1921. el-dios-cinderace ,
yo kiero entrar en esa dinámica con kien tengo ke hablar
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yo kiero entrar en esa dinámica con kien tengo ke hablar
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Comparar no tiene nada de malo. Quienes están comparando están, a su vez, siendo objetivos, por lo que no hay nada de malo en eso. Es de Harry Potter el hilo, si, y hablamos de Harry Potter.Bueno yo no me incluyo porque no toy participando pero se sigue hablando de hp, solo que se compara. Y lo digo yo que amo esa saga, están siendo objetivos, así que no hay nada ahí
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Pero tampoco vas a venir a comparar a Voldemort con dart vader o dooku o cualquiera de los villanos de montones de universos paralelos a Harry potter. yo hice pie para debatir los puntos de vista de Voldemort y Dumbledore. nada más, aunque eso le de pie a cualquiera para iniciar un debate de comparación entre mundos diferentes.
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y porqué no? yo invito a que lo intentes. si eres capaz, porqué no hacerlo? en fin que como han dicho los compis, seguimos hablando de hp. no se porqué el fandom de esta serie siempre ha sido tan toxic, luego rajamos de... otros universos pero vamos, como dje hace tiempo. el que sea capaz de debatir de otro tema, o de su propia serie favorita, en este caso el 92% de aquí, es hp... pues mira, es que controlas la serie. aceptar crítcas es parte también de ser fan de una saga. porque yo puedo ser un warsie pero si me dices. pos esto está mal porque debería ser así, así y asá. pos intercambiaremos opiniones. pero lo que se demuestra con el: solo se habla de esto, y lo que yo quiero, y bla, bla, bla, es eso, un fandom mediocre, sin capacidad de raciocinio y de esos que yo llamo culturetas de un solo libro. osea, no puedes abrirte a otros universos? a otros personaje? todo es hp? pues que lamentable señores, yo que lo siento por ustedes y su estrechez de miras.
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completamente de acuerdo con def. No han sido uno ni dos fanfics en los que se mezcla hp con ciencia ficción, con bélico, con romance donde se explora más profundo en las relaciones entre personajes secundarios, etc. Yo no controlo mucho de la saga, la he visto muy por encima, no soy un potterhead propiamente dicho aunque me encantan las películas y los libros, pero para mí hp terminó con el libro 7. Será polémico lo que digo, pero animales fantásticos y demás series ni siquiera me he empeñado en ver. Cuando una saga muere, muere. No lo entendieron con starwars y les va como les va.
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Hmm, por donde empezar.
Veamos, porqué Harry no andaba matando todo mortífago que se le cruzaba por el camino. Fácil, creo. Es un adolescente británico sin ninguna clase de entrenamiento militar que fuera del abuso de los Dursley creció en una buena parte de una ciudad británica. A la mayoría de los humanos matar no es una respuesta natural (de aí todo el entrenamiento militar moderno) y Harry no creció en una parte fea de la ciudad donde por ejemplo, los tiroteos o las peleas a cuchillo o a muerte sean algo común.
A veces creo que la gente subestima expeliarmus y olvida cosas canónicas de hechizos como abada quedabra y la aparición.
Luego, porqué los de Voldemort no intentaron revelarse contra él. Hay que recordar que eran torturados cuando a voldi se le salía de los cojones, y era un mago mucho más poderoso que la mayoría de ellos. Por no mencionar que era el adalid de sus creencias, y que tenía a vellatrix. Los mortífagos no son ni los más valientes ni los mejores trabajadores en equipo del mundo mágico así que más difícil que suceda.
Y aún quedan los orocruxes. Si, de alguna forma, un grupo de mortífagos consiguiesen matarlo vastaría con que unos pocos leales escapasen y lo trajesen a la vida.
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En fin, continuemos adelante xd. Primer capítulo del fic que estaba pasando en este 2023. James POtter y el váculo de los tiempos, capítulo 17.
Capítulo 17
Los Pies sin Dueño
Para finales de mayo, James podía sentir y oler el verano aproximándose. En clase, a menudo él mismo se sorprendía con la barbilla en la mano, mirando a través de las ventanas al verde césped y a las flores de los árboles, preguntándose si el verano tenía una hija. Sus compañeros no estaban haciéndolo mucho mejor, tampoco. El Profesor Dearborn no estaba contento con el número de estudiantes llegando tarde a su clase (personas que se tomaban su tiempo caminando por los terrenos a los invernaderos), y después de su terceravez tratando de despertar la atención de todos, la profesora McGonagall insistió en ponerle postigos a las ventanas de su salón de clases y enseñar bajo la luz de las velas.
James encontró esto particularmente frustrante, porque cuando no estaba mirando a través de las ventanas, le gustaba mirar en secreto los movimientos erráticos del punto en el mapa. La oscuridad hizo demasiado difícil ver debajo de su escritorio. Trataron de seguir el punto unas cuantas veces más, pero nunca tuvieron éxito en capturarlo.
Antes de que pudieran llegar a alguna solución razonable al problema, al final del año llegaron los exámenes. James pasó los primeros días sintiéndose como si su pelo estuviera en llamas, revoloteando entre los exámenes del semestrey los frenéticos intervalos de último minuto para estudiar. Los estudiantes de quinto año, quienes estaban en medio de sus Títulos Indispensables de Magia Ordinaria, estaban aún peor. Gavin Darley tuvo que ser enviado a la enfermería después de beber una supuesta poción estimulante cerebral que en realidad estaba hecha de excrementos secos de Doxy.
—¡Al menos la temporada de Quidditch ha terminado! —Izzy DeLauney había dicho alegremente, mientras llevaban a su compañero de equipo a través del retrato de la Dama Gorda. James se sintió disgustado consigo mismo. Con toda la emoción envuelta enel Báculo de los Tiempos, no había ido a ningún otro partidode Quidditch.
En la noche antes de su último examen, Historia de la Magia, fue casi imposible encontrar cuatro asientos juntos en la repleta biblioteca.
—¿Quién fue el Jefe Supremo cuando la Confederación Internacional de Magos aprobó el Estatuto del Secreto? —preguntó Remus, revolviendo a través de sus notas de Historia de la Magia.
—¿El Estatuto de qué? —preguntó Sirius, inclinándose hacia atrás en su silla con los pies sobre la mesa.
Remus lo miró, sorprendido.
—¡Es broma, es broma!—Sirius se rió, entrelazando sus dedos detrás de su cabeza.
James, quien estaba estudiando el mapa en lugar de sus propias notas, resopló.
--El Estatuto del Secreto fue la ley que impidió a los Muggles aprender acerca de la comunidad mágica. Fue una de sus leyes más importantes y conocidas; los niños la aprendían mucho antes de llegar a Hogwarts. —Fue Giles Gedovius Mercopudius Clagg, —Peter leyó en su libro de texto.
James sin duda esperaba que el deletreo no contara en el examen.
—Diez puntos para Gryffindor, —dijo Sirius con una voz falsa e imperiosa.
Ahora estaba dándole la vuelta casualmente a la moneda a través de los dedos de la mano.
—Ahora, dime, ¿En 1412 quién fue el Supremo Idiota en la Reunión de Magos en Pijamas Extraordinariamente Aburridas?
Unas pocas chicas Ravenclaw de primer año se rieron en la mesa de al lado, pero Remus le disparó a Sirius una mirada irritada.
—Si no quieres estudiar, vuelve a la sala común, —dijo severamente.
—¡Es sábado! —respondió Sirius. —¿Quién en su sano juicio estudia un sábado?
Dándole vueltas al Colgante de Bast en su bolsillo, James se dio cuenta de que también él no se sentía muy a gusto estudiando. Dobló cuidadosamente el mapa hacia arriba.
—¿Quieres ir a ver si dejaron abierto el casillero de escobas en el campo de Quidditch?—le preguntó a Sirius.
—Pensé que nunca lo preguntarías,—contestó Sirius, dejando caer su silla de cuatro patas hacia atrás.
Recogió sus cosas para irse, pero luego se congeló. Severus estaba al otro lado de la biblioteca, leyendo su texto de Historia de la Magia tan de cerca que sus grasientos mechones casi tocaban las amarillentas páginas.
—Sucio cretino, —susurró Sirius, guardando la moneda Giratodo en su bolsillo. —Mira esto.
