Historias y novelas.

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241. Def-Leppard,

pues eso nunca señores. aquí cada uno tiene su habilidad y escribe como escribe. si nos ponemos a comparar, algunos autores (no señalemos que queda feo) no tenían que haberles publicao ni un panfleto. hay que publicarlo todo. y lo dice el que no publica nada pero es que ya hace años que noescribo e iba a ser muy infantil, no cuenta xddd

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242. Chopin,

yo, desde mi punto de vista de lector, e visto tanto novelas con un estilo que te hace cuestionarte cuan bien escribes hasta novelas que dices: ey, mi hermana escribe mucho mejor! sin dudas, ambos Pablos saben como expresarse y usar las palabras de forma adecuada, creo que quedaría en ridículo publicando mi historia, que a falta de la más mínima lírica, quedaría disminuída por las historias que presentaron antes.

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243. Def-Leppard,

no tienes que compararte con ellos, compárate con tigo mismo y será más práctico, es como si me comparara yo con salvatore, o clancy. voy a quedar mal seguro. a lo mejor ambos estudian letras, que se yo. yo estudio biológicas puras y escribo.... pues como yo escribo, yasta. lo mejor es tener tu estilo propio

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244. Portia-Manyike ,

Bueno chicos, es la primera vez que me animo a postear en este hilo bien, aquí les comparto una historia que yo escribí, espero les guste. Sin más, aquí va.
Bantú, un amor sin explicación.
Hola, mi nombre es Tshidi. Soy lo que se dice una mujer de bien. Trabajo en un estudio de doblaje adaptando diálogos, y también me dedico a cantar, y actuar. Pero mi pasión más grande, es la de estudiar a los grandes gorilas, o como me fascina llamarlos, a nuestros parientes más cercanos y ancestrales. Un día, estaba trabajando en mi estudio de doblaje, adaptando diálogos de una película sobre simios. En eso tocan la puerta. Era James Clayton, mi compañero de estudios primatológicos. De inmediato dejo mi trabajo y abro la puerta. Tshidi, Te tengo una tarea, me dijo James. ¿Tarea de qué? Le pregunté, algo confundida. James inmediatamente me hizo una seña para que lo siga. Cerré la puerta de mi estudio y lo seguí. ¿Será algo peligroso? No, Tshidi. No lo será. Quizá sí lo sea, pero, no lo será tanto si vamos preparados, me dijo. En la calle nos encontramos con Lungelo Mhlongo y Siyabulela mukiza, quienes durante todo el tiempo que llevábamos estudiando primates iban con nosotros a las excurciones, a los viajes y siempre nos ayudaban a rescatar simios de zoológicos. Con Lungelo era con quien yo me llevaba mejor, era parecido a mí en la forma de pensar y, además, le encantaba esa sensación de victoria cuando rescatábamos algún chimpancé, algún orangután o algún gorila. Tshidi, me dice Siyabulela mirándome con un rostro algo desfigurado. Tshidi, nos han llamado desde la Save gorillas foundation para que rescatemos a, No le digas aún, lo haré yo, cortó James en seco. Tshidi, te diré cuando lleguemos. James me estaba guardando algo, pero por su rostro me hacía saber que era algo de lo que íbamos a salir bien. Unas horas más tarde ya estábamos en el aeropuerto. ¿Qué rayos hacemos aquí? Les pregunté a James y Siyabulela. Ya te diremos, me dijo James sonriente. En eso se escuchó una voz. James Clayton, Dijo. James enseguida atendió al llamado. Ya es hora, me dijo. Al cabo de un rato, yo, James, Siyabulela y Lungelo estábamos tomando un vuelo. Ya estábamos sentados en nuestros asientos cuando Lungelo se me acerca y ahora sí me dice. Tshidi, nos han llamado de la Save Gorillas foundation para que rescatemos a Bantú, un gorila que está en cautiverio en México. ¿En México? le pregunté a Lungelo con una mirada muy triste y confundida. Sí, México, me dicen James y Siyabulela a coro. Necesita nuestra ayuda, me dice Lungelo tocándome el hombro. En eso, Yo me echo hacia atrás, e imaginando a aquel gorila encerrado dejo caer unas lágrimas, que caen curiosamente sobre la mano de James, quien estaba a mi lado. ¿Qué pasa, querida? Me pregunta Lungelo volviéndose hacia mí. No puedo ver a un gran simio así, les digo a James y Lungelo llorando. En eso se acerca Siyabulela. Ya hemos rescatado simios en cautiverio, y siempre has sido fuerte. Ahora tienes que ser más fuerte aún. Lungelo me abraza. En eso, desde el avión dicen. En unos momentos más estaremos aterrizando en la ciudad de México. Al oír eso, mi inmediata reacción es tomar la mano de James de un lado y la de Siyabulela del otro. Tranquila, Preciosa Tshidi, me dice Lungelo que estaba detrás de mí. Después de un rato, ya nos encontrábamos los tres en el aeropuerto mexicano, donde al llegar nos reciben Kala Magudulela y Brenda Mkhize, quienes dirigen la Save Gorillas foundation. Tshidi, me dice Kala acercándose. Tshidi, James, Lungelo, Siyabulela, síganme, Dice Kala. La seguimos muy nerviosos. Yo tomada de la mano de James, atrás nuestro iban Lungelo y Brenda, después, a lo último, Kala y Siyabulela. ¿Será peligroso? Pregunto a Brenda que iba detrás. Ella me mira. No, creo que no, si podemos hacer todo rápido, me dice con una voz muy segura. Seguimos caminando así por un largo rato hasta que yo veo un cartel que me llama la atención. Me detengo y leo. Zoológico de Chapultepec. ¡Aquí es! Dicen Kala y Brenda a coro. Allí nos esperaba Jane Smith, quien nos ayudaría con el rescate. Jane querida, dice Kala. Te estábamos esperando. Jane Smith era una primatóloga que trabajaba en la save gorillas foundation desde ya hacía muchísimo tiempo.
Chicos, tenemos que hacer todo esto sin que los cuidadores se enteren, dice Jane susurrando. Ellos no están de nuestro lado, añade. en eso, Kala, Brenda, James, Siyabulela y Jane trazan el astuto plan. Todo listo, dice Jane. Todos asienten. Tshidi, ahora volvemos. A nuestra señal, tu harás lo que Siyabulela te diga, ¿De acuerdo? dice James. Está bien, le respondo muy nerviosa. En eso todos se van, ahí solo quedamos Lungelo y yo, que estábamos esperando muy nerviosos. ¡Me pregunto qué rayos estarán haciendo! Susurro. No lo se, Querida. Me responde Lungelo. Pasaron unos largos minutos durante los que lungelo y yo esperamos ansiosamente. En eso, James y Siyabulela llegan llevando a un gorila que parecía estar amarrado a una cadena, y que miraba a todos con un rostro muy triste y estresado. Él es, Bantú, susurra Siyabulela. Lo primero que hago es mirar al simio a los ojos. Oh por el amor de dios, susurro mirando la cadena que el simio tenía en sus brazos. Tenemos que irnos de aquí, dice lungelo. Irnos, susurra Brenda. Irnos para que nadie nos vea, nadie aquí está de nuestro lado, dicen Jane y Kala a coro. ¡A correr! dice James, y todos corremos a casa de Jane. De inmediato, entramos, llevando al angustiado gorila, que intentaba contener el llanto mientras sentía que su pecho estaba apretado por algo. Ya en casa de jane, me acerco a Lungelo. ¡Está partido! Le susurro. Tengo que ayudarlo. Tenemos que ayudarlo, entre todos para que esté plenamente otra vez, dice james. Mi primer impulso es acercarme y tocar el hombro del gorila. Estás bien, le susurro mirándolo a los ojos, unos ojos marrones muy profundos. el gorila me mira, muy triste y cae de espaldas al suelo. de inmediato siento la respiración agitada del primate. No está nada bien, dice Brenda. ¡Ya veo el problema! Dice siyabulela mirando al simio. Todos nos acercamos, y en eso yo grito ¡Por el amor de dios! Y señalo una estructura de hierro que estaba en el pecho del gorila. Es esto, es esto, dice Brenda con los ojos bien abiertos. ¿Cómo rayos le vamos a sacar esta cosa? pregunta Kala. ¡No sé! Respondemos yo y jane a coro. Aver veamos, veamos, dice Lungelo, mirando de aquí para allá nervioso. Tshidi, tienes que calmarlo, dice siyabulela mirando a un angustiado bantú que intentaba quitarse la estructura metálica de su pecho. Tranquilo, tranquilo. Le digo mientras lo miro a los ojos y acaricio su lomo y sus hombros. Lentamente el angustiado gorila se iba calmando, jamás dejé de mirarlo. Esos ojos marrones profundos me causaban tanta seguridad y tanto respeto...
