Luego de un largo interrogatorio y de más de 5 años de audiencia, el juez dictó su sentencia final. Queda infundado el pedido de cadena perpetua para Eduardo Patricio Rodríguez Porturas por el delito de omicidio culposo cen contra de la ciudadana Ana Magdalena Pino Portales. Esta medida iniciará desde hoy, 3 de octubre de 2028 y, por ser perpetua, estará en prisión hasta los últimos días de su vida. También queda infundado el pedido de indebnización de $10000000 a favor de los familiares de las víctimas. He dicho. Golpeó la mesa con su mano. Luego, le preguntó al fiscal del ministerio público. Está de acuerdo con lo dispuesto? De acuerdo con la medida, respondió. En ese momento, el acusado, puesto de pie, y muy enojado, empezaba a gritar, malditos, malditos! da igual! Me inporta un pepino y 2 tomates! Luego, se acercó a la demandante y le empezó a recriminar con malas palabras que aquí solo se abreviarán... Eres p, HP! Y así otras muchas groserías más hasta que el juez actuó para calmarlo.
Palabras. Agosto, lluvia y bajo

en Noruega el clima se cambió de gran manera debido al cambio climático hasta el punto en que hacía mucho viento y lluvia. Un día de agosto, hacía un tiempo horrible, una lluvia con mucho viento e incluso tormentas. Con lo que los habitantes se intentaban quedar en casa ya que el echo de salir y quedarte bajo el paraguas no te salvaría. esa noche, una pequeña pitón salió de una alcantarilla, pero el viento se la llevó por los aires pues esta era muy pequeña y el viento muy fuerte. Al estar asustada por no ver a su familia, se puso a silvar como loca, y fue así como murió en brazos del implacable viento y la implacable lluvia. Desde entonces los habitantes tienen mucho miedo de salir por la noche, pues se dice que se escucha silvar a la serpiente por las calles del pueblo y que si te pilla te lleva consigo. Palabras: caries, bomba, gasolina.

Una fuerte explosión se escuchó a lo lejos. La gente corría en todas direcciones y otros caían muertos pues sus pulmones no resistían el penetrante olor a gasolina.
Las noticias de todos los diarios del mundo hacían eco de la sorprendente noticia, una bomba había sido detonada en la reserva de petrolio más grande del mundo y hasta ahora se contabilizaban 45000 muertos, 10000 mutilados y más de 14000 desaparecidos.
Uno de los rescatistas presentaba ante una cámara una muela con caries que había encontrado tirada por el suelo y que era una muestra tangible de lo monstruosa que había sido la detonación y los estragos que ocasionó en las víctimas de esa catástrofe.
palabras: guerra, arte, ciencia.

Dicen que la ciencia es mala porque a partir de esta muchos, pero muchos, la usamos para el mal. Dicen que la ciencia es mala porque originamos guerra. Dicen que la ciencia es mala porque no usamos el arte para el bien. Dicen que la ciencia es mala por las armas viológicas. Dicen que la ciencia es mala porque los propios experimentadores e inventores crean algo malo para hacer el bien, algo malo para el mal, pero nada bueno para el bien. Rusia, Japón, Estados Unidos, potencias mundiales en armas de guerra, pero no en educación. Los que dicen lo contrario en cuanto a que también están avanzados en ese sentido, están equivocados. DIcen que conspiramos contra la ciencia, pero no, no es así como ustedes creen.
Palabras. Gelatina, cumpleaños, animadora

En una casa de campo, un niño 5 años cumplía. Puesto que no tenía muchos amigos celebró la fiesta con su familia. Pero, es aquí que pasó algo raro. Una animadora se coló tocando un extraño sonajero, que parecía tener huesos dentro. La mujer resultó ser una bruja muy poderosa. Al final ni su abuela pudo remediarlo, ni tampoco sus padres. La bruja soltó una extraña red de gelatina de chocolate en la que atrapó al pobre niño, y se lo llevó a su guarida! Palabras: Tutancamón, Nerón, Nelson Mandela.

