?????????????Un Fantasma enamorado
Lucia era una chica dulce y angelical que vivía con sus abuelos, cuyo principal objetivo en la vida era encontrar el verdadero amor. Su vida siempre fue por decir de un modo relativamente tranquila, pero un día iba a tener un cambio completamente inesperado. Lucia iba todas las noches a la universidad, y en una de esas tantas noches encontraría en su asiento una especie de carta, Lucia quedó sorprendida, ya que no tenía idea de que podía tratarse, pero al abrirla encontraría el más hermoso de los poemas que ni ella se hubiera podido llegar a imaginar. En lo primero que pensó fue en que había sido tan solo una coincidencia, sin embargo, vez tras vez, diariamente, encontraría en su asiento los más hermosos poemas, sin que ella pudiera saber exactamente de donde pudiesen provenir
Por primera vez Lucia se sintió prácticamente casi hasta enamorada al leer los versos más dulces que una persona pudiese ser capaz de escribir, pero lamentablemente no sabía de quien venía. En lo primero que pensó entonces fue en que alguien estaba enamorado de ella, pero que no se animaba a decirle, sin embargo sea quien sea ese alguien, ya había entrado en lo más profundo de su corazón. Cada noche la muchacha se iba a la universidad esperando encontrar esa sublime carta, que le despertara los más hermosos sentimientos y le llegara a lo más profundo del alma
Hasta que una noche casualmente Lucia encontraría en una especie de deposito, donde se guardaban todos los objetos ya inservibles de la universidad, un cuaderno que por alguna extraña razón le llamó poderosamente la atención, Lucia en su curiosidad abre el cuaderno y en el encuentra un sin fin de poemas. En ese momento Lucia se da cuenta de que el cuaderno le pertenecía a la misma persona que le venía dejando continuamente cartas, primero porque la caligrafía era exactamente igual y segundo porque por la ternura que tenía cada palabra, solo podía venir de esa persona. Lo curioso para Lucia fue que al mirar las fechas, siempre encontraba el año 1958, sin embargo decidió finalmente no darle tanta importancia a ese detalle. Al llegar a la última hoja, Lucia encontraría la siguiente frase: “Dedicado a la princesa que alguna vez me va a robar el corazón, con cariño Abel” De esta forma Lucia ya no tenía la más mínima duda de que el gran amor de su vida tenía un nombre, y ese nombre era Abel
Lucia se quedó con el cuaderno y esto hacía que cada vez sintiera más amor por alguien a quien sin embargo no tenía la suerte de conocer en persona. A la noche siguiente Lucia decide quedarse un rato más en la biblioteca para poder terminar así un trabajo práctico, pero sin darse cuenta el tiempo se le había pasado hasta el punto de quedar prácticamente sola en la universidad. Cuando de repente entra a la biblioteca un muchacho a quien nunca antes había visto, el muchacho se le acercó y con un tono dulce, pero a la vez tímido, le saluda por su nombre. Lucia le contesta si como sabía su nombre, y el solo le responde que se llama Abel, que es el mismo muchacho que todo este tiempo le había estado dejando cartas, exactamente igual como la joven supuso. Lucia queda casi blanca de la impresión, pero al mirar al muchacho se da cuenta de que era tal como ella le había soñado todo este tiempo, enamorándose aún más casi al instante. Ambos comienzan a hablar como si toda la vida se hubiesen conocido, y para Lucia era como si estuviese viviendo el más lindo de los sueños. Cuando de repente Abel ve que Lucia tenía el cuaderno de poemas que había encontrado en el depósito, y casi con lágrimas en los ojos le dice que no podía creer que después de tanto tiempo volviese a ver ese cuaderno, que ya prácticamente lo pensaba perdido. Lucia sin dudarlo le entrega el cuaderno, ya que estaba completamente segura de que le pertenecía al muchacho. Abel únicamente le acaricia la cara y le dice que no se preocupe, que a partir de ahora ese cuaderno era suyo, mientras Lucia solo se sonrojaba, sin poder disimular un poquito siquiera que ya estaba totalmente enamorada de él. Abel muy caballerosamente le dice que todo lo que escribió lo hizo con mucho amor, y que le pedía perdón por no haberse acercado