Hola. Aprovechando que este hilo también invita a hablar de la historia militar, durante estos días iré posteando una serie de mensajes, hablando de la historia del armamento para la infantería, en concreto, de la historia de esas primeras armas de fuego, las armas de avancarga concretamente, que poco a poco y tras siglos de perfeccionamiento, acabaron por dar origen a los fusiles, ametralladoras y demás armas modernas.
Como hay mucho que explicar, y se haría muy largo en un solo mensaje, en este me centraré solo en los mecanismos de disparo (llaves) y en siguientes mensajes, contaré el método para cargarlas, y las tácticas que eran usadas por los infantes de las distintas épocas con cada una de ellas.
Así pues, empecemos. El concepto de un arma de fuego portátil, en Europa, nace a mediados del siglo XV, debido a que desde el siglo anterior, ya eran usadas las armas de pólvora, aunque en concepto de artillería, y se buscaba, por tanto, hacer una versión más ligera y manejable de las mismas. No obstante, las primeras armas para infantería fueron muy criticadas por los expertos militares de la época, y se entiende el porqué. Si atendemos al mecanismo de disparo, que es lo que hoy nos compete, en armas como el cañón de mano o la espingarda, este era rudimentario, como mucho. Y esque para disparar estas armas, el soldado debía sostener el arma con una mano, mientras con la otra, acercaba un palo el cual sostenía una mecha encendida que al entrar en contacto con la pólvora del fogón, producía la detonación que propulsaba el proyectil. Este mecanismo daba como resultado que apuntar con este arma se convirtiera en algo casi imposible. en otro post, hablaré de la potencia de fuego de cada una de estas armas, pero baste decir por ahora que no era muy elevada.
No obstante, con críticas o sin ellas, el hecho es que las armas de fuego habían llegado para quedarse, y con el tiempo fueron evolucionando, a la par que sus mecanismos.
La primera en la que me detendré será el arcabuz, y esque con ella, llega el primer mecanismo de disparo, la llave de mecha. en este mecanismo, encontramos elementos que ya nos son más familiares, como el gatillo o palanca, o la cazoleta, donde se colocaba la pólvora fina. El mecanismo de la llave de mecha consistía en colocar una mecha lenta encendida enganchada a una serpentina o brazo pivotante, el cual una vez apretado el gatillo hacía bajar la mecha sobre la cazoleta entrando en contacto con la pólvora, generando una llamarada que se introducía en el cañón del arma, encendiendo la carga propulsora y disparando la bala. Este mecanismo, permitió al tirador tener ambas manos sobre el arma y por lo tanto la vista fija en el objetivo, pero tenía ciertos problemas, como el hecho de que se apagase la mecha, por lo que el soldado debía mantenerla constantemente encendida. Además, este mecanismo es especialmente sensible a la lluvia, por lo que a mediados del siglo XVI se introdujo el cubrecazoleta que protegía en cierta medida la pólvora en días lluviosos y marchas. Como dato, el sucesor del arcabuz, el mosquete, también usó durante algún tiempo este mecanismo de disparo.
Paralela en uso a la llave de mecha, aunque de invención posterior, existió otro mecanismo de disparo, que si bien no fue usado en ámbitos militares debido a su elevado coste, complejidad de fabricación y lentitud al prepararlo para disparar, sería un delito no mencionarlo. Este fue la llave de rueda. Este mecanismo consistía en hacer girar una rueda dentada de acero accionada por muelle contra un trozo de pirita (se usaba pirita porque el pedernal es demasiado duro y desgastaría el dentado de la rueda) produciendo chispas que encendían la pólvora de la cazoleta, cuya llamarada pasa al cañón del arma a través del oído (un agujero que comunicaba la cazoleta con el cañón del arma) y una vez ahí, encendía la carga de pólvora en el cañón del arma. La pirita estaba fijada entre dos quijadas en un brazo accionado por muelle (can) apoyado en la cubierta de la cazoleta. Al apretar el gatillo, la cubierta de la cazoleta se abre, la rueda gira y el trozo de pirita es presionado contra esta.
El can tenía dos posiciones entre las cuales se podía alternar manualmente. La posición segura, donde se le empuja hacia la boca del cañón del arma, y la posición operativa, donde el can es empujado hacia el tirador para que la pirita se apoye contra la cubierta de la cazoleta. Como vemos, la cazoleta en estas armas estaba cubierta, lo que protegía la pólvora de la intemperie. Esta cubierta podía abrirse de forma manual para introducir la pólvora, o, como ya hemos visto, de forma automática al disparar. La rueda se fijaba a un eje, con uno de sus extremos sobresaliendo de la plancha del mecanismo. Este extremo sobresaliente era de sección cuadrada para poder insertar una llave y poder girar la rueda a su posición de disparo. el otro extremo del eje se conectaba a una leva, la cual se conectaba a una cadena, y esta a un muelle en uve, el cual accionado por la leva, abría la cazoleta al disparar. El gatillo, por su parte, acciona un retén en forma de ceta, el cual con uno de sus brazos, bloquea la rueda y evita que gire. Cuando se acciona el gatillo, el retén realiza un pequeño giro antihorario, desplazando el brazo y permitiendo girar a la rueda. Con toda esta explicación, supongo que os habréis dado cuenta de lo costoso y difícil que era la construcción de este mecanismo, y de porqué nunca se utilizó en el ámbito militar, y se dejó únicamente para pistolas de uso civil. Sin embargo, este mecanismo es importante, porque con él nacieron las primeras armas que encendían solas la pólvora, y permitió por primera vez, la posibilidad de llevar un arma oculta, dado que al no necesitar una mecha, no eran delatadas por el característico olor de la mecha encendida, o el humo que esta desprendía.