En las misteriosas pirámides del antiguo Ejipto, ya hacen los restos de Tutancamón, emperador que se caracterizaba por su crueldad y su egocentrismo, que iban desde orgías hasta defecar en retretes de oro masiso.
Cuentan los papiros encontrados hace más de 500 años que por una extraña razón, éste emperador tuvo un misteriioso parecido con otro emperador, en ésta ocasión hablamos de Nerón, un romano traidor y sanguinario que no le importó matar a cuantos se cruzaron en su camino con el único propósito de alcanzar el poder que le otorgaba la guardia pretoriana y el imperio más poderoso de la edad media.
Sin embargo, no siempre el poder a sido sinónimo o causante de los más bajos instintos humanos, pues existió un Hombre que dejando a un lado el odio y el rencor, construyó una nación desde su ensierro en la cárcel, en la que sus enemigos lo confinaron inicialmente, pero que cual si fuera abe fénix, surgió de las cenizas y logró cambiar la historia de su país, Nelson Mandela es la muestra viva que el poder también puede ser utilizado para construir y ayudar a sus semejantes y que los seres humanos también podemos ser los guionistas de la historia más importante: nuestras vidas.
Palabras: destino, mitología, Dios

Fuego. Dolor. Vacío. Intentó levantarse sobre lo que alguna vez había sido su ciudad y hoy no era más que un montón humeante sobre unas buenas tierras de agricultura. Seguramente los dioses estaban enojados con su pueblo. En el fondo sabía que los sacrificios de este año no habían sido suficientes, pero ni en sus peores pesadillas esperaba que la venganza fuera tan fulminante.
Comenzó a caminar por lo que antiguamente era la plaza, mientras algunas paredes al costado suyo amagaban a derrumbarse. Ya no tenía mucho por lo que vivir. La mitología, aquél modo idiota en que los extranjeros se dirigían al panteón de sus dioses le había jugado una mala pasada. De repente, el grito estridente de un niño cortó la noche. Como pudo, se abrió paso entre los restos de lo que supuso era una chimenea, para encontrar a un pequeño infante, de no más de 3 meses de vida tapado con una pequeña manta bajo una cuna, la cual estaba invertida. Quizá aún me quede una misión, dijo mirando al cielo mientras lo mecía entre sus brazos. Tu destino y el mío ahora están unidos, aún hay algo por lo que luchar. Las viejas costumbre vuelven a renacer, los ancestrales mitos han de ser resucitados. La sangre llama a la sangre.
palabras: pierna, estratósfera y clorofila.

Dani olmos tenía un tiro libre. Podría ser este su momento de hacer pasar a España a la siguiente ronda? No lo sabía en este momento. con la pierna izquierda ligeramente flexionada, se preparó para rematar. Derrepente, pensó en que el césped que pisaba estaba recubierto de clorofila. Nadie podía negar ese hecho.
Sacó el remate con toda la intención, y Bono, el arquero marroquí, atajó el posible gol de España con una sonrisa en el rostro.
Definitivamente, esta no sería la oportunidad que el conjunto español buscaba para pasar a la siguiente ronda, para subir a la selección española a la estratósfera del fútbol. Frustrado, Olmos se dio la vuelta y siguió jugando. Marruecos se defendería hasta el final.
Palabras: esperpento, nefasto y titilar

Durante los penales, Luis Enrrique, entrenador de la selección española, estuvo muy enojado, con qué desperpento! Ni eso sirvió, ya que finalmente, terminó como terminó, eliminación, por Dios, qué nefasto! LAs estrellas ue se les estaban puestas de favoritos dejaron de titilar, se apagaron pero bien fuertes, al momento. Bono, el arquero de Marruecos, Se confió pero confió en su trnaquilidad, no en la preocupación de las tensiones que generan los penales. Adiós España, eso les pasa por no prepararse de forma emocional(psicológica, mental;) chau, bye bye, arribederchi, Marruecos hizo historia! A escucharlo por la tele, ya no queda de otra para ustedes. Se los dije, sabía que hiban a ser eliminados.
Palabras. Bono, héroe, mal

67: palabras: pierna, estratósfera y clorofila.
68: no veo la segunda palabra.

Mientras millones de corazones palpitaban bajo un solo ritmo y unidos en un solo propósito, Bono, el portero marroquí, trataba de adivinar donde Busqueth iba a tirarle el penal, intentó intimidarlo con la mirada, sonrió y seguro de que iba a lograrlo se recostó a su izquierda y se convirtió así en el héroe más grande de su paíz.
En cambio, en la otra cara de la moneda, lágrimas de impotencia e incredulidad brotaban de los ojos españoles, que mal, un paíz de menos historial futbolero, con menos estrellas, con menos presupuesto los dejaba fuera de otro mundial.

palabras: remuneración, flecha y aljaba.

