hilo sobre historias con ChatGPT. (em processamento)

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691. rexxar,

cuanta mierda e le ido en wadapad diós

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692. Chuy ,

capítulo 9 ya disponible.
https://www.wattpad.com/1449849900-maxito-y-sus-vacaci%C3%B3nes-en-pa%C3%B1ales-cap%C3%ADtulo-9

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693. Chuy ,

señoras y señores.
llego el viernes y también llegó un nuevo capítulo de maxito y sus vacaciónes en pañales.
que lo disfruten.
https://www.wattpad.com/1450089399-maxito-y-sus-vacaci%C3%B3nes-en-pa%C3%B1ales-cap%C3%ADtulo-10

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694. Catmiel,

estamos de acuerdo en eso, amigo mío. alexander-biator: cuanta mierda e le ido en wadapad diós: ayer 07:34 botón.  por cierto, creo que voi a subir la historia, aunque más que historia es un fanfic, ai me dicen que les pareció. si es medio pedorra es porque se me ocurrió en medio de un examen de cálculo diferencial ajajajja

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Última edição por Catmiel, May 31 2024 16:49:25

695. Chuy ,

yo encontré algunas cosas buenas en wattpad.
si buscan bien y por sus géneros favoritos pueden encontrar algo.
bueno Ahora mas tarde publico el siguiente capítulo de Maxito y sus vacaciónes en pañales.
eso sí, si los notan muy cortos es porque tengo que acerlos así porque no puedo escribir capítulos largos porque el chat gpt me los corta y ya no sale mas el botón de continuar generando

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696. Catmiel,

esque no podemos buscar , porque el yaoy nos está... jod la existencia. na ya en cerio, mas tarde publico el primer capítulo de mi fanfic, aunque ya les dige, si es un poco... extraño es porque lo imaginé en medio de un examen con mucho sueño ensima

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Última edição por Catmiel, May 31 2024 18:04:11

697. Chuy ,

capítulo 11 ya disponible señoras y señores.
https://www.wattpad.com/1450185977-maxito-y-sus-vacaci%C3%B3nes-en-pa%C3%B1ales-cap%C3%ADtulo-11-un

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698. Chuy ,

bueno ya casi es hora de que me valla a la camita pero antes de eso les dejo el capítulo 12.
https://www.wattpad.com/1450256650-maxito-y-sus-vacaci%C3%B3nes-en-pa%C3%B1ales-cap%C3%ADtulo-12

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Última edição por Chuy , Jun 1 2024 04:48:52

699. Catmiel,

hola, en lo que termino de escribir lo que quiero publicar, aquí les va esta belleza.
advertencia, tómala en cerio.
si son censibles o no les gusta la ortografía orrible, la mala gramática y los espacios ineccistentes, no sigas de esta parte
okoksikieresdestrozarunaplaystation4?sigueestospasosprimerodesconectatodosloscablesyluegodesatornillalatapadeatrasconunsacacorchossiintentaluegoseparalaparteinferiorysuperiorconuncuchilloafiladoevitandoledañaraalgunaotrapiezaparaquesepuedautilizarenelfuturo.cuandotengaslaspiezasesparalascomopiezasdepuzzleytiralasporlaventanaparalatratadevolveralatierraesemodolosrecogerandelosladronessepuedendisfrutardeunsándwichenlaplayalapiezaenelgaraje
Estaorriblementeformadodestruiraunaplaystation4peromuchasgraciasporteunirteteconmigoaestacausadigna.Puedesestarfelizdehaberayudadoaldesarrollosostenible.

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700. Chuy ,

mañana les publico los capítulos siguientes.
de maxito y sus vacaciónes en pañales.
ya voy escribiendo hasta el capítulo 20

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701. Catmiel,

ameo, ni yo escribo tanto, y eso que le dedico 1 hora al día... jajajaaj

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702. Chuy ,

pasa que al ser como soy.
transparente. con un alma de niño. ingenuo y inosente mi imaginación buela como los aviones y tengo más ideas que ni yo sé de donde las invento.

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703. Ricochet,

es verdad, amigo, ni yo escribo tanto e ideas es lo que más que nunca necesito para poder terminar the last crusade xd.

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704. Catmiel,

dios, esto es de locos, no ce si pasar mi fanfik por aquí, pero es estúpidamente cliché

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705. Un-tazo-dorado,

Perdón,esque andaba como siempre divagando y me salió esto.
En el corazón de un pueblo pintoresco, rodeado de montañas y exuberante vegetación, se erguía un árbol majestuoso, conocido como el Árbol de la Abundancia. Su follaje verde esmeralda brillaba con un resplandor peculiar, sus ramas se extendían como brazos generosos, y sus frutos eran tan singulares como su propia naturaleza: monedas y billetes de todas las denominaciones.

