1. Irroadium,
Había una vez una pequeña ciudad llamada Willow Creek. Estaba ubicada en las montañas, a unas pocas horas de la civilización. Era un pueblo pequeño, con unos pocos cientos de habitantes. La gente era amable y hospitalaria, pero también eran muy supersticiosos.
Se decía que Willow Creek estaba embrujado. Se contaban historias de fantasmas, de brujas y de otros seres sobrenaturales. La gente del pueblo creía que las historias eran ciertas, y se cuidaban de no salir de noche.
Una noche, un grupo de jóvenes decidió ir a explorar el bosque. Habían oído las historias, pero no les creían. Pensaron que sería divertido pasar una noche en el bosque y ver si pasaba algo.
Llegaron al bosque y empezaron a caminar. El bosque estaba oscuro y silencioso. Los jóvenes podían oír el sonido de los pájaros cantando y el viento soplando a través de los árboles.
De repente, escucharon un ruido. Todos se detuvieron y escucharon. El ruido volvió a sonar. Era un ruido extraño, como el sonido de algo que se arrastraba por el suelo.
Los jóvenes se miraron. Todos estaban asustados. Sabían que debían salir del bosque, pero tenían miedo de moverse.
De repente, vieron algo moverse en la oscuridad. Era una figura alta y delgada, con la cabeza cubierta. La figura se acercó a los jóvenes.
Los jóvenes gritaron y corrieron. Corrieron por el bosque, pero la figura los seguía. Los jóvenes podían oír los pasos de la figura detrás de ellos.
Llegaron a la orilla de un río y saltaron al agua. Nadaron hasta el otro lado del río y se alejaron de la figura.
Nunca volvieron al bosque.
Los jóvenes contaron lo que habían visto a sus padres, pero sus padres no les creyeron. Dijeron que los jóvenes estaban imaginando cosas.
Pero los jóvenes sabían lo que habían visto. Sabían que el bosque estaba embrujado.
Nunca volvieron al bosque, y nunca hablaron de lo que habían visto. Pero nunca olvidaron lo que había sucedido aquella noche.
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