No podía explicar mi sentimiento en aquel momento. Ya está, lo calmé, digo a Siyabulela. Mantenlo así, me responde. En eso, Jane y Kala, con ayuda de algunas herramientas logran quitar la estructura de hierro del pecho del simio. ¡Ya está, tranquilo, le susurro mientras continúo mirándolo a los ojos! En eso, miro las cadenas que aún continúan en los brazos del primate. Esto, las cadenas, le digo a siyabulela muy nerviosa. Yo me encargo, me responde. Continúa calmándolo, me dice Lungelo. En eso, siyabulela desata las cadenas de los brazos del gran gorila. Yo acaricio su hombro y su lomo sin dejar de mirarlo. Tendremos que dejarlo descansar, dice Jane. Tengo un buen lugar para que descanse. De inmediato, llegamos a un cuarto en el que había una enorme cama rodeada de hierbas tropicales y unos metros más adelante, había un abrevadero. Aquí estará a salbo, dice Jane. ¡Bantú, ven aquí, precioso! Llamo. De inmediato, el gran gorila viene hacia mí, intentando moverse con gran dificultad. Ven, acércate, le digo. lo ayudo a llegar hacia la gran cama. Descansarás aquí, dicen Kala y Jane. Al cabo de un rato, el gran Bantú ya descansaba, ya libre de ataduras. Yo y Brenda estábamos charlando en el jardín. ¡Creo que me enamoré de él, digo mirando hacia el gran cuarto donde Bantú dormía plácidamente! ¿Te enamoraste, de ese simio? Me dice brenda con los ojos abiertísimos. Sí, sí, creo que así es, le digo calmándola. Esos ojos marrones profundos me cautivaron, digo suspirando. Nunca antes me sentí tan segura en mi vida. ¡Tshidi, Brendita, Vengan ya! grita Siyabulela. ¡Ya despertó! Dice Jane quien estaba en el gran cuarto. ¡Bantú querido! Digo mirando hacia el gran simio que estaba sentado en la cama. ¿Te sientes bien? ¡Está más que bien! Dice Jane sonriendo. Ya come, ¿Ya? digo yo muy contenta. Si, se comió su ración de frutas y ahora míralo, está radiante, dice Kala quien estaba sentada junto a la cama. De inmediato, el gran simio se levanta, y se dirige al abrevadero. Ya va a beber, dice Lungelo expectante mirando hacia el agua. el gorila salta y se arroja al abrevadero. No, no creo que sea eso, creo que necesita refrescarse, dice Brenda. ¿Saltarás con él? Me susurra. De inmediato miro a los ojos del simio y sonrío. Sí, sí. Le susurro a Brenda. De inmediato, me quito el vestido y salto al agua también. ¡Está loca! Dice siyabulela muy serio. No, no lo está, después te explicaré, dice Brenda Mirando a Siyabulela. Al cabo de un rato yo y el gran gorila nos encontramos en el gran abrevadero. Que guapo estás, le digo mirándolo a los ojos. El simio de inmediato me toma en un brazo y me recuesta contra el pecho. ¡La ama! Dice Siyabulela mirando hacia donde estamos yo y Bantú. ¡Te lo dije! dice Brenda sonriente. Luego, el gran simio me ayuda a salir del agua y él sale también. Siyabulela, James, Kala, Lungelo y brenda nos miran sonrientes y aplauden. ¿Pasa algo? Digo yo muy sorprendida. Ustedes pasan, dice Brenda bailando por todo el lugar. ¡Son hermosos juntos! Dice James. ¡En eso, el gran simio me vuelve a tomar en brazos y me vuelve a recostar contra el pecho! La está protegiendo de algo, dice Kala. En efecto, los guardias del zoológico de Chapultepec se habían enterado de todo y estaban ya en la puerta de la casa de Jane. ¡Están cerca! Dice Lungelo. ¡A correr! Dice james casi gritando. No, No no no, no vamos a correr, dice Siyabulela. Brenda, Kala, Lungelo, Jane, Síganme! Grita Siyabulela. En eso todos se van, solo quedamos James, Bantú y yo. En eso James se esconde en un armario, yo y bantú nos escondemos en el abrevadero. Mientras tanto, Siyabulela y los de más estaban alejando a los molestos guardias. ¡Ustedes no estaban preservando la especie, estaban prácticamente lastimando al pobre Bantú! Grita Jane enfadada. ¡Ustedes no son guardias, son asesinos! Le responde Kala. Al escuchar el alboroto, James sale del armario y se dirige hacia la calle donde todos peleaban con los guardias. Bantú, quien también escuchó el alboroto se dirige conmigo en brazos también hacia la calle. En eso, el simio se golpea el pecho con un puño, ruge muy fuerte y yo salto de sus brazos. ¡Ustedes no podrán con nosotros! Digo yo muy enfadada mirando a un guardia que tenía en sus manos otra estructura de hierro. ¡Bantú pertenece al zoológico, dice el guardia enfadado con la estructura de hierro en las manos! No, ¡Me pertenece a mí! Grité yo enfadada. ¡A la carga! Grita Kala. De inmediato, todos estábamos peleando con los guardias. Lungelo y James estaban peleando con el de la estructura, yo y brenda con otro, y bantú, Siyabulela y Jane con otros dos. ¡Queda uno! ¡Se acerca! Grito yo. En eso, Kala, quien estaba dirigiendo la pelea se pone en posición, y el guardia muy molesto se le acerca. ¡Sorpresa! Dice kala mirando desafiante al hombre. ¡Ahora el que estará en cautiverio serás tú! Le dice amarrándolo con una cadena de acero. ¡Bien hecho! Grito yo mientras peleo con otro guardia. De inmediato, a la señal de Kala, Brenda le pone otra cadena de acero al guardia. Lo mismo hacen James, Lungelo y los demás. Un rato después llega la policía. De inmediato, un policía con rastas baja del camión. ¡Aquí está, una entrega especial para ustedes! Dice Lungelo. ¡Gracias! Los hemos estado buscando por mucho tiempo, Se hacían pasar por guardias de zoológico para traficar animales salvajes, dice el policía que inmediatamente sube a los hombres encadenados al camión. Cuando el camión ya se alejó, ¡Todos levantamos los brazos con gran felicidad! Bantú se golpeó el pecho y rugió victorioso y después me cargó en brazos. ¿Y ahora qué vas a hacer? Dijo Brenda mirándome. Volveré a casa, con Él. Tendrá libertad, en mi enorme patio, y podrá estar conmigo para siempre, digo mirando a un bantú que me abrazaba y me acariciaba con su enorme mano peluda. Ahora, yo y el gran gorila vivimos felices. de vez en cuándo James y los chicos vienen a vernos. Bantú aprendió a adaptar diálogos, y lo hacemos juntos cuando nos llegan diálogos nuevos. Ahora ya también tengo un compañero para actuar, ¡Es muy bueno en esto! Y en cuanto a los falsos guardias del zoológico, siguen en la cárcel, aunque le oí decir al policía con rastas que algunos murieron y que otros se suicidaron. En fin, todos estamos en paz ahora, y nunca jamás nadie nos volverá a molestar.