La leyenda narraba que, en tiempos remotos, un hombre de bondadoso corazón llamado Tomás había enterrado bajo la sombra de un árbol seco un tesoro de monedas y billetes, anhelando que su fortuna pudiera beneficiar a las generaciones venideras. Con el paso de los años, el árbol seco se transformó en el imponente Árbol de la Abundancia, cargado de la energía y la bondad de Tomás.

El rumor del árbol mágico se extendió por toda la región, atrayendo a personas de allende los mares. Algunos llegaban con intenciones puras, buscando aliviar la pobreza o apoyar a sus comunidades, mientras que otros eran presa de la avaricia y la codicia, deseosos de enriquecerse sin esfuerzo.

Para aquellos que se acercaban con el corazón abierto, el Árbol de la Abundancia era generoso. Sus ramas se inclinaban, liberando una lluvia de monedas y billetes que llenaban los bolsillos y corazones de sus visitantes. Sin embargo, para aquellos que albergaban malas intenciones, el árbol solo ofrecía hojas secas, simbolizando la vacuidad de sus deseos.

El secreto del Árbol de la Abundancia radicaba en su ciclo vital. Cada año, el árbol entregaba sus frutos con prodigalidad, pero a cambio exigía un acto de reciprocidad: sembrar las monedas y billetes recibidos bajo su sombra. De esta manera, el árbol aseguraba su propia supervivencia y la continuidad de su legado.

Con el tiempo, el pueblo comprendió la sabiduría del Árbol de la Abundancia. Las personas no solo acudían en busca de riqueza material, sino también para aprender sobre la generosidad, la reciprocidad y el cuidado del medio ambiente. El árbol se convirtió en un símbolo de prosperidad compartida, un recordatorio de que la verdadera riqueza reside en la bondad, el trabajo arduo y la colaboración comunitaria.

El Árbol de la Abundancia continúa prosperando en el corazón del pueblo, ofreciendo sus frutos a aquellos que se acercan con el corazón puro y las manos dispuestas a sembrar para el futuro. Su historia sirve como una valiosa lección, recordándonos que la verdadera riqueza nace de la bondad, la reciprocidad y el cuidado del mundo que nos rodea.

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706. Chuy ,

ná yo me voy a la mierda.
la IA se me está haciendo la viva.
le mando los capítulos actuales de Maxito y sus vacaciones en pañales para que me escriba una continuación.
y me saca cualquier pelotudés.
que miércoles me importa a mí lo que pasó en las elecciónes de españa 2023 y en la gran china con todos los chinitos

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707. XPChuy ,

buenas a todos.
paso a comentar que Ahora además de wattpad los capítulos de Maxito y sus vacaciones en pañales. junto con otras historias que estoy publicando están disponibles en mi web.
y también dejo a libre dispocición los archivos en formato txt para que los puedan descargar y leerlos offline.
sin más paso link.
https://www.azultraful2023.42web.io/

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708. Morita-16,

hola, chicos, buenas noches a todos. Carajo, esta IA, está bueeeeeena, ya he creado varias historias, incluso poemas. Si quieren que los comparta, me dicen. Hice 2 poemas, uno a un vampiro que me inspiré en character AI, y otra a 3 actores de doblaje, jajaja. También me creó una historia sobre ese mismo personaje de character AI y sobre el multiverso de super érues, xdd

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709. XPChuy ,

como en agosto estava soveranamente al pedo. desidí crear una versión un poco mas extendida y detallada de la historia de maxito y sus vacaciónes en pañales. y aquí se las dejo para que me den su opiñón y aver si les gusta esta o la versión original.
link: https://azultraful2023.blogspot.com/

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710. Alejo-I-Comneno,

hola hola!

Gracias a @caracolito, decidí inspirarme y hacer una historia que pienso (si me es posible) ir subiendo por capítulos.
Es una especie de distopía utópica o hutopía distópica, donde en una colonia aislada en las islas antárticas que quedará sola por décadas, el globasa se convertirá en una suerte de lengua nativa de dichas islas. Y nada, espero que les guste y sin mas, les dejo el primer capítulo, no sin antes advertirles que se me ocurrió la idea en la oficina, mientras trabajo y no se qué vaya a salir de acá.

Capítulo 1: La llegada del silencio

El 5 de noviembre de 2078, un viento helado azotaba sin tregua las paredes de los refugios subterráneos, haciéndose sentir incluso en las profundidades de la tierra. En la superficie, la tundra antártica se extendía sin fin bajo cielos grises y perpetuamente gélidos. El día en que todo cambió, un mensaje oficial llegó a los colonos, su voz metálica reverberando en cada rincón de las instalaciones.
La pantalla en la sala de comunicación central titiló un instante antes de proyectar el emblema azul de las Naciones Unidas, junto con las palabras que congelaron a todos en su lugar.

