¡Saludos amigos!He regresado con la publicación de fics, y esta vez lo hago con una historia llamada, James Potter, un hermoso bastardo. Obiamente, es un libro que hace referencia al padre de Harry, pero vista desde una perspectiva femenina. Y no presisamente se trata de una chica superexplorada en el fandon, es alguien que si bien todos sabemos que existió, que fue Griffindor, y estudió en la época de los merodiadores, pocos son los datos que podemos señalar con seguridad de ella.
Por eso, resulta una lectura algo refrescante, algo distinto a lo típico que solemos encontrar en fan fic, un acercamiento a cómo pudieron haber sido esos años del dominio de Voldemort en Hogwarts, esos años donde los prejuicios contra los nacidos muggles estaban a la orden del día, y en su máxima expresión. De la mano de Mary McDonald, damos un vistazo por este período del universo Harry Potter, pocas veces explorado de esta manera, al tiempo que conocemos una versión de James Potter muy cercana a lo que pudo ser la realidad. También, en esta historia se bizlumbra la posibilidad de un destino completamente distinto y diferente para James Potter, un destino que de haberse dado hubiese cambiado todo lo que ocurrió después, y probablemente Harry Potter no hubiese nacido.
Nota: Aviso, en este fan fic el puesto de James Potter como jugador de quidditch es el de golpeador, y probablemente sea uno de los fallos más renombrados del fic con respecto al canon, aunque ya es una costumbre en los fan fic encontrar a James Potter en cualquiera de las posiciones del deporte, salvo como guardián.
Este libro no es una traducción, con lo cual, solo tengo que copiar y pegar el texto de cada capítulo, lo que hará que la actualización del mismo sea mucho más constante y rápida.
Esperando que sea de su agrado, les dejo el capítulo 1 de James Potter, un hermoso bastardo.
James Potter, Un hermoso Bastardo.
Capítulo 1:
¿Conocí a James Potter?
Si. Fuí parte de la generación que albergó la añorable década de los 70´s en Hogwarts.
James Potter siempre fue un chico con algún grado importante de fama. Aún antes de su (ya conocida) muerte durante el Halloween del 81, no había forma que pasara desapercibido.
Verán, cuando McGonagall anunció su apellido para ser seleccionado a una de las cuatro casas de Hogwarts, supimos que no se trataba de un mago ordinario. Era "Potter" el heredero "milagro" de Fleamont y Euphemia Potter; El único hijo que nació contra toda probabilidad de esta pareja obscenamente anciana y poseedora de una fortuna obscenamente vasta.
Para mediados del primer año se consagró como el niño cabecilla de Griffindor, que hacía toda clase de travesuras delante de las narices de los profesores. En su segunda primavera en Hogwarts, daba una cátedra de malabares imposibles sobre la escoba, entonces debutaba para el equipo Roji-amarillo de Quidditch, dejando un récord como golpeador digno de las grandes ligas.
En su tercer año tenía un peligroso arsenal de maleficios cuyo blanco principal era ese chico desgarbado de Slytherin, Severus Snape, de quién hacía todo un espectáculo en cada mofa que le jugaba en los corredores. Para cuando tomó el expreso de la plataforma 9 3/4 por cuarta ocasión, James daba tanto de que hablar, que alimentaba las conversaciones del castillo, y se había convertido en la irremediable leyenda de la generación.
James no le tenía miedo a nada y a nadie. Ni al bosque prohibido, ni a la represalia de los profesores, ni a las medidas implementadas para frenar sus escapaditas nocturnas a "a quién sabe dónde"; Ni siquiera hacían efecto en él aquellos reiterados y públicos rechazos de Lily Evans. Era el volador estrella del colegio, un alumno audaz y hasta la élite Slytherin se la pensaba dos veces antes de meterse con él.
