mucho texto, y con ayuda de google:
Recuerdo cuando me enamoré por primera vez del océano. Tenía 3 años en mis primeras vacaciones en España, y mis padres nos habían llevado a mi hermano y a mí a la playa para pasar el día. Ahora, a diferencia de la mayoría de los niños, no estaba enfocado en construir castillos de arena. Tan pronto como puse mis jóvenes ojos en el mar Mediterráneo, mi boca estaba abierta y seguí señalando hacia este inmenso azul más allá que parecía extenderse para siempre frente a mí. Mi papá, al ver mi completo asombro, sostuvo mis bracitos regordetes mientras me hacía bailar hacia las olas poco profundas. No sé si fue el movimiento de las diminutas olas que lamían mis piernas o la frescura del agua salada, pero estaba paralizado. Sonreí y reí mientras jugaba felizmente en las aguas turquesas y lloré cuando finalmente tuve que irme.
Después de eso me enganché. Mi mamá me llamó su patito porque así fue como me hice a la mar. “Como un pato en el agua”, como dice el refrán. Todas las vacaciones familiares a partir de ese momento, si estábamos junto al mar, yo estaba en él el 50% del tiempo. Tan pronto como tuve la edad suficiente, comencé a hacer esnórquel, pero mi sed no podía ser saciada simplemente acostándome sobre el agua y mirando hacia abajo, tenía que ver qué había debajo.
Ahorré mi dinero de bolsillo y finalmente tuve mi primera lección de buceo cuando tenía 8 años. Y cuando tuve tiempo en las vacaciones escolares, ascendí rápidamente los niveles de certificación de buceo comenzando con Junior Scuba Diver, pasando por Open Water Diver y Advanced Open. Buceador de agua. Después de completar la certificación AOW, donde experimenté una vez en la vida cosas como naufragios y buceo nocturno, supe en mi corazón que esto era lo que quería hacer para ganarme la vida. Aunque el eslogan se ha atribuido a personajes como Confucio y Mark Twain, sigue siendo cierto: "Encuentra un trabajo que te guste y no trabajarás ni un solo día de tu vida".
Sin embargo, todo cambió cuando tenía 12 años y en mis últimas vacaciones familiares. Estaba previsto que comenzara mi siguiente nivel de buceo, que era el certificado de buzo de rescate, el segundo día de las vacaciones. Pero tenía tantas ganas de practicar que le rogué a mi madre que bajara a la playa para nadar un poco conmigo. Después de mucho rogar, finalmente cedió y mientras mi padre y mi hermano jugaban frisbee en la playa, nos adentramos en las aguas cristalinas. Empecé a bucear y a hacer ejercicios de flotabilidad, pero cuando regresé a la superficie, me di cuenta de que mi madre no estaba cerca de mí. Entré en pánico y miré a mi alrededor, pero no pude verla por ninguna parte. Grité por ella, revisando frenéticamente la playa pero aún sin señales. Saludé y grité a mi papá, pero como estaba tan lejos, no entendió que eran gritos de angustia y solo me devolvió el saludo. Me sumergí y, aunque el agua salada me picaba en los ojos, necesitaba ver si ella estaba allí. Pero no lo estaba.
Después de unos minutos de sumergirme y salir a la superficie incansablemente, me rendí y nadé de regreso a la orilla, gritando con cada respiración sobre la superficie. Mi papá finalmente se dio cuenta de que algo andaba mal y corrió hasta la cintura para encontrarse conmigo."¿Dónde está tu mamá Fi?" preguntó con los ojos muy abiertos sacudiendo mis brazos
"Se había ido papá, se fue. Busqué por todos lados, no sé... no sé" lloré.
Le gritó a mi hermano Craig y le dijo que llamara a la guardia costera.
"Ok cálmate, vuelve a la orilla con Craig, iré a echar un vistazo"
"Pero puedo ayudar... déjame ayudar" respondí entre sollozos.
