Si saben inglés consigan este libro, ¡es muy divertido!
"¡Che boludo!", un curso acelerado de español con humor para extranjeros
James Bracken, un estadounidense que llegó al país siguiendo a la que hoy es su mujer, escribió en inglés la "guía de un gringo para entender a los argentinos". Hoy, su libro se comenta en cursos de idioma, se vende en hoteles cinco estrellas y estrena app.
Globales. Los argentinos, opina Bracken en el libro, aman hablar y lo hacen "directa, abierta y ruidosamente".
El divertidísimo ¡Che boludo!, de James Bracken, autodefinido en el subtítulo como la "guía de un gringo para entender a los argentinos", ofrece ejemplos concretos de lo que sorprende, confunde o extraña de nuestra cultura a un recién llegado.
Presente. "Revisar el libro para desarrollar la aplicación me renovó el interés por la vitalidad del idioma. Para mis hijos, de 10 y 13 años, la palabra clave ya no es boludo sino chabón, dice James Bracken, el autor de "Che boludo".
Escrito en inglés, el libro se consigue en los sitios más impensados ("¡una chica me comentó que había comprado su ejemplar en Dinamarca!", cuenta el autor por teléfono a Clarín) y bien puede entenderse como un curso acelerado de rioplatense para extranjeros.
Los argentinos, cuenta Bracken al visitante desprevenido, aman hablar y lo hacen "directa, abierta y ruidosamente". La corrección política no existe, afirma, "porque impediría transmitir tu punto de vista". Eso explica apodos impensables en otros países como "gordo", "negro", "cabezón" o "pelado".
Concepto. "La traducción al inglés de muchas palabras y expresiones en este libro son realmente absurdas y fueron una fuente de inspiración", explica Bracken en el prólogo de la edición de Magiart, "aumentada y corregida".
Los secretos del voseo y la cultura del mate ( que a primera vista "puede parecer una clase de ritual tribal de drogas") ; las infinitas combinaciones de sentidos literales y figurados de la palabra bola (de "dar bola" a "estar en bolas" y "romper las bolas") y el uso de expresiones populares ("nunca taxi") o del retórico "¿viste?" son algunas de las entradas de su kit lingüístico de supervivencia.
Bracken tiene 50 años, es estadounidense y se dedica a la construcción. Llegó a la Argentina siguiendo a una chica en 2002, sin hablar castellano. Publicado luego de tres años de trabajo ("anotaba en papelitos todo lo que no entendía y la pila fue creciendo", recuerda el autor desde Bariloche, donde vive con la que hoy es la madre de sus dos hijos), ¡Che, boludo! circuló en pequeñas ediciones desde 2005 y tiene ahora una versión para web: una app que por dos dólares lleva a formato de pantalla sus hallazgos, con audios y videos.
Desde aquel original analógico (72 páginas que hoy se ofrecen en los negocios de souvenires de algunos hoteles cinco estrellas junto a los libros de tango y se emplean en ciertas clases de idiomas para reflexionar sobre diferentes perspectivas culturales), Bracken admite que han cambiado muchas cosas.
"Cuando lo escribí casi no había vegetarianos en el país, la corrección política no era un tema de peso y nadie imaginaba los debates que traería el lenguaje inclusivo para todes", ejemplifica con humor. "Pero lo que se mantiene intacto es la libertad inédita que tienen los argentinos para putear por todo y por nada", afirma, "algo que es impensable en otros países hispanohablantes".