Eso de hacerse amigo de todo el que te vea es muy, muy buen truco. O no amigo, pero sí tener una sonrisa y un saludo para todo el que te salude, eso te cuida solo. Sin mentir, a mí me ha salvado de ser secuestrada y vaya a saber qué en un auto que no conocía, y de gente drogada que no pertenecía al barrio donde estaba mi trabajo.
El tema del auto lo voy a contar, porque me parece importante. Si bien no estamos seguras por ser ciegas en la calle, tampoco estamos del todo inseguras si sabemos ser simpáticas y sabemos sonreír.
Bueno, iba caminando por el estadio único en la plata, y la gente que lo conoce sabe que ese estadio está entre dos avenidas, pero que a la noche, ese lugar está iluminado solo en el estadio, pero que al frente no lo está, y que la policía que está en el estadio está solo para cuidar el estadio y que para todo lo demás está de adorno. En eso para un auto al lado mío y me dice: "linda, vas para 526, ¿vas para nini? Yo sigo todo derecho por la 25, así que te puedo dejar donde quieras". Sonreí, porque muchas veces la gente para en sus autos y me ofrece ayuda; pero mientras sonreía, y a pesar que nunca acepto ayuda de autos, a menos que esté en grupo y la gente se vea buena, esta vez sentí que debía rechazar la ayuda o iba a tener grandes problemas. Así que manteniendo la sonrisa, le dije al hombre que no se preocupara, que sabía donde iba y que no necesitaba ayuda. El tipo me insistió como 5 veces y yo le seguía diciendo que no, hasta que me enojé y le dije: "¿qué parte de no no entendés?
" No quiero ayuda, tengo todo controlado, no te conozco, no tengo idea de quién sos, y no te necesito. El tipo se rió y me dijo que bueno, que disculpara y que se iba.
Yo seguí caminando, y le rogaba mentalmente a mi papá que se apurara, que estaba oscuro y que nos teníamos que encontrar para no llegar a la parte oscura sola. Por alguna razón sentía que el hombre me iba a estar esperando en 25 y que si llegaba sola iba a tener dificultades.
En eso paró una vecina y me dijo: "¿Nena? Vos viís ahí cerca de la zapatería en 526, y comprás casi todo ahí en los meyis. Te digo para que sepas que mi marido te conoce, es que... Te estábamos mirando en el auto cuando ese tipo te hablaba, y no nos gustó nada como te miraba." Vamos con mi marido acá en el auto, ¿te llevamos a tu casa? Yo sé donde es, porque mi marido te ve entrar y salir todos los días cuando se va a trabajar. Dale nena, que no me gustó nada ese tipo, y me da miedo". Así que me subí al auto del vecino, que resultó acompañarme a casa otras veces cuando cargaba bolsas muy pesadas del almacén.
Y cuando llegamos a esa esquina que yo sabía que no tenía que llegar sola, el tipo del auto estaba ahí, esperando algo. Y cuando me vio con los vecinos en el auto, según la vecina, me miró feo, se dio la vuelta y volvió al estadio ahí donde me encontró en la calle. Mi papá llegó al paradero de la micro sin encontrarme, así que mi mamá lo fue a buscar y él llegó diciendo groserías porque el país no fuera tan seguro como antes.
Bueno, de esta experiencia aprendí que:
- Quién te quiera ayudar no te insiste demasiado cuando quiere ofrecerte ayuda.
- Diga lo que diga la gente, nunca, pero nunca, digan sí o no si sienten que deben decir lo contrario. No toda la gente es buena y no toda es mala.
- nunca se queden detenidos esperando en un lugar, menos si está oscuro. Es más fácil rechazar gente en movimiento que detenido. Por eso yo nunca esperaba a mi papá en el paradero, siempre caminando por el estadio que estaba iluminado.
- Las chicas ciegas estamos, un poquito, así del tamaño de un cabello más protegidas que las que ven si es que somos agradables. Porque precisamente por estar solas, la gente nos mira máss, y cuando hay peligro, la gente buena se acerca sola a ayudarnos si es que se lo permitimos.
Eso nada más, y perdonen por el mensaje tan largo; fue una de las experiencias más feas de mi vida, pero de las que me dejó más conocimiento. Un abrazo.