1111. soy_supernova,
alguien tiene una carpeeta con loque an puesto aquíiii
yo termine, de leeer la de giane
agradesco a quien me responda
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alguien tiene una carpeeta con loque an puesto aquíiii
yo termine, de leeer la de giane
agradesco a quien me responda
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suena bien esa que pusiste alex xd. bueno yo ando traduciendo con un programa fanfix en inglés de harry que están en fanfiction, y está muy bueno porque con el inglés se amplían las posibilidades al 200%
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gianella.delgado: podrías desirme que programa usas para tradusír?
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Hace tiempo leí un fanfiction qué se llama un amor fuera de época, la verdad me encantó. Aquí dejó el enlace para que lo lean.
https://m.fanfiction.net/s/5029769/9/Un-amor-fuera-de-%C3%A9poca
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bueno el ff de @ideafix
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volvió un futuro de cabeza, cada vez se pone interesante, harry volverá a su linia de tiempo original?
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antes de leér este fic tengo una pregunta, quien es la pareja de harry, en el fic no lo dice
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es parquinson ahí lo dice mas qe claro!
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Ugh, fics de volver atrás en el tiempo... Tan fácil que salga mal y tantos lo hicieron...
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chicos he pensado crear un grupo en whats app sobre la saga, alguien se apunta?
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me uno. pasa por aquí el link
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crealo en discord.
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aquí dejo mí numero para agregarlos, +51933191327
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que yo escriba aquí, ya pue ser raro. pero bueno. a lo mejor alguien aprecia este pequeño aporte. resulta que indagando en zonas de rol serias, me rularon hace nada para subir este documiento. alguien muy fumao adaptó las reglas de quinta ed para jugar... pues si es la sala de hogwarts, será hp, no?
pues si, hp, con reglas de quinta. la devacle está servida! yo no voy a dirigir esto ni fumao, pero bueno, a ver si alguno se anima y preuva esto con sus copas poterjianos. y si no, pos pa leerselo, que es muy bonito. y seamos justos, el pobre que ha echo la conversión, es un campeón de pies a la cabeza. sin más demora, hp para quinta edición, para todos!
https://drive.google.com/file/d/1vTcbd8mV_FOqEbCfSJzzHSy5mGISuqjK/view
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Oye compañero para qué sirve ese txt si no hay juego xd?
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otro...
eso, es el juego. se requiere gente, una miajica imaginación. y un master con dos pelotas. así os separais un rato del pc.... por cambiar y eso, ya sabes
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Claro que hay juego, es una adaptación de HP para la quinta edición de d&d, dungeons and dragons, juego de rol que vio la luz en 1974, esa primera edición hoy se conoce como dungeons & dragons original. Quince años después nació A d&d, la segunda edición del juego y la primera que se tradujo a español.
Claro, no es un juego de ordenador, es un juego que únicamente necesita de un grupo de personas, fichas que reflejen los conocimientos de su personaje, dados y ganas de meterte en la piel de tu personaje, de vivir sus aventuras, de verle crecer, de celebrar sus triunfos y sentir su dolor cuando la vida le golpea.
Ah, también es necesario un máster que te presente el mundo, y la base que iniciará las aventuras de los personajes, porque esto no es una novela en la que el máster decide qué pasará en todo momento, es decisión conjunta de todo el grupo.
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señores, habló mi aprendiz. mi lado más amable. como puzle y hofman
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es como tipo balzhur?
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similar. pero sin código, sin programas, sin comandos escritos sino narrados por ti mismo. en grandes rasgos, balzur deviene de este tipo de juegos.
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Nno pensé que sería en este hilo, pero no sabéis las ganas que tenía de colocar este mensaje por algún sitio. Es... ilustrativo, desde luego, en lo que a la afición del rol se refiere. Dadle un pensamiento al texto que aquí sigue, y quien sabe, lo mismo se os despierta el interés por todo este mundillo que a la par que interesante, es extenso hasta no poder más. Y, sobre todo, recordad la máxima de que la primera, es gratis.
Introducción para los que nunca jugarán a rol
No se avergüencen. Es humano tener miedo de lo que uno desconoce. Y a lo que uno teme, lo ataca, lo desautoriza, procura apartarlo de sí y de sus seres queridos. No se preocupen. Los jugadores de rol lo entendemos.
Entendemos que en una sociedad básicamente audiovisual como la nuestra, se mire con extrañeza un entretenimiento basado en la imaginación. En el que el jugador, en lugar de adoptar un papel meramente pasivo, como sucede frente al televisor, adopte un papel totalmente activo, creando la narración a medida que la juega.
Entendemos también que en esta sociedad suya y mía, caro lector que nunca jugará a rol, que tiende hacia el individualismo y la soledad, y cuyo futuro parece ser la relación por internet, haya locos que aún gusten de realizar una actividad colectiva, reuniéndose en grupos de media docena de amigos, tomando un refresco antes de empezar, jugando unas horas alrededor de una mesa y yéndose después al cine o a cenar.
Entendemos que miren con desconfianza, ustedes que han vivido toda la vida arropados por normas y reglas prestablecidas, un juego cuyo único límite es la imaginación de los que lo juegan.
Entendemos, por último, que en un mundo como es éste de principios de siglo, dominado por las nuevas tecnologías, se mire con extrañeza a unos locos que en lugar de jugar delante de un ordenador prefieren volver a la tradición oral, a la narración y al diálogo, como antes de los tiempos del televisor.
Lo entendemos. No se preocupen. Pero... ¿No les gustaría criticarnos con conocimiento de causa? Entonces ¿Por qué no leen algún manual, juegan alguna partida, y luego opinan? Y no les preocupe si no les gusta. A diferencia de ustedes, nosotros entendemos que no a todo el mundo le tienen que gustar las mismas cosas.