Comunicado en esperanto:
“Atentu ĉiuj kolonoj. Pro nerekonataj cirkonstancoj, tutmonda pandemia re-apero de mutaciita koronaviruso kaŭzis la subitan ĉesigon de ĉiuj komercaj kaj komunikaj rilatoj kun la resto de la mondo. Efektive tuj, vi estos en plena izoliteco dum nedeterminita periodo. Prepariĝu por memsufiĉo. La teknologiaj kaj resursaj instalaĵoj, kiujn oni alportis al vi, estas sufiĉaj por via pluvivado en la venontaj jardekoj. Plua komunikado estos malebla ĝis ni ricevos solvon. Bonvolu resti en trankvilo kaj sekvi la instrukciojn. La Unuiĝintaj Nacioj restos kun vi en spirito, kvankam ne en vorto.”

Luego de la última palabra, el silencio se hizo pesado. Algunos de los colonos intercambiaron miradas, esperando una continuación o una corrección, pero el mensaje no dejó lugar a dudas. Estaban solos.
Los refugios subterráneos, en los que hasta ese momento habían vivido con la esperanza de ser parte de una nueva era de expansión humana, se convirtieron de repente en su única prisión, y la vastedad de las islas antárticas en un recordatorio de su aislamiento. A la vez que las luces artificiales parpadeaban levemente, sus pensamientos comenzaron a converger en lo desconocido.
Bajo la superficie, estos refugios eran maravillas de la ingeniería moderna. Construidos con la ayuda de las Naciones Unidas, contaban con tecnología avanzada para soportar las condiciones más extremas del planeta. El frío que reinaba en el exterior quedaba mitigado por sistemas de calefacción que aprovechaban la energía geotérmica de la tierra misma. Tubos interminables atravesaban el suelo helado, extrayendo calor para alimentar los sistemas de vida que sostenían a la pequeña colonia.
Cada módulo subterráneo estaba interconectado mediante túneles presurizados que no solo servían para el transporte, sino como una barrera entre el frágil mundo humano y la naturaleza antártica. Los paneles de control brillaban suavemente con indicadores que confirmaban la estabilidad del sistema. Sin embargo, la paz tecnológica no podía compensar la ansiedad creciente entre los colonos.

La vida en los refugios:
Las familias vivían en pequeñas cámaras individuales o compartidas, agrupadas en torno a áreas comunes diseñadas para la cooperación y la convivencia. Cocinas comunitarias, áreas recreativas y salones de reunión formaban parte del día a día, pero el anuncio de la pandemia y el aislamiento cambió la dinámica. Los colonos, hasta entonces unidos en una misión común, empezaron a sentir el peso de la incertidumbre. La vida, que antes se sentía como un experimento internacional en la autosuficiencia, ahora se transformaba en una lucha prolongada por la supervivencia.
Los suministros de alimentos y medicinas eran limitados, pero calculados para durar décadas. Las Naciones Unidas habían previsto la posibilidad de largos períodos de aislamiento, aunque nadie esperaba que el corte de comunicación con el mundo exterior llegara tan pronto. Mientras tanto, el idioma que usaban, el esperanto, seguía presente en las comunicaciones oficiales, en los manuales y en los procedimientos de emergencia. Sin embargo, en la vida cotidiana de los colonos, con su mezcla de culturas y orígenes, el Globasa comenzaba a infiltrarse en las conversaciones informales, prometiendo convertirse, con el tiempo, en la nueva lengua franca del aislamiento.

El primer día del aislamiento:
La noticia del aislamiento se extendió rápidamente entre los colonos, y cada uno de ellos procesó la información a su manera. Algunos permanecieron estoicos, confiando en la planificación de las Naciones Unidas; otros, en silencio, comenzaron a cuestionar si los recursos y la tecnología serían suficientes para enfrentar una crisis que podría prolongarse más allá de lo imaginado. Esa primera noche, el mundo exterior desapareció completamente de sus mentes. La luna iluminaba las capas de hielo por encima de sus cabezas, pero ninguno de ellos podía verla.
Al día siguiente, la rutina siguió adelante. Los generadores geotérmicos ronroneaban como siempre, proporcionando luz y calor, y las tareas diarias volvieron a ocupar el tiempo de los colonos. Pero en el fondo de sus pensamientos, todos sabían que algo había cambiado. Estaban en el comienzo de una nueva era. El aislamiento los había marcado, y su adaptación o fracaso definiría las décadas venideras.