Consecuentemente, podrían imaginarse que era un alumno arrogante, ese compañero alzado y burlón por excelencia. Su poderío y estatus social gozaban de influencia, y cursaba su época dorada de popularidad. Se habría paso en los corredores en compañía de su mano derecha, Sirius Black, y sus fieles escuderos, Remus Lupín y Petter Pettigrew, alardeando como si fuese dueño del castillo, aunque podría decirse que de una u otra manera lo era, conocía cada rincón de él de pies a cabeza y lo controlaba a su antojo. Era su pequeño dominio.
Si me lo preguntas te diría que James Potter era en realidad un ególatra, presumido y un bastardo...un hermoso bastardo.
A pesar de su huella como estudiante bromista y su leyenda como mártir, muy pocos conocen "esa" otra historia. La historia anónima que pudo haber cambiado el curso de todos los acontecimientos. Si no hubiese sido un idiota..., no sé, quizá los hechos que desencadenaron su fatídico desenlace, hubieran sido muy distintos.
Comenzó durante el curso de 1974.
HOGWARTS 1974
Antes de adelantarme a lo referente a Potter, quizá lo mejor es comenzar este relato con aquél incidente que determinó que mi camino y el de James se cruzaran.
Musicalización de capítulo: ROLLING STONES - HEARTBREAKER (1974)
Fue durante el 74. Existía entonces una marcada diferencia entre nacidos de muggles y magos. En aquellos tiempos la pureza sanguínea era una bandera política. Tom Riddle se alzaba con fuerza, y tanto detractores como partidarios del mago oscuro, anunciaban su postura de todas las formas posibles. La más irrebatible, por lo menos en el castillo, se reflejaba en nuestra ropa.
Los nacidos de muggles imitaban la tendencia fresca de sus raíces no mágicas. Se les podía ver con vaqueros acampanados, plataformas y , principalmente a las chicas, con peinados al vivo estilo de Farra Fawcett. En cambio, los orgullosos de la sangre pura mantenían sus estereotipos arcaicos que parecían no haber evolucionado al paso de 50 décadas.
—Me indigesta, —Bufó Caradoc Dearborn a unos pasos de nosotros-. Es lo que pasa cuando calaña como "esta" es admitida en el colegio. Nos obligan a aguantar su asqueroso aspecto Muggle.
Describiría a Caradoc Dearborn como un musculoso engreído que solía tener el ego por los aires. Fue uno de los más allegados al circulo de Lucius Malfoy, dos años atrás, antes de que éste segundo se graduara. Así que, aun cuando su corbata escolar se teñía de azul y plata, congeniaba con los Slytherins como un igual. En ese momento se mantenía inseparable de su escolta de serpientes conformada por Avery, Mulciber y Severus Snape.
—...Y esa asquerosa peste, —Continuó diciendo el muchacho -, es insoportable el hedor de los muggles.
Me olfatee algo avergonzada, mientras Avery y Mulciber reían tontamente.
—Se llama perfume, bobo, —repliqué con osadía. Deberías usarlo de vez en cuando. Cuidar tu higiene alentaría a alguna chica a salir contigo. Con suerte y lograrás ahuyentar ese par de moscas que viven pegadas a ti.
Marlene McKinnon soltó una risita que sólo ayudó a avivar la cólera de Caradoc. Sin embargo, quienes parecían más ofendidos eran el par de Slytherins que se mantenían a espaldas del ravenclaw.
—Cállate, sangre sucia asquerosa—Exclamó Avery aproximándose a nosotras.
—Ooow, que ternura, el perrito faldero de "caca-doc" se ofendió —Dije, exagerando una expresión de sentimiento.
—¿A quién llamas "perrito faldero"? —Me desafió empuñando su varita.
—A ti, Avery—respondí con descaro, y para subrayar mi postura di un desafiante paso adelante. Procuré sujetar mi varita bajo los bolsos de mis vaqueros. Olfateaba un duelo, y tenía interés en participar en él.
—No sabes con quién te estás metiendo, asquerosa—Me advirtió.
—No te tengo miedo, feo—afirmé, poniendo el mejor de mis gestos divertidos y altivos.
—Deberías—sugirió enarcando una enigmática sonrisa torcida. —¡Petríficus!...