Ricard Ibáñez
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Probad los secretos del mundo mágico. Hasta ficha accesible tiene. Está basado en FATE acelerado, lo veo más abierto y fácil, ese solo sirve para estudiantes de Hogwarts y te limita un poco.
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yo simepre me quise adentrar de lleno en el rol. entinedo el concepto, pero jamás e visto algoa sí de cerca.
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@Rayo, pues adelante, hombre. Te lo recomiendo muchísimo, se hace querer este hobbie, y cuando empiezas, ya no te apetece parar. Te lo dice uno que empezó hace unos meses, así que hazte una idea de lo que engancha.
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no, disiento, no solo te vale para ser estudiante de hogwarst, pero si que requiere pasar hasta nivel 11 en el cole estudiando, que por otro lado es la escasa mecánica a la que nos tienen acostumbrados los libros, y además obedece a la necesidad de ver como tu personaje crece de mago torpe a auror ultra repoderoso. personalmente no me gustan los sistemas de contenido simplista o con reglas poco estensas. eso y mi cariño por las viejas ediciones de dungeons and dragons (dragones y mazmorras o calabozos y dragones) me hace apreciar muchísimo más un sistema complejo que requiere qque te sientes con el libro a leer una horita o dos que fate, algo escesibamentesimple. de d&d hay ficha accesible, como mis jugadores y muchos de los que lo han sido también saben. bueno yo no, pero gente que me la accesibilizó.
para los que les interese ya lancé campañas de reclutamiento hace tiempo y la verdad, me cansé un poco de buscar aquí, sobretodo porque yo pensé: rayos! es un puto juego acesible, la gente lo querrá. y lamentablemente, no fue así. pero seguimos aceptando jugadores ye espectadores de lo que jugamos en este momento, que por falta de gente, es sga edition con la ambientación de star wars. gran sistema saga edition por cierto, pero esto no viene al caso.
me encanta esa introducción, jairo. le tengo especial cariño a sinergiade rol. mi primer sitio de descarga online sin tener que usar escáners para tener manuales y módulos de aventura, una joya.
como dije muchas veces no veo a hp para una partida de rol. hay fans, hay seguro que masters, e incluso habrá partidas muy interesantes. pero siempre me gustó la variedad de opciones, y si no hay variedad de opciones, que sean mis talentos lo que me separe de mi compañero de la izquierda y el de la derecha, y lamentablemente hp se queda algo corto en ese tipo de cosas., sumando su escaso contenido temporal, que realmente tenemos siete años de acontecimientos, y luego te toca fumar e inventar. pero apartando todo esto, mis impresiones de la adaptación es que está curradísima, pasar un d20 algo que solo existía en fate es complicado, y más teniendo en cuenta para que se hizo este sistema. pero además es que es muy completo, entendiendose muchos conceptos del mundo mágico de rowling.
sin mucho más que decir. interesados e interesadas, yo soy def leppard, llevo 10 años o algo más haciendo de dungeon master, y al que esté interesado, mi privado siempre estará habierto para recibir preguntas, y o jugadores interesados
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Harry Potter y la piedra filosofal.
Capítulo 6:
Los dos extremos
Érase una vez una pequeña chica de pelo castaño, llamada Hermione Hean Granger, que vivía felizmente con sus padres. Su vida era completamente rutinaria. Asistía a la escuela primaria, veía la televisión, le gustaba escuchar música, etc.
Sus padres trabajaban como dentistas en una clínica del pueblo, y tenían una vida bastante acomodada para su condición. En cuanto a sus estudios, marchaban perfectamente. Era la mejor de la clase.
Esto siempre se le había dado bien. Aprendía y memorizaba los contenidos de las distintas materias como ningún otro muchacho, recitaba de principio a fin los libros de textos, y sacaba las más altas calificaciones. Era extremadamente disciplinada. Asistía todos los días y a todas las clases, hacía diariamente las tareas, Nunca le faltaba al respeto a los profesores, y no soportaba a los que infringían las reglas. Para Hermione no había nada mejor que la escuela, y le mortificaba la actitud de los que solo iban a molestar a los demás. No existía el recreo para esta chica, que en ese tiempo de descanso aprovechaba para volver sobre las anotaciones de clase y revisarlas meticulosamente. Nunca jugaba, no se divertía. “Eso solo son tonterías”, pensaba así. Su carácter era fuerte, y su personalidad era dominante. Vivía por y para los estudios.
El mayor problema para esta muchacha era la soledad. Se encontraba muy sola, ya que no tenía amigos. Sus padres constituían su única compañía. Ellos la entendían y estaban orgullosos de tenerla como hija. En cambio, los niños de la escuela, la trataban como si fuera un bicho raro, lo que llegó a convertirse en una pesadilla para ella. Se burlaban constantemente. Le decían biblioteca ambulante, por su condición de saberse los libros de memoria, ¡Como si ella tuviera la culpa! La evitaban en los recreos, y siempre que podían le hacían maldades.
--¡Para que no te hagas más la sabelotodo! -le gritaban donde quiera que iba mientras le lanzaban libros a la cabeza, e insultos de todo tipo.
No se explicaba de donde le venía esa capacidad que tenía para aprender y guardar tanta información en su mente, pero seguro que eso tenía que ver con las cosas raras que le pasaban. A la niña le ocurrían acontecimientos raros cada cierto tiempo. Tanto sus padres como la muchacha se sentían preocupados, ya que no encontraban explicación a su comportamiento. Fundamentalmente cuando se enfadaba con algo o con alguien, tenían lugar hechos inexplicables.