Apuntó con su varita a Severus.
—Dictumpollus.
De repente, Severus se levantó de su silla, se metió las manos por debajo de las axilas y comenzó a batir sus brazos mientras hacía ruidos de pollo. Al principio cada cabeza se giró en la confusión, pero luego toda la biblioteca comenzó a rugir de risa. Sirius se partió de la risa. Severus corría hacia atrás y hacia adelante a lo largo de las filas de mesas de estudio, con la cabeza balanceándose ridículamente, pero entonces sucedió algo muy extraño.
Se golpeó contra algo invisible y cayó al suelo, cacareando alarmado. Cerca, en el suelo, un par de botas sin cuerpo aparecieron de la nada, pero estaban con vida… estaban pateando y luchando por salir del camino.
—No puedo creer que... —comenzó James.
—¡Ha estado espiándonos! —gritó Sirius.
Saltó sobre la mesa de estudio, con sus notas de clase olvidadas. James salió de su asiento también. Fue un caos. Los dos pasaron por encima de las mesas, pisando gráficos lunares meticulosamente dibujados, esparciendo montones de cuidadosas y ordenadas notas y dejando desconcertados alos dueños. Abandonando la precaución, los pies salieron corriendo. James podía verlos parpadeando dentro y fuera de la vista bajo el borde de la Capa de Invisibilidad. En el pasillo, se los señaló a Sirius.
—¡Por aquí! —Gritó por encima del hombro sin aliento.
Los pies se giraron en una esquina justo adelante.
—Casi lo tenemos…
SLAM.
Una pila de libros cayó al suelo y pergamino voló por todas partes. James se cayó, y el mapa se separó de su mano.
—¡James Potter!
James miró hacia arriba. Lily Evans se elevaba sobre él, mirando extrañamente similar a la profesora McGonagall con los brazos cruzados delante de ella.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó. —¡Francamente, corriendo alrededor de una esquina de esa manera!
Sirius, que había logrado detenerse en el momento, se quedó atrás, haciendo una mueca. Lily se arrodilló y empezó a recoger sus cosas. Al darse cuenta de que el espía con los pies sin cuerpo había desaparecido, probablemente, hacía rato, James se puso de rodillas y trató de ayudar.
—Lo siento, um, creo que se me cayó algo mío por aquí, —dijo, escaneando el montónpor el mapa.
Lily frunció el ceño.
—Pues bien, ¿cómo es?
Remus y Peter alcanzaron a detenerse junto a Sirius. James, con un nudo en la boca del estómago, se dio cuenta que se había olvidado de realizar el hechizo que limpiaba el mapa y no estaba seguro de cómo responder ante la mirada expectante de Lily.
—Yo...um, bueno... es una especie de...
Como si la situación no pudiera ser peor, un cacareo emanó adelante desde el pasillo. Incapaz de resistirse a hacer cualquier catástrofe más caótica, Peeves se acercó en su dirección como una polilla a una llama. Comenzó rimando su cantarín cacareo, lanzando trozos de tiza sobre ellos desde algún desdichado salónde clases.
—Oh Potty Potty Potter, ¡debes ser muy ciego! ¡Topándote con Evans, estrellándote en tu trasero!
—¡Cállate, Peeves! —gritó James, sintiendo sus mejillas ponerse calientes.
Por supuesto, esto hizo que Peeves cantara más fuerte. —Potty pequeño Potter, ¡qué lástima!¡Qué lástima! ¡Metiéndote con la pobrecita de Evans cuando realmente piensas que es bonita!
James se sonrojó aún peor, pero entonces vio algo que le dio esperanza. La esquina del mapa estaba saliendo debajo de los textos de pociones de Lily. Tratando de ignorar la cadena de insultos que salían de la boca de Peeves, lo recogió y escaneó el punto. Entonces, su corazón saltó a su garganta. No sólo estaba el punto claramente visible, sino que ya no se movía. Estaba flotando, bastante inmóvil, justo encima de él.
—¡Peeves! —James respiró, sin dar crédito a sus ojos. Se levantó de un salto.
—¡Fuiste tú!
Peeves estaba a mitad de dar una voltereta en el aire.
—Potty pequeño Potter, ¡qué vergüenza! ¡Qué vergüenza!...
Pero su voz se apagó a la mitad cuando sus ojos se posaron sobre el mapa en la mano de James. Lily también lo vio.
—James… ¿Qué es eso? —Ella preguntó en voz baja, poniéndose de puntillas para ver por encima del hombro de él.
Por lo que podría haber sido la primera vez en su vida (¿o después de ella?), Peeves se quedó silenciosamente inmóvil.
—¿Desde cuándo un chiquillo de primer año como tú encuentra un objeto como ese? —finalmente preguntó en voz baja.
—Este… Peeves, —se aventuró James. —¿Sabes qué es esto?
El poltergeist asintió y las campanillas en su sombrero tintinearon.
—Sí, pero no lo he visto en mil años.
—¿Cómo la conseguimos? —James preguntó con impaciencia.
Lily se quedó confundida entre ambos.
—¿De qué estás hablando? ¿Conseguirla en dónde?
El poltergeist esbozó una sonrisa misteriosa y peligrosa. Antes de que James pudiera estremecerse, se acercó y agarró su brazo como un asa que quemaba como hierro caliente. El suelo se sentía como si estuviera cayendo a lo lejos. Lily empezó a gritar, y Sirius pudo haber gritado algo, pero entonces todo el sonido y la luz se desvanecieron como el agua por un desagüe. Los pies de James se plantaron en el suelo duro de nuevo e inmediatamente, pero no podía ver nada a su alrededor. No había nada más que oscuridad en todas las direcciones, y mientras se aclimataba, se dio cuenta que la presión del agarre de Peeves había desaparecido. Algo se arrastraba en la oscura lejanía detrás de él, y alcanzó instintivamente su varita dentro de su túnica.
—¡Peeves! —gritó. —¿A dónde me trajiste?
A lo lejos, a su derecha, James oyó un crujido. Entonces, un momento después, fue a su izquierda.
—¡Peeves! El arrastre de pies comenzó de nuevo, esta vez a la derecha. —¡Peeves, qué es eso!
El poltergeist no apareció, pero su burlona voz resonó a través de la oscuridad.
—Potty nene Potter siempre odia cuando rimo. Pero, ¿podrá encontrar el fragmento del cetro fuera del espacio y el tiempo?
No queriendo encontrarse con la fuente del ruido que se arrastraba, James comenzó a dar la espalda lentamente lejos de él. Aparte de eso, la habitación estaba completa y extrañamente en silencio, pero todavía le daba a James la extraña sensación de que estaba siendo vigilado… no sólo por Peeves, sino por alguna oscura y oculta audiencia. El arrastre se detuvo bruscamente. James se quedó inmóvil, frente a la dirección del sonido, tratando de oír sobre el latido violento de su corazón. Entonces, casi como si alguien le estuviera instando hacia adelante, sintió una mano fría y abiertaque tocaba brevemente su espalda. James gritó fuertemente y se dio la vuelta, asaltado por el mismo impulso de encender su varita que sintió en la guarida del Coleccionista, se obligó a esperar.
El ruido comenzó de nuevo. Esta vez, estaba perturbadoramente cerca… quizá unos cincuenta pies o menos, y estaba cambiando. Sonaba menos sin forma, y más como algo sobre cuatro patas, trotando, no... andando hacia él. James finalmente aceptó que probablemente no era Peeves. ¿Qué más estaba allí con él, fuera del espacio y el tiempo? ¿Qué monstruo tendría Gryffindor esperando en ese lugar oscuro y olvidado?
James no pudo convencer a su cuerpo de moverse. No estaba seguro de qué dirección tomar, y encima de eso, no estaba seguro de si tendría que ser capaz de encontrar el mismo lugar otra vez para salir. Decidiendo que no había nada qué hacer, sacó la varita de su bolsillo.
—¡Lumos!
El hechizo le permitió a James ubicarse en una fuente brillante de luz, incapaz de ver nada más allá. Ahora él era un faro, brillando por cualquier cosa que acechara en la oscuridad. Lamentando su decisión de inmediato, se precipitó a apagarla, pero en su pánico, no pudo lograr que los labios formaran el hechizo correcto.