Caminaba cautelosamente por aquel tupido bosque. Charles aún albergaba esperanzas de que hubiera buenas presas en aquella temporada del año. Ahora, más que nada, lamentaba a ver presumido de sus habilidades como cazador frente al coronel Owen.
Charles era un excelente cazador aficionado, y no desaprovechaba nunca las oportunidades de alardear de ello.
Fueron precisamente sus alardes y su falta de modestia las que lo habían metido en aquel lío, pues en un estúpido intento de impresionar al grupo de jovencitas que tenía más cerca, había afirmado ser tan buen cazador, que no le costaba conseguir presas incluso cuando lo hacía fuera de temporada.
Pero, desgraciadamente para charles, el coronel Owen había oído sus palabras, y para empeorarlo aún más, también su hermana.
El primero había decidido hacerle una apuesta, que su hermana, muy amablemente se la recordó mientras se alistaba para ir al bosque.
Si charles lograba atrapar una buena presa, el coronel Owen se aseguraría de conseguirle una pequeña remuneración.
Por su puesto, charles no tubo mas remedio que aceptar este desafío, y luego de escuchar las bromas en forma de reproches cortesía de su hermana, se dirigió hacia Vest Wood Forest.
Con el miedo a quedar como un auténtico fanfarrón "lo que en efecto era" si no cumplía con el desafío, se colocó mejor la aljaba, dispuesto a adentrarse más, en caso de ser necesario.
Cuando ya llevaba algunas horas caminando y buscando, se detuvo un momento para descansar. Luego de casi un cuarto de hora, le empezaron a entrar ganas de volver, cuando escuchó un susurro de algo sobre la hierba.
Se volteó despacio para mirar, y asombrado vio el causante de aquel sonido. Era mucho más de lo que pudiese desear, porque aquello era, ni más ni menos que un hermoso ciervo de colores pardos. No era tan grande como los ciervos que había visto antes, pero por lo menos era un ciervo, y con eso le bastaba. Excitado por aquel descubrimiento, cogió una flecha y cargó con ella su arco. Se puso en posición de disparo, y apuntó a su objetivo. Luego de unos instantes, disparó el arma, pero lo había hecho con tanta prisa que se olvidó de apuntar bien. Oh, no! Había perdido su oportunidad...
palabras: armatoste, callejuela, alfajor.

Un comerciante hacía y vendía alfajores por las callejuelas de un pueblo de España. El caso es que, un día su viejo y destartalado armatoste se rompió y no logró repararlo. El pueblo estaba asustado pues no podían permitirse perder los típicos alfajores navideños. Finalmente se descubrió que el responsable de aquello fue un lunático que odiaba la Navidad y decidieron darle una lección y mostrarle lo que es la Navidad! En agradecimiento, éste le arregló el armatoste, y, lo ayudó a fabricar alfajores mejores e incluso venderlos en internet. Palabras: criptomoneda, Trajano, Grecia.

Aquel vendedor de alfajores llegó a odiar su trabajo, tanto trabajar para nada.
Y ni hablar fuera de temporada, un buen día, ganó un premio en criptomonedas, decidió vender su armatoste, escribir sus recetas de alfajores en un gran libro y seguir trabajando en Grecia, donde su producto se vendía como un producto exótico.

palabras: gremblin, argentino, buenos aires

Un día estaba caminando por Buenos Aires hasta que me encontré con una criatura bastante curiosa, creyendo que era inofensiva, me acerqué a cargarla, pero un argentino pasó y me gritó: ¡cuidado! ¡Eso es un gremlinn! ¡No es nada adorable! ¡Si te descuidas, te podrá apuñalar con tus propias llaves! Así que decidí salir corriendo, no pensaba arriesgar mi vida por algo así.
Palabras: electricidad, hermetismo y batacazo.

Recuerdo el primer día que la vi, en un bar, era la camarera. Aún recuerdo como si hubiera sido aller todo lo que me transmitió al verla la primera vez, la electricidad que transmitían sus ojos grises, delineados con aquel elleliner negro. Su camiseta de los Rolins y aquellos pantalones de cuero negros.
Tenía tal hermetismo en sus sentimientos que no fue hasta mucho después donde me dijo que sentía algo mas por mi. En una cama de sábanas azules, mientras permanecía desnuda encima de mi cuerpo.
El tiempo fue pasando en aquella idílica relación. Pero menudo batacazo me llevé cuando me dijo que se tendría que ir de la ciudad, que le había salido un trabajo en otro lugar.
Mucho me lo pensé, pero aquí me encuentro, escribiendo estas líneas en la puerta de embarque del vuelo que me llevará con ella de nuevo.
Palabras: aceituna, caballo, cascanueces.

