—¡Sí, sí! —dijo el monje, recuperando el hilo de sus pensamientos. —El Vestíbulo no es difícil de encontrar. Continúen por este camino hasta que encuentren la pintura de Herpo El Sucio, luego toman el Prado Nevado a la derecha. Los llevará por grandes escaleras. Una vez que lleguen a una pintura del Castillo de Hogwarts en otoño, estarán en el Vestíbulo.
—Gracias —dijo James, ajustando la capucha para ocultar mejor su rostro. — Buena suerte con tu escritura.
Él lideró el camino hacia la siguiente pintura, pero se sorprendió al descubrir que estaba completamente vacía... un extenso tramo en blanco.
—¡No se preocupen, van por buen camino! —dijo el monje cuando los vio vacilar. —Antes había algo en esa pintura, pero ninguno de nosotros recordamos lo que era. ¡Alguien la debe haber tomado hace años y olvidó devolverla!
Dieron las gracias nuevamente al monje, se despidieron y cruzaron el lienzo vacío hasta que llegaron a un bosque oscuro con esferas brillantes de luz que oscilaban entre los árboles.
—No sigamos a cualquiera esta vez —dijo Sirius. James y Peter si rieron con él, pero tuvieron que explicarle a Remus.
—Eso no fue muy brillante —dijo Remus cuando terinaron. —Tienen suerte de que era un pantano, y no el final de un acantilado.
A continuación, entraron en una habitación de color púrpura oscuro, donde un elaborado traje trenzado con piedras preciosas y fibras de oro estaba sentado en una silla, como si fuera utilizado por una persona invisible. James no estaba seguro si este era el caso o no, y eso le daba una sensación muy incómoda, por lo que se sintió aliviado cuando se trasladó al paisaje gris adelante. En él había un castillo en una colina que se parecía mucho a Hogwarts, aunque debe haber sido de hace unos cien años. El aire era frío y un viento cruel soplaba desde el otro lado del lago, por lo que no tardaron en seguir adelante hacia la próxima pintura, que era de color marrón verdoso enfermizo. Cuando entraron, fueron agredidos por una fuerte ola de hedor. —¡Urgh! —dijo James, tirando del cuello de la camisa por encima de su nariz.
—¿¡Qué es eso!?
—¡Es un pantano! —gritó Remus, pero su voz fue ahogada por el cuello de la camisa, que también había levantado sobre su nariz.
—¡Está todo sobre mis zapatos! —se quejó Peter.
—Eh, chicos... —dijo Sirius, su voz inusualmente estable. —Creo que sé por qué nadie vuelve por este lado.
James siguió su mirada. Más profundo en la pintura, algo estaba medio deslizándose, medio arrastrándose a través de la formación de burbujas malolientes que salían del pantano hacia ellos. Era una criatura diferente a cualquiera que James hubiera visto nunca, ni siquiera en los libros. Su cuerpo negro era del tamaño de una casa, con una larga y dentada cola en un extremo y nueve cabezas como de dragón en el otro. Sus muchos pares de ojos en blanco amenazantes tanto como las bocas abiertas bostezantes, respirando humos de color verde oscuro que hervían a través del aire en una nube nociva en círculos.
—¡CORRAN! —gritó Sirius.
Corrieron hacia la pintura contigua, que contenía un árbol completamente ramificado y lleno de duendecillos de color naranja. Los duendecillos chillaron y se dispersaron cuando el monstruo se tiró sobre ellos, astillando el árbol por la mitad.
—¡¿Qué es eso?! —gritó Remus por encima de la cacofonía de pájaros en la siguiente escena. Había cientos de ellos y estaban en pánico ciego a causa de los duendecillos que ahora huían a través de ellos.
—¿Importa? —dijo James hacia atrás con sus brazos levantados sobre su cabeza para protegerse de la lluvia de plumas y excremento. —¡Te va a comer aunque sepas qué es o no!
Siguieron adelante, pisando sobre un jardín cuidadosamente cuidado, luego disparados a través de un estudio medieval. El olor a pergamino viejo dio paso al aroma a tierra húmeda, y James sorpresivamente se encontró a si mismo arañando a través de una espesa maraña de enredaderas que se retorcían como serpientes. Una de ellas logró torcerse alrededor de uno de sus tobillos, y él tiró y tiró, hasta que finalmente se rompió. Perdió el equilibrio y se cayó hacia el siguiente cuadro, donde se encontró tendido a las faldas de seis caballeros durmientes con armadura completa. Uno a uno se despertaron gruñendo.
—¡Rápido! —Sirius puso a James de pie, y estaban fuera, corriendo a través de las faldas de los caballeros, con Remus y Peter cerca.