La caminata se fue acercando más y más… con más fuerza... pero entonces, se detuvo a pocos pies de distancia. James apenas podía verlo, fuera lo que fuera. Era sólo unavaga forma, esperando pacientemente más allá de la esfera de luz.
—¿Qui… quién está ahí? —James habló en voz alta.
En respuesta, la criatura dio un paso adelante hacia los límites de la luz de la varita. Era un león, pero de los que nunca había visto. Era dos veces más grande que un león normal, y era completamente negro, con los ojos nublados y blancos. Mientras lo rodeaba en silencio, él esperó, casi a la expectativa a que comenzara a hablar pero no lo hizo.
--¿Qué quiere? James preguntó.
Sin pensar realmente en ello, su mano se cerró alrededor de la fría y lisa superficie de algo metálico en el bolsillo. ¡El Colgante de Bast! James se apresuró a ponerse el colgante alrededor de su cuello. El león no debió haber sido un gato real, ya que retrocedió, pero entonces algo aún más preocupante sucedió. Sus garras se convirtieron en cuchillos, y su boca se abrió en una fosa poco natural llena de dientes afilados de obsidiana. Sus ojos casi parecían fundirse, hundiéndose en su cara, mientras hizo un grito que helaba la sangre, envió ondas de choque a la espalda de James. Entonces, la luz se apagó.
Un puño helado de miedo apretó alrededor del pecho de James. Sin saber qué hacer, se dio la vuelta y huyó en la incierta oscuridad. Detrás de él, oyó que la bestia lo perseguía. Estaba tan terriblemente cerca, podía oler su hedor rancio… como a sudor y sangre. Su pulso tronó en sus oídos. No había ventanas, ni puertas. No había nada en absoluto. La mente de James corría tan rápido como sus piernas se lo permitían. ¿Qué podría hacer uno de primer año en contra de algo como esto? Sin ventanas. Sin puertas. Nada. ¿Qué quiere Gryffindor que haga?
Al principio James corrió con los brazos hacia fuera delante de él, temeroso de que pudiera golpear una pared, pero la oscuridad parecía no tener fin. La habitación era completamente sin límites. Como alguien frente a la muerte, recuerdos al azar comenzaron a parpadear ante sus ojos. Soplando las velas en su quinta torta de cumpleaños. Sin ventanas. Sin puertas. Nada. Su padre trayendo a casa a Merlín, cuando sólo era una pequeña bola de pelo. Sin ventanas. Sin puertas. Nada. —Durante las últimas tres generaciones, toda nuestra familia ha sido ordenada en la casa Gryffindor... Sin ventanas. Sin puertas. Nada. —...donde habitan los valientes de corazón... Los valientes de corazón.
James plantó sus pies. No entendía muy bien lo que estaba haciendo, o cómo, pero se dio la vuelta para enfrentar a su asesino que se acercaba y le gritó a la cara de la muerte:
—¡NO TENGO MIEDO!
El rugido atronador del monstruo fue sustituido pronto por un ruido sordo y rasgado. Al lado de James, el resplandor de la varita volvió débilmente a la vida, y creció hasta que fue una vez más una esfera cálida y protectora de luz. Fuera de la oscuridad, un objeto inerteapareció a la vista por el suelo llano, viniendo a descansar directamente a sus pies. Finalmente se atrevió a respirar y James se arrodilló y recogió el cuarto y último fragmento del Báculo de los Tiempos.
James se tomó el tiempo para recomponerse. Fuera del espacio y tiempo, podría haber permanecido momentos, horas, meses o incluso años allí, contemplando el peso de lo que él y sus amigos habían logrado. Después de mucho tiempo, o tal vez muy poco, se le ocurrió que había personas que lo esperaban afuera. Era hora de irse a casa.
—¿Peeves? —preguntó en voz alta.
Con un débil estallido, el poltergeist apareció ante él.
—Buen show, Potter.
James sonrió, moviendo el fragmento del cetro en sus manos.
—¿Cómo terminaste protegiendo esto?—preguntó.
Peeves sonrió macabramente.
—Al ser tan antiguo como yo, se ve y se oye muchas cosas alrededor del castillo, más que la mayoría de los habitantes que son conscientes de ello, eso es seguro. Gryffindor sabía que yo era parte de este castillo tanto como cualquier habitación. Él me confió el secreto.
James no pudo contener su risa.
—¿Gryffindor te confió un secreto?
Peeves cacareó.
—Un secreto como el de Gryffindor, nunca sería revelado, pero el enamoramiento de Potter hacia Evans es un juego justo, ¡muy justo!
Las mejillas de James se enrojecieron.
—¡Ella no me gusta de esa manera! ¡Vamos Peeves, sácame de aquí!
Aun riéndose alegremente sobre su propio humor inteligente, Peeves se precipitó hacia adelante para tomar nuevamente el brazo de James. Lo quemó tan mal como la primera vez, pero fue fugaz, porque la oscuridad fue succionada y la luz y el sonido se derramaron.
—¡James! ¡James! ¿¡Qué está pasando!? —Lily estaba gritando.
Sirius se precipitó hacia delante, con la mano extendida.
—¡James, espera! Pensó James que sintió a sus pies aterrizar de nuevo en el suelo, pero luego tuvo que preguntarse si realmente había ido a alguna parte necesariamente. El mapa estaba de vuelta en su mano, y todo el mundo lucía exactamente igual. Lo único que sentía diferente era la cabeza. Se sentía cinco veces más pesada.
A medida que el mundo se solidificó en torno a él, James tomó un breve vistazo de la cara de susto de Sirius, pero luego perdió totalmente el conocimiento.
Y hasta aquí llega. Corto pero importante, ya tienen las cuatro piezas nuestros merodiadores. Y ahora, qué pasará con ellos? Pronto se sabrá.
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solo diré que lamentablemente, alguna vez fui como ellos, un fan a muerte de hp bastante cerrado. Por suerte, esas épocas quedaron 9 10 años atrás, y hoy lo considero un universo cada vez más chiquitito y limitado.
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Bueno, a eso voy. Podemos ser fanáticos de hp a pesar de todo, cada quién con sus gustos. Además, ser fanático/a de una saga no significa impedir el paso a otras espléndidas de igual manera. No obstante, considero que igualmente hay que aceptar otras, así como las comparaciones objetivas que, seamos sinceros, son ciertas y tienen lógica y coherencia más que suficiente. Seamos abiertos y aceptemos otros universos que igualmente están mucho mejor constituidos analíticamente hablando, por favor.
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sigue con el otro no pensé ke el peeeves alludara a james !
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yo todavía sigo sin entender por qué Harry hizo tan poco y consiguió tanto. recuerdo que en la piedra filosofal mata al profesor este porque el profesor lo toca. Osea, lo toca! no hubo batalla si quiera! aprendió a montar la escoba por pura suerte y no sabiendo ni cómo hacer los trucos los hacía. Por esa y más razones no me gusta este universo.
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haber, le recuerdo algo al anterior usuario.
la protección que la madre le proporcionó a Harry al ser acesinada, lo proteje contra Voldemort. si alguien como en este ejemplo, cuirrel, es poseído por el mago tenebroso, y intenta matar a potter, morirá desintegrado por la protección que le puso la madre.
en otras palabras. potter hasta el libro 4, es inmune al contacto o ataque de Voldemort. el no puede tocar niuna parte de Harry sin sufrir un terrible dolor.
y no es hasta el final del libro 4 cuando su cuerpo es regenerado con la sangre de Harry, que la protección los proteje a los dos, y ahí sí puede tocarlo.
y en el libro 5, se nos muestra que aún Harry no es apto para que el mago tenebroso lo posea. si lo hace, sufrirá un dolor terrible.
todo se debe, a que Harry puede amar, y Voldemort repudia ese sentimiento, esa magia o poder.
recuerden la profesía. el tendrá un poder que el señor tenebroso no conoce.
en cuanto a lo de bolar sin entrenamiento, recordemos que su padre, james potter fue un buscador. llebava el kibich en la sangre.
en el mundo real, suele darse este tipo de afinidades. cómo es que sin haber probado hacer algo, de golpe y porrazo se nos da de 10 sin una gota de práctica.
son cosas, que vienen en el ADN de generación a generación.
no hay más explicaciones al respecto. abilidades qe vienen de unos a otros.
saludos
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Según leí, Harry Potter en un principio estaba pensado para un público infantil, por eso creo yo que hay incoherencias y cosas que no les agradan al público adulto.