Es navidad, la gran ciudad se despierta poco a poco, los niños aún suspiran por la película que figura en ese cartel: El cascanueces.
Los adultos, preparan sus mejores galas para la noche buena. Las damas elaboranunos ricos tamales con sus respectivas aseitunas y un niño muy pobre pide sobre la acera de la festiva ciudad.
Nadie se detiene ni un momento para convidar algo, todos se preocupan por los regalos que tendrán que entregar esa noche y nadie por ese niño. un viejo caballo parece el único a quien le importa ese pequeño, se detiene frente a él y al igual que éste, parece solo.
Palabras: ipócritas, fiestas, luces.

—Roberto.
Nathan soltó su nombre en un suspiro. Le `parecía el nombre más bonito del mundo, pese a que en alguna ocasión hubiese pensado que Roberto era perfecto para un señor amargado con muchos gatos sin nada que hacer. Ahora, claro, se arrepentía de haberse atrevido a tener tal idea. Esas tres sílabas, conformadas por seis letras, se le antojaban la llave del paraíso.
Un paraíso al que él, desde luego, no tendría acceso.
Recorrió la vista a través de aquel rostro, pestañas largas, piel morena y un rastrojo de barba en el mentón y mejillas. Parecía irreal, parecía como si su yo de hacía unos meses atrás ya no existiese y en su lugar quedase él, solo un boceto de lo que había sido, y que ahora admiraba a un hombre cualquiera como una de las mayores obras de arte en el mundo.
A él no le gustaban los hombres. Ni las mujeres. No le gustaba nada, en verdad. Estaba seguro de su total falta de apetito sexual voluntario. No obstante, entrar al mundo de Red Star, que se resumía a todo lo que poseía en la actualidad, le cambiaba la perspectiva. Jamás pensó estar engañando a una organización completa de hombres millonarios, regios e inflexibles mandatarios comiendo de la mano de un pobre chico inocente que en realidad estaba pasando toda su información a otros mandatarios. El hambre y la ruina eran malas compañeras que acababan llevando a cualquier persona a los caminos más extraños.
En el mundo en que vivían, él no podía quedarse sin nada. Y Red Star era lo opuesto, era su todo. Aunque debiera sacrificar otras cosas pequeñas, la organización liderada por los regentes de la ciudad de Legebentía le había brindado mucho más de lo que ese hombre, dormido y satisfecho por un buen orgasmo, le pudiese dar. ¿Qué importaba todo lo demás?
Durante los miles de años que la humanidad llevaba sobre la tierra, los que hacían historia y los que más largo habían llegado siempre fueron los hipócritas. Todo el mundo les creía, y a todo el mundo quedaban bien. Si antes, donde la vida era perfecta y nadie lo sabía, era de ese modo, ¿por qué no lo sería en la actualidad?
Nathan se desenredó de los brazos de Roberto con suavidad. No le convenía que se despertase justo en aquel instante. Cerró los ojos, inspiró el olor de aquella habitación que nunca podría olvidar, y rodó fuera de la cama. Se vistió a toda prisa, recuperó sus botines de debajo del mueble al otro lado de la habitación. No recordaba cómo habían llegado hasta allí, tampoco le importaba. Extrajo el chip de la computadora de Roberto, que ni enterado estaba de que aquello se encontraba ahí en primer lugar, y flaqueó un segundo antes de caminar hacia la puerta. Meses y meses acostándose con hombres y mujeres que le pasaban desapercibidos, rostros sin nombre o dueño concreto. Estaban bien, ambos ganaban y la pasaban fenomenal fuera de que ese era un trabajo. El entrenamiento sexual recibido en Legebentía había funcionado de maravilla, y por ese motivo podía dedicarse a ello. Entonces, ¿por qué diablos le costaba tanto marcharse tras conocerlo a él? Debía ser uno más del montón, no podía permitirse que fuese la excepción.
Frustrado, se devolvió en un ágil movimiento y besó los labios del otro hombre. Imperceptible, fugaz. Roberto solo se removió un poco y emitió un suave suspiro, todavía en sueños, pero… nada más. Esa fue la señal que Nathan necesitó para largarse de inmediato.
Corrió hacia la puerta, que cerró con la mayor suavidad de la que pudo disponer y se apresuró escaleras abajo. Al salir del sitio, las luces de la ciudad que se hallaba viviendo la noche en su pleno apogeo lo cegaron. Necesitó respirar y tranquilizar la marea que se estrellaba contra la costa de su corazón. Nada pasaba, nada pasaría. Sus lealtades estaban claras.. Si el debía afecto, comprensión y total obediencia, era solo a Red Star y nada más.
No estaba de ánimo para fiestas ni jolgorios. Ocupaba un baño y meterse en sus mantas, mantas entre las que Roberto no se encontraría.
—Listo, jefe —dijo con voz monocorde al audífono de su oreja cuando el micrófono emitió el suave pitido que indicaba la comunicación entre los agentes y Red Star—. El cuatrocientos setenta y ocho logrado con éxito.
—Bien, Basil. Bien. A descansar, tu desempeño fue impecable esta noche —le respondió otra voz, esta se mostraba alegre y complacida.
Nathan obedeció. Intentaría dormir. Este sentimiento ya pasaría, ya moriría junto a sus demás ilusiones. No era ni sería nada especial.