Los mismos que se burlaban de ella, fueron víctimas en ocasiones de esos sucesos. Cansada de tantas humillaciones, Hermione contemplaba asombrada como las cosas que le tiraban giraban en el aire hacia los que se las lanzaban, cómo las maldades que le hacían se volvían sobre los perpetradores, y cada intento de hacerle daño por parte de sus compañeros no fructificaba.
La gota que colmó la copa, aconteció un día que los compañeros de aula, se pusieron de acuerdo para caerle en pandilla. Hermione iba sola, avanzando por un pasillo solitario durante el recreo (como de costumbre), cuando de pronto cinco compañeros suyos la rodearon. Tres por al frente y dos por detrás. A la cabeza de los atacantes, venía Leticia, una chiquilla que siempre había tenido envidia de las calificaciones de Hermione.
Los que venían tras ella le sujetaron los brazos y la tiraron al suelo, Un chico se agachó junto a ella y le tapó la boca para que no pudiera gritar, mientras los restantes, dentro de los cuales se encontraban la chiquilla envidiosa, la golpeaban repetidamente en las piernas y el estómago.
Hermione chillaba de dolor, pero sus gritos eran ahogados por la mano que le apretaba con fuerza la boca.
--Esto es para que aprendas. -le decía Leticia disfrutando de la tortura. ¡Para que no te hagas más la mejor en el aula! Chicos, chicos, ¿Qué les parece si a partir de ahora Granger nos hace los deberes?
--¡Eso es genial! -exclamó otra chica que la sujetaba por un brazo.
Leticia continuaba pegándole en el estómago, y los ojos de Hermione se quedaron fijos por un momento en la repugnante chica con una mirada de odio, y después subieron hacia una estatua de mármol, al mártir de la escuela que tenían en este pasillo.
Y entonces la estatua tomó vida. Con rápidos movimientos cargó sobre los dos que la estaban golpeando, antes que estos la pudieran ver. Leticia y el otro muchacho cayeron al suelo desmayados. Con horror Hermione vio como el monumento giraba hacia el chico que le sujetaba la boca y le pegaba con fuerza en la espalda, haciéndole caer, rompiéndose la nariz y la boca. Los otros dos que la sujetaban, la soltaron y echaron a correr espantados. La estatua por su parte, regresó a su lugar como si nada hubiese pasado.
Magullada y asustada por lo que había pasado, Hermione trató con mucho esfuerzo de ponerse en pie, y cuando lo logró, miró a su alrededor. ¡Menudo problema había causado! Acudió junto a Leticia y el otro muchacho, para ver que podía hacer por ellos, pero no reaccionaban. Los sollozos del otro chico caído llamaron su atención, y Hermione lo ayudó a levantarse. Tenía la cara cubierta de sangre que emanaba de la boca y la nariz.
--¿Qué has hecho? ¡Estás loca! -le gritó aterrado.
En ese momento dos profesores llegaron corriendo seguidos por la directora del establecimiento, con los dos muchachos que habían huido en la retaguardia.
Por mucho que Hermione explicó y explicó que ella no había hecho nada, que el monumento se había movido solo, por supuesto nadie le creyó. Fue expulsada de la escuela, y sus avergonzados padres la castigaron como nunca antes. Posteriormente, matriculó en otra institución y comenzaron a llevarla al psicólogo.
Como era lógico, el especialista la encontró perfectamente bien, y Hermione no se cansaba de repetirles a sus padres que ella tenía razón, y la estatua se había movido sola.
Sus padres tuvieron que darle crédito a lo que decía, porque en cierta ocasión Hermione volvió a conseguirlo. Esta vez lo hizo en casa. Movió el sofá por todo el salón, y sus progenitores se quedaron boquiabiertos. No comprendían cómo esto era posible, y por qué su hija era un fenómeno.
Se atendió con cerca de cuatro psicólogos, pero no encontraron ninguna anomalía en la niña. Desde luego sus padres ocultaron los eventos ocurridos en el salón de su casa y en la escuela anterior, porque sabían que nadie les creería. Es que eso hay que verlo para creerlo. Ella insistía en que no sabía cómo pasaba, que no lo podía controlar.
Finalmente llegaron las vacaciones de verano, y Hermione se sintió aliviada. Ya se había graduado del sexto grado, y el próximo curso ingresaría en una secundaria. Su vida se había vuelto desdichada desde los acontecimientos ocurridos aquel día en ese pasillo. Sus padres no la entendían, bueno, ni ella misma comprendía qué había pasado. Afortunadamente para Hermione todo esto cambiaría, con una extraña visita que recibiría.
Un sábado de julio despertó en su habitación, rodeada por sus inseparables libros, única compañía de la muchacha en estos tiempos. Poco a poco se desperezó, y tras levantarse para ir al baño y asearse, bajó a desayunar.
--Buenos días pequeña. ¿Dormiste bien? ¿No soñaste con nada raro? -la saludó su padre. Desde que ocurrieron esos extraños acontecimientos la trataba así, como si pensara que en la mente de su hija existía algún tipo de trastorno.
--Sí papá. Dormí bien y no soñé nada raro. ¿Qué hay para desayunar? Me muero de hambre.
--Chocolate y tostadas -respondió su madre trayendo una bandeja preparada con el desayuno. Los tres se sentaron alrededor de una pequeña mesa del salón y comenzaron a comer-. Por cierto, querida, ha llegado una carta para ti. No está firmada y tiene un extraño escudo con un león, un águila, un tejón y una serpiente. ¿Sabes quién te lo puede haber mandado?
--Ni idea mamá. Nunca he escuchado hablar de algo semejante -respondió Hermione extrañada.
Cuando terminaron de desayunar, Hermione cogió la carta y leyó en alta voz.