a ella antes, pero solo que nunca había encontrado el momento exacto para hacerlo. Lucia le contesta sonriendo que no había ningún problema, pero que lo único que quería saber era donde había estado todo este tiempo. El simplemente le responde también sonriendo: “Escribiendo poemas en el tren”. Cuando de pronto se escucha el ruido de la puerta, era la bibliotecaria que le decía a Lucia que ya debía irse, porque ya iban a cerrar. Lucia le contesta que no se preocupe, y cuando vuelve a mirarle a Abel, este ya había desaparecido inexplicablemente. Lucia entonces le pregunta a la bibliotecaria si que pasó del muchacho que estaba con ella, y esta le responde que no había visto absolutamente a nadie. Lucia se sintió muy extrañada, pero pese a todo se quedaba inmensamente feliz, porque por fin había podido cruzar aunque sea unas palabras, con la persona de quien ya no tenía dudas de que era el gran amor de su vida
Sin embargo los días pasaron y el misterioso muchacho no había vuelto a aparecer ni por casualidad, como si la tierra le hubiese tragado, esto dejó muy triste a Lucia, debido a que ya estaba demasiado ilusionada con él, y en su desesperación comenzaría a buscarle prácticamente por toda la universidad, preguntándole a cada persona si que sabía de un tal Abel, describiéndolo físicamente, pero lamentablemente todos coincidían en que no sabían absolutamente nada de él. Pero un día Lucia decide buscar en Internet algún dato que le llevara hasta Abel, ya que veía que no tenía otro camino, sin embargo luego de tanta búsqueda, encontraría tal vez lo que jamás se hubiera podido llegar a imaginar. El único dato que encontró fue que en el año 1958, un muchacho llamado Abel, que precisamente estudiaba en esa universidad, había muerto al haberse descarrilado el tren en el que viajaba todos los días para poder llegar hasta allí. La dulce Lucia se quedó por una extraña razón medio intrigada por lo que estaba leyendo, aunque lo primero que supuso fue que todo era solo exageración suya, pero al recordarse de que en el cuaderno que en su momento Abel le regaló, figuraba en cada página fechas relacionadas con el año 1958, y que el mismo Abel le había dicho que solía escribir poemas en el tren, su semblante simplemente cambiaria por completo, pero aún así seguía pensando que todo era exageración suya, hasta que se llevaría el susto de su vida, cuando al seguir buscando un poco más, encontraría la foto del mismo muchacho con el que había hablado hace tan solo unos días, figurando como una de las tantas victimas de aquel trágico accidente. En ese momento el vaso de vidrio que Lucia tenía en la mano se le cae al instante, pero lo importante era que ya había respondido finalmente todas sus preguntas, en otras palabras, Abel, el muchacho que le había robado el corazón a través de sus hermosos poemas, ya no pertenecía más a este mundo
Lucia ya no sería la misma, y su mundo de ilusiones parecía como si también se hubiese derrumbado en mil pedazos, ya que ni ella misma podía entender lo que le estaba pasando. Sin embargo cuando todo daba a suponer que nunca más volvería a ver a Abel, una noche, y nuevamente en la biblioteca, el misterioso muchacho se le iba a aparecer una vez más. Lucia comienza a temblar como nunca antes lo había hecho en toda su vida, en ese momento Abel se da cuenta de que ella ya sabía quien era, y con una dulce voz le dice que no tenga miedo: “Yo solo quiero llevarte conmigo a un lugar mejor, donde todo sea paz, felicidad y en donde principalmente nunca va a faltar amor” Lucia le mira fijamente a los ojos a Abel, y se da cuenta de que pese a todo, seguía perdidamente enamorada de él, y con una suave voz, sin pensarlo dos veces, le contesta que ella iba a irse con él a su mundo, pero que solo le pedía un día más, para poder así despedirse de sus abuelitos a quienes tanto ama. Abel le contesta sonriendo que no había problema, pero que solo podía darle un día más, porque su etapa en la tierra ya estaba llegando a su fin, y no quería irse sin ella. Ambos se abrazan llenos de amor, pero a la vez Lucia en lo más profundo de su ser, sabía que todo esto significaba que estaba viviendo sus ultimas horas en este mundo.