Palabras: fulgor, pasión e instrumentos.

la primera vez que oí su voz me atrajo por completo. no puedo decirte que me enamoré, pero para ser sincero, nunca imaginé hayar gente joven en ese lugar, esto es un estudio de cuarto nivel, dije para mi. el único muchacho sin oficio soy yo, todos son personas casadas, con hijos y claro, personas mayores. nada, toca aprender y pasarla bien, no hay de otra.

mientras estábamos en aquel salón de clases, escuché aquella voz juvenil y hermosa, cuyas palabras buscaron mis oídos de inmediato, ella estaba más cerca de mi y yo no lo sabía! escucharla fue como un fulgor directamente caído desde el cielo, necesitaba buscar la oportunidad de hablarle, necesitaba conocerle y que me conociera, el problema es que no sabía y aún no sé como hacerlo. ni mis locuras, ni mi intento de ser buen estudiante y menos la capacidad de tocar algunos instrumentos musicales han podido llamar su atención, sin embargo, es temprano para rendirse, acá te dejo tres palabras para que tu escribas mientras pienso como hacerme su amigo.

técnica, combate y miedo

Dicen que todos guardamos un secreto, algo que ocultarle al mundo que nos rodea por muy diversas razones. En algunos casos son graves, y en otros las estupideces más grandes. Yo siempre sostuve que no tenía nada de eso. Aunque existen cosas que no todo el mundo sabe de mí, siempre se las cuento a alguna que otra persona. Nunca tuve algo realmente oculto, hasta este preciso momento que me encuentro pegada a una pequeña abertura en la ventana de una de las salas del gimnasio, para escuchar la clase del profe Dani, como lo llaman aquí.
¡Vamos chicos! Recuerden que la técnica es lo más importante, exclama con su voz tan peculiar, mescla de calidez y autoridad. Cómo me gustaría poder estar en esa clase, pero se muy bien que sólo me congelaría del miedo y terminaría avergonzándome aún más, por eso prefiero seguir observando desde mi rincón secreto. Al menos si me descubren, sólo me harán bromas por espiar al profesor más guapo, y no es que no me guste, es más, mi momento favorito es cuando cruza por la recepción y se queda un rato para platicar conmigo. Pero más allá de todo eso, desde muy pequeña me han encantado las artes marciales, no se por qué, y el practicar alguno siempre estará entre mis anhelos más profundos. Aunque se que el único combate que puedo librar ahora mismo, es contra el maldito teléfono que con su estridente timbrazo reclama mi presencia, dando por finalizada mi clase particular de hoy.
Palabras: trabajo, dormir, manos.

Siempre recordaría que aquel chico se llamaba Nathan.
Sería imposible de olvidar.
Abrió los ojos, y se vio a sí mismo con los brazos extendidos y entre estos enredada una pila de sábanas. Sus piernas presentaban una condición similar, todavía cruzadas como si tuviera las de otra persona ahí. No estaba de resaca, la noche anterior no había bebido tanto como para olvidar hasta su nombre y lo que había ocurrido. Claro que recordaba. Claro que sabía. Y claro que esperó, de forma estúpida, que el chico le devolviese la mirada al despertar, como si no hubiese sentido durante la madrugada que este se marchaba.