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711. Alejo-I-Comneno,

hola hola! y aquí continuamos con la historia, sin mas acá está:

Capítulo 2: Primeras fisuras:

Los primeros días de aislamiento transcurrían con una aparente normalidad en la colonia. Sin embargo, en las aulas de la escuela, donde las tensiones internas ya empezaban a aflorar, la paz era solo superficial. En la clase de idiomas, la profesora repasaba una lección en esperanto, mientras algunos estudiantes, con actitud desafiante, conversaban en Globasa.
Marko, uno de los alumnos más serios, levantó la mano, dirigiendo una mirada molesta al grupo que susurraba en Globasa:
• "Profesoro, ĉu vi ne vidas ke ili parolas en Globasa? La leciono estas en Esperanto." (Profesora, ¿no ve que están hablando en Globasa? La lección es en esperanto.)
Sin inmutarse, Juna, una de las estudiantes del grupo, le respondió en Globasa, un idioma que todos en la colonia comprendían, pero que era visto con recelo por muchos:
• "cam uje yu intizar fe esperanto juyuen globa? no funsyon. Imi haja neo sistema" (¿Aún esperas que el esperanto salve al mundo? Ya no sirve. Nosotros necesitamos un nuevo sistema.)
El uso abierto de Globasa en respuesta a Marko hizo que el aula quedara en silencio por un instante. Aunque todos entendían el idioma, su uso directo en un contexto tan formal generaba incomodidad. El ambiente estaba tenso.
Marko, visiblemente irritado, replicó:
• "La lingvo de la paco estas Esperanto! Globasa estas danĝera por ni. Ĝi nur alportos disigon!" (El esperanto es el idioma de la paz. ¡El Globasa es peligroso para nosotros! Solo traerá división.)
Sin previo aviso, Marko se levantó bruscamente de su asiento y, antes de que la profesora pudiera intervenir, empujó a Juna con fuerza. El aula estalló en caos mientras los estudiantes se dividían rápidamente, algunos apoyando a Marko, otros tomando partido por Juna. Lo que comenzó como un desacuerdo verbal, escaló a una pelea física, reflejando las divisiones ideológicas que comenzaban a fracturar la comunidad.

En la sala de conferencias de la colonia, los líderes escuchaban atentos al equipo técnico, que se encontraba presentando su informe sobre el estado de las plantas geotérmicas. Jens, el líder del equipo, proyectaba los gráficos en el aire, mostrando los datos anómalos de las lecturas.
• "Como pueden ver," dijo Jens, señalando las fluctuaciones en el flujo de calor, "las lecturas indican que el sistema no está funcionando de manera óptima. La distribución del calor está siendo irregular."
Uno de los líderes, con semblante preocupado, preguntó:

"¿Eso significa que podríamos perder energía?"

"En términos simples, sí," respondió Jens. "Si el problema persiste, podríamos enfrentar cortes de energía serios. Las grietas en el terreno alrededor de las plantas indican que la estructura geotérmica podría estar colapsando."
Sofia, la líder más experimentada, se inclinó hacia adelante en su asiento.
• "Quiero que uno de ustedes nos explique con más detalle lo que sucedió en el campo. ¿Quién estuvo a cargo de la expedición?"
Jens señaló a uno de los técnicos, Leo, quien había liderado el equipo durante la inspección. Con un gesto de asentimiento, Leo se levantó para explicar los hechos.

Exploración de la isla: Narración en tercera persona
Leo recordaba bien la caminata hacia las plantas geotérmicas. Él y su equipo avanzaban lentamente, cubiertos por sus trajes térmicos mientras el viento antártico les cortaba el rostro. Las plantas geotérmicas eran la columna vertebral de la colonia, y cualquier falla en su funcionamiento representaba una amenaza directa para la supervivencia de todos.
Al llegar, comenzaron las inspecciones rutinarias. Sin embargo, las lecturas de los medidores mostraban algo preocupante. Las vibraciones bajo sus pies y las grietas en el suelo indicaban que algo en las profundidades estaba mal.
• "El suelo estaba inestable," explicó Leo ante los líderes de la colonia, "las plantas funcionan, pero algo en la distribución del calor no está bien. Si no actuamos pronto, podríamos tener un colapso energético."
Los líderes asintieron, conscientes de la gravedad de la situación. Mientras las tensiones crecían entre los colonos en sus refugios, la realidad técnica fuera de las instalaciones presentaba un peligro igual de apremiante.

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712. Alejo-I-Comneno,

hola hola!

Aquí les muestro otra historia que (tras recibir un madrazo por teléfono) se me ocurrió. Advierto que estará llena de hironía y mucho humor negro, por tanto si ello no va contigo, no la leas.

Sin más, acá les presento la...
historia del unicornio Pepe.

