Hoy he comenzado a escribir,
porque me he cansado de vivir
En este mundo real,
donde parece que todo lo hago mal.
No sé cocinar,
ni a la tienda voy a comprar.
Pero si se tratase de mundos crear,
en medio minuto lo he de lograr.
Aunque al mundo no le gusta la fantasía;
parecen que odian mi alegría.
Nada de princesa que dormía,
ni demonio que el mal hacía.
No quiere los atardeceres con tres soles;
ni aquellos seres de colores.
Desprecia a las frutas hechizadas,
y rechaza sobre el mar mis caminadas.
Mi único don es inutilizable.
Por videos graciosos pignorable,
por canciones estúpidas pasable.
¡Y ahora con IA remplazable!
Pero el mundo necesita la imaginación,
aunque esté en perpetua negación;
alejando a nuestras mentes de su función,
que es hacer brillar esta dimensión.
Y ahora me pide volver...
¡¿qué he de hacer?!
¿Regresar a aquel tormento?
Si digo que quiero, miento.
No puedo evitar;
con fuerza me ha de jalar,
celoso de que aquí haya más felicidad
que en su estúpida realidad.
Tiene envidia de los besos acaramelados,
de los lagos encantados
y de las constelaciones de los chicos abrazados,
que así fueron inmortalizados.
Está agobiado por los contados;
y comienza a darle a sus habitantes sueños jamás deseados.
Miente diciendo que es lo necesitado
o modas que mal han terminado.
Él dice que volarás con sustancias;
que sonreirás con estancias
con dinero en abundancias,
y que vivas en petulancias.
Prefiero volar con alas plateadas,
y sonreírles a las noches estrelladas.
Murmurarles a los lagos nuestros secretos, admirando el amanecer,
para luego probar tus besos de caramelo, al ver a los tres soles descender.