Prefirió creer que era una idea suya, un reflejo de su subconsciente acostumbrado a la soledad y a los líos de una sola noche.
No fue así.
Nathan sí se marchó, y eso lo decepcionó, el golpe en su orgullo y sus sentimientos —porque sí los tenía— duro y seco. Él era quien siempre dejaba a sus parejas, quien siempre les veía dormir con la esperanza de hallarlo a su lado al caer la mañana.
La cucharada de su propia medicina no le gustó, decidió, sobre todo porque se sentía como si… diablos, como si al chico que había tenido gozando bajo su cuerpo apenas hacía unas horas, arañándole la espalda y susurrando incoherencias en su oído le importara poco lo ocurrido durante la noche. Ninguno podía fingir que las cosas no fueron como fueron, y eso molestó a Roberto por dos motivos: el primero, simple y sencillo, era que hacía tiempo no se interesaba por alguien a tal magnitud desde hacía un buen tiempo; el segundo, radicaba en que Nathan parecía ocultar algo que le incumbía y que Roberto tenía propuesto saber. No era idiota, claro, y no le fue desconocido el hecho de que el otro hombre llegara directo a él. No pensaba que fuese algún motivo relevante, algo que incumbiese a sus secretos o sus actividades más bien guardadas, pero le divertía creer que quizá el chiquillo aquel le había estado espiando y esperaba el momento para tener su noche especial. Le acariciaba el ego a niveles estratosféricos.
Él sabía su efecto.
Se convenció de que el motivo de Nathan para acercársele no había sido más que sexual, esa diversión deliciosa que ambos se habían proporcionado. Su computadora estaba como él la recordaba, apagada. Las claves seguían en su sitio, todo el cuarto se encontraba en perfecto orden salvo la cama.
—Me encantaría comprobar eso que alardeas —le provocó Nathan, el trago en su copa reluciendo bajo la luz del bar—. Estás guapo, sí, pero… ¿qué tan bueno puedes ser, Roberto Silvera? —Nathan le sonrió y bebió, sus labios se movían y se pegaban a la copa.
—Si estás aquí es porque te interesa comprobarlo —replicó Roberto, que no dejó de mirarlo.
—Por supuesto —Nathan convino.
—Entonces, dejemos que la noche decida si consigo o no convencerte —puntualizó, y se acercó. Mandó a la basura su política de esperar el primer paso y lo dio él, claro y rudo, saqueando la boca del otro hombre con la propiedad que él mismo le estaba concediendo.
Y él lo convenció.
Al menos, eso pensó.
Sus conquistas siempre le dejaban números de teléfono, e-mails, direcciones de oficinas o domicilios. Este chiquillo, no obstante, se… desapareció y eso dejó a Roberto confuso, molesto, curioso y excitado a partes iguales.
Ya no podría dormir, y lo sabía. Se alzaba un sábado ante él y tenía que aprovecharlo. Tenía que seguir investigando los asesinatos y todo lo ocurrido alrededor de Legebentía, tenía que seguir empeñado en saber más sobre ese sitio que se hacía llamar La Casa de los Villares Negros y sobre Red Star, todo lo que llevaba recopilado hacía meses tenía que seguir creciendo. Aunque él tenía algo que crecía también y por culpa de cierto chico escurridizo que ahora, lo mantenía intrigado.
Debía investigar. Debía saber más sobre el mentado Nathan. Debía tenerlo en sus manos, tanto literal como no literalmente hablando.
Las estadísticas en su computador arrojaban señales directas al centro de Legebentía, los protestantes contra la Casa Capital y las clases privilegiadas de las ciudades aledañas estaban siendo atacados y todo con un modus operandi desconocido hasta para él mismo, que siempre lo sabía todo. Roberto tuvo la certeza, en el fondo de su cabeza, de que todo ello tenía mayor importancia que un buen rollo de una noche, un polvo pasajero que se le olvidaría en unos días. Mas el nombre le repiqueteaba en la cabeza a medida que recogía su ropa, tenía su cama, se preparaba algo de desayunar y se daba una ducha. Cuando salió del piso para, justo, sus visitas casuales, llevaba claro que: primero, seguiría trabajando con el gobernador de Legebentía y el de Alardía solo para poder disponer de ambas informaciones; segundo, iría esa misma tarde a abordar a los cobradores deudores del club; tercero, se arreglaría la barba —que le gustaba pero le crecía rápido y, por cuarto y último, quizás de lo más importante, le hallaría la pista a Nathan. Nadie se le escapaba. Jamás.
Le sobraba trabajo, y él era excelente cumpliendo sus deberes.