Como vemos, la llave de mecha y la llave de rueda convivieron en el tiempo. No obstante, a inicios del siglo XVII, nació la que las sustituiría, la llave de chispa. Aunque nació por estas fechas, la llave de chispa no comenzó a usarse de forma regular hasta bien entrada la segunda mitad del siglo, y fue la reina absoluta en lo que a mecanismos de disparo se refiere hasta la década de 1840 - 1850.
Este mecanismo consiste en un pedernal (de ahí el nombre alternativo de llave de pedernal) el cual es sostenido entre dos quijadas al pie de un pequeño martillo (pie de gato). El arma se amartilla empujando el pie de gato hacia atrás. Al apretar el gatillo, el martillo, accionado por un muelle, va hacia delante haciendo que el pedernal golpee contra una pieza de acero llamada rastrillo. El movimiento del pedernal y el martillo empujan el rastrillo hacia delante, lo que abre la cubierta de la cazoleta. El golpe del pedernal y el rastrillo produce las chispas que caen en la cazoleta y encienden la pólvora. Y como en la llave de rueda, la llamarada pasa por el oído hasta el cañón, encendiendo la carga propulsora y producienddo el disparo. El martillo alternaba entre dos posiciones, semiamartillada, en la cual si se apretaba el gatillo el arma no se dispararía. En esta posción, se podía levantar el rastrillo y verter la pólvora. Tras eso, se bajaba el rastrillo para cerrar la cazoleta, se empuja el martillo hacia atrás, y el arma está lista para disparar.
Una variante de este mecanismo fue la llave de cañón, que como su nombre indica, fue usada para disparar cañones. Fue una importante innovación en la artillería naval, siendo la royal Navy la primera en usarla en 1745. Sin embargo, su empleo se extendió de forma lenta, dado que no podía adaptarse a cañones viejos. Para 1805, la marina francesa seguía usando el viejo sistema de disparo de cañones, que consistía en un sistema muy parecido al que se usaba previo a la llave de mecha. La llave de cañón era accionada al tirar de una cuerda o acollador.
Y finalmente, el último mecanismo de disparo de las armas de avancarga, la llave de percusión. En 1807, el reverendo Alexander John Forsyth patentó un rudimentario sistema de percusión, el cual había inventado como solución a que los pájaros perchados que le gustaba cazar huyeran al advertir el humo que salía de la cazoleta al disparar su escopeta de chispa. Su invento de un mecanismo accionado por fulminato de mercurio privó a los pájaros de este sistema de alerta, pues eliminaba el humo de la cazoleta y reducía el intervalo entre el accionado del gatillo y la salida de los perdigones. Pese a todo, no fue hasta que las patentes de Forsyth vencieron que se comenzaron a desarrollar las llaves de percusión convencinales.
Llave de chispa y llave de percusión convivieron durante algún timepo, pero la mayor resistencia a la humedad y la mayor cadencia de tiro, provocó la conversión de muchos mosquetes de chispa a la llave de percusión. Este fue el mecanismo que sentó las bases para el desarrollo de los cartuchos metálicos, que integrarán fulminante, carga propulsora y bala en una misma baina de metal.
El mecanismo en sí consistía en un martillo, similar al usado en la llave de chispa, y una chimenea (o cono) que sostiene una pequeña cápsula fulminante. La chimenea tiene una abertura que conduce al cañón, y la cápsula contiene un compuesto químico llamado fulminato de mercurio, compuesto de mercurio, ácido nítrico y alcohol. Al apretar el gatillo, se suelta el martillo, que golpea la cápsula y detona el fulminato de mercurio. Las llamas de la detonación viajan por la chimenea hasta el cañón, donde encienden la carga propulsora. En este sistema, es notable su presencia en la guerra de Crimea, donde fue el sistema de disparo predominante para la infantería, y en la Guerra de Secesión Estadounidense, donde en convinación con el ánima rallada y la bala minié, dotó al mosquete de una potencia de fuego nunca vista hasta el momento. Sin embargo, por otro lado, este es el sistema con la vida más corta de los que hemos visto, pues a las alturas de 1865 y a partir de 1870, los sistemas de disparo de cerrojo, palanca y aguja para los nuevos fusiles de retrocarga, se hicieron los señores del campo de batalla. No obstante, es aquí donde me detendré, en parte porque esto se haría si no demasiado largo, y porque me consta que @def-Leppard, hablará en algún momento de los fusiles de cerrojo.
En siguientes post (serán más cortos, lo prometo) hablaré de la forma en que se cargaban las distintas armas de avancarga, de la potencia de fuego de las mismas, y de las tácticas que se usaban con ellas.
Espero que este (vamos a llamarlo mejor artículo) haya sido de vuestro agrado.