Fin.

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245. el_caballero_tooxico ,

hola! escribo porque me llama la tención varias cosas, acá les paso a comentar: 1: me encanta como escriben los 2 chicos, al segundo pablo no lo conozco, pero el primero sabe que le admiro mucho y que como ya todos acá sabemos, tiene las cualidades y el talento para hacerlo, de verdad felicidades chicos, aunque creo son historia complejas de meter al personaje en la misma, sencillamente genial.

2: me llama la tención que ellos mismo se consideren un desastre cuando todos les aplaudimos de pié y sin problema, yo creo que sin dejar la humildad que desde luego es lo más importante, uno mismo tiene que créersela como quien dice, darse el valor y el reconocimiento que uno tiene, no llamarse desastre cuando uno sabe que lo hace bien.

3: lo otro es ver que mucha gente se compara con ellos y retrosede, no publica sus historias porque van a a quedar en ridículo como si esto fuera competencia, no le veo sentido a eso. siempre (siempre) hay alguien que sabe más o lo hace mejor, pero cada quien tiene su estilo y su forma, no veo porqué ponerse en esa.
yo la verdad es que no publico historias, lo mío es hablar de boxeo y algunos poemas, por eso no publico aquí, pero lo que quiero dar a entender es que no puedo compararme con bernardo pilatti (el mejor analista de boxeo para muchos incluyéndome) porque el es él y yo soy yo, ese pana trabajó en SPN, es periodista, estudia el boxeo hacen 20 años, esa es su historia y esta es la mía, no soy mejor que él, pero cada vez que puedo escribo aunque el ya lo haya hecho, si no me atrevo no me conocen, no me equivoco, no aprendo.
saludos, perdonen por meterme donde no me llaman y sigan compartiendo que les leemos :)

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246. Ezra_Solerian,

Qué bellos comentarios, por favor. No los merezco. De verdad, chicos, mil gracias, no saben cuan feliz me hace ver que a una pequeña parte de la gente le podría gustar lo que escribe este medio intento de persona.
Gracias a todos. Sí soy un desastre, me falta montones por aprender y trato de hacer las cosas lo mejor que se pueda.
No hay que comparar. Todos aprendemos de todos.
Espero que lo que escribo algún aporte les deje.
Se les aprecia, en serio. Son bárbaros con todos esos buenos comentarios que a cualquiera que escriba le hacen feliz.
Estoy preparando otro relato, para subirlo por acá también. Así que prontito prontito.
Un abrazo.

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247. Chopin,

medio intento? jaja, pero yo veo que eres una persona completa :D vamos, esperamos tus relatos, Pablo!

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248. kaladin-bendito-por-la-tormenta,

El blog que estabas buscando no existe. Sin embargo, el nombre audiogamesymas está disponible para ser registrado.

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249. Yuli_Morat ,

Ese blog fue eliminado.

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250. James_Potter,

ya eliminó como 5 blogs el man.

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251. Yuli_Morat ,

no, no. el blog no fue eliminado, cambió el nombre a audio juegos y más, algo así.

Pero a partir de ahora, las historias estarán aquí:

Yulianita tutoriales y más

pd. Solo puse la historia sobre una niña y un gato, pero ya iré agregando más.

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Ultima edizione da Yuli_Morat , 11.06.2021 17:16:01

252. kaladin-bendito-por-la-tormenta,

deverían hacerse un sitio weeb chicos, mas que esos blogs que no son tan estables que digamos. les echaré un ojo muchachones.

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253. Yuli_Morat ,

Bue, yo no sé de sitios web, y creo que la mayoría de servicios para crear el siitio son de pago.

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254. Franco-Escamilla ,

freevar.com, 260mb.net.

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255. Exink,

Hola, chicos. Soy Miguel Pacheco y, entre otras cosas, también me gusta escribir cuentos, siempre y cuando tenga en claro sobre lo que quiera escribir, aunque mayormente me gusta más escribir ficción más realista.

Después de varios días de tremenda indesidia, por fin hoy me animé a compartir una de mis humildes creaciones; no sé si esté a la altura de las que se han ido presentando en estos últimos mensajes, pero al menos estoy satisfecho con el resultado.

Para los que hayan leído alguno de mis relatos como La hermana del rebelde o El secreto navideño, tal vez ya conozcan mi forma de escribir, pero para los que no, espero que esto logre ser de su agrado.

¡Un saludo y espero que les guste!

El valor de tener amigos

Miguel Pacheco

Mi madre es una mujer con una cara de… (¿cómo se le dice?) alguien de pocos amigos. Siempre que llegaba de la escuela y le presentaba la noticia de que había conocido a algún chico o chica que en ese momento me parecía agradable, regresaba a lavar los platos, o a ver la televisión, o a hacer cualquier otra cosa que estuviera haciendo. No sabía decir nada más: «No esperes nada de nadie»… y me hacía sentir el chico más culpable y miserable de toda la colonia.

Fue por eso que comencé a mantener amistades en secreto, haciendo pasar a mis verdaderos amigos como simples compañeros de clase. A diferencia de los demás, era poco habitual organizar fiestas para divertirme con ellos o ser invitado a alguna de esas fiestas.

Y lo que mi madre menos podía tolerar era que tuviera amigas. «Esas son todavía peores, siempre van a ver la forma de sonsacarte el dinero o las tareas y después van a querer que te hagas responsable de sus hijos»… no entendía esa última parte porque lo que ellas mayormente tenían era hermanos, no hijos.

Mi madre y yo vivíamos solos y yo nunca conocí a mi padre... me hubiese gustado conocerlo, pero es que ahora ya me da lo mismo. Antes me lo imaginaba como un superhéroe como esos que aparecen en la tele, pero ahora las imágenes que hay en mi cabeza no pasan de un viejo tirado en el piso con una botella de cerveza a su lado.

Mientras me encontraba pensando en todas esas cosas sentado en uno de los escalones cercanos a mi aula, vi cómo una moneda de 10 pesos se le caía a una chica de ojos cafés, cabello negro y unos pechos y cadera que me llamaron mucho la atención. Cuando me preguntó que por qué me hallaba tan solo, brevemente le dije que mi madre no me permitía tener amigos porque eso no le gustaba. Solamente me preguntó si de verdad me importaba su opinión y le dije que sí porque, suponía, ella tenía más razón que yo y, presumiendo de una inteligencia que yo no alcanzaba, me dijo que en mi lugar no le importarían esas cosas. Me invitó a comprar un helado de esos que vendían en la primaria… y acepté sin darme cuenta.

Cuando regresé a casa, le dije a mi madre que todo había sido como siempre. No tuve el valor de contarle sobre mi nueva amiga, cuyo nombre hasta entonces desconocía. Eso sí, no había dejado de pensar en ella… en su voz, en la forma en la que llevaba las cosas, tan poco juvenil y sin embargo tan resuelta… Yo, que nunca quise pisar una sola iglesia en mi vida, decidí que casarme en la catedral de Notre Dame con ella era mi último objetivo, esa de la que me habían hablado tanto mis abuelos cuando aún vivían.

Al día siguiente quise preguntarle por su nombre, pero ella prefirió evadir el tema diciendo que era la misma cosa cómo la llamara, que podía decirle como quisiera. Entonces se me ocurrió llamarle Luz porque eso significaba para mí desde el primer minuto que la conocí, una luz en mi vida que me daba la oportunidad de hacer cosas que antes nunca hubiera hecho. Y ese día me ofreció que fuera con ella a su casa, que ya veríamos cómo nos arreglaríamos con nuestros padres.