El monstruo rugió de frustración detrás de ellos, pareciendo tener tantos problemas con las vides como ellos tuvieron. Los caballeros se pusieron de pie ahora, mucho más preocupados por la criatura arañando tras ellos que por los chicos que corrían hacia la otra dirección. Descendieron sobre él como un enjambre de abejas furiosas, gritando y apuñalando su cara de muchos ojos con sus brillantes espadas. James se detuvo para mirar a su pesar, pero Remus lo agarró del brazo y tiró de él.
—¿Qué estás esperando? ¡Hay que mantenerse en movimiento!
James fue adelante, pero no le quitó los ojos al espectáculo. El aire estaba lleno de sonidos de agrietamiento y rotura de vides, los gritos ásperos de los caballeros, y el ensordecedor gemido de la criatura. Remus y los demás debieron haber estado mirando por encima del hombro también, porque cuando entraron en la escena siguiente, los cuatro gritaron por la sorpresa al desplomarse repentinamente en agua helada. James salió a la superficie en primer lugar, jadeando y escupiendo en busca de aire mientras pateaba con fuerza con las piernas para mantener la cabeza por encima de las olas. Para su alivio, las cabezas de los otros aparecieron en torno a él, con las caras blancas y castañeando sus dientes. Flotaban alrededor como corchos, sacudiéndose y moviéndose sobre el mar debajo de un montón de nubes negras. Relámpagos brillaban y truenos aplaudían, y lluvia caía sobre ellos desde todos lados.
—¡¿DÓNDE ESTÁ EL SIGUIENTE CUADRO?! —gritó James sobre las olas golpeando la lluvia y olas. Giraron en todas las direcciones, flotando en el agua furiosamente mientras buscaban, pero nadie podía ver a través de la tormenta. Todo lo que James podía ver era el vago contorno de algo en el horizonte, apenas visible a través de las cortinas de lluvia. Estaba pensando que era un barco, cuando un horrible estrépito llegó a sus oídos por encima del viento, la lluvia y los truenos.
—¿QUÉ FUE ESO? —preguntó Remus con su cabello castaño claro pegado en la frente a causa de la lluvia y las olas.
La respuesta vino solo un segundo más tarde, cuando varios cuerpos revestidos de metal salpicaron a su alrededor. Los caballeros estaban abandonando su propia pintura. El más cercano a James agarró su colgante con ambas manos y gritó justo en su cara con su apestoso aliento de ron.
—¡NADEN POR SU VIDA!
James no necesitó decirlo dos veces. Pateó con fuerza, moviéndose detrás de Sirius, Remus y los caballeros en retirada.
—¡¡¡AYUDAAAAAAAA!!! Peter estaba un poco más atrás, luchando con todas sus fuerzas por mantener su cara redonda por encima de las olas. James nadó de vuelta hacia él, pero no tuvo que ir muy lejos... algo enorme se sumergió en el mar detrás de Peter, enviando una pared de agua desde el lugar donde cayó. La pared de agua los llevó hacia adelante, levantando a Sirius, Remus y los caballeros junto con ella. Los impulsó a todos por un largo camino, hasta que la lluvia fuerte se redujo a una llovizna, y luego se detuvo por completo. Las nubes se disiparon, dando paso a un techo dorado. La ola los llevaba ahora a través de una sala de trono, pasando a un hombre de barba blanca durmiendo en un alto asiento de oro. Duró el tiempo suficiente para depositarlos en la pintura siguiente, donde un feo hombre estaba posando con un sapo en una mano y un huevo en la otra. James sintió el suelo bajo sus pies otra vez.
—¡Vámonos!
—¿Por dónde? —preguntó Sirius Había dos habitaciones adelante. A la izquierda había una calle adoquinada que se parecía a una de las tiendas de Hogsmeade. Los caballeros se echaron a correr en esa dirección, y era probablemente lo más inteligente por hacer; el camino era tan estrecho que el monstruo no sería capaz de seguirlos. James podría haber ido por ese camino también, pero en el cuadro de la derecha, vio un prado enterrado en nieve profunda.
—¡El Prado Nevado! —dijo, señalando. —¡Ese nos lleva hacia abajo!
Se pusieron en marcha, y justo a tiempo, porque no fueron los únicos que la ola los llevó al cuadro de Herpo El Sucio. El monstruo se deslizó en la habitación (enviando a Herpo y su sapo chillando tras los caballeros), y al ver que el callejón era de hecho demasiado estrecho, centró su atención en el prado. James se estremeció mientras corría a través de la nieve profunda con su ropa mojada aferrada a su piel. Los demás a su lado parecían igualmente miserables.