Querida señorita Granger, nos complace comunicarle que dispone usted de una plaza en el colegio Hogwarts de magia y hechicería. Le instamos a que se aliste, y asista puntual el primero de septiembre.
Hoy en la tarde, recibirá una visita que le ayudará a comprender como será todo. A este documento, viene adjunta una lista con los objetos que necesitará durante su año escolar.
Minerva MCGonagall, Directora Adjunta.
Hermione estaba estupefacta. ¿Cómo podía ser eso posible? Que ella recordara no había participado en ninguna sección de circo, ni tampoco había demostrado jamás la menor habilidad con los trucos de cartas, además, de su sombrero nunca habían salido conejos. NO, quien fuera que le haya escrito esa carta estaba equivocado. Ella no era mago, y no trabajaría en un circo definitivamente.
--Pues sí que está raro esto querida. -le dijo su mamá cuando releyó la carta también-. Creo que tendremos que esperar a la tarde, para que el visitante que dicen en la carta que vendrá, nos explique mejor.
--Pues yo me tengo que ir a trabajar. -dijo su padre-. Hoy tengo muchísimos clientes. Mujer, quédate tú aquí y atiende al que sea que va a venir. Pero por favor, no le des mucho crédito a lo que te pueda decir. Yo no quiero que mi Hermione se vaya con una panda de locos de remate a recorrer el mundo.
--YO tampoco querido, así que no te preocupes -le contestó mientras le daba un beso de despedida-.
El resto de la mañana transcurrió tranquila. Hermione y su madre estaban llenas de curiosidad por saber quién los visitaría. Mientras más leían la carta menos entendían. La segunda hoja traía una lista de cosas rarísimas, 1 caldero (peltre, medida 2), una balanza de latón, y luego todos esos libros. ¿Y para qué llevar un sapo, un gato o una lechuza a la escuela? ¿Qué locura era esa?
Ya eran casi las cinco de la tarde y nadie había llegado. Hermione comenzó a creer que todo había sido una broma, de sus antiguos compañeros de escuela seguramente. Sí, a Leticia le resultaría muy cómico, Pero entonces recordó los acontecimientos del pasillo, y lo desechó. Leticia y todos los demás ahora le tendrían un miedo mortal. Ahora seguro estaban pensando en ella como una loca de remate.
En ese momento sonó el timbre de la puerta. ¿Sería el misterioso visitante? ¿Sería papá? No, papá tiene llave. Tiene que ser otra persona.
Con el corazón saliéndosele del pecho, Hermione acudió rauda y veloz a abrir la puerta. Y al hacerlo, se encontró con un anciano alto, delgado, de larga barba plateada, que la saludó con educación.
--Buenas tardes, ¿aquí vive la señorita Granger?
--Soy yo, ¿Qué desea usted?
--He venido a conversar con usted y con sus padres. Me he atrasado un poco porque tenía varios pendientes, pero, en fin, aquí estoy. ¿Me permite pasar por favor?
--Faltaría más. Acompáñeme. -le dijo una Hermione extrañada. En los circos no parecía haber ese tipo de personas. Bueno, después de todo la carta decía escuela. A lo mejor primero los preparaban en esa, ¿cómo se llamaba? Hogwarts, y después los llevaban para el circo.
--Mamá, te presento al señor, al señor...
--¡Es verdad! Dispénseme usted señorita Granger. Se me olvidó presentarme. Mi nombre es Albus Dumbledore, y soy el director de Hogwarts.
Un silencio cayó sobre el salón, mientras Hermione y su madre intercambiaban miradas de incredulidad.
--Por qué mejor no se sienta señor -dijo la mamá de Hermione-. Presiento que esta será una conversación larga. Todo eso que usted dice está muy extraño...
--Lo sé, es difícil de creer para personas como ustedes. Escuchen. -dijo Dumbledore sentándose en el butacón más cercano, mientras que Hermione y su madre hacían lo propio-. Hogwarts es un colegio para brujas y magos. En él los adiestramos y preparamos para sus vidas como adultos. Son siete años de educación mágica, que los dejarán convertidos en verdaderos magos. Por lo general, la capacidad de hacer magia se hereda de padres a hijos, pero en muchas ocasiones algunos muggles, personas sin magia como ustedes, adquieren dicha capacidad. Así es que me complace reafirmarle, porque estoy seguro de que ya recibió una carta explicándole todo, que usted señorita Granger ha sido seleccionada para nuestra escuela, ya que reúne todas esas condiciones.
--¿Yo? ¿Está seguro señor? Yo nunca he sido buena con los trucos de cartas, y no sé hacer nada con pañuelos, ni tampoco he sacado nada de un sombrero...
--Oh, no, no, no, no me refiero a ese tipo de magia señorita Granger. Hablo de magia real, no esos trucos para alegrarle la vida a la gente. -interrumpió Dumbledore un poco divertido, y sacando su varita-. Estoy hablando de cosas como esta, -y apuntó su varita hacia un pequeño adorno de la mesita central, convirtiéndolo en una taza de té-.
Hermione y su mamá, ahogaron un grito de asombro.
¿cómo es posible? ¿Y mi adorno? -decía una boquiabierta madre de Hermione.
--No se preocupe por su adorno señora Granger, ahora mismo se lo devuelvo. -y con otro movimiento de su varita el adorno había retornado a su sitio, como si nunca hubiese sido una taza. Entonces, ¿ya están convencidas de que me refiero a magia de verdad?
--Pero señor, ¿cómo va a ser eso posible? Usted convirtió un objeto en otro...
