¡Hay, ¡Dios! La escuela....En serio lo digo, gracias por crear este hilo. Se me llenan e iluminan los ojos nada más recordar mis tiempos escolares...Gracias por crear este hilo, bueno ahora sí les cuento.
¿Qué recuerdo de esa época? ¡Pregunten más bien qué no recuerdo! Jaja, me gradué hace 3 años, en el 2015, pero esos recuerdos quedaron para siempre en mi memoria. Recuerdo a mis maestros, siempre cariñosos y atentos. Siempre fui buena estudiante, mis notas no bajaban de los 80 puntos. De hecho, no faltaba el maestro o la maestra que me ponía como ejemplo delante de los demás (siempre estudié con personas videntes).
Recuerdo que en mi clase nunca faltaba el desordenado, el loco, las chicas con sus novios...Ah, y las peleas. ¡Hay, me acuerdo de un chico llamado Brayan que siempre se metía en problemas porque se agarraba a golpes con algunos compañeros! Lo hacía por juego, pero jaja, un día los metió a todos en tremendo lío. Se metió al baño de las chicas, y bueno jaja, los demás fueron a chismosear. Yo estaba hablando con una amiga, cuando escucho la bulla que viene por el pasillo....Dios, me entra la risa con solo recordar esos tiempos.
Y cuando los profesores no estaban, o aún no habían llegado, mis compañeros hacían desorden. Brincaban, algunos se ponían disque a modelar por el salón, saltaban sobre las sillas, y yo, solo escuchaba. Sí, era muy tranquila, pero muy observadora (auditivamente hablando). Qué lindos recuerdos. Fueron hermosos tiempos, hermosos tiempos.
Pero claro, no todo fue color rosa para mí. En la escuela donde me gradué, no estudié siempre. Mi mamá me sacó de otro colegio y me llevó allá cuando estaba en mitad de cuarto de primaria, porque en la otra escuela (más pequeña, debo agregar) Tanto los maestros como los propios estudiantes me hacían bullying. Psicológico, claro está. Me decían que yo no sabía nada (y eso que cuando llegué a la escuela donde me gradué mis profesores decían que tenía una memoria prodigiosa) Y también me quitaban la pizarra, le ponían quejas a mi mamá sobre cosas que yo ni había hecho, pero yo no decía nada, pues me amenazaban diciéndome que si decía algo lo iba a lamentar, que iba a perder el año. Y claro, no aprobaba los exámenes, si ni tenía los apuntes para estudiar. Mis notas que antes solían ser de 80, 90, y 100 habían bajado.
No fue sino hasta que un amigo, mi hermano del alma; mi mejor amigo de la infancia, le contó a mi madre lo que realmente estaba pasando. Él estaba en el mismo curso que yo, y fue ahí cuando mi mamá decidió cambiarme de escuela, inscribiéndome a donde me gradué, una escuela pública que se llamaba Luis Carlos López (bueno, se llama) Es hermosa, llena de naturaleza, amplios espacios (no cerrada ni afixiante) Como la otra. Mi amigo, el que le contó todo a mi mamá, también se cambió conmigo, y nos graduamos juntos. Él también es ciego, pero yo honestamente le estaré agradecida toda la vida. Si no hubiera sido por él, yo jamás habría roto el silencio sobre lo que me estaba sucediendo en el otro colegio.
Nada más entrar a mi nueva escuela, me puse a la par con mis compañeros, quienes me recibieron con amor, al igual que los maestros.
Para cerrar, la graduación fue algo inolvidable para mí. Hubo emoción, sonrisas y lágrimas, pero cada año, siempre me veo con mis compañeros en la reunión de egresados (que en realidad es una fiesta que la escuela realiza a finales de noviembre). Tengo muchos más recuerdos, pero si los cuento todos, no termino nunca jaja.
Hoy estoy estudiando quinto semestre de psicología, y mi amigo séptimo semestre de derecho (yo dediqué el año después de mi graduación a afinar mi inglés antes de entrar a la universidad).
Pero para los que han sufrido bullying en esa época hermosa que es la escuela, no tengan miedo de hablar. Busquen ayuda de un psicólogo, en mi escuela hay una, y fue ella quien me inspiró a estudiar la carrera. Veía mucho potencial en mí, era amable, cálida y comprensiva, y siempre me decía: "No tengas miedo de hablar conmigo; cuéntame cómo te sientes". Si bien los que me hicieron bullying en el primer colegio que les comenté antes de entrar a donde me gradué nunca me hicieron daño físico, sí fue psicológico. Pero aprendí a perdonar. Y espero que ellos algún día se perdonen a sí mismos, tanto profesores como estudiantes. ¡Porque incluso una profe, mi adorada profe de química del Luis Carlos López, fue allá a hablarles maravillas de mí, diciéndoles lo feliz que estaba de que yo fuera su estudiante! Jaja, maestros. Siempre tan cariñosos. Han pasado tres años, pero todavía no se me olvidan sus nombres, desde cuando entré al Luis Carlos rodeada de tanto amor, me fui aprendiendo los nombres primero de las profes de primaria, y luego de los profes de secundaria.
La mayoría de mi escolarización fue linda. Pero termino aquí jaja, con estas palabras. Nunca dejen que nadie los humille, para los que sufren bullying. No tengan miedo de hablar. Aunque los amenacen, aunque les digan de cuanta cosa, son solo eso, amenazas y nada más.
Brayan Rodríguez, no seas tímido. Trata de abrirte un poco socialmente, interactúa con tus compañeros. Inicia una conversación, conoce a cada uno. Pregúntale su nombre, es un lindo comienzo.