"Vuelve con tu hermano. Ya has hecho suficiente" dijo con severidad
Mientras me asimilaba sus últimas palabras, retrocedí y de mala gana regresé a la playa.
Las siguientes horas fueron un borrón de lágrimas y confusión. El bote de guardacostas había llegado en 10 minutos, junto con un helicóptero para comenzar la búsqueda. Peinaron varios kilómetros y continuaron hasta que oscureció, pero no encontraron nada. Al final, literalmente tuvieron que impedir que mi padre volviera a entrar solo.
No fue hasta la mañana siguiente que finalmente fue encontrada por un paseador de perros, arrastrada por la marea alta enredada en algas. Su muerte se consideró un ahogamiento accidental y la causa fue una posible corriente de resaca.
Han pasado 9 años desde ese día y no he sumergido un dedo del pie en el mar desde entonces. Mi papá y yo ahora estamos separados, y aunque él nunca lo dijo, sé que me culpa por su muerte. Pero no lo culpo, como yo también.
Después de terminar mi segundo año en la universidad, decidí tomarme un año sabático y viajar al este de Asia para experimentar diferentes culturas y cocinas. Me lo pasé muy bien de mochilero por Tailandia, y conocí a algunas personas con ideas afines realmente increíbles durante mi estancia en Camboya. Los 4 nos hicimos muy amigos y decidí unirme a ellos cuando surgió la idea de viajar a Filipinas. Estuvimos de fiesta en la capital, Manila, y una noche, Paul sugirió que todos fuéramos en un bote vida a bordo a uno de los destinos de buceo más remotos de Filipinas, el famoso Parque Natural de Arrecifes de Tubbataha. Convenientemente, tenía el folleto del sitio del Patrimonio Mundial metido en sus pantalones cortos y, al notar nuestro interés, lo sacó y comenzó a leer en voz alta sobre las “600 especies de peces, las innumerables especies de coral, la abundancia de ballenas, delfines y incluso tiburones sedientos de sangre.”
Los otros dos se vendieron en el acto tan pronto como dijo la palabra "tiburones sedientos de sangre", aunque sabíamos que había embellecido un poco los gustos culinarios de los peces. Aunque no me sorprendió. Por lo que había deducido de nuestro tiempo juntos, todos éramos adictos a la adrenalina, y supongo que es por eso que me acostumbré a ellos tan pronto después de conocernos. Yo, en cambio, no tenía tantas ganas de ir como los demás. Todavía no sabían acerca de mi madre, ya que no quería que me llovieran con un dolor innecesario y que se sintieran tristes por mí. Lo último que quería en mis agradables vacaciones de mochilero eran pensamientos y oraciones patéticos.
Después de varias bebidas extremadamente alcohólicas y persistentes molestias de mis compañeros, finalmente cedí y decidí que mi madre, Dios la tenga en su gloria,Nunca querría que renunciara a algo que amaba por lo que pasó.
Volamos al día siguiente de Manila a Coron y, después de pasar mucho tiempo en la bahía de Coron buscando posibles barcos y hablando con los capitanes, todos nos enamoramos instantáneamente de un pequeño barco llamado "Tadhana", que se traduce como destino en inglés. Muy apto, pensamos.
El capitán, Bayani, un hombre filipino pequeño pero corpulento, fue extremadamente amable y estaba tan agradecido de que elegiéramos su pequeño bote, que no dejaba de sonreír y estrecharnos la mano. Nos despedimos de él y quedamos en encontrarnos con él en el muelle a las 6 de la mañana del día siguiente. Era necesario acostarse temprano, así que en lugar de buscar el albergue más barato como habíamos hecho en el pasado, nos instalamos en un hotel barato donde cada uno tenía sus propias habitaciones pequeñas y, afortunadamente, su propio baño. Lo cual, si alguna vez has estado de mochilero en albergues, sabrás que es el cielo puro. Lejos de los ronquidos habituales, los turistas borrachos y los baños públicos, finalmente pude darme una agradable ducha relajante seguida de una noche de sueño tranquilo e ininterrumpido.