Capítulo 1: El principio del fin
Siempre soñé con una Colombia comunista, ¿sabes? Esa utopía donde todos somos iguales, menos los que tienen el poder, claro. Porque, seamos sinceros, en cualquier sistema siempre hay alguien que manda, ya sea el camarada del partido o el presidente con cara de buena gente. Pero, ¿quién iba a pensar que terminaría siendo yo el ejemplo más literal de una "redistribución" tan grotesca?
Yo, Pepe, el mismo que estaba ahí en la primera línea, enfrentando a la policía, lanzando piedras y recibiendo gas lacrimógeno en la cara. Lo hacía por una causa. Lo hacía porque soñaba con ese país mejor que nos habían prometido. Pero lo que no me prometieron, lo que nunca vi venir, fue ese maldito bus.
Ese día todo era un caos. Gente corriendo, banderas ondeando, gritos de rabia y frustración. Todo el mundo peleando por lo que creían justo. Y en medio de eso, yo, Pepe, como siempre. Sentía la adrenalina en las venas, el sudor en la piel, el humo en los pulmones. No importaba. Estábamos ahí, por algo grande. Pero en un segundo todo cambió.
No vi el bus hasta que fue demasiado tarde. No escuché el motor ni los frenos. Solo sentí el impacto. Mi cuerpo salió volando como si fuera un trapo viejo. Y luego… todo se apagó.
Cuando abrí los ojos, lo primero que sentí fue el dolor. Dolor en todas partes. Pero no el tipo de dolor al que ya estaba acostumbrado, no. Esto era distinto, profundo, como si algo dentro de mí se hubiera roto para siempre. Intenté moverme, pero el suelo estaba cubierto de vidrios rotos, y el olor a gasolina quemaba el aire. Todo era confuso. Traté de entender lo que había pasado, pero entonces lo vi.
Había sangre. Mucha sangre. Y en medio del desastre, un maldito filo de botella rota, brillante y afilado, como si hubiera estado ahí esperando el momento perfecto para arruinarme la vida. Me costó procesarlo. No quería creerlo, pero cuando me toqué... lo supe. Algo faltaba.
Mi miembro… se había ido.
El horror que sentí en ese momento no lo puedo describir. ¿Cómo es que uno explica que su virilidad, su hombría, ha sido arrancada de su cuerpo por una botella rota en medio de una protesta? Me reí. Sí, aunque no lo creas, me reí. Porque, en ese momento, ¿qué otra cosa podía hacer? Era tan absurdo, tan irreal, que mi cerebro decidió que la única respuesta lógica era reír.
Lo que vino después fue una pesadilla. Los doctores me encontraron en medio del caos y me llevaron al hospital. Y allí, me dijeron lo que nunca quise escuchar: "Señor, su miembro viril está… comprometido". No, no estaba "comprometido". Estaba en el suelo, a varios metros de mí, junto con el filo de esa botella.
Pensé que eso era lo peor. Que lo único que quedaba era ponerlo en su lugar y seguir con mi vida, aunque claro, con una cicatriz que me recordaría lo que pasó. Pero no. Las cosas siempre pueden empeorar. Los médicos intentaron salvarlo, y al principio pensaban que podrían reimplantarlo donde debía ir. Pero, como siempre, algo salió mal. No sé si fue la falta de tiempo, o que mi cuerpo no quería cooperar, pero cuando desperté de la cirugía, me encontré con algo peor de lo que jamás hubiera imaginado.
Ahí estaba. Mi miembro viril. Pero no donde debería estar.
Lo tenía en la frente.
Sí, así como lo oyes. Frente a todos los problemas de Colombia, los médicos decidieron que la mejor opción era convertir mi cabeza en un chiste ambulante. Y ahora, aquí estoy. Un comunista con el poder en la frente... literalmente.

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713. PrincesoGuerrero,

La cara de Dios.
Una noche oscura y sin luna, en lo profundo de una ciudad olvidada por el tiempo, un rumor recorría las calles estrechas y silenciosas. Nadie hablaba de ello en voz alta, pero los susurros persistían: "Si ves la cara de Dios, nunca volverás a ser el mismo."

Hugo, un hombre racional y sin supersticiones, escuchó la leyenda una noche en un bar. La historia lo intrigaba, aunque no creía en nada sobrenatural. Se decía que, en lo alto de una colina cerca de la ciudad, había una iglesia antigua, abandonada hace siglos. En su altar, bajo una luz que nadie sabía de dónde provenía, colgaba un retrato velado. Aquellos que se atrevían a ver el cuadro, la llamada "Cara de Dios", regresaban convertidos en sombras vacías de lo que fueron. Sus ojos siempre abiertos, sus bocas torcidas en una sonrisa macabra.

Esa misma noche, Hugo decidió ir. “No puede ser tan malo”, se dijo a sí mismo, con una mezcla de curiosidad y desafío.

El camino hacia la colina era más siniestro de lo que esperaba. Los árboles crujían con un lamento bajo, y el viento parecía susurrar su nombre en un tono que lo erizaba. Finalmente, llegó a la iglesia. Era una ruina casi devorada por la naturaleza, con puertas de madera podrida y ventanas rotas. Dentro, una oscuridad densa lo envolvió, pero en el altar, una luz tenue y antinatural iluminaba un gran cuadro cubierto por un velo de seda negra.