En el camino, me iba imaginando su casa así bien señorial, así bien construida con un millón de habitaciones que se conectaban unas con las otras y un jardín con las rosas más perfumadas que uno pudiera imaginarse, todo esto basado en cómo se comportaba conmigo. Nada más lejos de la realidad. Descubrí que vivía con su madre en una pequeña casa que aparentemente no resistiría mucho tiempo.

Cuando llegamos Luz me presentó con su madre, quien me miraba como si ya nos hubiésemos conocido desde siempre.

-Pásale… Luz me habló tanto de ti -dijo al tiempo que me invitaba a tomar un vaso de agua, el cual acepté dándome cuenta de la limpieza de la casa a pesar de su humildad, y encima de que había acertado con el nombre de mi nueva amiga.

Estuvimos los tres conversando sobre cómo nos fue en la escuela, de la forma en que nos habíamos conocido, etc. En realidad, aún no teníamos demasiado sobre lo que charlar, pero al parecer la mamá de Luz lo agradecía, mientras abandonaba la casa rumbo a su trabajo como enfermera de una señora con una salud tan mala como las caricaturas de estos días, según lo que me enteré después, dejándonos solos a Luz y a mí en su casa.

Ahí fue cuando comenzó a relatarme cómo llegó a ese lugar, luego de que con mis ojos explorara la casa de arriba a abajo. Me explicó que hace algunos años, ella y su madre vivían gracias a que su padre les ayudaba con los gastos de la casa… y en realidad no hacía nada más. Se trataba de un hombre que solamente hacía lo mínimo necesario para ganarse la vida, trabajando de cualquier cosa disponible en ese momento. En una de esas, cansado de no obtener el éxito que buscaba, decidió adquirir un crédito a fin de invertirlo en alguna clase de negocio. Como no pudo encontrar algo razonable en lo que trabajar, simplemente se lo prestó a su hermano quien, a diferencia de él, gozaba de una buena solvencia económica gracias a que tenía muy buenas ventas en la franquicia en la que trabajaba.

Se supone que le iba a pagar con una clase de interés (yo todavía no entiendo muy bien esas cosas) a fin de que el papá de Luz así pudiera generar una ganancia. Pero después del segundo pago, el comerciante fue encontrado muerto en su casa, para luego enterarse de que ese centro comercial también funcionaba muy bien para vender drogas, por lo que el lugar fue desmantelado y el tío de Luz, asesinado. El padre de luz se sentía con un humor de los mil demonios y como ya no podía seguir pagando al banco, se encargó de vender la casa donde vivían, un lugar mucho mejor construido donde incluso les obraba el espacio.

Cuando le pregunté qué fue de la casa, me dijo que en ese tiempo había sido comprada por una joven que se encontraba embarazada, a unos cientos de metros de distancia de su primer hogar; ellas ya no tenían dónde vivir, así que simplemente volvieron a casa de su abuela (de luz, claro está) al menos hasta encontrar algo para arreglar todo ese desastre. No decidieron visitar aquella casa… tampoco es que tuvieran mucho para llevarse. Cuando me describió la casa, noté que era curiosamente parecida a la mía: que era grande, que tenía varios cuartos y escaleras de caracol… ¿acaso sería posible? «No creo», me decía a mí mismo.

Todo iba muy bien, hasta que la mamá de Luz regresó a esa casa que antes era suya. Mi amiga recordaba eso aunque todavía estaba muy chica. Dice que su abuelita le había dicho que ya no podía seguir estando con ellas, que lo único que hicieron con quedarse fue que empeorara su salud… y las corrió sin más. A la mamá de Luz no le importó que esa casa estuviera ocupada, porque cuando llegó con esa joven, que estaba más joven, la agarró de las greñas y claramente trató de defenderse diciendo «¡creí que éramos amigas!».

Esa vieja (perdón, la madre de mi amiga) se tranquilizó al tiempo que iba reconociendo a aquella joven. Desde hace mucho que no la veía, pero por alguna cosa ella supo quién era: se trataba de mi madre.

A partir de ese día nunca más volvieron a hablarse y mi madre fue olvidándose poco a poco de lo que era tener amigos. Casi no los buscaba, fue borrando sus números uno a uno y, lo más importante, a partir de ese entonces fue empeñándose en que yo no los tuviera tampoco.

—¡Eso no puede ser posible! —le dije a Luz—. ¿Y qué tal si hacemos algo para solucionarlo?

—Pues por mi parte aquí me tienes para lo que necesites —me dijo, y a partir de entonces fue que decidimos ser amigos, sin importar los problemas que mi mamá hubiera vivido. A lo mejor ya saben lo que sucedió después... sí, mi madre nos descubrió pasados unos días, y luego me persiguió por la casa con un cable de luz (no de mi amiga, sino uno de esos cables para la energía eléctrica), amenazándome con usarlo contra mí si no me alejaba de esa pinche mocosa, pero a mí me valió y le dije que no y que estaba loca por desquitarse con nosotros. Lo último que hizo fue castigarme por una semana sin ningún tipo de contacto exterior; nada de televisión, nada de usar su teléfono para llamar al 060 para decir que me estaba llevando el coco, ni nada que se le pareciera.

Así me la pasé los primeros dos días, incluso faltando a clases. La realidad era algo terrible para esos tiempos, puesto que mi mamá solamente se acercaba conmigo para darme de comer y apenas me dirigía la palabra. Lo único que hacía era abrir la puerta, arrimarme los frijoles y se iba a la chingada o a ver la novela, qué sé yo. Y yo me la pasaba imaginando cómo sería mi amistad con Luz, que estaríamos en la escuela jugando a la semana inglesa, y luego que todos nos harían burla por eso... La verdad es que a mí me gustaría que me hicieran carrilla, para agarrarme a guamazos con el que quisiera pasarse (más que con migo) con ella.

Sin embargo, luego de tres días encerrado, (tal vez porque mi madre ya se había hartado de estar con la maldita televisión y yo sin ver nada), mi madre decidió levantarme el castigo; no fue tan melosa como la típica madre mexicana o gringa o de cualquier otro país. Nada más me dijo:

—Bueno, como te has portado bien te levanto el castigo... haz lo que quieras, pero luego no vengas llorando a mí —me dijo, y volví a tener contacto con el mundo exterior.

Al día siguiente volví a clases, donde la profe me dijo que se había preocupado porque no había ido ni el lunes ni el martes a la escuela. Yo le dije que fuimos a Michoacán a visitar a mi abuela que estaba enferma, y la maestra se lo creyó. Y seguí haciendo mis trabajos hasta que vi a Luz en el recreo, igual que la primera vez. Después no supe cómo pasó, pero asegurándome de que no hubiera nadie, la besé en los labios tal y como cuando me tragaba las novelitas de mi madre, o de mi abuela, o de las dos al mismo tiempo. Y creo que eso le gustó, porque cuando terminamos me dijo que «ya somos novios».

Y si todo esto no fuera suficiente, fuimos haciendo más amigos conforme pasaba el tiempo. Sí, ella se enojaba conmigo cuando me ponía a chismear con algunas niñas sobre las cosas que hacíamos con los legos (luego vi que eso se llamaban «celos» cuando se lo pregunté a mi mamá), pero fuera de eso todo iba genial entre nuestra nueva pandilla.

La verdad no entiendo cómo es que los adultos se enojan y se dejan de hablar por cosas que no tienen nada que ver con sus amistades, pero bueno... mejor ya no seguir hablando de eso. Mi madre siguió igual de amargada tanto conmigo como con Luz y mis amigos, pero me valió; después de todo, ella es quien se ha perdido, aún después de todos estos años, el valor de tener amigos.