Paul, Martina, Liam y yo estábamos en el barco justo antes de las 6, donde Bayani nos presentó a su hijo Dalisay, que era un instructor y maestro de buceo Padi certificado. Fue tan amable y agradecido como su padre, y después de las bromas, partimos hacia el arrecife.
Antes de nuestra primera inmersión ese día, el instructor nos vio a los 4 ponernos nuestros BCD (dispositivo de control de flotabilidad) y nos ayudó a cada uno de nosotros con nuestros tanques de oxígeno mientras pasábamos por el sistema de verificación de seguridad de compañeros.
Los otros 3 saltaron uno por uno y yo fui el último en irme. Me acerqué al borde del bote, me aseguré de que mi máscara y mi regulador estuvieran seguros. Pero mientras miraba hacia el mar, olas de tsunami de ansiedad me golpearon y comencé a entrar en pánico.
"Vamos Fiona, las aguas preciosas" me gritó Liam sarcásticamente mientras salpicaba agua a los demás.
Traté de recomponerme, pero mi mente estaba atormentada por los eventos de ese terrible día en mi pasado. Tomé algunas respiraciones profundas y me recordé que yo tenía el control, no mi miedo o ansiedad. Me imaginé en mi primer salto en bungee en Queenstown, Nueva Zelanda, hace un par de años. Recordé mirar hacia el barranco, en una cápsula de salto a 134 metros sobre el suelo, que a su vez estaba suspendida solo por cuerdas entre los dos valles. No me sorprende que esto eventualmente me lleve a mi deseo constante de cualquier cosa alimentada con adrenalina. Recuerdo que el instructor me miró fijamente a los ojos mientras me alejaba del borde reconsiderando toda la idea y diciendo "No pienses, solo salta" Fácil, ¿verdad? Bueno, no para un ávido procrastinador y pensador excesivo. Pero, pensé, joder, lo peor que podría pasar es que podría morir... ¿y eso es realmente lo peor? Volvería con mi madre. Así que seguí su consejo, no pensé y salté.
Entonces, a bordo del buen barco Tadyana, hice lo mismo. Tan pronto como golpeo el agua,algo cambio en mi. De repente me sentí como en casa otra vez. Como el agua me abrazó en un cálido abrazo largamente esperado.
Los siguientes días fueron un glorioso despertar de mi amor por el buceo. Bayani nos llevó a varios pequeños arrecifes llenos de hermosos corales y peces multicolores. Incluso tuvimos la suerte de ver un enorme tiburón ballena unirse a nosotros un día mientras buceamos, así como presenciar una manada de delfines chillando y saltando juguetonamente mientras seguían al bote.
Nuestro último día en el crucero de buceo fue una inmersión nocturna.
Verificamos dos veces nuestras antorchas en la superficie, desinflamos nuestros chalecos y comenzamos a descender a las profundidades negras.
Es extraño, pero solo bajo el agua puedo relajarme por fin, y en esa oscuridad infinita, donde la mayoría de la gente estaría muerta de miedo, abracé la oscuridad como una manta en mi propio lecho marino.
Permanecimos juntos mientras empezábamos a explorar el arrecife, asegurándonos de seguir controlando a nuestro amigo y dándole con frecuencia la señal de "bien" a Dalisay. Con frecuencia nos preguntaba por nuestros niveles de oxígeno cada pocos minutos para asegurarse de que todos estuviéramos bien. Después de unos 10 minutos, estábamos a unos 20 metros de profundidad y vi un nudibranquio multicolor, que son como diminutas babosas de mar de colores, aferradas al borde del coral. Miré hacia atrás para asegurarme de que todos estuvieran cerca y nadé más cerca del hermoso molusco iridiscente para verlo mejor.