--Oh sí, mi querida señorita Granger. Eso y muchas cosas más son posibles. También podemos levitar objetos (el pequeño sillón situado frente a la tele se levantó en el aire, se movió un poco hacia la izquierda y luego cayó), aparecer cosas (y en el medio del aire se materializó un juego de vasos de cristal, hiendo a reposar en el centro de la mesita), convocar objetos (y el control del televisor salió disparado hacia el regazo de Dumbledore, que lo cogió y lo puso a su lado). Infinidad de cosas podemos hacer señorita Granger. Por eso debe ir a la escuela para que pueda aprenderlas y utilizarlas en su vida.
Hermione y su mamá no salían del asombro. No podían creer lo que sus ojos estaban viendo.
--Pero usted debe estar equivocado. ¿Cómo voy a ser yo una bruja si nunca he tenido talento para esto? -preguntó Hermione.
--Por supuesto que ha tenido talento para esto. Usted nació con este poder señorita Granger, y a medida que ha ido creciendo se ha desarrollado más. ¿Me va decir que nunca le ha ocurrido nada extraordinario en situaciones donde te has encontrado enfadada, o excitada por algo?
Hermione y su madre cruzaron miradas de entendimiento.
--¡Es verdad! -exclamó una atónita madre de Hermione-. Muchas veces le han ocurrido cosas increíbles. En una ocasión hizo mover este sofá donde estamos sentados. Pero, ¡pero nunca me imaginé que sería una bruja! La magia no existe.
--MI querida señora Granger, espero que con las cosas que ha presenciado hoy nunca más vuelva a decir eso. La magia sí que existe. La magia es tan vieja como la humanidad, lo que sucede es que las brujas y magos decidimos ocultarnos, pues los muggles, quiero decir, las personas sin magia nos estaban dando caza para matarnos. Por supuesto nunca lo podían hacer. Nosotros podíamos utilizar simples hechizos y librarnos en esas situaciones, pero para evitar ese problema y que los dos mundos pudieran convivir, decidimos escondernos de ustedes. Y desde entonces no han sabido de nosotros. Esa es la causa de por qué no nos conocen. Solo nos revelamos a los padres de los niños y niñas que, como Hermione, tienen la capacidad de ser magos.
--¿Pero entonces todo esto es verdad? -preguntó Hermione sintiendo cómo estallaba dentro de ella la alegría contenida.
--Por supuesto señorita Granger. Usted es una bruja y debe asistir el primero de septiembre a Hogwarts para ser educada correctamente. Allí podrá compartir con jóvenes de su edad, de su misma condición, y se relacionará con el mundo al que pertenece.
En ese momento hizo su entrada el padre de Hermione, que al contemplar tan extraña reunión comentó.
--Buenas tardes hija, ¿cómo está mujer? Y usted es...
--Albus Dumbledore señor. Me complace presentarme como el director de Hogwarts.
--Ah sí. Usted es la visita prometida por esa carta. Déjeme decirle señor que agradecemos su oferta, pero mi hija no irá a ningún circo...
Dumbledore lo interrumpió divertido, mientras le explicaba al señor lo que ya le había dicho a Hermione y a su madre.
--...y así es como su hija tiene que estar el primero de septiembre en Hogwarts.
El señor Granger, abría y cerraba la boca, imposibilitado de decir palabra alguna. La impresión que le había causado lo que hizo Dumbledore con su varita, lo tenían temporalmente hipnotizado. Momento que aprovechó Hermione.
--Por favor papá, déjame asistir. Este señor tiene razón. Esa es la explicación para todas las cosas raras que me suceden. Si voy a esa escuela podré estar con chicos de mi edad, igual que yo, y no se burlarán de mí.
--No lo sé Her, esto es muy difícil de entender… -consiguió articular el señor Granger.
--Tranquilidad señores. Para convencerlos definitivamente de que lo que les digo es cierto, el próximo lunes los acompañaré en un viaje. De todas maneras, tendrían que hacerlo, porque en ese sitio es el único lugar donde podrían comprar las cosas necesarias para la escuela. Espérenme el lunes y los llevaré a donde podrán ver que todo lo que digo es cierto.
Cinco minutos después, Dumbledore se había marchado, dejándolos sumidos en la más profunda inquietud. Estaba ansiosa por ir a esa escuela, e iba a poner todo su empeño en que sus padres la dejaran ir.
--Mami, papi, por favor. Les pido que me dejen ir a ese lugar. Nada malo me pasará.
---Tranquila hija. -le dijo el señor Granger-. Primero lo primero. El lunes iremos con ese señor a ese lugar que dice y después decidiremos.
Finalmente, el lunes llegó. Dumbledore esta vez sí llegó puntual.
--Buenos días. ¿Listos para hacer el viaje que les cambiará la vida?
--Muy buenos días. ¿Cómo está señor? -le contestó una excitada Hermione.
--Perfectamente señorita Granger, pero debemos ponernos en marcha ya.
--¿Y a dónde vamos? -preguntó el señor Granger.
--Al Callejón Diagon.
--Nunca he escuchado hablar de ese lugar -ripostó el señor Granger.
--Por supuesto que no mi querido amigo. En ese lugar es donde venden toda clase de cosas para magos. Los muggles nunca han visto ni nunca verán ese sitio. Excepto los padres de los jóvenes magos, que como nuestra encantadora señorita Granger, no proceden de nuestra sociedad. Pero bueno, basta ya de charla y pongámonos en marcha. Tenemos que llegar a Londres.
Tomaron un tren en la estación más cercana, y una hora después habían llegado a la capital británica.
--Y ahora síganme. Por aquí. -les dijo Dumbledore mientras los conducía por todo tipo de calles, rodeados de tiendas y tenderetes, hasta que les señaló un pequeño bar, que todas las personas pasaban de largo. Si Dumbledore no se los hubiera señalado los Granger ni lo hubiesen visto.
--¿Ahí? ¿Ahí venden cosas para magos? -preguntó extrañado el señor Granger.