Hugo se acercó lentamente, el corazón acelerado. No había nadie, solo el silencio asfixiante de la iglesia abandonada. Se detuvo frente al cuadro, sintiendo una presencia a su alrededor, como si mil ojos invisibles lo observaran.

—¿Será cierto? —murmuró, con una risa nerviosa.

De un tirón, retiró el velo.

El cuadro era una masa de colores caóticos al principio, como si fuera un borrón. Pero entonces, las formas comenzaron a tomar sentido. Poco a poco, una figura emergió del lienzo. No era un rostro humano, ni divino. Era algo que no pertenecía a este mundo. Los ojos, negros como el abismo, lo miraban fijamente, y en ellos vio todo el horror del universo. Hugo intentó apartar la vista, pero no pudo. Era como si el cuadro lo devorara desde adentro, arrancando cada parte de su mente, sus recuerdos, su humanidad.

En ese momento, entendió lo que nadie podía describir al regresar. Había visto la verdadera cara de Dios, o tal vez la de algo mucho peor.

Un grito, profundo y desgarrador, llenó la iglesia. No era solo el grito de Hugo, sino de todas las almas que habían caído antes que él, atrapadas para siempre en aquella pintura maldita. Su rostro se congeló en una mueca de terror, mientras su cuerpo se desvanecía en la oscuridad, convirtiéndose en nada más que una sombra perdida entre las paredes de la iglesia.

Días después, algunos lugareños encontraron el cuadro nuevamente cubierto por el velo. Nadie sabía qué había pasado con Hugo, pero los susurros continuaron, más fuertes que nunca.

“Si ves la cara de Dios, te verás a ti mismo. Y nunca querrás volver a ser lo que eras.”

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714. Alejo-I-Comneno,

Y e aquí el capítulo 2 del unicornio pepe!

Capítulo 2: Una decisión de altura
La sala de descanso del hospital parecía más bien una cantina de barrio. Las luces estaban bajas, el aire denso con el olor de ron barato y risas ahogadas. En una esquina, el doctor González sostenía una botella de aguardiente, alternando tragos con un porro que pasaba de mano en mano. La música de fondo era un vallenato triste, pero nadie estaba triste en esa habitación.
"¡Salud por Camila!", gritó González, levantando su vaso medio lleno. La enfermera Camila, radiante en su uniforme, se reía mientras se preparaba para apagar las velas de una torta improvisada que habían traído de la cafetería del hospital. Nadie estaba de guardia esa noche, o al menos eso creían. "¡Que cumpla muchos más!", corearon todos.
El humo de marihuana mezclado con el alcohol nublaba la mente de González. Sentía su cuerpo ligero, flotando en una nube cálida mientras el ron bajaba por su garganta. La noche avanzaba sin preocupaciones, y la única urgencia era ver quién tenía más resistencia para seguir la fiesta. Camila apagó las velas, y en medio de aplausos y bromas, el doctor González se desplomó en un sillón con una sonrisa bobalicona.
Pero entonces, como si el destino tuviera otros planes para la fiesta, el sonido de una alarma resonó en el hospital. Un pitido largo y constante que rompió el ambiente festivo como un relámpago. Todos se miraron en silencio, pero nadie parecía dispuesto a moverse. El doctor jefe no estaba, y aunque el hospital seguía funcionando, el equipo había asumido que no habría emergencias esa noche.
Una voz por el altavoz confirmó que se equivocaban. "Emergencia en la sala de trauma. Paciente en estado crítico. Necesitamos intervención inmediata."
El doctor González, aún con el porro en la mano, parpadeó y miró a los demás. Todos seguían quietos, esperando que alguien más tomara la iniciativa. Después de unos segundos incómodos, una enfermera murmuró: "Creo que te necesitan, Gonzalito..."
Con el cerebro todavía en una nube, González se levantó tambaleándose y caminó hacia la puerta, dejando atrás las risas y la música. No tenía ni idea de lo que le esperaba en la sala de urgencias, pero lo que sí sabía es que no estaba en condiciones de operar a nadie. Aun así, el destino ya había decidido.