De repente, un destello de luz cegadora abarcó toda el área y cerré los ojos ante el brillo. Se disipó después de un segundo o 2 y mis ojos tardaron unos segundos en reajustarse. La luz de mi linterna seguía enfocada en el coral, pero el nudibranquio se había ido. La luz debe haberlo asustado de vuelta a un agujero, razoné. No me había dado cuenta hasta ahora de lo blanqueado que estaba el coral. Maldito cambio climático, pensé. Literalmente parecía una malla de huesos blancos y limpios.
Confundido acerca de dónde había venido esa luz, me di la vuelta hacia donde estaban los demás, o como descubrí rápidamente, no estaban. Se habían ido. Recordando mi entrenamiento inicial, traté de no entrar en pánico y decidí que tal vez estaban a la vuelta de la esquina del arrecife de coral de donde yo había estado. Pero me molestó que todavía debería haber visto algún tipo de luz proveniente de sus antorchas, ya que la visibilidad todavía era de unos buenos 2 metros con la antorcha, y no se habrían ido nadando sin mí. Rodeé el arrecife pero encontré más oscuridad frente a mi pequeño haz de luz. Finalmente, el pánico se abrió paso y se instaló con fuerza. Miré hacia arriba en busca de las luces del barco, pero todo lo que vi fue una oscuridad sin fin. Eso fue definitivamente extraño, ya que no habíamos descendido tan lejos de las luces brillantes del casco de los barcos, y no podíamos habernos alejado, ya que apenas había corriente cuando entramos.
Pensé que lo mejor que podía hacer era ascender y volver al barco. Empecé a inflar mi BCD pero sorprendentemente no me levanté. De hecho, no me moví incluso cuando estaba completamente inflado.¿Por qué no estaba ascendiendo? Revisé mi aire, quedaban 22 minutos. Miré hacia arriba y vi negro como boca de lobo, lo mismo cuando miré hacia abajo. Me había desorientado, ¿estaba mirando hacia arriba o hacia abajo? Me sentí como si estuviera en el espacio. Exhalé algunas burbujas de mi regulador para ver en qué dirección subían, y me quedé perplejo cuando se quedaron exactamente donde estaban, sin subir ni bajar, pero de alguna manera moviéndose ligeramente hacia los lados.
Algo andaba mal, muy mal. Al diablo con la parada de seguridad, necesitaba llegar a la superficie. Pateé mis aletas y comencé a nadar a través de la oscuridad. Cuando había pasado unos 10 metros, revisé mi medidor de profundidad. Se mantuvo a 20 metros. Todavía no había luz desde arriba, aunque a estas alturas debería haber visto al menos la luz de la luna, ya que había sido una noche clara cuando nos sumergimos. Me detuve y traté de pensar. De nuevo revisé mi aire, ahora estaba en 14, lo que significaba que iba más profundo, no menos profundo.
Hubo un movimiento repentino a mi izquierda. Me di la vuelta pero no vi nada. Entonces algo pasó nadando por mi lado derecho tocando mi mano derecha. No se sentía como una aleta o tentáculos, sino como dedos. Cuando mi mano comenzó a arder, grité de dolor a través del regulador y busqué la causa. ¿Nadé a través de un golpe de medusas punzantes? Balanceé la antorcha frenéticamente como si estuviera en una casa embrujada pero no había nada en ninguna parte. Sólo un mar de vacío. Tal vez mi mente me estaba jugando una mala pasada. Solo estoy entrando en pánico y evocando estas cosas, pensé. Cuando estaba a punto de empezar a nadar de nuevo, algo me llamó la atención justo a mi izquierda. Dirigí mi luz pero solo penetró justo hasta lo que sea que noté. Esta cosa flotaba allí, al borde de la oscuridad. No pude distinguir un tamaño o color, pero se movió de un lado a otro y capté otro pequeño movimiento en mis periféricos.
Volví a sentir ardor cuando más dedos tocaron el espacio entre mi traje de neopreno y las aletas. Esa fue toda la motivación que necesitaba, volví a nadar hacia arriba, o lo que pensé que era hacia arriba, tan vigorosamente que si hubiera estado a menos de 40 metros cuando comencé, habría logrado las curvas fácilmente después de un minuto más o menos.