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Como os envíe 4 terminators de la serie tx ya veréis. jajajajajajajajajaaaaaa!
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si, la madre le hechó escudo permanente.... a mí ya digo que como concepto, no me gusta pero es lo que hay. de echo no sabemos hasta cuando se extiende esa protección ya que harry tuvo en manos el diario de tom, un cacho su alma. sobetear eso debe ser muy muy íntimo. luego el fantasma este también le vaciló, lo tocó, y no pasó nada. al estar poseiendo a ginny también la disolvería con su escudo mágico, pero no pasa nada. luego que la protección sea contra el lord oscuro, OK. pero la protección es contra todo? osea, si cojo un .50AAE y le pego dos tiros revotan las balas? al final cualquiera podría matar a harry con hechizos normales? a Voldemort también? entonces pa que usar su sangre? va lo veo un poco raro pero yasta. y si, lo de la escoba es que lo lleva en la sangre.º
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vamos por partes.
EL encantamiento que le proporcionó su madre, ese tan antiquísimo escudo, solo serbía contra Voldemort. dado que era amor, y el mago tenebroso lo repudiaba, para Harry era una defensa valiosísima y poderosa. ya que ni si quiera al poseerlo, Voldemort, fue capáz de resistir el contacto de alguna manera con potter.
si, pero el fragmento de alma de tom ridel no llegó a tocarlo, y, si bien podía sostener la varita y demás, nunca le tocó un pelo a potter. solo fue el basilisco el que lo atacó, ciego, pero tom nunca tocó a Harry.
ninguno de los orrocruxes, lo hizo. salbo, el guardapelo de salasar stlítcerin, mientras lo llevaba puesto, aunque más era que lo poseía que si lo tocara.
es como el caso de la varita. era poderosa, solo cuando se enfrentaba a Voldemort, no a otro mago en general.
claro que solo desde que sus varitas conectaron esa noche en el cementerio.
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a ver si tocó el horrocrux, también tocó el diario. lo tuvo en su poder el tiempo necesario para eso. y si bien el horrocrux podía intentar poseerlo, el diario podría hacerlo. pero la lógica dice que el diario debería haber ardido. en fin la chorra del escudo antimalo, no me gusta nada. hp nunca ha perdido contra voldi, como katarn a perdido contra jerek, o rand contra baalzemon, o luke contra vader. ven una marca distintitava también ahce interesante al héroe, como la cicatriz de anakin por asaj ventres. y y si, si, me refiero a parte de la cicatriz
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ya pero el diario, solo le mostró la captura de hagrid, y aparte Harry no estaba tan apegado al diario como ginny, que prácticamente volcó su corazón en él.
poseerlo como lo hacía con ginny, era casi imposible. aparte, de que le abría servido poseerlo, si no pasó el tiempo necesario a el como para apegarse al recuerdo.
tal vez solo quería recuperar su cuerpo, para acabar con él en persona. aunque claro le echó en cima el basilisco en la cámara, aunque no le sirviera de nada.
y antes de que salga, no, Harry no podía desintegrar al basilisco como a cuirrel, por que tom no estaba posellendo a la serpiente como con él.
y aunque sí, naguini estaba poseída por el fragmento de alma de voldemor, aunque tocara a potter, no le aría daño. un hueco más que deja jk, indudablemente.
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guaa no me gustan los fic donde hermione y los gemelos traicionan a harry, de ron, molly, y giny pues de hechos se puede esperar. pero de hermione,los gemelos y los otros weasley? naa...
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Lo que hay que oír xd, de Ron, Molli, y Gini se puede esperar la traición hacia Harry. A veces me pregunto si es que la gente coge y lee su propio libro, interpretándolo como mejor le parece, dada la cantidad de cosas sin sentidos que he tenido que escuchar por ahí. En fin, vamos a seguir con lo que nos consierne.
Se acerca el final. James Potter y el váculo de los tiempos, llega a su momento cumbre finalmente. Hoy, les traigo el capítulo 18, un capítulo que traerá muchas respuestas, y que no dejará indiferente a ningún lector que haya seguido el fic.
Capítulo 18
El Hombre en el Andén
BOFETADA.
James se despertó con un jadeo mientras el dolor le quemaba la mejilla. Alguien alto estaba inclinado sobre su cama.
—¡¿Dónde está?!
BOFETADA. Algo le presionaba con fuerza en el cuello.
—¿Quién eres? … ¿Dónde está qué? —preguntó James, aturdido.
Recordó la sensación de las sábanas almidonadas bajo sus manos. Estaba en el hospital.
—¡No actúes como si no lo supieras! —siseó la voz. Restos de saliva cayeron sobre la cara de James.
Conocía esa voz. —¿Turnbill? Poco a poco, la cara que estaba sobre él se enfocó… al menos lo mejor que podía sin sus gafas puestas. Era innegable. Mientras James odiaba admitir que estaba equivocado, el Profesor Turnbill se acercaba a él. Parecía furioso, incluso demente, mientras presionaba la punta de su varita sobre el cuello de James.
—Sal de la cama, ahora.
James obedientemente se puso de pie. Turnbill agitó su varita, haciendo que sus brazos se cruzaran y trabaran detrás de su espalda.
—Llévame al lugar del cetro y tal vez te daré una muerte rápida e indolora.
James abrió la boca para pedir sus anteojos, pero Turnbill pronunció un sordo hechizo, y una sensación se extendió por la garganta de James como si hubiera recibido un doloroso disparo de Novocaina. Por mucho que lo intentara, no podía hacer ningún sonido. Mientras luchaba por ajustar su respiración, Turnbill lanzó la Capa de Invisibilidad sobre ambos.
—Camina —le ordenó, agarrando los brazos cerrados de James y clavando su varita más duro en su cuello.
James hizo lo que le dijeron, dejando sus gafas en la mesita de noche. Cerca de la puerta, apenas podía distinguir la forma de lo que parecía un cuerpo caído contra la pared. La Señora Pomfrey, pensó James, con la esperanza de que no estuviera muerta.
El pasillo resultó extremadamente difícil de navegar sin sus gafas. En la oscuridad, las sombras de la luna creciente distorsionaban todo. Columnas y estatuas surgían de la oscuridad como fantasmas, y James, entrecerrando los ojos, casi pasó entre algunos de ellos, provocando hilos de maldiciones y obscenidades de Turnbill.
De milagro llegaron a las escaleras, pero Turnbill lo arrojó a la fuerza detrás de un traje de armadura. James se estiró en la oscuridad para darse cuenta de lo que estaba sucediendo. Sus ojos eran casi inútiles, pero sus oídos seguían trabajando. Alguien estaba bajando los escalones. Mientras observaba, un borrón apenas perceptible al aparecer la Profesora McGonagall. James se retorció contra el agarre de Turnbill, y trató con todas sus fuerzas de gritar, pero Turnbill apretó su varita tan fuerte en su cuello que sus ojos comenzaron a humedecerse.
Obviamente, la Profesora McGonagall pasó junto a ellos mientras continuaba con su ronda vespertina. Cuando ella estaba tan lejos como para escucharlos, Turnbill dio un empujón a James, indicando que quería que comenzara a moverse de nuevo. James obedeció.
Mientras se dirigían hacia las escaleras, James se preguntó si Turnbill ya había atacado a Sirius, Remus y Peter. Obviamente, uno de ellos debió haber tomado la pieza de Gryffindor antes de llamar a la Señora Pomfrey. ¿Habían unido ya las cuatro piezas? James se imaginó a los tres riendo juntos mientras atravesaban el tiempo. Seguramente lo habrían esperado, ¿no?
Sacando la imagen de su mente, James trató de averiguar en qué piso estaban. Ni siquiera estaba seguro de dónde estaba llevando a Turnbill, estaba caminando ciegamente hacia la sala común. Esperaba que los demás no fueran tan estúpidos como para volver allí con las cuatro piezas del cetro, o peor aún, con el Báculo de los Tiempos. Sea cual fuese el piso en el que se encontraban, James no podía decirlo, pero del mar de formas distorsionadas en el paisaje que lo rodeaba, divisó algo que no parecía pertenecer ahí: dos brillantes y amarillos orbes, en una sombra bajo la barandilla.