FIN

febrero de 2021

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Ultima edizione da Exink, 12.06.2021 03:40:29

256. Chopin,

muy bien, michael!

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257. Yuli_Morat ,

Me encantó esa historia.
¡Sigue así!

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258. Portia-Manyike ,

Bantú, una sensación salvaje que brilla como el sol.
Hola, soy Tshidi, ¿Me recuerdan? ¡La mujer que rescató a Bantú y enfrentó a los traficantes de animales de Chapultepec! Bueno. Hoy vengo a contarles otra de mis Aventuras. Permítanme comenzar.
Todo comenzó unos días después del rescate de Bantú, Cuando ya volvimos todos a Sudáfrica. El día era un domingo de octubre, y como era de suponer, hacía bastante calor. Todos nosotros aún no podíamos dar crédito a lo que había pasado, no podíamos creer lo del rescate, ni que yo me había enamorado de él. Ya estábamos todos saliendo desde la casa de Jane para el aeropuerto, a tomar un vuelo de regreso a nuestra querida tierra. Yo y los Chico’s estábamos muy emocionados. Bueno, casi todos. Bantú en cambio estaba muy asustado, nunca jamás había volado antes, él en su interior pensaba que iba a pasar algo peligroso, o que tendría que someterse al dardo tranquilizante, que era su mayor temor. ¿Estás bien Tshidi? Me dijo Kala, quien estaba muy preocupada por nosotros dos. Sí, estoy bien, le digo mientras la miro y pongo una mano en el pecho palpitante de Bantú. No, no te veo bien, algo te preocupa, contestó Kala mirándome con los ojos bien abiertos como platillos. Bueno sí, estoy un poco preocupada, Bantú también debe bolar con nosotros, pero, es que yo, ¿Te preocupa lo de cedarlo verdad? Dice Brenda de pronto. Sí, es eso, le digo mientras dejo caer la cabeza sobre el hombro de un bantú que estaba agachado mirándome con ternura, pero a la vez muy espantado. ¡No te preocupes, algo se nos ocurrirá para intentar trasladarlo, tranquila! Me decía Brenda. Eso espero, le dije ya un poco más calmada. Ya falta poco para que llegue nuestro vuelo, dijo Siyabulela. En eso, bantú abrió los ojos muy grandes y miró que el avión se acercaba. ¡Rápido, tenemos que pensar en algo Pero ya! Grit Amos Brenda y yo. ¿Algo Como que? Le respondió Kala. Siyabulela como siempre, tan negativo miraba a Bantú con mucha seriedad mientras sacaba un rifle de dardos tranquilizantes de su cintura. ¿Siyabulela que haces? Le grité yo. ¡Lo correcto, Tshidi! Decía mientras recargaba el rifle. ¡No! ¡No lo hagas, por el bien de los dos! Gritó Lungelo que estaba sentado en UN escalón. Siyabulela, sin hacer más caso a Lungelo disparó, y la aguja entró muy profundo en la cintura de Bantú. ¡Qué diablos hiciste! Grité yo angustiada al ver como el gorila, por efecto del dardo que Siyabulela le había disparado, caía de espaldas al suelo.
¡Hice lo que se supone debía haber hecho ya antes de salir de aquí! Ya vámonos o perderemos el vuelo, decía Siyabulela enfadado. Antes de subir al avión todos juntos, yo me arrodillé ante Bantú, quien ya estaba dormido, y le susurré. Ya pronto va a pasar todo, tranquilízate, solo es cuestión de esperar. Al cabo de un rato, ya estábamos en el avión de regreso a Sudáfrica. Yo sentada al lado de Lungelo, atrás iban Brenda y Siyabulela, y después, James y Kala, quien me miraba intentando calmarme. En la bodega, en una caja de madera con orificios para respirar, iba Bantú, dormido profundamente por el efecto del dardo. Yo en cambio todo el tiempo que estuvimos volando pensaba que bantú iba en algún asiento del avión. En cuanto vi por una ventana que daba a la bodega la caja de madera, miré a Siyabulela con gran enfado. Él es un simio, no es humano, entiéndelo ya, Tshidi. ¡Él fue hecho para vivir así! Me contestó golpeándose el pecho con una mano. ¡Ya cállate, Siyabulela! Dejémosla calmarse, le decía Brenda. Gracias, Brendita, le dije yo mientras cerraba mis ojos y caía en un profundo sueño. Unas horas después, ya habíamos llegado al aeropuerto de Johannesburgo. James, Lungelo y Kala fueron los primeros en bajar del avión. Yo y Brenda bajamos después, abrazadas. A lo último, no sin antes cargar la pesada caja, bajó Siyabulela, serio y negativo como siempre. ¿Esto era lo que te importaba tanto, Tshidi? Decía un Siyabulela demasiado malhumorado. Dios santísimo, Espero que aún siga vivo, susurré a Brenda que estaba al lado mío. Vamos a aberiguar cuando lleguemos a casa, dijo. Todos nos dirigimos a mi casa caminando. En eso, cuando ya estábamos allá, me hecho sobre Siyabulela para impedir que haga otra cosa mala, sentía que ya era suficiente con todo lo que había hecho con el pobre Bantú. Después, James abrió el portón y yo le quité el cerrojo a la puerta principal, y entramos. Brenda, Kala y yo primero, Lungelo, siyabulela y James después. Luego James cargó por última vez la pesada caja de madera hasta el patio donde la destapamos. Dentro, Bantú se despertó y lo primero que vio fue a mí, angustiada. ¡Está vivo! Gritó Brenda levantando los Brazos. En efecto, tal y como era de esperarse, el gran gorila estaba vivo pero un poco confundido aún por efecto de los sedantes. Me alegra que estés bien, mi cielo, le dije tomando su mano. De inmediato él intentó levantarse con gran dificultad. James y yo lo ayudamos a salir de ahí, y él volvió a caer al suelo, esta vez sentado. ¿Ves lo que hiciste Siyabulela? Le grité yo mientras él se reía de forma muy malévola. No hay motivo alguno para reírse, señor mukiza, dijo James muy serio. ¡Es que no puedo evitarlo, ver al, noviecito, de Tshidi sentado en el suelo con el dardo en su cintura me da tanta risa! Decía Siyabulela riéndose a carcajadas. James volvió a mirarlo. Usted y yo tenemos que charlar, le dijo llevándoselo dentro de la casa. Aahh, por fin se fue, ¿Estás bien cariño? Le pregunté al gorila y él, más o menos como pudo, me miró a los ojos. Tranquila nena, se pondrá bien, quizá necesite respirar un poco, Dijo Brenda. Dicho esto, kala, Lungelo, ella y yo nos dirigimos hacia la sala de estar. Una película nos ayudará a distraernos, y te hará olvidar todo lo que sucedió, dijo Kala, quien siempre tenía ideas geniales. En eso, yo puse en la computadora mi película favorita, El rey león. Siyabulela y James en