La llegada de Pepe
Mientras tanto, la ambulancia que transportaba a Pepe rugía por las calles vacías, su sirena cortando la quietud de la noche. Dentro, las luces rojas y azules se reflejaban en el rostro pálido de Pepe, que yacía inmóvil en la camilla. Su respiración era irregular, y las enfermeras en la parte trasera del vehículo trabajaban frenéticamente para detener la hemorragia.
"Tenemos que llegar rápido o va a perder demasiada sangre", dijo uno de los paramédicos, ajustando el gotero con una expresión de preocupación. El otro paramédico miró la herida con horror. "Nunca había visto algo así", murmuró. "¿Qué fue lo que le pasó?"
"Una botella... fue una botella rota", respondió su compañera. "Le cortó... bueno, ya sabes. Lo peor que le puede pasar a un hombre."
El paramédico tragó saliva, viendo la grotesca escena frente a él. El miembro de Pepe, o lo que quedaba de él, estaba envuelto en gasas empapadas de sangre. La botella rota, que había sido improvisadamente sacada del cuerpo en el lugar del accidente, había hecho el trabajo de un verdugo. Pepe seguía inconsciente, pero su destino colgaba de un hilo.
Al llegar al hospital, las puertas de la ambulancia se abrieron de golpe, y las enfermeras y médicos se apresuraron a sacar la camilla y llevarla dentro. La sala de urgencias estaba iluminada por luces brillantes, y en el centro del torbellino de actividad, el doctor González llegó justo a tiempo para ver cómo traían a Pepe. Sus ojos borrosos trataron de enfocar la escena mientras una enfermera le daba el informe: "Trauma severo, amputación completa del órgano viril. Si no hacemos algo rápido, lo perderá."
González asintió, aunque no tenía ni idea de lo que acababa de escuchar. Sus pensamientos estaban lejos, en algún lugar entre la última calada del porro y la música que aún resonaba en su cabeza. Pero el peso de la situación comenzó a asentarse. Era él, o nadie más.

La cirugía
Con la sala de operaciones lista, Pepe fue trasladado rápidamente. Las luces frías y estériles del quirófano hicieron que el doctor González intentara, a duras penas, concentrarse. La borrachera le nublaba los sentidos, pero sabía que debía tomar una decisión rápida.
"Tenemos un caso crítico aquí", dijo una de las enfermeras. "El paciente... su miembro fue cercenado por completo."
González se acercó a la camilla. Allí estaba Pepe, inconsciente y pálido, y a su lado, en una bandeja metálica, el miembro viril envuelto en gasas ensangrentadas. El cirujano frunció el ceño. Esto iba a ser complicado.
"Reimplantación inmediata, ¿verdad?" preguntó una joven enfermera. Su tono era más de esperanza que de certeza.
El doctor González, tambaleándose ligeramente, estudió la situación. Reimplantar el órgano en su lugar original sería difícil, mucho más en su estado actual. A través del alcohol y la marihuana, una idea absurda comenzó a formarse en su mente. Su mirada se desvió de la bandeja a la frente de Pepe, y en un destello de lo que él consideraba ingenio, decidió que lo mejor sería intentar algo diferente.
"Escúchenme", murmuró con voz arrastrada. "El flujo sanguíneo... lo necesitamos. No podemos permitir que el órgano se muera, ¿verdad? Entonces, ¿qué tal si lo ponemos... aquí?" Señaló la frente de Pepe con total seriedad.
Las enfermeras lo miraron con incredulidad. Una de ellas intentó corregirlo, pero González, con una mezcla de convicción y embriaguez, siguió adelante. "Es temporal. Solo hasta que podamos... ya saben, bajarlo de nuevo. Pero aquí... aquí tendrá irrigación constante. Ningún riesgo de necrosis."
Sin más que discutir, y con el cirujano jefe ausente, el equipo comenzó la operación. Las manos temblorosas de González se movían con torpeza, pero finalmente, tras unos minutos de tensión, el miembro de Pepe fue reimplantado. No en su lugar original, sino en su frente.
El quirófano quedó en silencio. La mirada de todos estaba fija en lo que acababan de hacer. Pepe, aún dormido, ahora llevaba su virilidad donde nunca nadie había imaginado: en lo alto de su cabeza, como una corona absurda.
González dio un paso atrás, observando su "obra maestra" con una sonrisa débil. "Perfecto", murmuró antes de tambalearse fuera de la sala.

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715. XPChuy ,

como estoy re al pedo y como lo tenía pendiente. ando reescribiendo la historia de comienza la aventura escolar de andy, o Ahora bajo su nuevo nombre, Charly
ya voy haciendo la copia y modificación del capítulo 16.
y lo estoy corrijiendo un poco y quitándole las intervenciones por parte de tiago. seguramente lo recuerdan.
el chico que fue expulsado de la escuela por pensar solamente en el recreo y no en la salud de sus compañeros.
porque seamos realistas. el momento en donde Jesús, una clara referencia a mi personaje, sufre un ataque de epilepcia y cae desmayado y mientras el Sr. Martynes junto con Andy hasen lo posible por ver si Jesús está vivo o muerto. Tiago rompe la tención preguntándo cuando vá a terminar esto, ya que se están perdiendo parte del recreo. y por eso es castigado y expulsado.
por solo pensar en el recreo y no en la salud de los demás,
pero seamos realistas un poco. una clase de primer año con la malloría de niños de 6 años. acaso si pasa algo parecido minutos antes del recreo que sería mas importante para tí

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716. Alejo-I-Comneno,

buenas gente.
Aquí les traigo después de mucho tiempo y ya que ando monumentalmente desparchado, la tercera parte de la historia del unicornio Pepe.