Lo que pasó después sucedió rápidamente. Una pequeña figura peluda saltó desde las sombras, sacando la capa de invisibilidad a ambos. La varita de Turnbill cayó al suelo, y al instante, James sintió que sus brazos se soltaron y su voz volvió.
¡James, corre!
Dándose cuenta de que todavía llevaba el colgante de Bast, James se dio la vuelta, sólo para ver a Turnbill gritando y retorciéndose en el suelo mientras una borrosa Sra. Norris atacaba su pecho y cara.
¡ANDA!
James huyó tropezando por la escalera en su ceguera. Oyó el gemido de un gato herido, seguido por la risa triunfante de Turnbill, y luego las rápidas y pesadas pisadas de alguien subiendo la escalera detrás de él. Sabiendo que no tenía ninguna oportunidad sin sus anteojos, James se desvió hacia el descanso de cualquier piso en el que se encontraba. Tal vez si pudiera encontrar un lugar dónde esconderse hasta la mañana...
¡WHAM!
Estrellas estallaron frente a los ojos de James. La mancha oscura frente a él no era una sombra como él pensaba. Era una estatua.
—¿Qué fue eso?
—¡Ssshhh! ¡Nos van a pillar!
Al principio, James pensó que se había golpeado la cabeza muy fuerte, porque voces familiares estaban saliendo de ella. Entonces, su corazón saltó al darse cuenta de lo que era. La estatua de la bruja jorobada.
—¿Peter? —preguntó tan alto como se atrevió. —¿Remus?
La voz de Sirius respondió.
—¡James! ¡Es James! ¡Déjalo entrar!
La estatua se abrió para revelar el camino hacia el subterráneo de Honeydukes. Tres pares de manos se acercaron para meterlo dentro.
—¡James! ¿Qué pasó? —preguntó Sirius, mirándolo críticamente. —¿Dónde están tus anteojos?
—Están en la enfermería, yo... De repente recordó todo lo que pasó, y todo salió de su boca rápidamente.
—¡Turnbill! ¡Es Turnbill! Estaba en el ala de la enfermería, ahogaba mi voz, Madam Pomfrey, la Sra. Norris, corrí...
—Cálmate James —dijo Remus, ayudándole a sentarse en la rampa de piedra. —Turnbill, ¿Dónde está él?
James tragó saliva, sintiendo el dolor en su cuello por la varita de Turnbill.
—La Sra. Norris lo atacó. Nos vio subiendo las escaleras bajo la Capa de Invisibilidad de mi padre. Sabe que tenemos las cuatro piezas, nos va a matar.
Peter chilló de miedo, y resonó en las paredes huecas.
—¿Qué hay del cetro? —preguntó James con ansiedad. —¿Juntaron las piezas? ¿Funcionó?
Sirius sostuvo la funda de la almohada para que James la viera. Las cuatro piezas del cetro estaban revueltas vagamente en su interior.
—Lo intentamos —dijo decepcionado. —No pasó nada cuando simplemente las sostienes todas juntas.
James frunció el ceño. ¿Podría ser que después de estar separadas por tanto tiempo las piezas ya no funcionaran?
—Bueno, ¿Qué hacemos ahora? —preguntó Sirius.
James apretó sus manos alrededor de la funda de la almohada, cerrándola.
—Tenemos que llevarle esto a Dumbledore.
—Pero dijiste que Dumbledore...
—¡Sé lo que dije! —dijo James impaciente —pero no podemos luchar contra Turnbill por nuestra cuenta.
Remus asintió con la cabeza.
—Estoy de acuerdo, pero ¿Dónde está la oficina de Dumbledore?
Todos se miraron el uno al otro. Nadie tenía idea.
—Vi a McGonagall bajando hacia su oficina —dijo James. —Si podemos encontrarla, o a alguien más, tal vez podamos obtener ayuda.
—Entonces salgamos de aquí —dijo Sirius, ayudando a James a ponerse de pie. —De todos modos, este lugar no me gusta.
Peter tuvo que ser persuadido, y lo más silenciosamente posible, los cuatro salieron de detrás de la bruja jorobada y entraron en el pasillo.
—No veo a nadie —susurró Sirius. —Creo que es seguro.
Lentamente, en silencio, empezaron a andar en puntillas hacia atrás en dirección a la escalera.
—Chicos —susurró Peter tímidamente. —¿No creen que deberíamos llevar una pieza cada uno?
—¿Por qué querríamos hacer eso? —siseó Sirius. —¡Eso sólo haría a cada uno de nosotros un objetivo obvio, y sería mucho más fácil para él conseguir una de las piezas!
Remus desaceleró, mirándolo significativamente.
—¿Y si atrapa al que tenga las cuatro piezas?
Se metieron en la sala de trofeos. James metió la mano en la bolsa y comenzó a repartir piezas del cetro. A Sirius le pasó la de Slytherin, a Remus la de Ravenclaw, a Peter la de Hufflepuff, y para él mismo, se dejó la de Gryffindor.
—De acuerdo, si nos atacan, debemos separarnos y... James se detuvo, porque se dio cuenta de que la bolsa aún no estaba vacía. —Todavía hay algo aquí dentro —dijo, intentando alcanzar lo que fuera. En el fondo de la bolsa, encontró el diario de Petrie. —El diario —dijo, abriéndolo en el poema que casi había olvidado.
—Déjalo James, ya no lo necesitamos —dijo Sirius lanzando una mirada nerviosa hacia la puerta, que estaba entreabierta.
James sacudió la cabeza.
— Puede ser sabio comenzar bien su búsqueda ahí donde están, para algunas cosas que parecen a millas de distancia, pueden realmente no estar tan separadas.
—¿Qué? —preguntó Peter.
—El poema. Esa es la última línea del poema —dijo Remus. —James, ya no necesitamos el poema, ya tenemos las cuatro piezas.
James no estaba escuchando. Estaba mirando de cerca las letras escritas. Parecían estar retumbando, tarareando con energía. Tenía que tener algo que ver con estar tan cerca de las cuatro piezas del cetro. Él lo sabía.
—Tal vez sea como el mapa. Tal vez sólo tenemos que hablar con él...
Sostuvo el diario, cerca de su boca.
—Tenemos las cuatro piezas. ¡Dinos qué hacer!
Ante sus ojos, las letras comenzaron a moverse. Cambiaron, giraron, se reorganizaron y segundos después, un poema completamente nuevo estaba en su lugar. Los cuatros juntaron sus cabezas y James leyó en alta voz.
Si estás leyendo esto,
entonces has encontrado las partes del cetro,
Para llegar tan lejos,
un noble corazón tienes dentro.
Ha llegado el momento de que la separación sea ahora eliminada,
Y se fundan en una, cada pieza encontrada.
A la justa Ravenclaw,
probaste tu espíritu y voluntad,
A Slytherin, tu astucia, fuerza,
agilidad y habilidad.
Para Hufflepuff encontraste tu camino,
a través de mundos, secretos y guaridas,
y a Gryffindor,
tu valentía ante los problemas.
Invoco al poder del tiempo
a tomar el control,
De estas débiles piezas divididas ahora,
para formar uno solo.
Mientas decía la última palabra, una luz brillante y limpia empezó a salir de las páginas del diario. Se deslizó hacia fuera, bailando alrededor del fragmento de James. Se hizo más fuerte, extendiéndose a través de las piezas de Sirius y Remus a su lado, finalmente alcanzando a Peter en el otro lado. A su alrededor, se erguía en intensidad, palpitando como viva. De repente, como magnetizados, los fragmentos del cetro se alejaron de sus dedos y se fusionaron con otra brillante luz dorada. El cetro volvió a quedar entero, y durante unos segundos cayó y giró en el espacio por encima del diario que lo conducía. Entonces la luz se desvaneció y el diario cayó al suelo con el Báculo de los Tiempos encima.
—¡Caray! —respiró Sirius.
Una sombra apareció en la puerta.
—Caray si, es una reacción lógica. Impresionante, verdad?
Los cuatro se dieron vuelta con sus varitas listas. Turnbill se acercó a la luz de la luna, con los ojos muy abiertos.
—Tranquilos, tranquilos chicos. No puedo creerlo... ¿es eso lo que creo que es?