cambio, estaban en el sótano. ¿Como es posible que después de tanto tiempo de haber trabajado con nosotros nos traiciones de esa manera? ¿No se supone que eras proteccionista, que estabas en desacuerdo con el cautiverio, y que odiabas los dardos tranquilizantes y los zoológicos? Decía James enfadado. Yo era, proteccionista hasta que la estúpida de Tshidi, se enamoró de ese gorilita, ¡Se enamoroó de una, persona no humana, entiendes? Eso me hizo rebelarme, decía siyabulela golpeándose el pecho. Señor Mukiza, será mejor que aprendas a respetar, ¡Él podrá ser un gorila, pero piensa, razona, como nosotros, de forma distinta, no debes discriminarlo, me oyes? Al oír eso, Siyabulela se quedó meditando por un momento. Puede que no sea humano, pero es el novio de mi amiga, y por lo tanto él también es mi amigo, aunque sea diferente, ¿Aunque pese 250 kilos y sea peludo? Dijo James riéndose. Sí, eso, dijo Siyabulela sonriendo. Luego los dos subieron a la sala. Mientras tanto, yo y los demás seguíamos viendo el rey león, ya íbamos por la escena de la estampida, era una de las escenas que me ponía más triste. En eso, llegaron James y Siyabulela abrazados cantando Hakuna Matata en zulú y bailando. ¿Alguien de aquí está listo para oír algo emocionante? Decía James. Aver señor siyabulela, ¡Suéltalo ya! Dijo Brenda. En eso él se acerca a mí, me pone una mano en el hombro y me mira fijamente a los ojos. Preciosa, yo, lo siento mucho por haber actuado así de ese modo, es que yo, ¿Pensaste que mi Bantú era diferente a nosotros solo por ser un gorila? Sí, pero ahora, hablando con James me di cuenta de que es igual a nosotros, dijo. De inmediato lo abracé muy fuerte, y al abrazo se unió James. Al cabo de un momento más, todos estábamos viendo el rey león juntos y felices. Bantú, estaba intentando volver en sí, en el patio. Al escuchar el alboroto que hacíamos los demás dentro, ya más despierto se dirigió hacia la sala como pudo. ¡Bantú, te estábamos esperando! Gritamos todos. él, que ya por fin había vuelto a la normalidad rugió, se golpeó el pecho y me levantó en sus manos. ¡Es hora de hacer Este día más emocionante! ¿Quién quiere ir al teatro cívico? ¡Tengo una sorpresa para ustedes dos! Dijo Siyabulela mirando hacia donde bantú y yo estábamos abrazados. ¡Venga señor mukiza, vamos! ¡Todos iremos! Gritaba Brenda moviendo las caderas. Luego, todos, ya estábamos en el teatro cívico de Johannesburgo. En eso se hizo un gran silencio y después, Charlotte Hlahatse entró por detrás del escenario, y con una gran sonrisa dijo. Sani Bonani Nonke! ¡Y muy bienvenidos a la Lion King Gorilla’s performance! Al oír eso yo sonreí, y antes de que Charlotte terminara todo el público, incluido Bantú, aplaudió. Esta vez, tenemos una invitación. ¡Quiero que alguien del público, que quiera, venga al escenario a actuar con nosotros! Siyabulela y Bantú se miraron. Venga amigo, es tu oportunidad de brillar, le dijo. El gorila se levantó y fue hacia el escenario. ¡Te he elegido un papel especial, susurró Duma Ndlovu, quien estaba dirigiendo el musical! Nants' ingonyama bagiti baba, cantó Charlotte Hlahatse. Todo iba muy bien. Yo estaba sonriendo por lo que acababa de suceder momentos antes. ¡No veo la hora de que mi Bantú comience a actuar! Al cabo de mucho tiempo, Ya Timón, Pumba y Un sujeto misterioso estaban cantando Hakuna Matata. En eso yo me detube a ver y escuchar quien era el que bailaba y actuaba tan bien. ¡Vamos Bantú! ¡Puedes hacerlo! Pero no era él solo. Siyabulela cantaba, y Bantú, con la máscara de Simba adulto, bailaba las coreografías de la escena. ¿Es siyabulela el que canta ahí? ¿Dios santísimo, con bantú? ¡Actúan Junto’s o qué? Comentábamos Kala, Brenda, James, y yo. Luego de dos estupendas horas de diversión y emociones, todos salimos del teatro salvo Bantú y Siyabulela, quienes tardaban mucho. Que les pasará que tardan, ¡Sorpresa! Gritó Siyabulela quien iba en los hombros de Bantú. ¡Tengo un regalo para ti, Tshidi, Dijo. Y de su mochila sacó un cd. ¿Y esto? Ya lo verás, me dijo sonriendo. Todos ya muy contentos y cansados nos dirigimos a la casa. Yo estaba muy ansiosa por escuchar el cd. ¡Vamos a ver qué diablos es esto, dije mientras lo sacaba de su caja y lo insertaba en la compactera de la computadora! Nants' ingonyama bagiti baba, se escuchó. ¡El cd del musical! No, nena te equibocas, el DVD del musical. Fue grabada la función de hoy. Todos mirábamos y escuchábamos las canciones las cuales, grabadas en vivo en los mismos momentos que nosotros habíamos vivido, se escuchaban muy bien. Hakuna Matata, una forma de ser, se escuchó. ¡Viene la escena de nuestro rey! Shhh, dije yo. Todo el elenco grabado cantaba. Siyabulela grabado, al cabo de un rato cantaba también y en la pantalla, Bantú con la misma máscara de Simba de hace rato, estaba actuando radiante. Así seguimos viendo el DVD. Cada escena en la que salía Bantú era muy buena. Noche Sin fin, esta noche es para amar, él vive en ti, y el final del musical. Cuando el DVD terminó todos, al igual que en el teatro cívico, aplaudimos, yo lloraba de la emoción. ¡Es una gran Estrella! Dije yo. ¡Ese es mi amigo salvajoso! Dijo Siyabulela levantando los brazos. Al cabo de unos días ya se leía en los periódicos el brillante triunfo de Bantú. En eso tocaron la puerta. ¡Duma Ndlovu! Grité yo. ¿Que se te ofrece? No, no pasa nada, solo vengo a hacer un anuncio emocionante, dijo Duma mientras yo la hacía pasar a la casa. Linda, Tu novio, Shhh, que lo escuchen todos, le susurré. Chico’s, tenemos un anuncio para hacer. En eso Duma continuó. Bueno. Su gorila, fue seleccionado para interpretar a Simba adulto en la gira de la gorilla’s performance del rey león que recorrerá todo el mundo. ¡Bien! ¡Muy bien! Grit Amos Brenda y yo. ¡Te lo mereces, grandísimo rey! Le dijo Siyabulela abrazándolo por la espalda. ¡Así se hace! Gritaron los demás.
Y así es como mi Bantú pasó de ser un gorila común y corriente a ser la estrella del musical más grandioso del mundo. De vez en cuándo por la tele pasan el musical, y con los chicos lo vemos, cada vez que aparece Bantú lo aplaudimos y lo felicitamos. Y en cuanto a Siyabulela, Él y Bantú son mejores amigos ahora, y actúan juntos cuando Bantú vuelve.
Fin.