Alcé la varita con una inercia instantánea y vocalice un conjuro de protección. Pese a mis reflejos, fue muy tarde cuando me dí cuenta que el maleficio no estaba dirigido hacia mí, si no, a mi amiga Marlene.
Cayó al piso y golpeó en él como un saco de patatas. Sus pupilas miraban de un lado al otro con una mirada perturbada y confundida.
—¡Eres un idiota! —Exclamé-. Se pudo hacer daño con esa caída.
Hasta en ese momento para mi la escena entera era una broma, un juego con aire de complicidad. Una excusa en el que participamos tanto Avery, Caradoc como yo, para intercambiar maleficios y molestarnos (algo habitual en el panorama de un castillo lleno de magos inquietos). Aún era una niña a los trece. Es por eso que me indigné cuando de pronto aquellos agredieron a Marlene. Ella no tenía su varita lista por lo que la escena se empapó de tintes mezquinos.
Le di un empujón para que se quitara de mi camino, dando por terminado "El juego", y me encaminé para desvanecer el maleficio sobre mi amiga. Entonces me di cuenta que para ellos esto distaba de ser un Juego. Sus intenciones no se conformaban con molestar, realmente pretendían aterrarnos, lastimarnos e intimidarnos. Darles la espalda fue, probablemente, lo más estúpido que pude haber hecho. Antes de darme cuenta el maleficio de inmovilidad yacía sobre mi.
Estuve por caer de lleno al piso, esta vez de boca al suelo, y sabía que me deparaba un buen golpe a la cara. Pero antes de que esto ocurriera, sentí un doloroso jalón en mi cuero cabelludo. Avery me tiraba del cabello para poder enseguida acomodarme entre sus brazos.
Noté que Mulciber se aproximaba con su varita en alto. En la punta de la misma destellaba una chispa escarlata, como acero al rojo vivo. Sabía que fuese lo que fuese quemaría y dolería.
—¡Hazlo en su frente! —Propuso Avery despejando el flequillo de mi cara.
—Chicos, —Murmuró Caradoc—. ¿En verdad lo van hacer? —Objetó, y el silencio de los otros dos le obligó a dar una explicación —...es mejor marcarla en algún lugar que no sea visible.
Mulciber tomó mi brazo y remangó el puño de la camisa. Entonces sentí la punta ardiente de su varita quemarme. Grité, aunque sabía que no emitiría salvo algunos gruñidos desesperados bajo la parálisis. El dolor punzaba y quemaba, como brasas al rojo vivo. Olía mi piel chamuscarse y sentía la carne arder.
Por primera vez en mi vida estaba experimentando un auténtico terror por ellos, los aprendices de Voldemort. Mortífagos. Mi respiración se aceleró. Estaban torturándome, marcándome y lo hacían con un gesto de éxtasis en sus rostros. Las lágrimas brotaron de mis ojos.
—Basta, —Ordenó Caradoc—. Ya aprendió su lección. Será mejor desmemorizarlas antes de que nos pillen.
Sentí cómo Avery me dejó caer al suelo. Vi los pies de Caradoc aproximándose y enunciar "obliviate" a un paso de Marlene.
—Lo mejor de todo, es que nunca lo recordarán, —Comentó Mulciber mientras Avery reía como hiena.
Enseguida los talones de Caradoc giraron hacia mí y sentí aquél conjuro penetrar mí cabeza.
—¿Quién anda ahí-? Intempestivamente un grito sonó a lo lejos. Reconocí la voz de Filch.
—¡Joder! —Exclamó Mulciber—, ¡Corran... vámonos!.
A Caradoc no le quedó más remedio que correr con ellos. Aunque, sin darse cuenta, el maleficio quedó inconcluso.
Y ese fue su pequeño error, y su gran victoria
Hasta aquí llega el capítulo uno de la historia, la introducción del libro. Espero publicar el segundo el martes, para darles tiempo a leer este primero y decidir si les gusta y si lo continuarán leyendo.