Cuando pensé que la superficie nunca saldría, finalmente la rompí y rápidamente me quité la máscara y el regulador para tomar una gran bocanada de dulce y dulce oxígeno. Mi rostro se contrajo e inmediatamente comencé a toser después de inhalar. El aire estaba rancio. Apenas podía respirar. También olía a metano. Giré 360 grados buscando el bote, pero no había nada a mi alrededor. Respiré de nuevo y vomité al instante. Decidí volver a colocar el regulador y revisé mi aire. 4 minutos ¿Cómo fue eso posible? Entonces se me ocurrió que el agua a mi alrededor no se sentía... bien. Mientras mis manos fluían a través de él, se sentía viscoso. Como si estuviera en medio de un derrame de petróleo, pero no pudo haber sido eso, ya que el petróleo solo estaría en la superficie. Y esta cosa horriblemente viscosa en la que estaba nadando, estaba en todas partes, tanto a mi alrededor como debajo de mí.Traté de recuperar la compostura y resolver esto. Fue en este punto que miré hacia el claro cielo nocturno y no podía creer lo claro que estaba. La luna era enorme y podía ver la Vía Láctea tan claramente. Mis ojos comenzaron a lagrimear por lo que fuera el aire, e instintivamente los limpié antes de mirar hacia arriba de nuevo. Fue entonces cuando me di cuenta de que en realidad no era la Vía Láctea lo que estaba mirando, era un anillo claro alrededor de la tierra, como lo que orbita alrededor de Saturno. Mientras trataba de comprender lo que estaba viendo esto, apareció una segunda luna.
¿Cómo fue esto posible? ¿Morí de alguna manera y ahora estoy en este horrible y acre mar del cielo... o del infierno?
Vi una luz en la distancia y saludé y grité para llamar su atención. Dejé escapar un profundo suspiro de alivio cuando comenzó a dirigirse hacia mí. Mantuve mi rayo enfocado en él para mostrarles el camino, y cuando estaba a unos 20 metros de distancia, la luz de la antorcha brilló en lo que parecía un ojo... y un diente. Un afilado…. Maldito…. diente.
Solo pensar en la boca que podría contener cientos del mismo diente hizo que desinflara mi BCD y volviera a nadar bajo la superficie. Tenía la opción de ser devorado por el habitante de la superficie, ahogarme en el aire con humo de metano, quemarme hasta morir por la sombra debajo del agua o quedarme sin oxígeno y ahogarme. Wow, las opciones eran tan infinitas y sombrías como el mar que me rodeaba.
Mi vida, mi elección pensé y escogí la muerte por asfixia. Con suerte tendría hipoxia y muerte cerebral antes de ahogarme, o tal vez eso es lo que ya estaba experimentando y los síntomas eran confusión y desorientación. Nadé hacia abajo durante lo que parecieron horas, pero sabía que eran solo minutos. Revisé mi oxígeno. Estaba en 0. Mis últimas respiraciones sabían a metal. Me preguntaba si los tanques de oxígeno eran como los tanques de combustible de los automóviles donde dicen que estás en 0 pero aún te quedan unas buenas 5 millas por recorrer. Recé para que ese fuera el caso. Mi cabeza comenzó a bombear cuando no estaba recibiendo oxígeno. Sentí esos dedos alienígenas agarrar mi aleta. Me agaché con una mano y la desabroché con éxito mientras todavía luchaba por nadar hacia abajo con la otra.
Mi cabeza se estaba nublando. No salía más aire por el regulador. Lo escupí y seguí nadando hacia abajo. La oscuridad envolvió mi cuerpo como también envolvió mi mente. Mi movimiento comenzó a ralentizarse y estaba a punto de rendirme cuando escuché la voz de mi madre llamándome.
"Un poco más patito, solo un poco más"
De alguna manera, escuchar su voz me hizo reunir la última pizca de fuerza que me quedaba, aleteé con mis brazos y di otra gran patada frenética con ambas aletas.