Sirius estaba apretando los dientes para evitar que castañearan. Remus estaba casi el doble acurrucado y la punta de la nariz de Peter estaba empezando a ponerse azul. James esperaba que ninguno fuera atrapado por el frío, porque si así fuera, tendrían que encontrar una forma de explicarle a McGonagall lo sucedido. Sonrió a su pesar ante la idea de decirle la verdad, a pesar de que ya no sentía sus pies. Cuando llegaron al retrato luego del prado, encontraron a una mujer de aspecto formidable que podría haber sido aún más grande que Hagrid. Estaba vestida con ropas de montar oscuras, y posaba con un lindo palo de escoba negro, con los ojos más grandes que James alguna vez hubiera visto. Cuando Sirius pasó corriendo junto a ella, se lo arrebató, provocando un grito de rabia de ella.
—¡Lo siento! —gritó por encima del hombro mientras desaparecían en la pintura siguiente, donde un unicornio se alzaba descansando en sus patas traseras.
—Sirius, ¿Qué estás...? —comenzó James, pero Sirius levantó el palo de escoba en el aire hacia él.
—¡Eres el mejor volador, James! —gritó.
—¡¿Qué?!
—¡Manos a la obra! —dijo Sirius, saludándolo con las dos manos. —¡Y date prisa!
James no tuvo el lujo de hacer más preguntas. Pasó una pierna sobre el palo de escoba, y Sirius se subió detrás de él, con Peter y Remus en la parte posterior. Luego estaban en el aire, navegando muy cerca de la cabeza del unicornio. La parte posterior de la túnica de Remus quedó atrapada en su cuerno, contrayéndolos con violencia, pero luego de una audible rajadura, liberándolos.
El monstruo aulló de furia al entrar a la pintura del unicornio, segundos más tarde.
—¡Ja, ja! —Sirius se rió por encima del hombro. —¡Déjate crecer un par si nos quieres seguir! James lo miró por encima del hombro con las cejas levantadas. —¡Alas por supuesto! —dijo Sirius, sonriendo maléficamente. —¿Qué te pareció que quería decir?
El monstruo rugió una vez más mientras se elevaban más arriba del unicornio y sobre la cabeza de la bruja durmiente, pero el sonido se apagó pronto. Estaban sobre el lago ahora, y el aire era suave y olía a lirios de agua. El viento pasaba por entre el pelo de James, y cerró los ojos, disfrutando de la sensación de volar. Sobre una escoba era donde él pertenecía, decidió. Podía contar solo con una mano las veces que había volado, pero ya se sentía como en casa, como si hubiera sabido volar desde que caminaba. Remus, estando todo el camino en la parte de atrás, se inclinó hacia un lado para hablar lo suficientemente alto y que James escuchara sobre el silbido del viento.
—¿Qué tan lejos crees que está ahora? Hasta el vestíbulo quiero decir.
—¿A quién le importa? —respondió Sirius, mientras salían del paisaje del lago y entraban en un gran salón de baile. —¡Esto es genial! Yo digo que volvamos y le lancemos Bombas Apestosas en la cabeza a esa cosa. Hurgó y logró encontrar un puñado.
—Tal vez a la vuelta, Sirius —dijo James, girando para evitar un candelabro. — Tenemos que encontrar la pieza del cetro.
Sirius cerró la mano alrededor de las Bombas Apestosas.
—Está bien, yo tenía la intención de dejar estas debajo de la silla de Severus la próxima semana en Historia de la Magia de todos modos... Las puso de nuevo en el bolsillo, pero entonces algo salió mal.
James oyó un grito de advertencia, y apenas giró para mirar hacia atrás, hubo una pequeña explosión. No era terriblemente poderosa, pero lo suficiente para tirar a James hacia adelante, justo sobre el extremo delantero de la escoba. Se desplomó por el aire, con los brazos extendidos para atraparse a sí mismo, y chocar con el suelo duro. Por suerte, fue cubierto por hojas de pino, por lo que no se rompió el cuello, aunque estaba inclinado en un severo ángulo. Empezó a caer hacia abajo, golpeando los brazos y las piernas en las raíces de los árboles y rocas. Por fin, cayó con fuerza en la parte inferior, de espaldas.
—¡James! —dijo una voz ansiosa. —Tenía la sensación de que eras tú. ¡Levántate! Yo sé dónde tienes que ir.
Mientras su cabeza palpitaba dolorosamente, James abrió los ojos. La voz sonaba familiar. Encima de él había dos formas borrosas, cuando el latido en su cabeza se calmó, se fusionaron en uno. Era una niña. Una niña con pelo castaño y ojos oscuros.
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amigo ronald no tendrás todo lo que vas escribiendo en un solo archibo?verdad me gustaría mucho leerla jaja
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hola, alguien ya leyó los libros de harry potter en versión latinoamericana?
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me encantó el capítulo 14! donde puedo encontrar los otros 13?
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