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259. Yuli_Morat ,

ME ENCANGÓ :3

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260. james_holden,

hola. los cuentos de bantú están jeniales, ¡sigue así!

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261. gianella.delgado,

Hola, me complazco en presentarles mi primer libro terminado. A través de este mensaje, conocerán la sinopsis del mismo. El nombre de la obra es: entre nubes de tormenta. Espero que lo disfruten.
su vida estaba plagada de eventos desafortunados e historias poco gratas de contar. Pero entonces, un suceso que en un principio fue considerado desafortunado, terminó convirtiéndose en algo con la fuerza suficiente como para trastocar todo su mundo.
¿acaso era que el sol había llegado a su vida por fin?
pero no. en la vida nada es tan sencillo, menos si literalmente sicarios van detrás de tu cabeza y para alcanzar la felicidad, necesitas abandonar todo lo que siempre conociste.
Si desean leer pueden ingresar al siguiente link:
https://www.dropbox.com/s/20lfhw65qbueda7/entre%20nubes%20de%20tormenta.docx?dl=1
Posteriormente, el libro estará publicado en Amazon, Watpad, y otros sitios web. Solamente estoy esperando poder hacer la portada para publicarlo en las otras páginas.

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262. gaisgeach_marbhtach,

oye, ¿un libro? una cosa son novelas cortas como las que se comparten por acá, pero un libro? por el simple hecho de serlo, lo voy a leer.
Felicidades por eso, de verdad

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263. gianella.delgado,

gracias, espero que les guste. si tuvieron problemas con el anterior link, vuelvo a mandar. https://www.dropbox.com/s/4yvedmstfqgq5vu/entre%20nubes%20de%20tormenta.docx?dl=1

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264. alaska ,

me gustó la historia de Bantú. Que continúe! Sería bueno leer más aventuras! Saludos.

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Ultima edizione da alaska , 27.06.2021 05:00:19

265. rmcpantoja,

Decepcionado en mi cumpleaños (trailer).
2ª temporada.
Por mateo Cedillo.
Día jueves, 23 de Julio de 2020.
Este cumpleaños, sinceramente, fue un mar de emociones. Felicidad, alegría, alivio, pero a la vez tristeza.
Como muchos sabrán, hace meses dio inicio una enfermedad que, todavía estamos tratando de lidiar. Muchos de nuestros seres queridos nos tuvimos que aislar, quedarnos en nuestras respectivas casas y no salir por ningún motivo a menos que fuese necesario. Desde marzo comenzó todo. Yo, por mi parte, trataba de no preocuparme, de lidiar con la situación, han pasado muchas cosas en mi vida en este año, pero he tratado de salir adelante gracias al apoyo de mis seres queridos.
El 23 de julio del año pasado, recordándolo bien, fue una locura. Parecía que fuese un sueño, pero no; sin embargo, yo y mi familia después de ese tiempo tratábamos de reconciliarnos, de llevar las cosas a la normalidad y lo fue. He pasado por un momento difícil, podría decirse depresión, por lo que pasé ese día, pero todo volvió a su lugar y es algo que admiro el esfuerzo de todos mis seres queridos, pero no puedo olvidar de aquel día de tortura y lástima. Hoy, 23 de Julio de 2020, fue un día, de todo un poco, que ahora mismo, daré a comenzar el cuento de todo lo vivido en este cumpleaños:
Desperté justamente a las 08:00 AM, con una emoción de felicidad en mi rostro, sin recordar que era mi cumpleaños después de despertarme del todo por unos segundos, Dado que el día anterior en la noche no pude dormir al comienzo, al saber cómo será ese día. Tenía ansias, felicidad, mi mente daba vueltas en todo eso hasta que logré descansar por unos minutos, escuchando una de las carpetas de los covers que mi querida novia me había dedicado hasta quedar dormido, detener el reproductor, apagarlo y colocarlo en su lugar para dormir definitivamente, tranquilo y relajado.
Tras recordar que fue mi cumpleaños por muy poco tiempo, decidí ir hacia la casa de mi abuela para desayunar. Tenía muchas ganas de cocinar, hacer algo por mi propia cuenta, al menos unas tostaditas, bolón de verde, tigrillo, huevo cocinado como desayuno, es decir, mis comidas favoritas que, han salido a la perfección las veces que elaboré cada una de estas comidas, pero para hoy decidí mejor ir a desayunar en la casa de mi abuela. Mi mamá no fue a trabajar y no lo hizo, porque tristemente, se llevó una parte de mí, y está pasando por una situación un tanto complicada en estos momentos y en parte al recordar a mi mamá encerrada en su habitación me dio tristeza al saber e imaginarme cómo se sentiría, algo deprimente, la verdad. Al menos me podría decir "Feliz cumpleaños"... Pensé.
Una vez en la casa de mi abuela, no había nadie en la sala ni en la cocina, solo un silencio que no era tan normal, pero se notaba mucho, fue como si no hubiese nadie ahí. Fui a ver qué había para desayunar y estaba la olla de café caliente con su cucharón. EL cucharón por suerte estaba ya que me ayudaba mucho a servírmelo en la taza cuando estoy solo, quizá cuando están ellos me ayudan ya que tienen miedo a sufrir quemaduras o algo así, pero no, yo he sido bastante cuidadoso siempre y soy capaz de detectar incluso las partes en las que la cocina está a altos grados de calor y trato de alejarme de esa zona cuando quiero servir algo. Pero ya que estaba solo, aproveché para servir el café, saqué mi taza, acerqué frente a la olla sosteniéndola con mi mano, y la fi colocando poco a poco con el cucharón dentro de la taza hasta que quedara llena. No había pan o algo para comer, pero, tras revisar la olla, había uno de los ingredientes más importantes para hacer las tostadas. Era un pan, pero no los que conocemos actualmente, si no más delgado y dividido en la mitad por 2 partes y con un sabor diferente.

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Ultima edizione da rmcpantoja, 27.06.2021 05:15:16

266. Ezra_Solerian,

Chicos, buenas noches,
antes que cualquier cosa, les adelanto que el presente relato es algo... fuerte. Está resumido y no cuenta nada más bien a comparación de lo que era y lo que es en las terapias.
Es bastante golpeador, y de verdad ofrezco una disculpa a quien sea si se ofende, lastima, o se incomoda. Si es así, o me lo piden, retiro el relato. Mi idea no es hacer sentir mal a nadie.
Solo espero retratar algo que está mal. Que jamás se debería permitir. Que es, realmente, un pecado.
Soy artísticamente suyo y los leo.
Ya saben, ante cualquier problema o duda, estoy aquí. si he de quitarlo por romper reglas o herir sentimientos, estoy anuente.
Llamas que dejan cicatrices.

Me quedo pensando un rato más entre sus brazos. Su respiración pesada sobre mi cara, su cuerpo relajado, su cabeza rizada en mi almohada y la paz que noto en sus párpados cerrados me hacen saber que está bien conmigo, que de alguna manera puede olvidar todo el infierno junto a mí, y yo junto a él.
Transportarme a aquellos días es propinarme una bofetada y una patada en el estómago, una puñalada tan honda que me quedo sin aire y jamás puedo recuperarlo. Cada parte de mí se tensa, cada centímetro en mi cuerpo grita peligro y mi mente se convierte en un caos. Uno de dolor, sufrimiento, gritos, pánico, desesperanza.
Se convierte en mi pasado, en mi sombra.
Se convierte en el lugar del que alguna vez creí no salir si no era dentro de un ataúd.
Dios mío, ¿cómo es posible que el averno no arda en llamas solamente?
—Te amo —susurro. El sol traza un perfecto puente entre su nariz y su barbilla, su cuello, y parte de su pecho. La decisión de haber escogido para nosotros la habitación principal —a donde va a dar la ventana del jardín— parece cada vez mejor—. Nunca lo olvides, jamás olvides que te amo. Que me sacaste del infierno. Que te debo mi vida —en este punto, mi voz es un hilo, haciéndoseme añicos mientras hablo y trato de sacar las palabras de mi garganta—. Te lo debo todo —Reparto una serie de besos por su mandíbula y él se revuelve, pero no se despierta.
Y es que es la verdad. De no ser gracias a él, no sé si estuviera aquí. No sé si pudiera contar la misma historia que hoy y me provoca ansias solo pensar en la posibilidad de haber acabado muerto en el internado.
Me estremezco e inhalo profundo. Dejo que el sol me envuelva, que las sábanas me traigan al presente, que la firmeza y presencia de su cuerpo junto al mío reafirme que todo es un cuento del pasado. Que es una leyenda urbana que debo pretender jamás haber vivido.
Pero… pero no puedo.
Toco su pecho y me aferro a él. Los recuerdos vuelven. En días como hoy, la ansiedad es incontrolable. No hay nada que la frene. En días como hoy, estoy seguro de que jamás, maldita sea, superaré esto. De que me ahogará, me oprimirá, me hará pedazos de nuevo.
Giro la cabeza hacia mi cuerpo desnudo bajo el edredón. Ha estado imparable toda la noche y verme de este modo me lo recuerda. El pequeño soplo de tranquilidad se esfuma cuando hallo la primera cicatriz, en mi muñeca derecha. La otra, en la izquierda… ambas por los grilletes. Mi pecho, mi estómago, mi pelvis, mis piernas.
Cicatrices.
Cicatrices.
Cicatrices.
Cicatrices.
Cicatrices.
Todo yo soy una cicatriz.
Jadeo en busca de aire, no lo consigo. Él sigue dormido, para nada consciente de lo que a dos centímetros de él, padezco.
“—vamos, marica —me escupe uno de los guardias, si es que se le llama de ese modo a estas bestias—. Trágalo todo, como una buena mujer. Eres una damita, ¿no? —sigue—. Eres una mujercita, ¿¿verdad?
No quiero pensar que hay en el vaso. El aire huele rancio, a hombres sin bañar y a sangre. No quiero pensar.
No quiero pensar.
No quiero pensar.
Me obligo a no hacerlo y apurarme cuando la primera cachetada me estremece el rostro, girándomelo hacia la derecha y mi cara, débil y sin fuerzas, se estrella contra el tuvo de metal al que me tienen amarrado.
—Si estás aquí, es que estás enfermo, príncipe —ríe otro de ellos—. Eres una nena. Eres una mujer —El hombre sube de tono a medida que me habla—. ¡Eres una mujer! ¡No un hombre! ¡A los tíos no les van los tíos! ¿entendido?
El aire se ralentiza, mi cuerpo se tensa, los jadeos cortan el ambiente. Una mano me toma la cabeza y vierte el contenido en mi boca justo antes de que un… ¡Ah!
Un impacto entre las piernas acabe conmigo.
Con mi paciencia y silencio.
Grito y se ríen.
Grito, y aúllan.
Algo tibio me baña las piernas, pero no sé que es.
Huele a miedo, que siento yo; a sangre, que sale de mi cuerpo: a… no quiero saber qué, que ha venido de cualquiera de estos enfermos.
No quiero saber qué, no quiero, no quiero, no quiero.
Mis ojos se cierran y ya no siento lo que antes. Las esposas mordiendo mi piel, mis pies doblados y la cara hinchada. Tengo una sensación calentita en mis extremidades, como cuando la sangre se acumula en un lugar. Y sea lo que sea, ya no hay dolor.
—Y esto que tienes aquí —La misma voz de antes habla—. No es de hombres. No te sirve —se carcajea.

