vengan pero haber, esto es qué culpa tengo yo de ser ciego? o más bien es qué culpa tengo yo de ser migrante, qué culpa tengo yo de tener el sueño español y no el americano, qué culpa tengo yo de ser músico con ínfulas de migrante random medio desubicado o qué?
Pero bué, pongámonos en qué culpa tengo yo de... qué se yo, de ser alguien que quiere irse de su país. Pues vale vale, perfecto.
El tema esque no sé, si la compañera quiere irse a cantar por ahí, vivir su vida de aventurera, sacarse todo ese platal que ya de tan solo leer la cifra pues no sé la verdad, como que mucha confianza en que sea una cifra medianamente verás (más aún como está la economía en Latinoamérica, y en todo lo que ello implica) como que no tengo para ser honestos... pues ajá, problema de ella fué, es, será y seguirá siendo.
Ahora, genial que los mismos compañeros nativos de España y que por ende, digo yo que más o menos (no mucho mucho pero sí de pronto más o menos) conozcan la economía y las necesidades y trámites requeridos en su país nativo pues porque ajá, es el país que les vio nacer... traten de aterrizarla un poquitín, aunque mucho cristalito que desea ser una libre mariposa retozando en un campo florido, pues siempre hay.
Pero pues aj, cada quién con su cada cuál, dice la canción. O como diría Rodolfo aicardy... Lleva compadre tu cruz, y no se la des a nadie y no se la des a nadie, que todos ya llevamos una cruz.
Ahora y para irnos un poco al qué culpa tengo yo de ser ciego (cicego, no migrante, refugiado político o algo así) Me hicieron acordar de algo que de hecho, hace pocos minutos me ocurrió y aprovechando el espacio y a costa de hacer el post kilométrico, quiero compartir.
Resulta que como tengo cuenta de ahorros de Davivienda, pues decidí ir al cajero supuestamente adaptado a retirar algo de platica. Total que bueno, pues Había que conectar los auriculares que disque para que de la guía de voz, ya que era un cajero para personas con discapacidad.
Pero al hacerlo, el cajero no solo no activaba la guía de voz, sino que me vengo a dar cuenta que o sorpresa, era táctil. Qué hacer? simple, pedir unos ojos porque el cajero accesible pues no me resultó ser muy accesible. y bue, la única frase que dijo el marica coso de guía de voz, fué la típica de porfavor, retire su tarjeta. De resto, todo tocó con ojos.
En fin, que a la hora de colgarse medallitas nadie para a los bancos, pero a la hora de prestar un servicio, ahí sí nos resulta dificultoso todo.