Durante el corto tiempo de vida que le quedaba, Lucia aprovechó para pasarla con sus abuelitos, y demostrarles segundo tras segundo cuanto los amaba, sin importarle absolutamente nada más. Al llegar la hora de la verdad, Lucia solo miró fijamente a sus abuelos, y simplemente les dijo que esa noche iba a llegar un poquito más tarde, y que por favor no le esperaran despiertos, para luego abrazarlos fuerte y posteriormente marcharse, tratando de disimular al máximo sus lagrimas. Ya en la universidad, cuando todos se habían ido, Lucia volvería a encontrarse con Abel, y juntos se irían agarrados de la mano a la misma estación de tren, donde precisamente en su momento Abel había muerto, y que quedaba a tan solo unos metros de la universidad. Llegado el momento, Abel le dice a Lucia que cuando pase el tren, sus almas se subirán en el, y este les llevara a ese mundo tan soñado por ambos. Lucia estaba segura pero a la vez llena de miedo, porque sabía que la única forma de lograr todos sus sueños de amor, era poniéndose en el camino del tren y decirle de esta manera adiós a la vida
Al aproximarse el tren, Lucia se coloca en las vías, cierra sus ojos, aprieta fuerte sus manos y deja absolutamente todo en manos de Dios. Pero cuando el tren estaba a punto de atropellarla, inexplicablemente algo la saca del camino, evitando de esta forma su ya segura muerte. Lucia queda sorprendida porque no sabía que exactamente había pasado, pero en ese momento se le acerca Abel, la abraza fuerte y con lagrimas en los ojos le dice: ACABO DE COMPRENDER QUE EL VERDADERO AMOR NO SE CONSTRUYE A COSTA DEL SUFRIMIENTO DE OTRAS PERSONAS, Y TAMBIEN COMPRENDI QUE NO PUEDO LLEVARTE CONMIGO A CAMBIO DEL GRAN DOLOR QUE VAN A SENTIR TUS ABUELOS POR TU PARTIDA, GRACIAS POR DEMOSTRARME QUE LAS PRINCESAS DE LOS CUENTOS DE HADAS REALMENTE SI EXISTEN, Y TE JURO DESDE LO MAS PROFUNDO DE MI CORAZON, QUE ALGUN DIA, PERO SOLO CUANDO DIOS ASI LO DECIDA, NOS VAMOS A VOLVER A ENCONTRAR NUEVAMENTE EN EL CIELO, DALE MUCHOS BESOS A TUS ABUELITOS DE MI PARTE, TE AMO.
Antes de que se aleje el tren, Abel se sube en el, yéndose al lugar al que ya pertenecía, despidiéndose así para siempre de su gran amor, mientras Lucia envuelta en lagrimas, veía como el chico de sus sueños cada vez se alejaba más y más, sin que ella pudiese hacer absolutamente nada para evitarlo, pero dándole gracias a Dios por haberle permitido conocer finalmente el verdadero amor. Al llegar a su casa Lucia llenó de abrazos y besos a sus abuelos, diciéndoles que los amaba más que nunca, y que un ángel del cielo se le acercó y le dijo que les entregue todos estos besos de su parte (entre risas)
Desde ese momento, cada vez que Lucia escucha pasar el tren, sabe que allí va el gran amor de su vida escribiéndole poemas, yéndose a ese mundo tan soñado, lleno de paz y alegría, en donde quizás en algún futuro no muy lejano puedan volver a encontrarse, y así de una vez y por todas, vivir juntos y felices PARA SIEMPRE