--Por ahí se llega al lugar que vamos. Mis queridos Granger, les presento el Caldero Chorreante, un pequeño bar de nuestro mundo. Por favor síganme. -les explicó Dumbledore a unos atónitos Granger.
Cuando entraron al mugriento bar, un encorvado camarero los recibió.
--¿En qué lo puedo ayudar señor Dumbledore? ¿Desea consumir algo?
--No gracias Ton, tengo que llegar al Callejón Diagon, voy a acompañar a esta pequeña niña a comprar sus cosas para el colegio.
--Ah, ¿son mugggles?
--Sí Ton, y por eso necesitan ayuda. Ya te visitaré uno de estos días, y si no te molesta, tenemos que seguir.
Hermione y sus padres siguieron a Dumbledore a través del bar, sin perder ni un detalle de la decoración del mismo. Había un grupo de personas distribuidos por todo el local, bebiendo algunos, conversando otros, y fumando el resto. Claramente este era un lugar de solaz esparcimiento para los magos.
Llegaron a un patio trasero, y Dumbledore golpeó uno de los ladrillos que cerraban el mismo. Para asombro de los Granger, la pared comenzó a hacerse a un lado dejando ver la entrada a una larga callejuela abarrotada de gente que iban de aquí para allá.
--Les presento el Callejón Diagon. Por favor vengan conmigo. -dijo Dumbledore, y los Granger lo siguieron.
Dumbledore les dio un recorrido por todo el callejón, ayudando a comprar a Hermione las cosas que le harían falta para la escuela, y mostrándole a los boquiabiertos padres cuántos niños y niñas se preparaban también para asistir al curso escolar. Para cuando regresaron al Caldero Chorreante cargados de paquetes con las compras hechas, al señor y la señora Granger no le quedaban dudas de la existencia del mundo mágico, y Hermione se encontraba radiante.
Salieron del bar y volvieron al mundo muggle, y se sentaron en un parque a la sombra de un naranjo.
--Y entonces. ¿Ya comprenden lo importante que es que su hija vaya a Hogwarts? -preguntó Dumbledore a los padres de Hermione.
--Creo que vamos entendiendo -respondió el padre de Hermione.
--Sin embargo, ¿cómo podremos llevarla a Hogwarts el primero de septiembre si no sabemos dónde es? -preguntó la madre de Hermione.
--¡Ah! Eso está resuelto. Aquí tienen el billete de viaje. -dijo Dumbledore sacando un sobrecito de su bolso. Solo tienen que estar antes de las once de la mañana del primero de septiembre en la estación de King Cross, el andén nueve y tres cuartos.
--¿cómo? -exclamaron los tres a la vez.
--Ese es el andén mágico. No se preocupen es muy fácil acceder a él. Solo tienen que avanzar con decisión entre los andenes nueve y diez, sin temor a chocar. Así al traspasar la pared se encontrarán en el andén nueve y tres cuartos.
--Cada vez me deja usted más asombrado señor Dumbledore. ¡Qué fascinante es su mundo! -exclamó el señor Granger.
--Recuerde señor, que ahora también es el mundo de su hija, y, por tanto, de cierta forma, el de ustedes. -le interrumpió Dumbledore.
--Cierto. Pero ahora tengo una duda. ¿Todos los días tendremos que llevarla a esa estación a coger ese tren? Y por la tarde, ¿cómo la recogeremos?
--Oh no señor. Hogwarts es un internado. Los jóvenes que estudian en nuestro centro están becados. Lamento decirles que hasta las vacaciones de navidad la señorita Granger tendrá que permanecer en la escuela. Así es como único pueden aprender magia y ponerla en práctica. Porque recuerde bien señorita Granger, aunque ya tiene usted varita y puede leer los libros de la escuela, no debe realizar ningún conjuro en su casa ni en el mundo muggle. Está prohibido por el ministerio, y a los infractores los castigan severamente. Los menores de edad no pueden hacer magia fuera de la escuela.
--¡Pero señor eso es mucho tiempo lejos de nuestra Hermione!
--Tranquila señora Granger, su hija estará perfectamente. Piense que esto es lo mejor para ella.
--Pero señor, ¿Ha dicho usted que hay un ministerio de magia? -preguntó interesado el señor Granger.
--Oh sí, lo he dicho. Su trabajo es regir el día a día de nuestra sociedad, y mantener en secreto el mundo mágico, ya sabe. Por eso controlan la magia en los menores de edad. Consideran que hasta que no son mayores, no tienen control sobre lo que pueden hacer. Recuerde bien eso señorita Granger. Bueno creo que ya va siendo hora de que me vaya. -dijo Dumbledore poniéndose de pie-. La espero el primero de septiembre en Hogwarts mi querida Hermione, no falte.
¡Por fin, a Hogwarts!
La familia Weasley vivía feliz y tranquila. Era la típica familia del mundo mágico.
--¡Ronald Weasley! ¿Cuántas veces tengo que decirte que recojas bien tu cuarto? ¡Qué muchacho más regado, por dios!
--Ya voy, ya voy. -respondió fastidiado Ron. ¡Qué cansado lo tenía la regañona de su madre!
Pero bueno, de qué se quejaba. Todos los años era igual. Cada vez que regresaban sus hermanos mayores a casa Ron sentía como el carácter de su madre se agudizaba más. Es como si la presencia de tantas personas en la casa la tuvieran alterada. Sí, porque si algo tenían los Weasley es que eran muchísimos. En total siete hermanos, seis varones y una hembra. Ron era el más pequeño de los varones, y por eso todavía no había asistido a Hogwarts. Los gemelos Fred y George, dos años mayor que él, ya iban para tercero este curso. Percy por su parte, cursaría su quinto año, con su flameante insignia de prefecto.