La boca de Remus se abrió en confusión. Peter tembló como una hoja. Sirius salió desafiante.
—Tendrás que matarnos si quieres tomarlo.
—¿Matarlos? —se rió Turnbill. —Quitarle a Gryffindor un par de puntos por estar fuera de la cama tal vez, pero ¿Por qué demonios quisiera matarlos, Sirius?
La varita de James cayó a su lado.
—Pero... pero en la enfermería. El pasillo... usted dijo...
—¿Yo dije qué? —preguntó Turnbill, parecía genuinamente confundido. — James, creo que no entiendo...
Fue interrumpido cuando una explosión hizo estallar la puerta a un lado en una lluvia de chispas negras. A través de los restos de humo, otro Turnbill entró en la pequeña sala de trofeos, arañado y sangrando. Sus ojos anchos y furiosos se lanzaron de Sirius a Remus, de James a Peter, y finalmente se detuvo en el primer Turnbill.
—Eben —dijo el Turnbill número uno con calma. —¿Qué estás haciendo aquí? ¿Qué has hecho?
—Son gemelos —dijo Remus en voz baja.
—Por supuesto... Frank dijo que tenía un hermano...
—Hola, Edrian —el nuevo Turnbill dijo, aparentemente insolente de ver a su hermano allí. —Siento mucho lo que pasó con tu esposa Muggle. Tú y tu hija sangre sucia deben estar angustiados. Por cierto, ¿cómo está ella?
La cara del primer Turnbill comenzó a oscurecerse. Eben rió bajo su aliento.
—Voy a tomar eso como que está bien. Espero que alguien la haya estado alimentando mientras no estabas. La mantienes como una mascota, ¿cierto? Es para lo único que son buenos los Sangre Sucia. Pensé que las mascotas necesitaban de alguien para que los cuide, asegúrate de que no te ensucie la alfombra.
—Deja a Juniette fuera de esto —dijo finalmente el Profesor Turnbill.
—¿Pero cómo puedo? —respondió inocentemente Eben. —Ella es parte de un problema más grande. ¿Cómo alguien de nosotros puede olvidarse del problema Muggle? Está en todas partes ahora. No hay magia aquí, no hay magia allá. Debe actuar "normal", debe usar ropa muggle. Ahora están envenenando nuestras líneas de sangre, como lo demuestra tu Juniette. ¿Dónde termina, Edrian? ¿Dónde termina?
El Profesor Turnbill no dijo nada, su cara estaba pedregosa.
—Bueno, supongo que no será un problema por mucho más —dijo Eben, ahora paseando por la habitación. —Las cosas van a cambiar pronto. Finalmente, alguien tiene la idea correcta.
Esto llamó la atención del Profesor Turnbill.
—No has... no lo has hecho...
Eben se echó a reír maniáticamente, y los reflejos de la luz de la luna en los trofeos reflejaron una luz verde enfermiza en su rostro ensangrentado.
—Edrian, Edrian... —lentamente comenzó a mover la manga de su antebrazo izquierdo. Siempre fuiste el más débil de nosotros dos. Hay uno en cada grupo de gemelos. No esperaría que lo entendieras. Permíteme hacerlo claro para ti. ¿En cuál mano crees que nuestro futuro descansa? El tiempo de Dumbledore está terminando. Los que están a su lado van a lamentar su elección de lealtad demasiado pronto. Es hora de que pongamos nuestra fe en un nuevo amo...
Levantó el antebrazo para que todos lo vieran. Una marca oscura recién entintada se extendía a través de este.
—El Señor Oscuro se está levantando.
Mientras los dos intercambiaban, James se dio cuenta de que Sirius trataba secretamente de captar su atención.
—¿Qué? —susurró por la comisura de su boca.
Sirius dirigió sus ojos significativamente al Báculo de los Tiempos en el suelo. Eben todavía no lo había visto. Entendiendo, James tranquilamente y despacio deslizó su pie detrás de él, sintiéndolo.
—Me temo que no tengo toda la noche para esto —dijo Eben. Inspeccionó su varita perezosamente. —Tengo asuntos importantes que atender. Supongo que no perderé el aliento tratando de convencerte de que te unas a nosotros. Es una pena, podrías haber sido una gran ventaja para nuestro pequeño equipo. Apuntó su varita directamente entre los ojos del Profesor Turnbill. —Dale mis saludos a tu esposa Muggle.
James sintió que el pie atrapaba el cetro y empezó a arrastrarlo hacia delante. Eben debió verlo, porque giró su varita hacia James.
—¡DESMAIUS!
—¡No! —gritó el Profesor Turnbill, arrojándose hacia su hermano.
El hechizo pasó por encima de la oreja izquierda de James, rozando su desordenado cabello oscuro y golpeando a Peter en la frente.
—¡Peter! —gritó Remus, atrapándolo mientras se desmoronaba inconsciente en el suelo.
James quiso correr hacia él, pero Eben y el Profesor Turnbill rodaban por el suelo, bloqueando su camino. El Profesor Turnbill estaba lanzando hechizos, pero Eben le tenía la mano alrededor de la muñeca con la cual sostenía la varita. Rayos de luz saltaban furiosamente de los armarios. Los vidrios estaban destruidos y los trofeos volaban.
—James —llamó Remus, señalando. —¡Coge el cetro!
El Profesor Turnbill volvió la cabeza para mirar y Eben aprovechó la distracción.
—¡PETRIFICUS TOTALUS!
El Profesor Turnbill se congeló y se puso rígido como una tabla. Eben pasó por encima de él y volvió sus oscuros y enloquecidos ojos a James. Levantó su varita.
—Déjalo. Ahora. Remus saltó de repente. —¡James, Sirius, CORRAN! —rugió y se lanzó sobre Eben.
Se estrellaron hacia atrás con un montón de trofeos, enviando aún más fragmentos de vidrio volando. James se arrodilló para agarrar el cetro y luego él y Sirius huyeron de la habitación, oyendo sólo gritos y vidrios destrozados detrás de ellos.
—¡AVADA KEDAVRA!
El corazón de James cayó al fondo de su estómago.
—¡Nooooooo! —gritó, volviendo.
Sirius lo detuvo.
—¡Vamos James, tenemos que llevar el cetro tan lejos de aquí como podamos!
—¿Y si él... —comenzó James, pero no pudo terminar la frase. Su estómago estaba torcido en nudos dolorosos.
—Lo hizo por nosotros. ¡Tenemos que irnos!
Eben estalló desde la sala de trofeos.
—¡PAREN! —gritó, levantando su varita. Varios rayos de color rebotaron en las paredes.
James y Sirius los esquivaron, regresando a las escaleras. Casi se acercaron a una muy preocupada Profesora McGonagall cuando llegaron allí y ella solo tuvo tiempo de gritar.
—¡Potter! ¡Black! ¿Qué diablos...? —pero luego un chorro de luz roja la golpeó en el costado, arrojándola hacia atrás sobre los escalones de la escalera.
Incapaz de parar y ayudarla, James y Sirius treparon furiosamente, dando dos pasos a la vez.
—¿Adónde vamos? —gritó James a Sirius, cuando llegaron al descanso del séptimo piso.
—¡No lo sé! —contestó Sirius, lanzando sus manos al aire.
—¡Arriba!
Un chorro de luz verde golpeó la barandilla bajo la mano de James.
—Tenemos que seguir moviéndonos —dijo, apartando a Sirius.
—¡Esto no es como cuando estábamos en las mazmorras! —dijo Sirius, una vez que estaban corriendo de nuevo. —¡No vamos a ser lo suficientemente grandes como para aplastarlo, y estoy seguro de que la Sra. Norris no va a comérselo!
James no sabía qué decirle, así que en vez de eso, se limitó a seguir corriendo, pasando el retrato de la Dama Gorda, y los trajes de armadura que una vez encerraron a la Sra. Norris en cautiverio. Llegaron a otras escaleras y comenzaron a descender a toda prisa, con los ehchizos de su perseguidor detrás. En cuanto pudieron, dejaron las escaleras y se internaron en un nuevo pasillo, esperando con esto conseguir despistarlo.
Mientras pasaban a toda velocidad, delante del despacho de Flitwich, una chica en un retrato se levantó de un salto.
—James, ¿Qué ocurre?
