Hola a todos. Este hilo me pareció muy interesante en su momento, y decidí volverlo a leer después de 3 años. Voy a contar mi situación actual con el tema de la socialización y los cieguismos, con mucho más detalle que cuando lo contaba allá por 2019 con mi cuenta anterior (la cual ya no existe).
Soy ciego desde los dos meses de nacimiento debido a un desprendimiento de retina. En mis primeros años de vida, tenía el cieguismo de tocarme los ojos todo el rato, una costumbre que me fueron quitando poco a poco. Además, solo hablaba con familiares cercanos. Cuando estaba en un lugar nuevo y alguien me intentaba hacer conversación, yo era muy tímido, tan tímido que no decía absolutamente nada y no sabía qué decir.
Cuando tenía 6 años, una profesora de la primaria me ayudó a tener más confianza conmigo mismo para hablar con nuevas personas, y llegó un momento en el que le tuve mucha confianza. Desafortunadamente, en ese año yo seguía haciendo unas tantas travesuras de ciegos, como tirar/lanzar cosas y reírme con el sonido, pero poco después me fui calmando. Aún no iniciaba conversación con mis compañeros, más bien unos cuántos empezaron a conversar conmigo y poco a poco empecé a llevarme con todo el curso, hasta que tuve mi propio grupo de amigos.
Ahora pasemos a algo que pasó cuando tenía 8 años. Resulta que a la profesora que en ese tiempo daba las materias básicas se le ocurrió que era una buena idea que, según el orden de lista, cada día de la semana le tocara a un compañero acompañarme al receso. El problema de este plan fue que, debido a la falta de sensibilización y a que posiblemente algunos lo sentían como una obligación, más de una vez algún compañero con los que menos hablaba me dejaba en el sitio donde yo solía sentarme a comer algo, se iba sin decir nada y me dejaba solo. Eso me afectó un tiempo y no sabía cómo afrontarlo. Recuerdo que cierto día lunes, justo después de llegar a la escuela, me acordé que le tocaba el turno a un compañero que anteriormente me había dejado solo, y me lancé directo a llorar. No sabía explicarme ni definir lo que sentía, hasta tal punto que llamaron a mi madre por eso. Al final me tranquilizaron, después de un tiempo ese plan se terminó y volví a ir a los recesos con mi grupo de amigos, el mismo grupo con el que compartí hasta los 12 años,. Algunos amigos me invitaban a jugar en el patio, otros hablaban de música con migo y un amigo se inventaba historias imitando la voz de todos los personajes, mientras que yo interpretaba a alguno y le seguía la corriente. Otro amigo, cuando supo que me gusta la tecnología, también hablaba conmigo de eso, e incluso hablábamos de los videojuegos que él jugaba. Así fue como conocí algo sobre Minecraft aunque yo no pudiera jugarlo.
A los 13 años, por situaciones que no vienen al caso, llegué a estudiar a un colegio nuevo, colegio en el cual me gradué en marzo de este año. Sabía que un amigo de la institución donde estudié anteriormente se iba a cambiar. El primer día no fue a clase, pero un compañero me empezó a hacer conversación y al final nos hicimos amigos, aunque al final no tan cercanos. Los siguientes días pasaba con el amigo que ya conocía y que también se cambió, hasta que con el tiempo él comenzó a formar su grupo.
Un buen día de ese año yo estaba en el receso tranquilamente comiendo algo, y un buen amigo, quien había tenido problemas para socializar antes (no por discapacidad, si no por problemas que tuvo con compañeros en la primaria) se me acercó a contarme que compuso una canción. Así fue como inició una amistad que aún mantengo hasta hoy, gracias a un interés en común. Pasaba hablando con él de todo un poco (de ciencia, informática, música, videojuegos o cualquier tema ramdon que surgiera) y con el tiempo formamos un grupo con otro compañero de nuestro curso y dos chicos de un curso inferior que se nos acercaron. Me llevé bien con todo el curso hasta el último año de bachillerato, pero ellos fueron mis amigos más cercanos, sumando a algunas amigas que conversaban con migo de vez en cuándo por iniciativa propia. Cuando retomamos las clases presenciales desde octubre del 2021, mis amigos más cercanos no iban al colegio aún, pues esto era opcional, pero eso no fue un problema porque los compañeros que iban me integraron. Ahí fue donde comencé tímidamente a asomarme a una conversación con algún comentario si sabía del tema, y la conversación fluía normalmente porque ya me conocían. Lo había intentado antes de la pandemia, pero en esos momentos teníamos a un chico que me decía "No te metas" y que en general causaba bastantes problemas. Se fue en 2020.
En 2022 se sumó a mi grupo de amigos un compañero que había entrado en pandemia y que también era algo tímido al principio, hasta que tuvo confianza con nosotros. Hoy aún hablo con ellos de vez en cuándo por WhatsApp,y el que inició la conversación diciendo que compuso una canción actualmente está estudiando en la misma universidad en la que estoy cursando actualmente, pues al final decidió estudiar producción musical. Yo estudio composición, y al ser ramas de la carrera de artes musicales compartimos algunas clases en este primer semestre.