Los hermanos mayores Charlie y Wilian, conocido cariñosamente como Bill, ya se habían graduado, y por eso no vivían con ellos. Ambos estaban fuera del país. Charlie se encontraba en Rumanía estudiando los dragones, y Bill en África trabajando para el banco Gringotts. También estaba Jinevra, la hermanita pequeña de Ron que tenía un año menos que él, y a la que todos llamaban Jini.
Lo cierto es que, en todas las vacaciones, su madre se mostraba más alterada que de costumbre., y siempre la cogía con él.
Tras recoger su cuarto Ron bajó al patio en busca de algo entretenido que hacer, y encontró a Fred y George, que en ese momento estaban picando la ensalada para el almuerzo.
--¡Qué fastidio! -decía Fred. Tener que picar la ensalada a mano, cuando pudiéramos usar la magia y lo terminaríamos muchísimo más rápido.
--Realmente es una mierda eso del ministerio de no dejarnos hacer magia hasta la mayoría de edad. -lo secundó George. ¿No te parece hermanito? -añadió mirando a Ron que acababa de llegar junto a ellos.
--No sé -se encogió de hombros el recién llegado-. Recuerden que todavía no he ido a la escuela.
--Es cierto -dijo Fred-. Nuestro pequeño Ron todavía no puede hacer magia. Aunque este año ya será su primer curso en Hogwarts.
--Oh sí, sí, sí. Verdad que sí. Ya lo había olvidado -dijo George-. Vete preparando hermanito para el recibimiento. A los nuevos le metemos las cabezas en los inodoros para inaugurarlos en la escuela.
--¡Eso es mentira! -exclamó Ron inseguro.
--Oh no Ron. Tú sabes que nosotros nunca te engañaríamos así. -dijo Fred-. ¡Somos tus hermanos! -exclamaron a la vez ambos gemelos.
--Precisamente porque son mis hermanos, y los conozco muy bien, sé que no puedo creer ni una gota de lo que ustedes me dicen. -dijo Ron.
--Vamos a ver si puedes entrar en Griffindor. ¿Te imaginas George? Nuestro hermanito Roni, primer Weasley en no estar en Griffindor en más de cien años. Para eso tendrá que superar la prueba de selección. Con lo que duele eso. ¿Tú crees que la pasará?
--No me parece que él solito pueda, pero como nosotros somos dos hermanitos tan buenos lo ayudaremos. ¿Verdad Fred?
--Seguro. Con tal de darle el recibimiento que le prometimos.
--¡Cállense! -dijo Ron y siguió su camino visiblemente alterado.
Cómo lo molestaban Fred y George. Desde el inicio del verano habían estado dando la lata con eso del recibimiento. Ellos sabían perfectamente cuánto Ron añoraba el momento de ingresar en Hogwarts, y por eso trataban de atemorizarlo constantemente. Cuando se trata de joder, busquen a los gemelos Weasley. ¡Ellos son los campeones! ¿Pero cómo es eso de que para que te elijan en las casas había que pasar una especie de prueba dolorosa? Nunca había oído hablar de eso. Lo más probable que fuera otra artimaña de los gemelos para molestarlo.
En esto estaba pensando Ron, cuando justo delante de él, una cabellera roja se materializó.
--¡Ay! ¡Ay mierda!
--¿Te asusté hermanito?
--¡Gini no hagas más eso! Me vas a matar de un ataque.
--Eso te pasa por estar tan entretenido. -ripostó ella.
--Es que estaba pensando en cómo sería Hogwarts, y en qué casa entraría.
--Sabes perfectamente que irás a Griffindor. Todos los Weasley han ido a esa casa mucho antes de nuestro padre.
--Eso es precisamente lo que me preocupa Gini. Yo no puedo ser el primero que no esté en Griffindor, sería la vergüenza de los Weasley. ¿Y si el sombrero se equivoca y me manda, por ejemplo, a Salieron?
--No lo creo Ron, pero si así fuera, tú siempre serás mi hermanito preferido.
--Gracias pelirroja -dijo acercándose y abrazando a su hermana pequeña, y pasándole la mano por el cabello. Ambos se sentaron en un montículo y siguieron charlando durante otros diez minutos.
--Por lo menos tú ya vas a ir este año a Hogwarts, yo tendré que esperar al siguiente. -le decía la niña cuando Percy llegando tras ellos les anunciaba:
--Hora de almorzar, pequeñajos. Mamá los está esperando.
--¡Vaya! Hasta que te dejas ver el pelo. No te veo desde hace días. Ni siquiera sales de tu cuarto a cenar. -dijo Ron poniéndose de pie, y extendiendo una mano para ayudar a Gini a hacer lo propio.
--Chicos, es que he estado muy ocupado. Tengo muchos deberes que hacer. Recuerden que ahora soy prefecto de Hogwarts, y el curso comienza la semana que viene.
Avanzaban por todo el patio hacia el comedor uniéndose a Fred y George.
--Ya sabemos. ¡El gran Percy Weasley, prefecto! Tú siempre has sido el niño fresa de la familia, -le decía Fred burlándose de su hermano mayor.
--NO es eso Fred. -ripostó Percy-. Me lo he ganado con...
--Con mi estudio diario y mi buen comportamiento, bla, bla, bla. -lo interrumpió George.
--Chicos, no pienso discutir con ustedes. Solo son unos niños y no entienden.
Ron estaba acostumbrado a estas discusiones en su familia. Percy no perdía ocasión para restregarle a sus hermanos menores su condición de prefecto, y Fred y George que eran todo lo contrario a él, se burlaban constantemente.