—¡Eloise! —gritó James por encima de su hombro. —Trae ayuda, envía a Dumbledore. ¡Consigue a alguien!
No necesitaba decirlo dos veces. Eloise desapareció por el lado de su marco justo cuando un chorro de luz lo golpeó, estrellándolo al suelo y convirtiéndolo en un montón de madera rota y astillas.
Eben maldijo en voz alta desde unos pocos metros de distancia. Esquivando más maldiciones, James y Sirius se adentraron en la Torre Oeste y subieron por la escalera sinuosa que conducía a la Lechucería. En la parte superior.
Irrumpieron en la sala llena de paja, sus zapatillas patinaban sobre el suelo cubierto.
—Estamos perdidos, ¡No hay otro lugar donde ir! —dijo James estúpidamente.
—¡Escala! —ordenó Sirius, agarrando la primera cornisa de lechuzas.
James lo siguió, y los dos avanzaron laboriosamente, manchándose las manos y las túnicas con excrementos de lechuzas. Con un suave zumbido, algo ligero de colores de sal y pimienta en las alas, aterrizó en el hombro de James.
—¡Hera, toma el cetro! ¡Sácalo de aquí!
La joven lechuza hizo todo lo posible para agarrar el pesado bloque de obsidiana, pero no pudo levantarlo.
—¡Ja! Eben apareció en la puerta, respirando con dificultad.
Parecía más enloquecido que nunca, con la boca espumosa, los ojos abultados y la túnica rasgada en cintas por garras de gatos y vidrios. Hera gritó en alarma y por algún instinto de protección, se zambulló hacia él con sus pequeñas garras extendidas.
—Depulso —dijo, casi perezosamente. Como si fuera golpeada por un bateador de Quidditch invisible, Hera voló hacia atrás en una corriente de plumas y salió por una de las ventanas.
—¡HERA! —gritó James.
Eben soltó una carcajada fría e indiferente, y comenzó a subir tras ellos.
—¿A dónde creen que van? A menos que les broten alas y vuelen, sólo están prolongando lo inevitable.
Sirius miró a James, su rostro estaba lleno de terror.
—¡El techo es el único lugar que nos queda para ir!
Se deslizó a través de una de las ventanas abiertas cerca del techo, y James le siguió, agachándose más allá de otro chorro de luz roja.
Sin sus gafas era difícil saberlo, pero a James le pareció que la amplia extensión del lago estaba a su alrededor, reflejando la brillante luna creciente. Una agradable brisa de verano rizó su cabello. Tendremos que volver aquí otra vez, pensó. Es decir, si no morimos. Sirius giró, casi en un círculo completo.
—Por aquí —dijo, pero luego se giró y miró hacia otro lado. —No, tal vez por aquí...
¡BOOM!
James observó cómo la forma del cuerpo de Eben emergía de la ruina abatida y ardiente de lo que solía ser una de las ventanas de la Lechucería.
—Por favor decide rápido —instó, tratando de no sonar como Peter.
—¡Por aquí! —dijo finalmente Sirius, corriendo hacia la izquierda. James trepó a través de las tejas desiguales tras él, pero luego un gran penacho de luz delante de ellos iluminó la noche y se detuvieron. Eben había hecho un enorme agujero a través del techo a sus pies, bloqueando el camino hacia adelante. Caminó con paso despreocupado, su varita apuntaba a sus rostros.
—Denme el cetro —dijo, extendiendo la palma de su mano libre. —No tienen a dónde ir. Hemos terminado con este pequeño juego, y yo gano.
James miró a Sirius, quien le devolvió una sonrisa pequeña y triste, como si dijera "Hicimos nuestro mayor esfuerzo".
—¿Quizás quisieras ver a tu amigo probar la maldición asesina? —reflexionó Eben, girando su varita sobre Sirius, sus ojos se abrieron. —Chico estúpido... dámelo ahora, o lo torturaré a él primero.
Sirius escupió en su cara.
—Eso es todo lo que recibirás de nosotros —gruñó.
James miró desde la mano extendida de Eben hacia el cetro en sus propias manos sucias. Una extraña sensación empezó en sus dedos de los pies, un zumbido casi palpable que se elevó a través de su cuerpo hasta la parte superior de su cabeza. El cetro le estaba recordando que estaba vivo, despierto.
—Llévanos de aquí, a cualquier lugar... en cualquier tiempo —susurró a su reflejo en su superficie lisa y negra.
—¡AVADA KEDAVRA! —gritó Eben, pero mientras el hechizo escapó de sus labios, el tiempo se ralentizó.
Los ojos de Sirius se cerraron, justo cuando el estallido de luz verde se acumuló en la parte superior de la varita de Eben y se congeló. Con un profundo y vibrante zumbido, el cetro arrancó a James de la escena en un vórtice giratorio de luz. Podía ver destellos de lugares y gente, oír fragmentos de palabras, gritos, conversaciones; incluso podía sentir las horas, los años y las décadas mientras el cetro lo llevaba a alguna parte y hora que hubiera decidido mostrarle.
—Nos vemos en Navidad.
James sintió hormigón bajo sus manos y rodillas. Con una sensación de caída en el corazón, se dio cuenta de que Sirius había quedado atrás. Probablemente fue porque no había estado tocando el cetro. James esperaba que estuviera bien, pero luego un silbido de tren sonó, sorprendiéndole. Jadeó cuando se dio cuenta de dónde estaba. Era obvio, incluso sin gafas. Era la Estación King's Cross.
El Expreso de Hogwarts estaba allí, pareciendo igual que en otoño, con grandes olas de humo negro saliendo de su chimenea. Había multitud de gente a su alrededor, cargando baúles, abrazando a miembros de la familia y despidiéndose, pero ahí es donde las similitudes terminaban.
Todo lo demás parecía diferente. Había nuevos bancos a lo largo de una pared que él no recordaba, y las columnas y puntas del techo habían sido pintadas de un color diferente. Incluso los grandes signos redondos que llevaban la etiqueta 9 ¾ eran diferentes. Seguramente era la Estación de King's Cross, pero no era la King's Cross que conocía. Era la King's Cross del futuro.
—¿Y si quedo en Slytherin?
Dos figuras estaban no muy lejos, un padre y su hijo, cual su pequeña y delgada cara lucía aterrorizada.
James jadeó, con el corazón latiendo. No tenía sus gafas, pero era obvio. El padre era él. Una versión mucho más vieja de él, que ahora se agachaba para que el rostro del niño se encontrara ligeramente por encima del suyo. Estaba diciendo algo, pero era demasiado bajo para que James lo oyera.
James se acercó más, tratando de maniobrar alrededor de los carros, carretillas y el mar de padres diciendo sus últimas palabras de despedidas. A nadie parecía importarle, aunque estuviera sangrando y manchado de excrementos de lechuza.
—...Pero si te importa, puedes elegir Gryffindor sobre Slytherin —decía su yo mayor. —El Sombrero Seleccionador tiene en cuenta tu elección.
James se hinchó de orgullo. Aquí estaba justo enfrente de él. Las víboras que le habían susurrado tales horribles secretos a él y a Sirius el invierno pasado estaban equivocadas. Conocería a su hijo después de todo y seguiría viviendo para pasar el consejo de su propio padre a su hijo.
—¿En serio? —preguntó el muchacho con expresión de asombro.
—Lo hizo conmigo —dijo el James mayor.
Ahora las puertas se cerraban de golpe a lo largo del tren escarlata, y los padres se agolpaban hacia adelante para besos finales y recordatorios de última hora. James quería ir a la versión más vieja de sí mismo, hacerle muchas preguntas... estaba a punto de llegar hasta ellos, pero luego el chico saltó al coche y una mujer cerró la puerta detrás de él. Tenía el pelo rojo.
—Lily... —susurró el joven James, deteniéndose en seco.
Estaba demasiado lejos para que él pudiera ver su rostro, pero sabía por el pelo rojo que tenía que ser ella. Cuando el tren empezó a moverse, el viejo James pasó junto a él, observando la delgada cara de su hijo, ya ardiendo de emoción. El joven James se detuvo. Fue un momento que no pudo interrumpir. Debió de haber sido como un duelo, viendo cómo su propio hijo se alejaba de él. Sonriendo para sí, una extraña idea le llegó. Algún día, cuando él creciera, y ese momento realmente llegara, ¿pensaría dar la vuelta y verse a sí mismo con once años a unos pocos metros de distancia?