Palabras: beso, pelota, jugadores

hola a todos! segunda edición: sin salirme de la dinámica, y agradeciendo a todos los jugadores de este hilo, vengo a presentarles una propuesta. Todos escribimos con 3 palabras, pero hay alguna dinámica que les gustaría seguir? alguna propuesta para escribir que les gustaría plantear? escríbanme al privado, o planteen su dinámica sin romper la dinámica actual.
Los futbolistas se preparan en el campo de juego, listos con la pelota, y ustedes, queridos escritores, teclean con sus manos.
¡gracias a todos por su gran ayuda! podemos crear algo juntos y fomentar el arte. Esto demuestra que sala tiene la oportunidad de generar espacios mejores, y no me rendiré para que dentro de toda la polémica que se desarrolla, tengamos un espacio distinto al resto. si desean que cambiemos de dinámica, denle un like a este post.
Un beso, se despide chopi.
Palabras: estilográfica, película y gorrión.

Estaba sentada bajo un árbol, escribiendo con mi estilográfica el guion de la próxima película, pero me faltaba algo, hasta que vi un colorido gorrión que que se posó en una de las ramas del árbol donde yo estaba, así que gracias a su plumaje tan lindo, pude terminar de escribir lo que me faltaba.
Palabras: atracción, colina y violín

Había salido de mi casa a eso de las 6:00 pm, en busca de mis perros que se habían pasado toda la mañana y tarde casando conejos en los al rededores de la colina.
Fue ahí, cuando me hallaba perdido en mis paraísos mentales, renovando de nueva cuenta la esperanza de que en el día de mañana la noche caería sin antes haber encontrado un nuevo trabajo, que lo oí: Un hermoso violín murmuraba tristes bemoles entre el follaje, esparciendo por el lugar una armonía que me hipnotizó. Caminé, sin rumbo alguno, como aquel animal que no tiene otro propósito que hallar su presa para descuartizarla en miles de pedazos. Caminé, olvidando mis presagios fortuitos, abundantes en aquellas tardes donde el sol se retiraba sin mirar atrás, creando en mí augurios que carecían de cualquier sentido, hacia esa melodía que era la definición de mis decepciones, cuando yo volvía a recuperar mi conciencia.
La atracción que me producía aquella cadencia que proyectaba su eco en los almendros que pasaban por mi lado, me llevó a seguir caminando sin darme cuenta que frente a mí, y cada vez más cerca, yacía un precipicio con muchas ansias de tragarme…

Palabras: recuerdo, barco, imprecación

Iba caminando por la calle cuando no hacía otra cosa que pensar en aquel viaje que hice por barco, la sensación tan relajante del balanceo me traía un gran recuerdo, hasta que oí las imprecaciones de un vecino al tropezarse conmigo.
Palabras: torpe, cortina y polvo.

Desperté de manera repentina, no sabía dónde estaba. Sentí un leve mareo al incorporarme bruscamente y palpé la cama a mi alrededor. Me encontraba tapada por una sábana que más bien parecía una cortina de las que hacía mi madre, de raso con diseños de animalitos.
Traté de tranquilizarme y tomar conciencia de cada parte de mi cuerpo. Tenía la ropa puesta, un vestido azul eléctrico con tirantes. Algunos mechones de mi recogido se habían soltado, pero a parte de ese detalle todo estaba como anoche, o al menos eso parecía.
Recordé que estaba en la fiesta de cumpleaños de Liza, y luego de salir en una foto con ella fui al baño porque el alboroto ya me estaba aturdiendo, pero cuando volví el ambiente había cambiado. La música dejó de sonar y todos corrían de un lado a otro. Quise preguntarle a alguien qué estaba pasando, pero enseguida me derribaron de tantos empujones. No sé quién me sostuvo por detrás y después todo desapareció, ya no logré recordar nada.
Sabía que no estaba borracha, ni siquiera me había terminado el vaso que me dio Liza. Tampoco sentía dolor, es más, no sentía absolutamente nada. ¿Y qué se supone que debería de sentir?
Estiré el brazo hacia una mesita de noche que se encontraba a mi derecha cubierta de polvo, y toqué con la punta de los dedos algo que había encima pero no logré alcanzarlo, y en un torpe intento de atraerlo hacia mí terminé volcándolo. Lo que sea que fuere, cayó estruendosamente al piso perturbando el silencio de la desconocida habitación. Escuché que alguien se movía al fondo y me acurruqué tapándome por completo con la sábana cortina, tal como lo hacía de niña cuando un insecto entraba a mi cuarto.
Palabras: alergia, escritorio, teléfono.

