La casa de mi tío formaba parte de un avión enorme. Quiero decir, la casa, con su patio, la piscina, las hamacas, el pasto, el camino de piedras, el frente hasta el portón eléctrico, los autos, el perro, todo dentro de un avión. Pos volábamos, y los alemanes nos comienzan a disparar con esas balas gordas que disparan los aviones, sé que eran alemanes porque gritaban mucho y hablaban como cierto personaje histórico que todos conocemos y ponían marchas por altavoz y nos insultaban, creo, por el altavoz también. Entonces nosotros, y con nosotros me refiero a mi madre, mi padre, mis hermanas, mis dos tíos, mi abuela, mi tía abuela, mi tío abuelo, mis tías segundas, con el marido y el hijo de una de ellas y el perro de mi tío, un labrador; todos recogíamos pistolas, escopetas, fuciles, lanzagranadas, lanzacohetes y munición, cajas y cajas de munición, había hasta balines y estas que se usan en las bicicletas; corríamos al patio y disparábamos por una ventanita que tenía el avión, que por alguna razón no nos chupaba. Recuerdo que mi hermana, la del medio, usaba un lanzacohetes y yo tenía un lanzagranadas, lo cual era bueno porque me gusta el ruidito que hacen, el "tup", y después la explosión a la distancia. El avión que nos perseguía explota, pero explota mucho y muy fuerte, y minutos después, cuando habíamos aterrizado, seguía explotando el desgraciao, y venían alemanes en paracaídas y aterrizaban detrás de la caza, rompían la pared del avión y entraban al patio. Mientras tanto mi tío me regalaba dos armas, no sé bien que eran, creo que pistolas pero no sabría decirlo. Eran compactas, como las pistolas de antes, pero no tenía tambor. Era así compacta, maciza y gordita, con una corredera que estaba medio rara, porque a veces te mordía la mano cuando cargabas el arma. Tenía un cargador de mierda, con capacidad para dos balas, y a la desgraciada había que cargarle bala por bala en la recámara por cada disparo, es decir, no como las típicas pistolas que tienes para disparar un rato y luego recargas. Bueno, que se entran los alemanes por el patio y comenzamos a disparar desde algunas ventanas, y yo me fui a una pieza donde se escuchaba que los alemanes trepaban y saltaban dentro porque la ventana estaba abierta, entonces los empiezo a correr pegándoles con una escova que estaba ahí, y luego cierro la tela mosquitera, y como todavía querían entrar, les disparo desde la tela. Luego me doy cuenta de que le hice un agujero a la tela mosquitera y savía que, como se entere mi tío, se enojaría. Entonces se me ocurrió decirle que lo habían hecho los alemantes, y ahí terminó el sueño. Si, así de anticlimático.