El último rastro de vapor se evaporó en el aire de otoño. El tren dobló una esquina y la mano del James más viejo se levantó en despedida cuando Lily volvió a su lado y le susurró algo. Sonaba como "Estará bien". James sintió emociones que nunca antes había sentido. Un torbellino de felicidad. Anhelo. Tal vez incluso un poco de tristeza, aunque no podía decir por qué. El cetro no mostraría algo que no estaba realmente destinado a ser... ¿verdad?
Como si decidiera que James había visto lo suficiente, el profundo y vibrante zumbido regresó. James vio una última cosa, la versión más antigua de sí mismo tocando algo en su frente, pero entonces el cetro lo arrancó de la escena, y los destellos de lugares y personas comenzaron a volar hacia atrás. James mantuvo los ojos cerrados, saboreando los últimos fragmentos de él, hasta que se encontró de nuevo de pie en el techo de la Lechucería, con Sirius a su lado. La varita de Eben todavía estaba levantada, su otra mano extendida requiriendo el cetro.
—Chico estúpido... —dijo. —Dámelo ahora, o lo torturaré a él primero.
James miró de nuevo mientras Sirius le escupía en la cara.
—Eso es todo lo que recibirás de nosotros. —gruñó.
—¡AVADA KEDAVRA! —gritó Eben, y el rayo verde de luz surgió de su varita.
—¡CONGELAR! —exclamó James, y de repente todo se detuvo.
James esperó, pero nada se movió. Sirius estaba como una estatua junto a él, con los ojos firmemente cerrados y el chorro de luz verde a sólo unos centímetros de su pecho. Atreviéndose a respirar de nuevo, James se dio cuenta de que podía moverse libremente sin interrumpir la quietud de la escena. Fue una sensación extraña, una vez más lo dejó con la sensación de que estaba siendo observado por alguna audiencia invisible.
Tratando de ignorarlo, miró de cerca el rostro de Sirius. Era una visión rara y congelada de alguien que se preparaba para su propia muerte. No sólo cualquier persona, pensó James. Mi mejor amigo.
Tomó a Sirius por el brazo y comenzó a tirar de él hacia un lado. A medida que lo hacía, se aligeró un peso que él no sabía que todavía llevaba sobre sus hombros, y era tan sorprendente y tan maravilloso, que realmente se rió en voz alta. Había estado tan perturbado por la tiara del Coleccionista, por la forma en que lo seducía, pero ahora sabía quién era. Estaba tan seguro de que, aunque la tiara estuviera en sus manos, sabía que no sería capaz de hacerle daño. Quién o qué fuera la tiara, no conocía el amor ni la amistad. Nunca lo haría, y James sintió lástima por ello. Cuando había corrido lo suficiente a Sirius como para que la Maldición Asesina fallara, James lo soltó.
Fue entonces cuando advirtió la mano de Sirius, congelado en el acto de alcanzar su bolsillo. Curioso, James sacó lo que había dentro. Era el Giratodo azul eléctrico. Las palabras del Tío Alphard volvieron. "...nunca usen esta moneda a menos que haya un techo por encima de su cabeza... usarla al aire libre sería muy imprudente..."
La esquina de la boca de James se convirtió en una sonrisa mientras lanzaba la moneda al aire, no en su propia mano, sino sobre la palma extendida de Eben. Se elevó sobre sí misma, girando una y otra vez, como si esperara las órdenes de James.
—Descongelar.
El chorro de luz verde se fue navegando inofensivamente a la distancia, y Sirius, con seguridad fuera del camino, jadeó fuerte. James tuvo tiempo suficiente para captar la mirada de confusión, consternación y sorpresa en la cara de Eben antes de que la moneda aterrizara en su palma abierta, y fuera lanzado al cielo oscuro, gritando.
La moneda cayó al suelo donde él había estado de pie, girando hasta detenerse antes de aterrizar directamente en las colas. Sirius cogió la moneda, riendo.
—No la llamó.
James sonrió, pero luego una palabra gritada llegó a sus oídos desde muy, muy alto por encima de él. —¡REDUCTO! Desde fuera de los cielos, el último hechizo de Eben Turnbill volvió de vuelta a la tierra.
—¡Cuidado! —gritó James, empujando a Sirius hacia la ventana de la Lechucería, pero ya era demasiado tarde.
Lo que quedaba del techo explotó cuando el hechizo alcanzó su objetivo, y James sintió que su cuerpo se lanzaba al aire con la explosión. Luego el viento estaba silbando en sus oídos... estaba acelerando hacia el lago... pero entonces, imposiblemente, sintió su cuerpo desacelerándose. Tal vez así es como se siente la muerte... pensó James, y entonces el mundo se fue.
Hasta aquí llega. ¿Qué les pareció este desenlace de los acontecimientos? Aún queda terminar y cerrar las distintas tramas, pero, un capítulo muy interesante esin dudas, el número 18.
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naa es diveertido los fic donde no es fiel al canon
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Voldemort tranquilamente podía dar la orden que lo matara otra persona y ya está, obvio que el orgullo británico en el medio, pero era tan fácil como tener 2 dedos de frente y no una naríz a medio armar. Al igual que no se, prender fuego la casa de los tíos, etc.
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lo pudo aver echo como dice ran pudo aver mandado a bellatrix ke era su fiel sicario de echo por lo mismo no kiso ke nadie mas lo matara solo el y su orgullo
Punteggio: +0
y por cierto ya no actualizaron cuando leen los libros, me pregunto si la escritora está bien...
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los cojones tiran muchas veces más que el cerebro. yo hubiera mandado ua una legión de mis mortitropas de asalto mágicas y si respira, matadlo. y si se pone en medio la madre? la apartais, le reventais la cabeza al niño con una piedra, y luego matais a la madre... vayamos a ostias.
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Veamos.
Acá estoy asumiendo porque no me acuerdo mucho pero supongo que la protección de Harry estaba hecha específicamente para dañar a Voldemort, no a tom.
Supongo que esas cosas hay que configurarlas para contra quien va a funcionar, y hay muchas diferencias entre Voldemort y los fragmentos del alma de tom. El diario fue su primer orrocrux, cuando era solo un adolescente psicópata y no un señor oscuro que se habrá sometido a innumerables rituales y mierdas de magia oscura. Lo mismo con nagini, si mal no recuerdo.
A Ginny... No se si la forma en que la poseyó cuente como una posesión a lo Quirrell (que en mi opinión era completa y no parcial o temporal) porque no recuerdo que a ella le saliese la cara del tío por la nuca o algo parecido.
Oh, por el emperador (no el de star wars) los fanfics de traición de los Weasley son re anticanon y tienen tan poco sentido como Voldemort volviéndose bueno.
En primer lugar, los motivos. El más común que veo es que Dumbledore o quien sea les prometió que se iban a quedar con el dinero y las cosas de Harry pero... ¡ya podrían tenerlas!
Varias veces en los libros Harry les ofreció dinero a la familia, y estos lo rechazaron. Literalmente dijo que renunciaría a todas sus riquezas por ellos si tan solo preguntaran. No hace falta un ridículo esquema de traición, solo pedirlo amablemente.
Y por no hablar de cuan fuera de carácter sería tal acto. Lo consideran de su familia prácticamente.
Con las cosas sobre Ginny no sigo porque ya se quedaría muy largo.
Sobre lo de que Voldemort pudo mandar a los mortífagos para que maten a Harry mientras compraba té y vollos... Supongo que sí, pero bueno, villanos estúpidos y que cometen el mismo error una y otra vez es creíble (miren a Hitler para un ejemplo) y mepa que la casa tenía defensas o alguna mierda así.
Punteggio: +0
en fin. Para mí Harry es un niño con suerte que no se esforzó un poquito porque al fin y al cabo es inmortal. me quedo con el universo del señor de los anillos
Punteggio: -1
quien dijo que potter sea inmortal lol
Punteggio: +1
Harry no era inmortal. Tuvo suerte con Voldemort, y tuvo suerte de que no lo atropelló un colectivo mientras cruzaba la calle.
Punteggio: +0
Que no se esforzó un poquito? como es eso?
Lol desde cuando es inmortal?
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