Después de tanto tiempo trabajando en el hospital de mi ciudad, me encontraba de nueva cuenta en mi hogar, en mi oficina, en mi escritorio. El mismo que ha sido testigo de mis llantos, de mis risas, de mis decepciones e ilusiones. El mismo que recibió mis amargas lágrimas de amor en la flor de mi juventud. Ahora no recibía más que gramos y gramos de polvo cada día.

Me disponía a escribir en mi cuaderno los análisis psicológicos de un paciente reciente en mi consulta, hasta que me di cuenta de que el polvo del escritorio me producía una alergia increíble y muchos estornudos. Me levanté para buscar en mi mesita de noche, aún más cubierta por polvo un paño para remover el que estaba en el escritorio. Cuando llegué y ya tenía el viejo trozo de tela entre mis manos, me quedé varios minutos, recordando todos los momentos que viví en aquella sucia y nefasta habitación. Tan sumergido estaba en mis pensamientos, y solamente el sonido del teléfono me hizo salir de ahí. Y ahora qué quiere! Gruñí al ver que me marcaba mi ex jefe.

Palabras: rebelión, enfermedad, sacrilegio.

• ¡Ludwig! - grité.
Mi amigo estaba moribundo, en un charco de sangre. los hombres a mi alrrededor también veían cómo sus soldados no aguantaban la carga del enemigo. No vastaba con la maldita carga de los franceses, para que también nos atacaran los americanos. Esta maldita guerra ya estaba perdida, y nadie entendía por qué no se firmaba el armisticio.
Se rumoreaba que una rebelión pugnaba por la paz en nuestra amada Alemania, pero al parecer no sería tan pronto.
Mientras tanto, los cañones, las enfermedades, el calor y las trincheras mermaban nuestras almas.

• Aléjate de ella - susurró.
• ¿De quién, querido amigo?
• A... A... ali...
Antes de que con esfuerzo supremo pronunciara la l, ya sabía de quién se trataba.
él, Ludwig, mi amigo de infancia me sorprendía.

• Ella... Ella... es...
• Tranquilo, amigo, te llevamos a cuestas - se aproximó gritando un médico.
La estampa era la de siempre. hombres sudorosos, manchados de tierra y de barro, con los sempiternos rifles colgados al hombro.

• No... - murmuró.
• Claro que sí, amigo, pronto estaremos en casa, ya verás.
Le sostube la mano en todo el trayecto. no era una herida mortal, pero podía convertirse en una. me preocupaba mucho que se infectara o que siguiera manando sangre. afortunadamente, el soldado que lo llevaba tuvo el buen tino de ponerle un trapo sobre la erida, intentando hacer presión.
Si la guerra no nos hubiera atrapado tan pronto, sería un brillante médico en ciernes. No estaríamos rogando por un pedazo de jamón ni asaltando granjas francesas, ni siquiera estaríamos forzando a campesinos hambrientos, quizá más que nosotros, a que nos dieran una ogaza de pan.
Era un sacrilegio a la fe cristiana cómo se mataba tanta gente en aras del poder. Pero no pensé en esto cuando Ludwig gemía de dolor en la camilla. pensaba en sus palabras.
No sabía que tendrían consecuencias funestas para mi. Tampoco sabía lo que la postguerra nos haría. en ese momento solo éramos dos camaradas de guerra, uno en mayor desgracia que el otro.
Palabras: rifle, cartucho y naturaleza

Un soldado se oculta entre un espeso foyaje; carga su rifle y a través de la mirilla, centra su objetivo.
Asustado, deja caer el arma, soyosa: el blanco que está aproximadamente a 30 metros de distancia, es una joven mujer que ajena al peligro, amamanta a su hijo.
Vienen a su mente recuerdos de su difunta madre quien murió hacía menos de 3 años. Mientras cubre su cara con ambas manos, se pregunta: como la naturaleza del ser humano puede ser tan fluctuante. Somos capaz de dar amor como el de ésta madre a su hijo, pero también de destruir sin el menor remordidimiento a nuestros semejantes.
Lágrimas caen a borbotones y umedecen su rostro. Suspira y desidido, se pone de pie, bota el cartucho de su arma y se aleja sin ser visto.
Palabras: venganza, ira, autoridad.