  • * *
  • Todos me miran. Todos se ríen de mí. Todos me señalan. Todos me dan la espalda.
    —¡Tú egreso, maricón! ¡Para que te cures! ¡Para que te cures! —gritan a coro. Gritan y me escupen, gritan y alguien desata la corriente en mi cuerpo.
    —ah! ¡Aghrg! —exclamo, pero es todo antes de que mis dientes se cierren. La electricidad me patea la boca, el cuerpo. Miles de agujas se me clavan, mi lengua se aplasta.
    Me estoy curando, me estoy curando, me estoy curando.
    —¡Hasta nunca, mariposita —alguien dice—. No te puedes quejar de que no tuviste un final electrizante. Si te salvas, es que estás curadito.
    Arde…
    Arde…
    Arde…
    Todo arde.
    Y todo se apaga a mi alrededor.
    Me han quemado. La electricidad ha sido la metáfora que me condenó.
    Y no creo poder despertar jamás.
  • * *
  • Cuando entiendo lo que ocurre, a penas soy consciente de mí.
    —Amor, amor, mi amor, reacciona —su voz llega a mí entre las lágrimas, el dolor, el pánico, la mano que me ahoga, la mano que me quema—. Aquí estoy, aquí estoy. Vamos, respira conmigo.
    Fuego, fuego, hay demasiado fuego.
    Mis muñecas, las esposas.
    Mis piernas, los latigazos,
    Mi espalda, los golpes con los tubos.
    Mi intimidad, sus asquerosas manos.
    Yo ardo, soy un desastre. Un maricón. Tengo tanto pánico que a penas soy capaz de entender que no sigo en la silla. Que no sigo en sus garras, sino en las manos de el ángel que, paciente y envuelto en dolor, me mira sucumbir ante mis malditos, asquerosos, horrorosos recuerdos.
    Como el primer día, cuando me desperté en el hospital después del incendio ocurrido por los circuitos gracias a las múltiples electrocuciones a varios de los presos, sus ojos me miran. Sus bellos ojos oscuros aguardan por mí y tiene sus manos en mi pecho, tomando aire por la nariz, expulsándolo por la boca. Su aliento da a mi cara y me mantiene en tierra mientras mi cabeza es un hervidero. Ahora, estoy a la orilla de la cama, con las piernas tensas en un nudo de nervios, la garganta cerrada y él a mi lado. Como siempre, como todos los días. Como en todas mis tinieblas.
    —Eso, vamos, respira.
    Lloro. Sollozo. Jadeo. Me quiebro. Tengo miedo.
    —eso, así, mi amor, así —susurra, su boca cada vez más cerca de la mía.
    Cuento hasta diez, vuelvo y repito el proceso. Lo que puedo controlar está en mí y mientras le analizo, sé que él jamás se irá. Que estará conmigo desde que me ayudó a levantarme con las piernas adormecidas y la voluntad fusilada.
    Soy sobreviviente a las terapias de conversión. Mamá creyó que era lo mejor, que era un internado en donde nos pondrían en regla, psicólogos y militarismos. Ella quería a un hombre, no a una aberración. Y al yo ser una, ambos —papá y mamá— lo acordaron. Yo estaría un año ahí, volvería hecho un macho.
    Claro está que su macho no era lo que esperaban ver cuando se encontraron a la piltrafa llena de moratones, cortes, cicatrices y traumas.
    El doctor Recéndez llevó mi caso, me refirió a terapias, nutricionistas, psicólogos. No se despegó de mí hasta que firmé el acta, y es quien ahora me besa y me abraza mientras me desmorono en lágrimas entre sus brazos.
    La alianza de matrimonio brilla En mi dedo anular cuando la miro, reposando justo donde debe cuando envuelvo a mi marido en un abrazo que pretendo deshacer jamás.
    —Te amo, amor —murmura—. Feliz aniversario, feliz cumpleaños y, sobre todo, feliz día del orgullo, mi vida. Feliz día, feliz día para ti —prosigue y me rompo en sus manos mientras con lentitud, me besa y me recuerda que estoy vivo. Que estoy aquí.
    Que nada pudo cambiarme, ni el fuego, los golpes y las descargas eléctricas.
    Sigo siendo yo y lo siento mientras mi cabeza viaja al presente y entiende que eso nunca lo olvidaré. Que en la vida borraré de mí todos los maltratos, las humillaciones, el miedo, la alerta, pero aprenderé a vivir con ello, sé que aprenderé.
    Sé que podré.
    No había nada que convertir y mientras mi marido me empuja con suavidad a la cama, me envuelve en su cuerpo y me lleva hacia el edén de nuevo, comprendo que el infierno está donde las llamas crepitan.
    Y ya no hay fuego.
    No por ahora.
    No para mí.
    —feliz día, mi amor —susurro y me dejo llevar a su lado.

Feliz día del orgullo, de la homofobia, transfobia, bifobia y demás. que nada nunca les haga cuestionarse y cambiar.

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Ultima edizione da Ezra_Solerian, 27.06.2021 06:34:26

267. gaisgeach_marbhtach,

simplemente magnífico. No tengo nada más que decir

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268. Arcadian,

simplemente genial. es muy bueno hamigo!

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269. dhegwork-adakly,

me encantó, y no creo que deberías quitarlo por nada. es una historia realmente buena, y tu forma de expresar lo que piensan y sienten los personajes es de admirar. Sigue así que te leemos.

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270. Chopin,

felicidades, ¡pablo! un relato que me trastocó el alma. llegas a tus lectores como una brisa, como un soplo de realidad. no cambies eso por nada del mundo.

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