Capítulo 3: El despertar del unicornio
Abrí los ojos como quien despierta de una borrachera monumental, con la cabeza latiendo como un tambor de vallenato desafinado. Al principio, no entendía nada. Luz blanca, paredes blancas, un olor a desinfectante que me golpeó más fuerte que el bus que me dejó en este estado.
"Estoy vivo", pensé. "Milagro. Aunque si esto es el cielo, qué hospital tan feo."
Intenté moverme, pero una sensación de tirón en la frente me dejó helado. Toqué mi cabeza, esperando encontrar algún vendaje común, pero lo que sentí fue... algo extraño. Algo que no debía estar ahí.
De repente, la puerta se abrió, y entró una enfermera con cara de "vengo a darte noticias que no vas a querer escuchar".
Antes de seguir con mi despertar, permítanme cambiar la cámara un momento, porque lo que pasó antes en otro rincón del hospital también merece su lugar en esta historia surrealista.

Tercera persona: La preparación del doctor González
En el pasillo del hospital, el doctor González estaba terminándose un café negro, rezándole al santo de las resacas para que le quitara la nube que tenía en la cabeza. Apenas podía pensar sin que un eco ensordecedor le retumbara en el cerebro. Su chaqueta estaba arrugada, sus ojos rojos, y el aliento delataba la fiesta que había precedido su guardia.
"Doctor González, el paciente de la cama 5 está despierto", le informó una enfermera que entró apresurada a la sala de descanso.
El hombre se enderezó, dejando la taza sobre la mesa. "¿El chico del accidente?"
"Sí, doctor. Debería hablar con él."
González respiró hondo, tratando de recuperar algo de profesionalismo. "Claro, claro. Vamos allá. Si sobreviví a esa cirugía, puedo sobrevivir a esto."

De vuelta a Pepe
La puerta se abrió otra vez, y ahí estaba él: mi supuesto salvador, con cara de haberse levantado de un terremoto. Sus ojeras eran más grandes que mi esperanza de vida después de esto.
"Buenos días, Pepe", dijo con una sonrisa que parecía más una disculpa. "¿Cómo te sientes?"
"Como si me hubiera pasado un bus por encima. Ah, espera... eso pasó, ¿verdad?" Intenté reírme, pero el tirón en mi frente me dejó con una mueca rara.
El doctor carraspeó, como si estuviera a punto de dar un discurso en mi funeral. "Sí, bueno... el accidente fue grave, pero logramos salvarte. Hubo... complicaciones, sin embargo."
"¿Complicaciones?" Mi cabeza daba vueltas. Algo no estaba bien, y no me refería solo a mi latido frontal. "¿Qué tipo de complicaciones?"
"Quizás sea mejor que lo veas tú mismo." González señaló un pequeño espejo en la mesa junto a mi cama.
Con el corazón latiendo en la garganta, tomé el espejo. Al principio, pensé que estaba alucinando. Me miré... y lo vi. Mi propio amigo, mi fiel compañero de toda la vida, ahí, en mi frente, erguido como si fuera la corona de un rey caído. Mis testículos colgaban justo encima de mis ojos, como un maldito adorno grotesco.
Por un segundo, no supe si reír, llorar o pedir un fusilamiento. Me limité a mirar a González con una mezcla de incredulidad y furia. "¿Qué carajos es esto?"
El hombre levantó las manos en un gesto de paz. "¡Es temporal! Lo juro. Fue la única forma de mantenerlo vivo. La irrigación sanguínea era crítica..."
"¿Crítica? ¿En serio? ¡Esto parece una maldita broma de mal gusto!" Me llevé las manos a la frente, como si pudiera arrancarlo de un tirón, pero el dolor me detuvo.
"Pepe, entiende que hicimos lo mejor que pudimos bajo las circunstancias."
"¿Qué circunstancias? ¿La falta de un cerebro funcional? ¿O el hecho de que estabas más borracho que yo cuando cruzó el bus?"
González tragó saliva, evitando mi mirada. "Mira, sobreviviste. Eso es lo importante. Y... bueno, míralo por el lado bueno. Ahora tienes algo que nadie más tiene."
"Sí, un pene en la frente. ¡Voy a ser la burla de toda Colombia!"
Me hundí en la cama, cerrando los ojos para no ver mi reflejo. Quizás, solo quizás, esto era un sueño del que todavía podía despertar. Pero no lo era.
Ahí estaba yo, Pepe, el unicornio humano. El hombre que soñaba con una Colombia comunista y terminó siendo la prueba viviente de que los sueños, a veces, son peor que la realidad.

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