La Sena estaba muy buena, como todo lo que hacía su madre. A Ron le encantaba la sazón de Molli, y disfrutaba cada plato que ella preparaba.
--Ron, -le dijo Molli-, mañana iremos al callejón Diagon para comprarte los libros y algunas cosas para la escuela. El resto, bueno no tenemos tanto dinero como para comprarte una túnica nueva o una varita, así que tendrás que conformarte con las cosas viejas de tus hermanos.
--No te preocupes mamá. -dijo Ron con la boca llena.
--No cambias Ronald,... -lo regañó su madre-. ¿Hasta cuándo? ¡Ya tú estás grandecito para ciertas cosas! Con la boca llena no se habla Ron.
--Discúlpame mamá, no lo volveré a hacer. -dijo Ron mientras le hacía una mueca a sus hermanos gemelos, que se estaban burlando de él, a espaldas de su madre.
Como Molli prometió, al día siguiente acudieron al Callejón Diagon y compraron los libros de Ron, un caldero (peltre, medida 2), y algunos ingredientes para pociones. Pero no tenían dinero suficiente para comprarle todo nuevo, por lo que le dieron la vieja varita de Charlie, y la túnica de Bill. Además, no podían comprarle una lechuza a él, así que le dieron la rata de su hermano Percy, al cual, como regalo por haber sido seleccionado como prefecto, sí le habían comprado una lechuza. De esta manera Ron tuvo que conformarse con Saber, la vieja y gorda rata gris de Percy.
La última semana de vacaciones transcurrió sin nada novedoso, y Ron esperaba ansioso su primer día en Hogwarts.
El día señalado llegó, y Ron se despertó a las cuatro de la mañana. La ansiedad no lo dejaba dormir así que se puso a rehacer sus maletas, revisando cada detalle, algo que nunca hacía, puesto que él normalmente era muy regado.
Fue el primero en bajar al gran salón, y fue el que despertó a sus hermanos mayores.
Todos estaban reunidos en el comedor desayunando, incluyendo a la pequeña Jini, pues ella los acompañaría a la estación de King Cross, a despedirlos y a ver un año más cómo partían sus hermanos mayores, y ella se quedaba sola en la madriguera (así llamaban a su casa los Weasley)
Solo faltaba el señor Weasley, que, remolón como era, todavía se estaba aseando después de ser el último que se levantara, y a regañadientes.
--¡Buenos días Weasley! -exclamó Arthur cuando entró al comedor, radiante de alegría y risueño como siempre-. Espero que dejen algo para su querido padre.
--Por supuesto que sí Arthur, -dijo Molli. Previendo eso mismo te he separado tu desayuno. Ron es capaz de cualquier cosa.
-¡Pero si yo no he hecho nada! -exclamó Ron mortificado.
--Tranquilo hijo. Sé que estás nervioso por tu primer día en Hogwarts, porque yo también pasé por eso. -dijo Arthur sonriente-. Aún lo recuerdo como si fuera ayer. ¡Qué alegría sentí al pisar Hogwarts! Me sentía como pez en el agua, y espero que a ti te vaya muy bien. A tus hermanos les ha encantado.
--Es cierto Roni. -dijo Fred. ¡Hogwarts es lo mejor! Sobre todo, las bromas que les hacemos a los recién ingresados, pobrecitos...
--Pero no te preocupes hermanito -dijo George-. Nosotros te ayudaremos. Somos parte de la comisión que da la bienvenida a los nuevos. Buscaremos el peor de los recibimientos para que te vayas acostumbrando.
Los gemelos se echaron a reír, mientras Ron los maldecía por dentro.
--No les hagas caso hijo, -dijo Arthur-. Ya conoces a tus hermanos. Son incorregibles. Me gustaría mucho acompañarte en este día tan importante para ti Ron, pero tengo mucho trabajo en el ministerio. Molli te llevará. ¿No te pones bravo por eso?
--NO papá. No te preocupes, todo va a estar bien. No veo la hora de llegar a Hogwarts.
--Padre, ¿es cierto que Harry Potter va ingresar este año a la escuela? -preguntó Percy interesado.
--Eso se dice. Tiene la misma edad de Ron, así que es posible que compartan muchas clases. Me encantaría conocerlo. -respondió Arthur-. Pero ahora chicos, si no les molesta, voy para el ministerio, que se me hace tarde. Ron que tengas un buen año -le dijo abrazándolo-, y no te olvides de escribirme cuando ya estés ubicado en tú dormitorio de Griffindor. ¡Porque serás un Griffindor! ¡Tienes que serlo!
--Arthur, no atosigues al muchacho con eso -lo defendió Molli.
--Era una broma hijo, estaré orgulloso de ti si entras en cualquier casa, aunque si es Griffindor...
--¡Arthur!
--Ya, ya, Molli, está bien. Adiós Ronald. Y ustedes muchachos, traten de salir mejor que el año pasado, mejoren sus calificaciones en lo posible. Tú no, Percy, imposible que las puedas mejorar cuando tienes sobresaliente en todas. Espero que este año me traigas doce TIMOS. Y tú, mi pequeña pelirroja, no te preocupes más. El próximo curso ya estarás junto a tus hermanos en Hogwarts, nos vemos por la noche preciosa.
Y sin más salió de la casa desapareciendo a la luz del sol.
Dos horas después, la familia Weasley partía hacia la extasió de King Cross. Ron se sentía en las nubes. Cada minuto que pasaba estaba más cerca su sueño de conocer Hogwarts.
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me está gustando lo que leo, ¿donde puedo encontrar los libros?
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está bueno xd
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me suena a que esto es de wattpad, jóvenes.
hum, no lo se.
@ronald.weasley pasa link, porfa?
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aún sigen sumando personas, me sumo, si les parece bien
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