También se formó un grupo de amigos gracias a la música. En diciembre de 2021, fui pianista acompañante de dos coros de una fundación que enseñaba música a niños y jóvenes con bajos recursos económicos. Justo después de la presentación, dos chicas que estaban en el coro juvenil se me acercaron y a parte de tomarse una foto con migo, que suele ser lo habitual con mucha gente, decidieron ir un paso más allá e intentar formar amistad con migo, lo que poco a poco se fue dando y actualmente ya somos un grupo más de seis personas.
Ahora vamos a mi situación actual: Como se puede apreciar, mis grupos de amigos se han formado cuando me iniciaban conversación. Hasta hace poco, era malo para iniciarlas yo mismo, a menos que tuviera que preguntar algo específico a alguien. Estoy estudiando en la misma universidad a la que va el autor de este hilo.
A veces, cuando me hacían preguntas, respondía, pero si era una pregunta de sí o no mi respuesta era muy seca, algo que mi hermano me hizo notar en agosto. Desde entonces, intento ser un poco más activo a mi manera,. Con el tiempo me estoy acostumbrando a realizar preguntas sobre lo que estemos hablando a quien me inicie conversación a mí, y a veces, si estamos realizando una actividad grupal intento socializar yo, lo que ha funcionado porque mis compañeros han visto que participo en clase y que tengo un buen desempeño.
Lo que a veces ocurría en el colegio (y sigue ocurriendo en la universidad) es que hay ocasiones en las que un grupo de personas, a veces del mismo curso, pasa y se saludan entre ellos, pero pasan de mí, como si yo estuviese pintado. Y, al ser un grupo nuevo de gente, me costaba distinguir cuándo mis compañeros eran los que estaban cerca. Ahora simplemente saludo yo también, y entiendo que cuando hay grupos ya formados eso puede pasar en ocasiones. En realidad, el problema que tengo es el siguiente:
Pasa y acontece que desde que en cuarto año de primaria a la profesora se le ocurrió la idea de asignar a un compañero por orden de lista para que me acompañe, y desde que algunos cuántos me dejaron solo, me he bloqueado cuando me encontraba solo en un lugar, por más que lo conociera y por más que yo supiera que había gente lejos. Incluso si tenía que preguntar algo para llegar a algún sitio lo pensaba dos veces (o incluso más) hasta que yo decidiera acercarme y preguntar o alguien se diera cuenta de que me encontraba solo y me preguntara si necesitaba algo. Debido a que solo había tenido que lidiar un par de veces con esta situación, hasta ahora no me había dado cuenta de que eso, en realidad, me afectó bastante.
Contexto: En el primer semestre, los orarios son asignados automáticamente. A partir del segundo semestre eliges el orario que te venga mejor al registrarte en las materias. Esto significa que los nuevos amigos que tengo al menos los que estudian música con migo, no tienen el mismo orario que yo, así que no me pueden acompañar todo el rato, como es lógico. Además, tengo clases hasta la tarde. Y, aunque un amigo del colegio también estudie música allí mismo, la idea no es pasar siempre con él.
Ya que me mudé a una nueva ciudad y me he tenido que acostumbrar a un ambiente totalmente nuevo, por ahora mi madre me acompaña a la universidad y también lleva su PC para teletrabajar, algo que evidentemente no será para siempre, y estoy consciente de ello. Lo que me ha pasado es que me he planteado la idea de estar en la universidad sin su acompañamiento un par de veces, y mi madre también me ha dicho que lo podemos intentar un día. A pesar de que mucha gente ayuda, a pesar de que los guardias de seguridad también nos acompañan a ir al sitio donde tengamos que ir a los varios estudiantes ciegos que estamos cuando llegamos o cuando no tenemos a quien nos pueda acompañar, aún no me siento bien al pensar en la idea de terminar una clase, y al tener horas libres ir a un sitio a trabajar, a comer algo y estar solo (bueno, no completamente solo, más bien sin alguien cerca al menos para que me acompañe). Sinceramente, aún me deprime un poco estar solo en un lugar, y sé que es algo que tengo que afrontar. Estoy comenzando a pensar en cómo hacerlo. Si alguien tiene alguna sugerencia, es bienvenida.
Con respecto a los cieguismos: A mí lo que me pasa desde siempre es que tengo la manía de jorobarme, especialmente cuando estoy parado o caminando, y siempre me tienen que recordar que tengo que ponerme recto/erguido. A mucha gente no parece importarle, así que quienes más me lo recuerdan son mis familiares. Suelo estar al frente cuando alguien me habla, aunque a veces me acerco de más cuando hay ruido pensando que la persona no me está escuchando bien, algo que estoy corrigiendo con el tiempo. Además, cuando doblo el bastón, ahora estoy midiendo la distancia antes de desplegarlo, a raíz de que un día le pegó a una mesa de vidrio bastante delicada. Hay otros cieguismos horribles que tuve en mi infancia, como masticar con la boca abierta, lo que me quitaron a base de decirme cada día que no lo hiciera.
Por cierto, suelo utilizar el humor en algunas situaciones típicas de ciegos, un tipo de humor con el que algunas personas se ríen y otras personas no saben cómo reaccionar. Por ejemplo, si estoy caminando y alguien se choca conmigo accidentalmente por distraído, yo suelo decir la frase "Disculpa, no te vi". A veces hago la trolleada de decir que no vi algo cuando alguien que sí ve dice que tampoco lo ha visto, lo que solo hago cuando tengo bastante confianza.
En fin, esta ha sido mi experiencia hasta el momento.