Esto fue. La muerte me rodeó y estaba a punto de dejarla entrar. Abrí la boca para darle la bienvenida... justo cuando otro destello brillante me cegó de nuevo.
Esperé a que el agua llenara mis pulmones cuando, sorprendentemente, el aire lo hizo. Abrí los ojos y vi a Dalisay frente a mí sosteniendo su regulador secundario en mi boca.Respiré profundamente mientras él me sostenía y pateaba hacia arriba. Miré hacia arriba y vi las luces de los barcos. Dulce luz hermosa. Me sentí como una polilla siendo guiada hacia la llama y finalmente me desmayé cuando resurgimos.
Cuando desperté, estaba a bordo e intenté explicar lo que sucedió, pero los demás pensaron que debía haber sido narcosis por nitrógeno. No me molesté en discutir, sé que lo que vi era real. Tan real como los 7 dedos delgados como quemaduras en mi mano y tobillo.
Acorté mi viaje después de eso. Me despedí de mis amigos e inventé la excusa de que extrañaba mi hogar, pero me mantendría en contacto y, con suerte, me encontraría con ellos nuevamente en unos meses, pero sabía que estaba mintiendo. Había terminado de viajar en el futuro previsible.
Mi hermano me recogió en el aeropuerto y, aunque trató de hablarme sobre mis viajes, apenas dije una palabra en todo el viaje de regreso a los pasillos de mi universidad. Cuando sacó mi mochila del maletero y me la entregó, la sostuvo mientras yo la agarraba y me miraba a los ojos.
“¿Estás bien fi? Todo lo que he tenido de ti en 2 horas es sí y no. Pensé que me estarías deleitando con todas tus payasadas de borracho e historias turísticas, tratando de ponerme celoso. Este no eres tú. Déjame saber lo que está mal? Puedo ayudar. Soy tu hermano por el amor de Dios”
“Estoy bien, Kev, solo tengo jet lag y estoy muy cansado, honestamente. Te hablo mañana, gracias por el aventón”
Le di un abrazo a medias y subí a mi habitación donde me acosté en mi cama y lloré hasta quedarme dormido.
Durante las próximas semanas, apenas salí cuando la depresión comenzó a instalarse. Busqué en Internet historias como la mía, pero la mayoría eran solo ficción y las que eran un poco similares, habían sido consideradas como narcosis de nitrógeno. Aunque una cosa a la que sigo regresando. La palabra talasofobia. Miedo al océano. Sabía que ahora estaba afectado por este miedo, ya que cada vez que pensaba en lo que sucedió, me hiperventilaba y mi ansiedad se disparaba. Solo pensar en el mar como un todo haría lo mismo. Dejé de contestarle el teléfono a mis amigos y a mi hermano y con el paso de las semanas, la preocupación en sus mensajes de texto creció. Los golpes en la puerta también quedaron sin respuesta. Simplemente no podía enfrentar a nadie. No podía explicar por lo que había pasado. Pensé que me estaba volviendo loco y tal vez lo estaba. Oscuros pensamientos comenzaron a entrar en mi cabeza acerca de terminar con todo.
Una noche me desperté sudando por otra pesadilla en el océano cuando alguien llamó fuerte a la puerta. Estaba a punto de ponerme los auriculares e ignorarlo cuando escuché la voz.
“Fi, por favor abre, soy yo”
Había pasado tanto tiempo desde que escuché esa voz, pensé que todavía estaba soñando.
“Fi, por favor, estoy muy preocupado por ti”
Caminé tentativamente hacia la puerta y miré por el agujero del ojo y no podía creer lo que estaba viendo. Rápidamente abrí la puerta y la abrí para ver a mi papá parado allí con una mirada medio agradecida y medio preocupada en su rostro."Papá... oh papá" comencé a llorar mientras caía en sus brazos.
“Está bien, estoy aquí. Estaremos bien, te lo prometo —susurró y me abrazó tan fuerte como solía hacerlo cuando era niño. Muy apretado, con sus manos de 7 dedos.
